Yo sé que ello no es en manera alguna
peculiar
y que antes bien hay otras cosas en el
mundo
más apropiadas para decíroslas cantando.
Sin embargo hoy he bebido vino por
primera vez
y me he quedado desnudo en mis
habitaciones para sorber la tarde
hecha minúsculos pedazos
por el reloj.
Pensar a solas duele. No hay nadie a
quien golpear. No hay nadie
a quien dejar piadosamente perdonado.
Está uno y su cara. Uno y su cara
de santón farsante.
Surge la cicatriz que nadie ha visto
nunca,
el gesto que escondemos todo el día;
el perfil insepulto que nos hará llorar
y hundirnos
el día en que lo sepan todo, las buenas
gentes,
y nos retiren el amor y el saludo
hasta los pájaros.
Tengo quince años de cansarme
y lloro por las noches para fingir que
vivo.
En ocasiones, cansado de las lágrimas,
hasta sueño que vivo.
Puede ser que vosotros no entendáis lo
que son estas cosas.
Os habla, más que yo, mi primer vino
mientras la piel que sufro
bebe sombra…