DOCUMENTO FINAL
INTRODUCCIÓN
1. Los Jefes de Estado o de Gobierno del Movimiento de Países No Alineados
se reunieron los días 15 y 16 de septiembre de 2006 en La Habana, Cuba,
bajo la presidencia del Excmo. Dr. Fidel Castro Ruz, Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, con el objetivo
de examinar los asuntos mundiales existentes, nuevos e incipientes de
preocupación colectiva y que sean de interés para el Movimiento, con
vistas a generar las respuestas e iniciativas necesarias a ese respecto.
En este sentido, reafirmaron y pusieron de relieve la fe permanente del
Movimiento en sus principios fundacionales , ideales y propósitos y su
firme adhesión a estos, en particular para establecer un mundo pacífico y
próspero, así como un orden mundial justo y equitativo.
2. Los Jefes de Estado o de Gobierno afirmaron la continua pertinencia y
validez de todas las posiciones de principio y decisiones del Movimiento
enunciadas en los documentos sustantivos finales de la XIII Conferencia de
Jefes de Estado o de Gobierno del MNOAL celebrada en Kuala Lumpur los días
24 y 25 de febrero de 2003, las doce Conferencias Cumbre precedentes del
Movimiento, así como todas sus Conferencias o Reuniones Ministeriales
anteriores.
CAPÍTULO I: ASUNTOS MUNDIALES
Examen de la situación internacional
3. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron que el actual escenario
mundial presenta grandes retos para los Países No Alineados en las esferas
de la paz y la seguridad, el desarrollo económico y el progreso social,
los derechos humanos y el estado de derecho. Afirmaron que han surgido
muchas nuevas esferas de preocupación y retos que justifican la renovación
del compromiso de la comunidad internacional de ratificar y defender los
propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y los
principios del derecho internacional. Al evaluar los acontecimientos
acaecidos en el plano internacional desde la XIII Conferencia de Jefes de
Estado o de Gobierno del Movimiento, observaron que impedimentos
fundamentales siguen obstaculizando el deseo colectivo del Movimiento de
establecer un mundo pacífico y próspero, así como un orden mundial justo y
equitativo. Entre otros, estos impedimentos son la continua falta de
recursos y el subdesarrollo de la mayor parte del mundo en desarrollo, por
un lado, y por otro, la permanente falta de cooperación y las medidas
coercitivas y unilaterales que imponen algunos países desarrollados. Los
países ricos y poderosos siguen ejerciendo una excesiva influencia en la
determinación de la naturaleza y dirección de las relaciones
internacionales, incluidas las relaciones económicas y comerciales, así
como las normas que rigen dichas relaciones, muchas de las cuales se
establecen a expensas de los países en desarrollo.
4. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que el Movimiento seguirá
guiándose en sus esfuerzos por sus Principios Fundacionales y decisiones,
la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. A ese fin, el
Movimiento continuará defendiendo los principios de la soberanía y la
igualdad soberana de los Estados, la integridad territorial y la no
intervención en los asuntos internos de otro Estado; tomará medidas
eficaces para suprimir los actos de agresión u otras violaciones de la paz
y estimulará el arreglo pacífico de controversias internacionales, de
manera tal que no peligren la paz y la seguridad internacionales y la
justicia; se abstendrá, en las relaciones internacionales, del uso o la
amenaza del uso de la fuerza contra la integridad territorial o la
independencia política de cualquier Estado o de cualesquiera otros medios
incompatibles con los propósitos y principios de las Naciones Unidas;
establecerá relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la
igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos en su
lucha contra la ocupación extranjera; logrará la cooperación internacional
para solucionar los problemas internacionales de carácter económico,
social, cultural o humanitario; y promoverá y estimulará el respeto de los
derechos humanos y las libertades fundamentales de todos sin distinción de
raza, sexo, idioma o religión.
5. Los Jefes de Estado o de Gobierno observaron que las amenazas y
desafíos existentes, nuevos e incipientes continúan obstaculizando los
esfuerzos de los Estados por alcanzar un mayor desarrollo económico y
progreso social, paz y seguridad, y el disfrute de los derechos humanos y
del estado de derecho. La paz y la seguridad mundiales continúan eludiendo
a la humanidad como consecuencia, entre otras cosas, del incremento de la
tendencia de ciertos Estados a recurrir al unilateralismo y a las medidas
impuestas de manera unilateral, del incumplimiento de los compromisos y
obligaciones asumidos en virtud de los instrumentos internacionales
pertinentes jurídicamente vinculantes, en especial los que están
relacionados con las armas de destrucción en masa y los tratados de armas
convencionales, el terrorismo, los conflictos, las violaciones de los
derechos humanos y el derecho internacional humanitario, la aplicación de
dobles raseros en las relaciones internacionales y el incumplimiento por
parte de los países desarrollados de sus compromisos en las esferas
económica y social. Pusieron de relieve la necesidad de que la comunidad
internacional corrija colectivamente esas situaciones, de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional.
6. La globalización presenta oportunidades, retos y riesgos para el futuro
y la viabilidad de los países en desarrollo. El proceso de globalización y
liberalización del comercio ha producido beneficios desiguales entre los
Estados y dentro de estos, y la economía mundial se ha caracterizado por
un crecimiento lento y asimétrico e inestabilidad. En su forma actual, la
globalización perpetúa o incluso aumenta la marginación de los países en
desarrollo. Por consiguiente, la globalización tiene que transformarse en
una fuerza positiva de cambio para todos los pueblos, que beneficie al
mayor número de países y haga prosperar y potencie a los países en
desarrollo, y no contribuya a su continuo empobrecimiento y dependencia
del mundo desarrollado. Además, se tienen que realizar mayores esfuerzos
encaminados a generar una estrategia mundial que asigne prioridad a la
dimensión del desarrollo en los procesos mundiales a fin de que los países
en desarrollo puedan beneficiarse de las oportunidades que ofrecen la
globalización y la liberalización del comercio, mediante, entre otros, la
creación de un entorno económico externo propicio al desarrollo, que exija
mayor coherencia entre los sistemas comercial, monetario y financiero
internacionales, los cuales deben ser abiertos, equitativos y
reglamentados, previsibles y no discriminatorios.
7. La revolución en las tecnologías de la información y las comunicaciones
sigue cambiando el mundo a una velocidad vertiginosa y de manera
fundamental, y ha creado una gran y creciente brecha digital entre los
países desarrollados y los países en desarrollo, la cual tiene que
cerrarse para que estos últimos se beneficien del proceso de globalización.
Es preciso facilitar más el acceso de los países en desarrollo a esas
nuevas innovaciones tecnológicas en sus esfuerzos por modernizar y
reactivar sus economías para alcanzar los objetivos del desarrollo y
aumentar el bienestar de sus poblaciones. En este contexto, para lograr
esos objetivos es preciso lograr un entorno internacional propicio y que
los Estados cumplan sus compromisos y promesas, en particular el mundo
desarrollado.
8. El futuro podría presentar tantos retos y oportunidades como el pasado,
y el Movimiento debe conservar su fortaleza, cohesión y resistencia para
poder enfrentarlos. La continua pertinencia y validez del Movimiento
dependerá, en gran medida, de la unidad y solidaridad de cada uno de sus
Países Miembros, así como de la capacidad de estos para adaptarse a esos
cambios. Al respecto, es preciso dar mayor impulso al proceso de
revitalización del Movimiento, que se inició en Conferencias Cumbre
precedentes.
9. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron la decisión de la Cumbre
de la Organización de la Unidad Africana (OUA), celebrada en Argel en
julio de 1999, en la cual se pedía el restablecimiento de la legalidad
constitucional en los Estados cuyos gobiernos habían accedido al poder por
medios inconstitucionales y, en este contexto, estimularon a los Países No
Alineados a continuar defendiendo los ideales democráticos compatibles con
los Principios Fundacionales del Movimiento.
El Movimiento de Países No Alineados: función y métodos de
trabajo
10. Reconociendo las aspiraciones de sus pueblos, los Jefes de Estado o de
Gobierno reafirmaron el irrevocable compromiso y determinación, tanto
político como moral, y el pleno respeto del Movimiento en cuanto a sus
Principios Fundacionales y la Carta de las Naciones Unidas, así como a la
preservación y promoción de estos, con vistas a consolidar y fortalecer
aún más la función y posición del Movimiento como plataforma política
principal, que representa al mundo en desarrollo en los foros
multilaterales, en particular, las Naciones Unidas. En este contexto,
recalcaron que el logro de los principios, ideales y propósitos del
Movimiento depende de la unidad, la solidaridad y la cohesión entre sus
miembros, firmemente arraigadas en el respeto mutuo, el respeto a la
diversidad y la tolerancia.
11. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron que, en el transcurso de
los años, el Movimiento ha venido desempeñando una función activa y
central en cuestiones de interés y vital importancia para sus miembros,
tales como la descolonización, el apartheid, la situación en el Oriente
Medio -incluida la cuestión de Palestina- el mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales y el desarme. Después de casi medio siglo de
existencia y haber enfrentado muchos retos y vicisitudes, es oportuno y
conveniente continuar examinando exhaustivamente el papel, la estructura,
la metodología y los métodos de trabajo del Movimiento con el propósito de
mantener el proceso de fortalecimiento y revitalización del Movimiento. En
el contexto de los persistentes y nuevos retos y amenazas, es
imprescindible que el Movimiento promueva el multilateralismo, en especial
mediante el fortalecimiento del papel central de las Naciones Unidas, la
defensa de los intereses de los países en desarrollo y la prevención de la
marginación de éstos.
12. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su satisfacción por el
desempeño y los logros alcanzados por el Movimiento durante los pasados
cuarenta y cinco años en la preservación y promoción de sus ideales,
principios y propósitos, así como por la atención que ha prestado a las
preocupaciones e intereses colectivos de sus miembros. Recordaron las
circunstancias históricas que condujeron a la fundación del Movimiento,
cuyos primeros decenios de existencia, caracterizados por la confrontación
entre los bloques oriental y occidental, estuvieron dedicados
fundamentalmente a la liberación de los países del Sur del yugo de la
colonización, la dominación foránea o la ocupación extranjera, la
generación de desarrollo económico y progreso social y la eliminación del
racismo y la discriminación racial. En reconocimiento de la sabiduría y
visión de futuro de los Padres Fundadores , los dirigentes de los Países
Fundadores y otros líderes anteriores del Movimiento, reafirmaron el
compromiso del Movimiento con la salvaguardia, la defensa y la ulterior
consolidación de sus principios, ideales y propósitos.
13. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito las
actividades por el cuadragésimo quinto aniversario de la fundación del
Movimiento, el 1º de septiembre de 2006 (Día del Movimiento de los Países
No Alineados) , lo cual fue un suceso histórico de gran significación para
el Movimiento y puso de manifiesto su continua pertinencia y validez.
14. Al comprometer al Movimiento una vez más con sus principios, ideales y
propósitos, y de conformidad con las posiciones de principio antes
mencionadas, las cuales el Movimiento debe defender, preservar y promover
desplegando mayores esfuerzos, así como con los mecanismos y acuerdos
vigentes del Movimiento, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron tomar,
entre otras, las siguientes medidas:
14.1. Emprender nuevos esfuerzos encaminados a lograr las metas y aplicar
las medidas concretas esbozadas en la Declaración de Kuala Lumpur sobre la
continuidad de la revitalización del Movimiento de Países No Alineados , y
definir acciones concretas ulteriores, como la aprobación de un Plan de
Acción, que llevará a cabo el Movimiento con vistas a lograr sus
propósitos y objetivos en todas las esferas. El Plan de Acción del
Movimiento será examinado cuando sea menester durante las Reuniones
Ministeriales a fin de evaluar su aplicación y actualizarlo según
corresponda;
14.2. Difundir los documentos resultantes de la XIV Cumbre del MNOAL como
documentos oficiales del sistema de las Naciones Unidas, según proceda;
14.3. Fortalecer y manifestar la unidad y solidaridad entre los miembros
del Movimiento, en particular con los Países No Alineados que están siendo
objeto de amenazas externas de uso de la fuerza, actos de agresión o
medidas coercitivas unilaterales, cuyos pueblos están viviendo bajo
dominación colonial o foránea u ocupación extranjera, en la pobreza
extrema o están padeciendo enfermedades, y son víctimas de desastres
naturales, teniendo presente que el Movimiento no puede permitirse el lujo
de reflejar falta de unidad y solidaridad en esas circunstancias;
14.4. Llevar adelante el proceso de revisión, análisis y fortalecimiento
de las posiciones del Movimiento en relación con los problemas
internacionales, con vistas a seguir garantizando la adhesión a sus
Principios Fundacionales y la promoción de estos y consolidar aún más los
denominadores comunes entre sus miembros;
14.5. Examinar y redefinir la función del Movimiento en el contexto de las
realidades actuales y mejorar su estructura y métodos de trabajo, entre
otras cosas, mediante el fortalecimiento de los mecanismos y acuerdos
vigentes y la creación de otros nuevos, según proceda, y la utilización de
éstos al máximo, la celebración de reuniones periódicas sobre esos
mecanismos y acuerdos, la generación de una documentación concreta y
concisa, el fortalecimiento del papel que desempeña el Presidente como
portavoz del Movimiento, mediante el establecimiento de un mecanismo
apropiado que sea parte del necesario sistema de respaldo para ayudar al
Presidente, con el propósito de engendrar un Movimiento más coordinado,
eficaz y eficiente, capaz de responder de manera oportuna a los
acontecimientos internacionales que afecten al Movimiento y a los países
miembros.
14.6. Coordinar la labor de los mecanismos vigentes del Movimiento en
Nueva York, Ginebra, Nairobi, Viena, París y La Haya con la de los órganos
y organismos pertinentes de las Naciones Unidas, tras definir sus
respectivas esferas prioritarias de interés y competencia, teniendo
presente la posición del Buró de Coordinación en Nueva York como centro
para la coordinación del Movimiento.
14.7. Aumentar y reforzar la aptitud y capacidad del Movimiento con
relación a las iniciativas, la representación y la negociación, así como
su fortaleza e influencia ética, política y moral;
14.8. Fortalecer la coordinación y la cooperación, así como la formulación
de estrategias comunes en cuestiones relacionadas con el desarrollo
económico y el progreso social, con el Grupo de los 77 y China (G-77) por
conducto del Comité Conjunto de Coordinación del G-77 y el MNOAL (CCC) a
fin de abordar las preocupaciones y promover los intereses colectivos de
los países en desarrollo en los foros internacionales pertinentes, en
particular en el contexto de la reforma de las Naciones Unidas, y ampliar
y afianzar la cooperación Sur-Sur. Dicha coordinación debe regirse por el
Mandato aprobado entre ambos foros en 1994;
14.9. Acelerar el proceso interno de adopción de decisiones, de
conformidad con las disposiciones pertinentes del Documento de Cartagena
sobre Metodología del Movimiento , mediante la acción decidida y oportuna,
a fin de contribuir de manera más eficaz al proceso multilateral, con el
propósito de promover el papel del Movimiento y afianzar su estatura como
fuerza dirigente mundial;
14.10. Ser más proactivos al enfrentar los sucesos internacionales que
podrían repercutir de manera adversa en el Movimiento y en sus Estados
Miembros;
14.11. Estimular la interacción de los Ministros encargados de carteras de
importancia para el Movimiento, como las de cultura, educación, salud,
recursos humanos, información y comunicaciones, ciencia y tecnología,
progreso social, mujeres y niños, con el propósito de mejorar la eficacia
del Movimiento e incrementar la cooperación entre sus Países Miembros en
esas esferas;
14.12. Ampliar y profundizar su interacción y cooperación con los
parlamentarios, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales,
y el sector privado de Países No Alineados sobre la base del
reconocimiento de que estos pueden desempeñar un papel constructivo en el
cumplimiento de los principios, ideales y propósitos del Movimiento; y
14.13. Apoyar, como una manifestación de solidaridad más del Movimiento,
las candidaturas de Países No Alineados, siempre que sea posible, al
Consejo de Seguridad y al Consejo Económico y Social (ECOSOC), y a todos
los órganos subsidiarios de la Asamblea General y del mencionado Consejo,
teniendo en cuenta la subsiguiente obligación de esos países, cuyas
candidaturas tengan éxito debido a ese apoyo, de defender, preservar y
promover las preocupaciones e intereses del Movimiento en esos órganos y
organismos, sin perjuicio de sus derechos soberanos.
Derecho Internacional
15. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la continua
pertinencia y validez de las posiciones de principio del Movimiento
relacionadas con el derecho internacional de la manera siguiente:
15.1. Los Jefes de Estado o de Gobierno volvieron a subrayar que los
propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y los
principios del derecho internacional son indispensables para preservar y
promover el desarrollo económico y el progreso social, la paz y la
seguridad, y los derechos humanos para todos y el imperio de la ley. En
este contexto, los Estados Miembros de las Naciones Unidas deben renovar
su compromiso de defender, preservar y promover la Carta de las Naciones
Unidas y el derecho internacional, con el propósito de seguir avanzando
hacia el logro del pleno respeto al derecho internacional; y
15.2. Los Jefes de Estado o de Gobierno siguieron observando con
preocupación el ejercicio unilateral de la jurisdicción penal y civil
extraterritorial de tribunales nacionales, sin que ello emane de tratados
internacionales o de otras obligaciones dimanantes del derecho
internacional, incluido el derecho internacional humanitario. Al respecto,
condenaron la promulgación de leyes nacionales dirigidas contra otros
Estados basadas en motivos políticos y pusieron de relieve el efecto
negativo de tales medidas para el imperio del derecho internacional así
como para las relaciones internacionales, y demandaron el cese de todas
esas medidas.
16. Reconociendo el grave peligro y las amenazas que representan las
acciones y medidas que tienen como objeto socavar el derecho internacional
y los instrumentos jurídicos internacionales, y consecuentes con las
posiciones de principio del Movimiento al respecto y guiados por éstas,
los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar, entre otras, las
medidas siguientes:
16.1. Determinar y aplicar medidas que contribuyan al logro de un mundo
pacífico y próspero, así como de un orden mundial justo y equitativo
basado en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional;
16.2. Dirigir las relaciones exteriores sobre la base de los ideales,
principios y propósitos del Movimiento, la Carta de las Naciones Unidas y
el derecho internacional, así como la “Declaración sobre los principios
del derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la
cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas”, la “Declaración sobre el fortalecimiento de la seguridad
internacional” y la “Declaración sobre el mejoramiento de la eficacia del
principio de la abstención de la amenaza o la utilización de la fuerza en
las relaciones internacionales”;
16.3. Oponerse firmemente a la evaluación y certificación unilateral de la
conducta de los Estados como medio de ejercer presión sobre los Países No
Alineados y otros países en desarrollo;
16.4. Abstenerse de reconocer, adoptar o aplicar medidas o leyes
coercitivas extraterritoriales o unilaterales, incluidas las sanciones
económicas unilaterales, otras medidas intimidatorias y restricciones
arbitrarias a los viajes, que tengan por objeto ejercer presión sobre los
Países No Alineados –amenazando su soberanía e independencia y su libertad
de comercio e inversión– e impedirles que ejerzan su derecho a decidir,
por su propia voluntad, sus propios sistemas políticos, económicos y
sociales, en los casos en que éstas constituyan violaciones manifiestas de
la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional, el sistema de
comercio multilateral así como de las normas y principios que rigen las
relaciones amistosas entre los Estados ; y, en este sentido, combatir y
condenar esas medidas o leyes y su continua aplicación, perseverar en los
esfuerzos por revocarlas de manera eficaz e instar a otros Estados a que
actúen del mismo modo, tal como han pedido la Asamblea General y otros
órganos de las Naciones Unidas; y solicitar a los Estados que aplican esas
medidas o leyes que las revoquen de forma total e inmediata;
16.5. Oponerse, en tanto que reiteran la suma importancia de preservar el
delicado equilibrio entre los derechos y las obligaciones de los Estados,
tal como se estipula en los diversos instrumentos internacionales
jurídicamente vinculantes de los que son partes, a las acciones de ciertos
grupos de Estados que reinterpretan, redefinen o reformulan de manera
unilateral las disposiciones de esos instrumentos para que se ajusten a
sus criterios e intereses, lo cual pudiera afectar a los derechos de los
Estados Partes definidos en estos y, en este contexto, trabajar por
garantizar que los Estados Partes preserven la integridad de dichos
instrumentos;
16.6. Oponerse a todos los intentos de introducir nuevos conceptos de
derecho internacional que tengan el propósito de internacionalizar
determinados elementos contenidos en las llamadas leyes extraterritoriales
de ciertos Estados mediante acuerdos multilaterales;
16.7. Esforzarse por generar nuevos progresos a fin de lograr el pleno
respeto del derecho internacional y, al respecto, encomiar el papel que ha
desempeñado la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en la promoción del
arreglo pacífico de las controversias internacionales, de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la CIJ;
16.8. Instar al Consejo de Seguridad a hacer un mayor uso de la CIJ,
principal órgano judicial de las Naciones Unidas, como fuente de opiniones
consultivas e interpretación de las normas de derecho internacional
pertinentes, y en relación con las cuestiones polémicas, instar también al
Consejo a usar a la CIJ como fuente encargada de interpretar el derecho
internacional pertinente, e instar además al Consejo a considerar la
posibilidad de que la CIJ examine sus decisiones, teniendo presente la
necesidad de garantizar su adhesión a la Carta de las Naciones Unidas y al
derecho internacional;
16.9. Los Estados No Alineados que son Partes en el Estatuto de Roma de la
Corte Penal Internacional (CPI) continuarán preservando la integridad del
Estatuto y garantizando que la CPI se mantenga imparcial y totalmente
independiente de los órganos políticos de las Naciones Unidas, la cual no
debe prescribir ni impedir las funciones de la CPI, teniendo en cuenta las
disposiciones pertinentes del Estatuto de Roma;
16.10. Los Estados No Alineados que son Partes en el Estatuto de Roma de
la CPI exhortan a los Estados que aún no lo hayan hecho, a que consideren
la posibilidad de ratificar el Estatuto de Roma de la CPI o de adherirse a
éste;
16.11. Participar activamente y de manera sistemática en la labor del
Grupo de Trabajo Especial de la Asamblea de Estados Partes de la CPI sobre
el delito de agresión, con vistas a lograr una disposición convenida al
respecto para su inclusión en el Estatuto en 2009;
16.12. Oponerse a todas las acciones, en particular por intermedio del
Consejo de Seguridad, encaminadas a establecer un procedimiento de
concesión de inmunidad a los funcionarios de las Naciones Unidas
encargados de las operaciones de mantenimiento de la paz, que violen las
disposiciones pertinentes del Estatuto de Roma de la CPI y dañen la
credibilidad y la independencia de la CPI; y
16.13. Exhortar a los Estados No Alineados que son Partes en los tratados
pertinentes a que trabajen colectivamente para incrementar y fortalecer su
representación y coordinación en los órganos establecidos mediante esos
tratados, y apoyar las candidaturas de sus especialistas como una
manifestación de solidaridad más entre ellos.
Promoción y preservación del multilateralismo
17. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento con respecto a
la promoción y preservación del multilateralismo y el proceso multilateral
de la manera siguiente:
17.1. El Movimiento reafirmó que las Naciones Unidas, su Carta y el
derecho internacional siguen siendo indispensables y primordiales para la
preservación y el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y
el fortalecimiento de la cooperación internacional. Si bien reconocen sus
limitaciones, las Naciones Unidas, con su composición prácticamente
universal y una legitimidad internacional bien fundada, y mediante ésta,
el multilateralismo, siguen siendo el foro multilateral central para
analizar los acuciantes problemas y retos mundiales que enfrentan todos
los Estados en la actualidad. La responsabilidad de encauzar y lograr el
desarrollo económico y el progreso social en todo el mundo, así como de
responder a las amenazas a la paz y la seguridad internacionales, debe ser
compartida entre todos los Estados y ejercida de manera multilateral por
intermedio de las Naciones Unidas, la cual debe desempeñar la función
central al respecto; y
17.2. El Movimiento reiteró su gran preocupación por el creciente recurso
al unilateralismo y a las medidas impuestas de manera unilateral, que
socavan la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, y
reiteró además su compromiso con la promoción, la preservación y el
fortalecimiento del multilateralismo y el proceso multilateral de toma de
decisiones por conducto de las Naciones Unidas, mediante la estricta
adhesión a su Carta y al derecho internacional, con el propósito de crear
un orden mundial justo y equitativo y el gobierno democrático mundial, y
no uno que se base en el monopolio de unos pocos poderosos.
18. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el papel de la
cooperación Sur-Sur en el contexto general del multilateralismo y que éste
es un proceso continuo, de vital importancia para enfrentar las amenazas y
los retos que los países en desarrollo tienen ante sí en el avance hacia
el desarrollo económico y el progreso social, el fomento y la preservación
de la paz y la seguridad, y la promoción y protección de los derechos
humanos y del imperio de la ley.
19. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas y guiados por
éstas, y reafirmando la necesidad de promover, defender y preservar esas
posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar, entre
otras, las medidas siguientes:
19.1. Promover y propiciar la creación de un mundo multipolar mediante el
fortalecimiento del multilateralismo por intermedio de las Naciones Unidas
y los procesos multilaterales, los cuales son indispensables para
preservar y promover los intereses de los Países No Alineados;
19.2. Emprender iniciativas aún más enérgicas para lograr la realización
de la cooperación multilateral en las esferas del desarrollo económico y
el progreso social, la paz y la seguridad, los derechos humanos para todos
y el imperio de la ley, entre otras formas, mediante el fortalecimiento de
la unidad, la solidaridad y la cohesión del Movimiento en lo referente a
las cuestiones de preocupación e interés colectivos con el propósito de
perfilar el programa multilateral, que incorpore al desarrollo como
prioridad, lo cual debe tener en cuenta la necesidad de que los países en
desarrollo, los países desarrollados y las instituciones internacionales
intensifiquen las asociaciones y coordinen sus recursos para corregir de
manera eficaz todos los desequilibrios del programa mundial;
19.3. Trabajar por el logro de un sistema de comercio multilateral
universal, reglamentado, abierto, no discriminatorio y equitativo,
subrayando el valor del multilateralismo para lograr una conclusión
equilibrada, orientada al desarrollo y fructífera de la ronda de
negociaciones de Doha, e instar a todos los Estados a cumplir con sus
compromisos para configurar la globalización como una fuerza positiva y
que todos compartan equitativamente sus beneficios;
19.4. Fortalecer las ventajas comparativas de los acuerdos e instituciones
multilaterales vigentes sin comprometer el principio de la representación
geográfica equitativa y la participación en pie de igualdad, y promover la
democratización del sistema de gobierno internacional a fin de aumentar la
participación de los Países No Alineados en el proceso de adopción de
decisiones a nivel internacional;
19.5. Oponerse al unilateralismo y a las medidas que ciertos Estados
imponen de manera unilateral, que pueden conducir al menoscabo y la
violación de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional,
el uso y la amenaza del uso de la fuerza y la presión y medidas
coercitivas, como medio para lograr sus objetivos políticos nacionales; y
19.6. Fortalecer la cooperación Sur-Sur, entre otras formas, mediante el
fortalecimiento de las capacidades de las instituciones y mecanismos
pertinentes, como medio indispensable para promover y preservar el
multilateralismo y el proceso multilateral.
Arreglo pacífico de controversias y el no uso o la amenaza del
uso de la fuerza
20. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y pusieron de relieve
las posiciones de principio del Movimiento en relación con el arreglo
pacífico de controversias y el no uso o la amenaza del uso de la fuerza de
la manera siguiente:
20.1. Incumbe a todos los Estados defender, preservar y promover los
propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y los
principios del derecho internacional, en particular, con relación al
arreglo pacífico de controversias y el no uso o la amenaza del uso de la
fuerza; y
20.2. El Movimiento reiteró el principio básico de la Carta de las
Naciones Unidas de que, en sus relaciones internacionales, todos los
Estados se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza
contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier
Estado, o de actuar de cualquier otra forma incompatible con los
propósitos de las Naciones Unidas. El Movimiento recalcó que la Carta de
las Naciones Unidas contiene suficientes disposiciones relativas al uso de
la fuerza para mantener y preservar la paz y seguridad internacionales, y
que el logro de esta meta por parte del Consejo de Seguridad debería
hacerse estrictamente de conformidad plena con las disposiciones
pertinentes de la Carta. Debe evitarse recurrir al Capítulo VII de la
Carta como marco general para abordar problemas que no representan una
amenaza para la paz y la seguridad internacionales y, al respecto, el
Consejo debe aplicar cabalmente las disposiciones pertinentes de la Carta,
según proceda, incluidos los Capítulos VI y VIII. Además de la práctica de
las Naciones Unidas y del derecho internacional enunciada por la CIJ y de
conformidad con ésta, el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas es
restrictivo y no debería reformularse ni reinterpretarse.
21. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profunda preocupación
y total consternación por la victimización de que han sido objeto civiles
inocentes en los casos en que se ha recurrido a la fuerza o se han
impuesto sanciones, incluidas las autorizadas por el Consejo de Seguridad.
De conformidad con el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas,
exhortaron a todos los Estados a promover el principio del no uso de la
fuerza y del arreglo pacífico de controversias como medio de lograr la
seguridad colectiva, y no el de la amenaza de la fuerza o del uso de la
fuerza, teniendo presente “que no se usará la fuerza armada sino en
servicio del interés común”, tal como se estipula en la Carta de las
Naciones Unidas.
22. Consecuentes con las posiciones de principios mencionadas y guiados
por éstas, y reafirmando la necesidad de promover, defender y preservar
esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar,
entre otras, las medidas siguientes:
22.1. Exhortar a la comunidad internacional a que renueve su compromiso de
observar y defender los principios de la Carta de las Naciones Unidas y
del derecho internacional, así como los medios previstos en la Carta para
el arreglo pacífico de controversias sin recurrir a la amenaza o al uso de
la fuerza;
22.2. Promover y preservar el diálogo entre civilizaciones, la cultura de
la paz y el diálogo interconfesional, lo cual contribuiría a la paz y la
seguridad, teniendo en cuenta la Declaración sobre los principios de
derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la
cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas, la Declaración sobre el fortalecimiento de la seguridad
internacional y la Declaración sobre el mejoramiento de la eficacia del
principio de la abstención de la amenaza o la utilización de la fuerza en
las relaciones internacionales;
22.3. Continuar ocupándose de las deliberaciones adicionales en las
Naciones Unidas sobre la responsabilidad de proteger a las poblaciones del
genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de
lesa humanidad, teniendo en cuenta los principios de la Carta de las
Naciones Unidas y del derecho internacional, incluido el respeto a la
soberanía y a la integridad territorial de los Estados, la no injerencia
en sus asuntos internos y el respeto de los derechos humanos fundamentales;
22.4. Fortalecer el papel del Movimiento en el arreglo pacífico de
controversias, la prevención y solución de conflictos, el fomento de la
confianza, y la consolidación de la paz y la rehabilitación después de los
conflictos en los Países No Alineados o entre ellos, en particular
mediante la determinación seria de medidas concretas que acelere la
creación de un mecanismo del MNOAL en este sentido, cuyo mandato tiene que
estar de conformidad con los Principios Fundacionales del Movimiento, la
Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Todo mecanismo de
esta índole deberá basarse en el consentimiento de los Estados de que se
trate;
22.5. Combatir y condenar la clasificación de los países como buenos o
malos sobre la base de criterios unilaterales e injustificados, y la
adopción de la doctrina del ataque preventivo, incluido el ataque con
armas nucleares por ciertos Estados, lo cual es incompatible con el
derecho internacional, en particular con los instrumentos internacionales
jurídicamente vinculantes relacionados con el desarme nuclear; y combatir
y condenar, además, todas las acciones militares unilaterales, o el uso de
la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza contra la soberanía, la
integridad territorial y la independencia de los Países No Alineados, las
cuales constituyen actos de agresión y violaciones manifiestas de los
principios de la Carta de las Naciones Unidas, incluida la no injerencia
en los asuntos internos de los Estados; y
22.6. Promover, para garantizar la paz y la seguridad internacionales, la
diversidad de enfoques al desarrollo compatibles con los propósitos y
principios de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional,
como valor fundamental de los Países No Alineados.
Cultura de paz y diálogo entre civilizaciones, religiones y culturas
23. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de que el mundo de hoy
está formado por Estados con diversos sistemas políticos, económicos,
sociales y culturales y religiones, lo cual está determinado por la
historia, las tradiciones, los valores y la diversidad cultural de esos
Estados, cuya estabilidad puede garantizarse con el reconocimiento
universal de su derecho a determinar libremente su propio enfoque con
respecto al desarrollo progresivo. En este contexto, hicieron hincapié en
que el respeto a la diversidad de sistemas y enfoques es un valor
fundamental, en el que deben basarse las relaciones y la cooperación entre
los Estados en un mundo cada vez más globalizado, con el fin de contribuir
al establecimiento de un mundo pacífico y próspero, un orden mundial justo
y equitativo y un entorno propicio al intercambio de experiencias humanas.
Recalcaron que la promoción del diálogo entre civilizaciones y la cultura
de paz a escala mundial, en particular mediante la plena aplicación del
Programa Mundial para el Diálogo entre Civilizaciones y su Programa de
Acción y la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz
podrían coadyuvar a ese fin.
24. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que el diálogo entre
culturas, civilizaciones y religiones debe ser un proceso duradero y que,
en el entorno internacional actual, no es una opción sino una herramienta
imprescindible, apropiada y productiva para promover el desarrollo
económico y social, la paz y la seguridad, los derechos humanos y el
imperio de la ley a fin de garantizar una vida mejor para todos. En este
contexto, reafirmaron además que la tolerancia es un valor fundamental de
las relaciones internacionales.
25. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron suyo enérgicamente el
llamamiento del Presidente del sexagésimo período de sesiones de la
Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de un mensaje firme y
unificador sobre la necesidad del diálogo y la comprensión entre
civilizaciones, culturas y religiones, el cual debe ser una señal
inequívoca del compromiso de trabajar de consuno para evitar incidentes
lamentables o que inciten a la provocación y hallar mejores vías de
promover la tolerancia y el respeto por la libertad de religión y
convicciones. Los órganos pertinentes de las Naciones Unidas, incluida la
Asamblea General, deben hacer aportes positivos al respecto y promover el
diálogo que tanto se necesita sobre esas importantes y sensibles
cuestiones.
26. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron el significado y la
pertinencia cada vez mayores de una cultura de vivir en armonía con la
naturaleza, lo cual es inherente a la civilización nómada en el mundo
actual. Por consiguiente, recibieron con beneplácito los esfuerzos de los
Estados por preservar y desarrollar la cultura y las tradiciones nómadas
en las sociedades modernas.
27. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de la Convención
relativa a la diversidad cultural y lingüística aprobada por la UNESCO el
25 de octubre de 2005. Observaron complacidos que la aprobación de ese
instrumento es un destacado aporte a la comunidad internacional en la
definición de un marco de referencia universal sobre la diversidad
cultural. Los Jefes de Estado o de Gobierno exhortaron a los Estados
Miembros del MNOAL y a los Estados observadores a pasar a ser partes en la
Convención.
28. Los Jefes de Estado o de Gobierno recibieron con beneplácito los
fructíferos esfuerzos de los Países Miembros del MNOAL, incluidas las
iniciativas de la República Árabe de Egipto, la República de Indonesia, el
Reino de Marruecos, la República Islámica del Pakistán, la República
Islámica del Irán, la República de Filipinas, el Estado de Qatar y la
República del Senegal, encaminadas a examinar las oportunidades para la
coexistencia y la cooperación entre religiones y civilizaciones mediante
ideas y estrategias, y la celebración de numerosas conferencias y foros a
fin de iniciar alianzas entre religiones y civilizaciones , así como otros
procesos e iniciativas intergubernamentales como la Primera Conferencia
Ministerial sobre el diálogo y la cooperación interconfesionales por la
paz y la Conferencia de alto nivel sobre la cooperación interconfesional
por la paz que se celebrarán en Nueva York, el 21 de septiembre de 2006.
29. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas anteriormente
y guiados por éstas y reafirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las siguientes medidas :
29.1. Determinar y adoptar las medidas necesarias y contribuir de manera
positiva, según proceda, a la ulterior promoción del diálogo entre
civilizaciones, la cultura de paz y el diálogo interconfesional y, en este
sentido, acogen con satisfacción los esfuerzos realizados a nivel
internacional y regional, y en las Naciones Unidas, incluidos los
esfuerzos que despliega en la actualidad el Grupo de Alto Nivel de la
Alianza de Civilizaciones, del Secretario General;
29.2. Oponerse a todos los intentos de imponer a cualquier Estado algún
modelo específico de sistema político, económico o cultural, que pueda
conducir a la inestabilidad mundial y debilitar la seguridad de los
Estados y de sus pueblos;
29.3. Promover una cultura de paz basada en el respeto a la soberanía y la
integridad territorial de los Estados, la no injerencia en los asuntos
internos de los Estados, el derecho a la libre determinación de los
pueblos sometidos a la ocupación extranjera y la dominación colonial, la
prevención de la violencia, la promoción de la no violencia, la estricta
adhesión a los principios de las relaciones internacionales consagrados en
la Carta de las Naciones Unidas y la plena realización del derecho al
desarrollo;
29.4. Promover el respeto a la diversidad de religiones, creencias,
culturas y profetas y otras figuras religiosas en todo el mundo, como
parte del respeto universal a los pueblos y las civilizaciones;
29.5. Saludar los esfuerzos de los Países No Alineados para promover la
cultura de paz, y el diálogo entre civilizaciones, religiones y culturas,
incluida la organización de conferencias y foros internacionales y
regionales;
29.6. Los Jefes de Estado o de Gobierno saludaron también el ofrecimiento
de Filipinas de acoger una Reunión Ministerial Especial del MNOAL sobre el
diálogo y la cooperación entre religiones por la paz, que se celebrará en
el segundo semestre de 2009 en Davao, Filipinas.
29.7. Acoger con beneplácito la propuesta de la República Islámica del
Irán de celebrar en Teherán, en septiembre de 2007, una Reunión
Ministerial de los Países No Alineados sobre el tema de los derechos
humanos y la diversidad cultural, y estimular a todos los Países No
Alineados a que participen activamente en esa reunión.
29.8. Estudiar la posibilidad de establecer un instrumento internacional
con miras a la eliminación de todas las formas de intolerancia religiosa.
Difamación de religiones
30. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron su firme convicción de
la necesidad de hacer hincapié en la moderación de todas las religiones y
creencias, y promover la comprensión mediante el diálogo en todas las
religiones y entre ellas. En este sentido, acogieron con beneplácito la
convocatoria presentada por Jordania de la conferencia titulada “El papel
práctico de la corriente moderada en la reforma y el renacimiento de la
Umma", celebrada en Amán del 24 al 26 de abril de 2006, con vistas a
promover valores moderados y verdaderos del Islam.
Derecho a la libre determinación y a la descolonización
31. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y pusieron de relieve la
validez y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento en
relación con el derecho a la libre determinación de los pueblos sometidos
a la ocupación extranjera o la dominación colonial o foránea, de la manera
siguiente:
31.1. El Movimiento subrayó el derecho fundamental e inalienable de todos
los pueblos, incluidos todos los territorios no autónomos, así como los
territorios que se encuentran bajo ocupación extranjera o dominio colonial
o foráneo, a la libre determinación, cuyo ejercicio, en el caso de los
pueblos que están sometidos a la ocupación extranjera o la dominación
colonial o foránea, sigue siendo válido e imprescindible para asegurar la
erradicación de todas esas situaciones y garantizar el respeto universal a
los derechos humanos y las libertades fundamentales;
31.2. El Movimiento reafirmó el derecho del pueblo de Puerto Rico a la
libre determinación y la independencia en virtud de la resolución 1514 (XV)
de la Asamblea General, y tomó nota de las resoluciones sobre Puerto Rico
aprobadas por el Comité Especial de Desconolización de las Naciones Unidas;
y
31.3. El Movimiento siguió preocupado por la pérdida, la destrucción, la
remoción, el robo, el saqueo, el movimiento ilícito o la malversación del
patrimonio cultural y cualesquiera actos de vandalismo o daño en su contra
en zonas de conflicto armado y territorios ocupados.
32. Consecuentes con las citadas posiciones de principio y guiados por
éstas y reafirmando la necesidad de preservar, defender y promover esas
posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar, entre
otras, las siguientes medidas:
32.1. Apoyar enérgicamente la labor y las actividades del Comité Especial
de Descolonización de las Naciones Unidas e instar una vez más a las
Potencias Administradoras a que presten pleno apoyo a las actividades del
Comité y cooperen cabalmente con este órgano de las Naciones Unidas;
32.2. Solicitar a los países colonialistas que procedan al resarcimiento
íntegro por las consecuencias económicas, sociales y culturales de su
ocupación, teniendo presente el derecho de todos los pueblos que
estuvieron o todavía están sometidos a la dominación u ocupación
coloniales a recibir una indemnización equitativa por las pérdidas humanas
y materiales que sufrieron como resultado de la dominación u ocupación
coloniales;
32.3. Condenar enérgicamente la supresión brutal de las legítimas
aspiraciones a la libre determinación de los pueblos que se encuentran
bajo dominación colonial o foránea u ocupación extranjera, que sigue
teniendo lugar en diversas regiones del mundo;
32.4. Instar a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a poner
plenamente en práctica las decisiones y resoluciones de la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
relativas a la devolución de los bienes culturales a los pueblos que
estuvieron o todavía están bajo dominación u ocupación coloniales y, en
este sentido, instar además a la UNESCO a identificar los bienes
culturales robados o ilegalmente exportados, de conformidad con las
convenciones pertinentes sobre el tema, e instar también a que se acelere
el proceso de devolución de esos bienes a sus países de origen, en
cumplimiento de las resoluciones pertinentes de la Asamblea General,
teniendo en cuenta el derecho de los Países No Alineados a mantener y
conservar su patrimonio nacional, por cuanto éste constituye la base de su
identidad cultural;
32.5. Renovar su llamamiento a los Estados Miembros de las Naciones Unidas
para que aceleren el proceso de descolonización hacia la eliminación total
del colonialismo e incluso apoyen la ejecución con éxito del Plan de
Acción del Decenio para la Eliminación del Colonialismo (2001-2010);
32.6. Trabajar con miras a la plena aplicación del principio de la libre
determinación con respecto a los territorios restantes en el marco del
Programa de Acción del Comité Especial de Descolonización, acorde con los
deseos de los pueblos y de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas
y las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas ;
32.7. Oponerse a todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente
la unidad nacional y la integridad territorial de un Estado, lo que es
incompatible con la Carta de las Naciones Unidas; y
32.8. Exhortar al Gobierno de los Estados Unidos a que asuma su
responsabilidad de acelerar un proceso que permita al pueblo
puertorriqueño ejercer plenamente su derecho inalienable a la libre
determinación y la independencia e instar al Gobierno de los Estados
Unidos a que devuelva el territorio y las instalaciones ocupados en la
isla de Vieques y en la Base Naval de Roosevelt Roads al pueblo
puertorriqueño, que constituye una nación latinoamericana y caribeña;
32.9. Instar a la Asamblea General de las Naciones Unidas a examinar
activamente la cuestión de Puerto Rico en todos sus aspectos.
Las Naciones Unidas: Seguimiento de los resultados de la Cumbre
Mundial de 2005, la Declaración del Milenio y los resultados de las
grandes cumbres y conferencias de las Naciones Unidas
33. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que la Carta de las
Naciones Unidas proporciona un equilibrio entre los propósitos y
principios de la Organización, que comprenden todas las cuestiones
pertinentes, incluidos el desarrollo económico y social, la paz y la
seguridad, y los derechos humanos y el imperio de la ley, y que la
Declaración del Milenio, así como los resultados de la Cumbre Mundial de
2005 constituyen la perspectiva de ese equilibrio en el siglo XXI.
Reafirmaron además que las amenazas y desafíos existentes, nuevos e
incipientes que enfrentan todos los Estados en esas esferas están
relacionados entre sí y que se les podría enfrentar si se actúa desde una
etapa suficientemente temprana con todos los amplios medios pacíficos
disponibles previstos en la Carta de las Naciones Unidas y de forma que
asegurara la preservación de sus propósitos y principios, el carácter
intergubernamental de la Organización y el equilibrio requerido entre sus
órganos principales, así como la neutralidad e imparcialidad de sus
compromisos en esas esferas.
34. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su desaliento ante las
disposiciones contenidas en los Resultados de la Cumbre Mundial de 2005 en
que no se tuvieron plenamente en cuenta las inquietudes ni los intereses
de los países en desarrollo, especialmente en cuanto a las cuestiones
críticas y cruciales relacionadas con el desarrollo, la asistencia oficial
para el desarrollo y el comercio. Expresaron además su desaliento ante la
incapacidad de la Cumbre Mundial de llegar a un acuerdo sobre la cuestión
del desarme y la no proliferación de las armas de destrucción en masa. Los
Jefes de Estado o de Gobierno señalaron además que, aunque el grupo de
temas relacionados con el desarrollo de los Resultados de la Cumbre
Mundial no cumplió las expectativas de los países en desarrollo, había
elementos positivos que podrían utilizarse como plataforma para promover
activamente el cumplimiento de los compromisos contraídos en las grandes
conferencias y cumbres anteriores de las Naciones Unidas.
35. Los Jefes de Estado o de Gobierno señalaron a la atención en
particular la decisión de algunos países donantes de establecer plazos
para el logro de la meta fijada de asistencia del 0,7% del producto
interno bruto (PNB para los países en desarrollo para 2015 y de 0,15% a
0,2% para los países menos adelantados (PMA) para 2010 y, en este contexto,
exhortaron al establecimiento de un mecanismo eficaz encargado de
supervisar los avances hacia el logro de esas metas. Los Jefes de Estado o
de Gobierno hicieron hincapié en la necesidad de que los países
desarrollados que aún no lo hayan hecho, establezcan plazos para la
prestación de la AOD (asistencia oficial para el desarrollo).
36. Los Jefes de Estado o de Gobierno insistieron en la necesidad de
encontrar una solución oportuna, eficaz, amplia y duradera a los problemas
de la deuda de los países en desarrollo y pidieron que se siguieran
formulando propuestas encaminadas a aliviar significativamente la deuda de
los países en desarrollo de ingresos medianos, incluida la ejecución de
iniciativas como el Enfoque de Evian. Los Jefes de Estado o de Gobierno
lamentaron que no se hubiera tratado con más amplitud las cuestiones
comerciales, y también manifestaron su preocupación por el trato
inadecuado a las desigualdades sistémicas en las relaciones económicas
internacionales, en particular el poco avance con miras a potenciar la voz
y la participación de los países en desarrollo en las instituciones de
Bretton Woods, que trabajan en detrimento de los países en desarrollo.
También destacaron la importancia de velar por la plena aplicación de las
recomendaciones, como las relacionadas con la investigación y el
desarrollo en la ciencia y la tecnología y a favor del fortalecimiento de
los sistemas de salud en los países en desarrollo.
37. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas anteriormente
y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de promover, defender y
preservar esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
37.1. Participar activamente en el proceso de seguimiento y aplicación de
los compromisos contenidos en los Resultados de la Cumbre Mundial de 2005
y en la Declaración del Milenio, así como de los objetivos internacionales
del desarrollo acordados en las grandes conferencias y cumbres de las
Naciones Unidas en las esferas económica, social y conexas, de manera que
promueva las posiciones de principio del Movimiento con respecto a las
cuestiones objeto de examen. Para lograrlo, el Movimiento insistirá, en
estrecha cooperación y coordinación con el Grupo de los 77 y China, en que
el proceso de seguimiento de esas conferencias y cumbres debe seguir
siendo inclusivo, abierto y transparente a fin de asegurar que los
intereses y prioridades de los Países No Alineados se tengan debidamente
en cuenta en el resultado final de ese proceso;
37.2. Incorporar las cuestiones de importancia fundamental para el
Movimiento en el contexto del seguimiento de los Resultados de la Cumbre
Mundial de 2005 y la Declaración del Milenio, que hayan sido omitidas del
documento final o que aún haya que examinar en las Naciones Unidas, tales
como el desarme, la no proliferación de las armas de destrucción en masa y
el control de armamentos; y
37.3. Pedir apoyo internacional con miras a la cooperación Sur-Sur,
incluida la cooperación regional e interregional, que complementa la
cooperación Norte-Sur mediante, entre otros, la cooperación triangular.
Las Naciones Unidas: Reforma institucional
A. Reforma de las Naciones Unidas
38. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento con respecto a
la reforma institucional de las Naciones Unidas de la manera siguiente:
38.1. Las Naciones Unidas siguen siendo el foro central e indispensable
para abordar las cuestiones relacionadas con la cooperación internacional
en pro del desarrollo económico y el progreso social, la paz y la
seguridad, y los derechos humanos y el imperio de la ley, sobre la base
del diálogo, la cooperación y la creación de consenso entre los Estados.
En este contexto, el Movimiento atribuye gran importancia al
fortalecimiento del papel de las Naciones Unidas y a los esfuerzos que
deben desplegarse a fin de desarrollar todo su potencial;
38.2. El propósito de la reforma es hacer que el sistema de desarrollo de
las Naciones Unidas sea más eficiente y eficaz en su apoyo a los países en
desarrollo a fin de cumplir los objetivos del desarrollo acordados
internacionalmente, sobre la base de sus estrategias de desarrollo
nacionales, y que esa labor de reforma fomente la eficiencia orgánica y
logre resultados concretos en materia de desarrollo;
38.3. La reforma de las Naciones Unidas, que sigue siendo un programa
colectivo y de elevada prioridad para el Movimiento, es un proceso
dinámico en marcha y no un fin en sí mismo, conforme a los parámetros
referentes al objetivo y el alcance del ejercicio de examen establecidos
en los Resultados de la Cumbre Mundial de 2005 y la Declaración del
Milenio. La reforma de las Naciones Unidas debe ser integral, transparente,
inclusiva y equilibrada, y llevarse a cabo de manera eficaz y responsable,
respetando plenamente la naturaleza política de la Organización, así como
su carácter intergubernamental, universal y democrático, de conformidad
con la Carta. En este contexto, debe escucharse y respetarse la voz de
cada Estado Miembro durante el proceso de reforma, independientemente de
las contribuciones aportadas al presupuesto de la Organización, sin dejar
de hacer hincapié en que los Estados Miembros deben decidir todas las
medidas de reforma mediante un proceso intergubernamental;
38.4. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la necesidad de
proporcionar oportunamente recursos suficientes a las Naciones Unidas para
que éstas puedan desempeñar su mandato. La reformada Organización debe ser
receptiva a todos sus miembros, fiel a sus principios fundacionales y
adaptarse para cumplir su mandato;
38.5. Los países en desarrollo aún no han sentido el efecto de la reforma
de las Naciones Unidas a causa de la disminución continua de los recursos
que se aportan a la Organización con miras a la cooperación multilateral
para el desarrollo, así como del estancamiento en que se encuentran las
consignaciones de nuevos fondos a la cuenta para el desarrollo. El éxito
de la reforma de las Naciones Unidas sólo se puede juzgar mediante la
evaluación colectiva de las mejoras potenciales en el funcionamiento de la
Organización preservando, al propio tiempo, los intereses de todos los
países en desarrollo. En este contexto, la reforma de las Naciones Unidas
deberá ser aprobada estrictamente por la Asamblea General, y su objetivo
supremo no deberá ser una mera reducción del presupuesto y de los recursos
de la Organización. Ahora bien, cada vez que la reforma libere parte de
los recursos existentes, éstos deberán canalizarse, en definitiva, para
apoyar las actividades y los programas relacionados con la cooperación
internacional para el desarrollo;
38.6. Los objetivos de la reforma de las Naciones Unidas, que deberán
incluir el fortalecimiento de la Asamblea General y del Consejo Económico
y Social, así como la reforma del Consejo de Seguridad y de otros órganos
pertinentes de las Naciones Unidas, abordando, al mismo tiempo, las
cuestiones sistémicas que puedan surgir como resultado, son los siguientes:
a) fortalecer el multilateralismo y el proceso multilateral de adopción de
decisiones; proporcionando a las Naciones Unidas la capacidad sustantiva
para cumplir plena y eficazmente los propósitos y principios consagrados
en su Carta, y consolidando su carácter democrático e intergubernamental y
su transparencia en el debate y la aplicación de las decisiones de los
Estados Miembros;
b) fortalecer y actualizar el papel de la Organización, como foro
preeminente e indispensable, mediante el desarrollo de su pleno potencial
para encarar las amenazas y los desafíos al desarrollo económico y el
progreso social, la paz y la seguridad, y los derechos humanos y el
imperio de la ley, en particular los que enfrentan los países en
desarrollo, lo que podría lograrse mediante el cumplimiento de todos sus
mandatos, decisiones y resoluciones, teniendo en cuenta que es de
beneficio común contar con una Organización más fuerte que responda con
mayor eficacia a sus necesidades colectivas;
c) promover un mayor nivel de democracia, eficacia y eficiencia,
transparencia y rendición de cuentas en el sistema de las Naciones Unidas;
d) fortalecer el papel de la Organización en la promoción de la
cooperación internacional con miras al mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales y, en particular, en pro del desarrollo, así
como en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo acordados
internacionalmente en las esferas económica, social, y conexas, en
especial los objetivos de desarrollo del Milenio, mediante el aporte de
recursos suficientes y mecanismos de seguimiento eficaces. En este
contexto, toda propuesta de reforma de las Naciones Unidas deberá abordar
también las cuestiones sistémicas y las necesidades de recursos humanos y
financieros adicionales que puedan surgir en consecuencia; y
e) incorporar la perspectiva de la dimensión del desarrollo en la Asamblea
General, el Consejo Económico y Social y los sectores económicos del
sistema de las Naciones Unidas, en especial en las esferas del desarrollo
sostenible, el espacio normativo, la cooperación Sur-Sur, y la
responsabilidad y la rendición de cuentas en la esfera social y ecológica,
teniendo presente el objetivo de facilitar la plena participación de los
pueblos del Sur en los procesos económicos internacionales de adopción de
decisiones y de formulación de normas, y asegurando el acceso de esos
pueblos a los beneficios de la economía internacional, y el pleno disfrute
de estos.
38.7. Al reconocer que el desarrollo económico y social, la paz y la
seguridad, los derechos humanos y el imperio de la ley están relacionados
entre sí, hay que tratar de asegurar que en toda labor destinada a
transformar a las Naciones Unidas en un instrumento más eficaz para
prevenir los conflictos se tenga en cuenta la necesidad de equilibrio e
integralidad de conformidad con su Carta y el derecho internacional, a fin
de fomentar las estrategias encaminadas a la prevención de conflictos y su
solución, y la consolidación de la paz después de los conflictos, con el
objetivo de alcanzar un desarrollo económico sostenido y un desarrollo
sostenible. En este contexto, corresponde a todos los órganos principales
de las Naciones Unidas desempeñar una función en lo que respecta a crear y
poner en práctica un sistema de seguridad colectiva más eficaz, de
conformidad con sus funciones y poderes respectivos; y
38.8. Es indispensable que los Estados Miembros de las Naciones Unidas
promuevan percepciones comunes y enfoques concertados para encarar las
amenazas y los desafíos existentes, nuevos e incipientes para la paz y la
seguridad internacionales, así como las causas fundamentales de los
conflictos. En este contexto, todos los órganos principales de las
Naciones Unidas tienen un papel que desempeñar en lo referente al
establecimiento y a la aplicación de un sistema de seguridad colectiva más
eficaz, y esas percepciones y enfoques comunes respecto de la seguridad
colectiva sólo serán legítimos si se aplican de conformidad con los
propósitos y principios de la Carta y por todos los Estados Miembros
actuando de consuno. La participación activa de todos y cada uno de los
órganos principales de las Naciones Unidas es decisiva, actuando en el
ejercicio de sus funciones y poderes respectivos, sin alterar el
equilibrio establecido por la Carta al respecto; y
38.9. Habría que seguir tratando de fortalecer la contribución de la
sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado
a la labor de las Naciones Unidas y sus órganos mediante los arreglos
consultivos establecidos. La contribución complementaria de esos
importantes agentes para cumplir los objetivos y programas de las Naciones
Unidas deberá realizarse de conformidad con las resoluciones pertinentes
de la Organización y responder a los propósitos y principios de su Carta.
Esa contribución debe procurar, entre otras cosas, hacer frente, en
particular, a los obstáculos que están afrontando los países en desarrollo
para movilizar los recursos y obtener la tecnología y la capacidad
necesarias para ejecutar sus programas de desarrollo sostenible.
39. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas anteriormente
y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar las medidas siguientes:
39.1. Promover las inquietudes y los intereses de los países en desarrollo
en el proceso de reforma, asegurar el éxito de sus resultados, y promover
y preservar la integridad y las funciones y poderes respectivos de la
Asamblea General, el Consejo Económico y Social y el Consejo de Seguridad,
tal como se define en la Carta;
39.2. Oponerse a las propuestas que pretenden: a) transformar la
naturaleza democrática e intergubernamental de las Naciones Unidas, así
como sus procesos de supervisión y vigilancia; b) reducir sus niveles
presupuestarios; c) financiar más actividades con cargo a la reserva de
recursos existentes; o d) redefinir las funciones y poderes de sus órganos
principales basados en la Carta;
39.3. Participar de manera constructiva en las consultas, y trabajar, en
particular, garantizando la aplicación de las decisiones y resoluciones
pertinentes de las Naciones Unidas sobre el tema, con miras a: a)
revitalizar la labor de la Asamblea General, habida cuenta de su papel y
posición centrales como órgano principal de deliberación, normativo y
representativo de las Naciones Unidas; b) fortalecer el papel del Consejo
Económico y Social como principal órgano encargado de la coordinación, el
examen de políticas, el diálogo en materia de políticas y las
recomendaciones sobre cuestiones relativas al desarrollo económico y
social, y vigilar la ejecución de los programas de desarrollo; c)
democratizar el Consejo de Seguridad como foro eficaz para el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; y d) reformar la
Secretaría y su gestión a fin de garantizar la ejecución eficaz de sus
mandatos y el más alto nivel de rendición de cuentas en la Secretaría y
ante los Estados Miembros;
39.4. Fomentar la asociación global para el desarrollo, necesaria para
aplicar cabalmente los resultados de todas las grandes cumbres y
conferencias de las Naciones Unidas en las esferas económica, social y
conexas;
39.5. Oponerse a la tendencia a equiparar la reforma de las Naciones
Unidas con un mayor empoderamiento del Consejo de Seguridad, conscientes
de la necesidad de mantener un equilibrio entre las funciones y los
poderes de los principales órganos de las Naciones Unidas;
39.6. Asegurar que las Naciones Unidas dispongan en forma oportuna de los
recursos suficientes necesarios para ejecutar plenamente todos los
programas y actividades encomendados, de conformidad con las resoluciones
pertinentes de la Asamblea General, incluida la creación de un mecanismo
encargado de supervisar su ejecución eficaz; y
39.7. Mantener bajo estrecha supervisión y examen intergubernamental todas
las propuestas que la Asamblea General aún no haya examinado ni haya
adoptado una decisión al respecto, así como las que se encuentran en fase
de ejecución.
B. Relación entre los órganos principales de las Naciones
Unidas
40. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la necesidad de que los
Estados Miembros de las Naciones Unidas respeten plenamente las funciones
y los poderes de los órganos principales de las Naciones Unidas, en
particular la Asamblea General, y que mantengan el equilibrio entre dichos
órganos con sus respectivas funciones y poderes basados en la Carta.
Asimismo, recalcaron que el Consejo de Seguridad debe respetar cabalmente
todas las disposiciones de la Carta, así como todas las resoluciones de la
Asamblea General que aclaran su relación con la Asamblea y los demás
órganos principales. En este contexto, afirmaron que en el Artículo 24 de
la Carta no se confiere necesariamente al Consejo de Seguridad competencia
para atender cuestiones que atañen a las funciones y poderes de la
Asamblea General y el Consejo Económico y Social, en especial en las
esferas de establecimiento de normas, textos legislativos y definiciones,
teniendo en cuenta que el cometido principal de la Asamblea es el
desarrollo progresivo del derecho internacional y su codificación . Los
Jefes de Estado o de Gobierno advirtieron acerca del peligro de que el
Consejo usurpe cuestiones que incumben claramente a las funciones y
poderes de otros órganos principales de las Naciones Unidas y sus órganos
subsidiarios. Destacaron además que la estrecha cooperación y coordinación
entre todos los órganos principales es sumamente indispensable para que
las Naciones Unidas puedan seguir siendo pertinentes y capaces de hacer
frente a las amenazas y desafíos existentes, nuevos e incipientes.
41. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron que, si bien los Estados
Miembros han conferido al Consejo de Seguridad la responsabilidad
primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales de
conformidad con el apartado 1) del Artículo 24 de la Carta de las Naciones
Unidas, el Consejo de Seguridad actúa en nombre de ellos al desempeñar las
funciones que le impone aquella responsabilidad. En este contexto,
destacaron además que el Consejo deberá presentar informes y rendir
cuentas a la Asamblea General, de conformidad con el apartado 3) del
Artículo 24 de la Carta.
42. El Movimiento reitera su preocupación por la continua usurpación por
parte del Consejo de Seguridad de las funciones y poderes de la Asamblea
General y del Consejo Económico y Social al abordar cuestiones que
tradicionalmente son de la competencia de esos órganos, así como por los
intentos del Consejo de ocuparse de aspectos relacionados con el
establecimiento de normas y definiciones, que atañen a la Asamblea.
43. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas anteriormente
y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
43.1. Instar a todos los Estados a que defiendan y respeten plenamente la
primacía de las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas relativas
a las funciones y los poderes de la Asamblea, exhortar a los Presidentes
de la Asamblea General, el Consejo Económico y Social y el Consejo de
Seguridad a que se reúnan periódicamente para debatir y coordinar entre sí
las cuestiones relativas al orden del día y los programas de trabajo de
los principales órganos respectivos que representan, a fin de lograr una
mayor coherencia y complementariedad entre esos órganos de modo que se
refuercen mutuamente, respetando los mandatos de cada cual, así como para
promover la comprensión entre ellos, en quienes los miembros de los
órganos respectivos que representan han depositado su confianza de buena
fe;
43.2. Pedir al Consejo de Seguridad que presente a la Asamblea General un
informe anual más amplio y analítico, en el que se evalúe la labor del
Consejo, incluidos los casos respecto de los cuales el Consejo no haya
adoptado decisiones, así como los criterios expresados por sus miembros
durante el examen de los temas del orden del día que tuvo ante sí;
43.3. Pedir al Consejo de Seguridad que presente informes especiales para
su examen por la Asamblea General, con arreglo a los apartados 1) y 3) de
los Artículos 15 y 24, respectivamente, de la Carta de las Naciones Unidas;
43.4. Pedir al Consejo de Seguridad que asegure que sus evaluaciones
mensuales sean amplias y analíticas, y que las dé a conocer oportunamente.
La Asamblea General podrá considerar la posibilidad de proponer parámetros
para elaborar esas evaluaciones;
43.5. Pedir al Consejo de Seguridad que tenga plenamente en cuenta las
recomendaciones de la Asamblea General sobre las cuestiones relativas a la
paz y la seguridad internacionales, con arreglo al apartado 2) del
Artículo 11 de la Carta; y
43.6. Combatir y detener los intentos encaminados a trasladar temas del
programa de la Asamblea General o del Consejo Económico y Social al
Consejo de Seguridad, así como la usurpación por parte de ese órgano de
las funciones y poderes de la Asamblea.
C. Revitalización de la labor de la Asamblea General
44. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento relativas a la
revitalización de la labor de la Asamblea General, y declararon lo
siguiente:
44.1. Debe respetarse el papel y la autoridad de la Asamblea General,
incluso en cuanto a las cuestiones relativas a la paz y la seguridad
internacionales, como principal órgano deliberante, normativo y
representativo de las Naciones Unidas , y su carácter intergubernamental y
democrático, así como el de sus órganos subsidiarios, que han contribuido
sobremanera a promover los propósitos y principios de la Carta de las
Naciones Unidas y los objetivos de la Organización. También debe
respetarse su prerrogativa como principal órgano de supervisión de las
Naciones Unidas, en especial en materia de gestión y adquisiciones para
las operaciones de mantenimiento de la paz; y
44.2. La revitalización de la labor de la Asamblea General, que debe
regirse por los principios de democracia, transparencia y rendición de
cuentas, y lograrse mediante consultas, es un componente decisivo de la
reforma general de las Naciones Unidas, y sus objetivos deben seguir
fortaleciendo el papel y la posición de la Asamblea General como principal
órgano deliberante, normativo y representativo de las Naciones Unidas,
teniendo en cuenta que el mejoramiento de sus procedimientos y métodos de
trabajo es sólo un primer paso hacia mejoras más sustantivas y la
revitalización de la Asamblea; así como seguir restableciendo y fomentando
el papel y la autoridad de la Asamblea General, incluidos el mantenimiento
de la paz y la seguridad internacionales, tal como se estipula en la
Carta, mediante, entre otras cosas, el pleno respeto de sus funciones y
poderes y el fortalecimiento de sus relaciones y su nivel de coordinación
con el resto de los órganos principales, en particular el Consejo de
Seguridad.
45. Consecuentes con las posiciones de principio anteriormente mencionadas
y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
45.1. Apoyar todos los esfuerzos actuales y continuos encaminados a
fortalecer el papel central y la autoridad de la Asamblea, teniendo en
cuenta el criterio de pertinencia y eficiencia, oponerse a toda propuesta
de reforma que trate de impugnar el papel central y la autoridad de la
Asamblea General como órgano de deliberación, formulación de políticas y
representativo de las Naciones Unidas; y oponerse a todo enfoque que
pretenda o pueda provocar que se socaven o minimicen los logros de la
Asamblea General, disminuir su papel y funcionamiento actuales o suscitar
dudas acerca de su pertinencia y credibilidad;
45.2. Exhortar a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a que
renueven su compromiso y voluntad política para cumplir las resoluciones y
decisiones de la Asamblea General de manera no selectiva y no
discriminatoria, habida cuenta de que la falta de ese compromiso y
voluntad es la génesis de muchos problemas pendientes;
45.3. Asegurar que las Naciones Unidas cuenten con los recursos necesarios
para ejecutar plenamente todas las actividades y programas encomendados,
de conformidad con las resoluciones pertinentes de la Asamblea General;
45.4. Reafirmar el papel y la autoridad de la Asamblea General, incluso
respecto de las cuestiones relativas a la paz y la seguridad
internacionales, tal como se estipula en los Artículos 10, 11, 12, 13, 14
y 35 de la Carta de las Naciones Unidas, según corresponda, utilizando los
procedimientos que se enuncian en los artículos 7, 8, 9 y 10 del
reglamento de la Asamblea General, que permiten la expedita y urgente
acción por parte de la Asamblea General, teniendo en cuenta que el Consejo
de Seguridad tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la
seguridad internacionales, de conformidad con el Artículo 24 de la Carta.
45.5. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron el papel de la Asamblea
General en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y
expresaron su grave preocupación por los casos en que el Consejo de
Seguridad no aborda las situaciones que entrañan genocidio, crímenes de
lesa humanidad, crímenes de guerra o de cesación del fuego entre las
partes, en cumplimiento de su responsabilidad primordial a ese respecto.
45.6. Los Jefes de Estado o de Gobierno recalcaron que, en los casos en
que el Consejo de Seguridad no haya cumplido su responsabilidad primordial
de mantener la paz y la seguridad internacionales, la Asamblea General
debería adoptar las medidas correspondientes, de conformidad con la Carta,
para solucionar la cuestión. En este sentido, los Jefes de Estado o de
Gobierno autorizaron a los representantes de los Estados Miembros del
Movimiento en Nueva York a elaborar un proyecto de resolución apropiado
sobre el tema para su presentación ante la Asamblea General.
45.7. Promover y preservar el papel y el mandato de la Asamblea General de
establecer las prioridades de las Naciones Unidas y analizar todas las
cuestiones presupuestarias y administrativas, incluida su autoridad
absoluta para asignar y reasignar recursos financieros y humanos, con
arreglo a la Carta y a las resoluciones pertinentes de la Asamblea General,
asegurando, entre otras cosas, la total adhesión de los Estados Miembros
de las Naciones Unidas a esas resoluciones;
45.8. Determinar las medidas destinadas a simplificar el procedimiento de
Unidad para la Paz a fin de facilitar la adopción de medidas urgentes y
expeditas por parte de la Asamblea General, en reconocimiento del papel
que ésta desempeña en las cuestiones relacionadas con la paz y la
seguridad internacionales, tal como se establece en la Carta; y
45.9. Fortalecer el papel de la Asamblea General, de conformidad con el
Artículo 97 de la Carta de las Naciones Unidas, en la selección del
Secretario General de la Organización.
D. Nombramiento del Secretario General de las Naciones
Unidas
46. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron la función central de la
Asamblea General en el proceso de selección y nombramiento del Secretario
General de las Naciones Unidas, y expresaron su apoyo a la labor
encaminada a reforzar y fortalecer la función de la Asamblea en ese
sentido, y acordaron que todos los Países
No Alineados participen activamente en esa labor. Acordaron además que el
octavo Secretario General de las Naciones deberá seleccionarse de un
Estado Miembro de las Naciones Unidas en la región de Asia.
47. Recordando la función de los órganos principales consagrada en el
Artículo 97 de la Carta de las Naciones Unidas, los Jefes de Estado o de
Gobierno alentaron al Presidente de la Asamblea General a celebrar
consultas con los Estados Miembros a fin de determinar los candidatos
potenciales respaldados por un Estado Miembro y, tras informar a todos los
Estados Miembros de los resultados, remitir dichos resultados al Consejo
de Seguridad.
48. En este contexto, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron que la
presentación oficial de las candidaturas para el cargo de Secretario
General debe realizarse de manera que permita suficiente tiempo para la
interacción con los Estados Miembros en la Asamblea General y el Consejo
de Seguridad, y solicitaron que los candidatos presentaran sus opiniones a
todos los Estados Miembros de la Asamblea General.
E. Cuestión de la representación equitativa en el Consejo
de Seguridad y el aumento del número de sus miembros y otros asuntos
relativos al Consejo de Seguridad
49. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento con respecto a
la cuestión de la representación equitativa en el Consejo de Seguridad y
el aumento del número de sus miembros y otros asuntos relativos al Consejo
de Seguridad, en particular, las directivas del Movimiento adoptadas
durante sus XI, XII y XIII Cumbres, y que se han reflejado en los
documentos de posición y de negociación del Movimiento, y en las
decisiones de las conferencias y reuniones ministeriales, del modo
siguiente:
49.1. El Movimiento seguía preocupado por la falta de progreso en las
deliberaciones de la Asamblea General sobre la cuestión de la
representación equitativa en el Consejo de Seguridad y el aumento del
número de sus miembros y otros asuntos relativos al Consejo, pues se ha
evidenciado que si bien ha habido convergencia de criterios en varias
cuestiones, en muchas otras persisten grandes diferencias, y que aunque se
han introducido algunas mejoras en los métodos de trabajo del Consejo,
estos no han satisfecho ni siquiera las expectativas mínimas de los
miembros de las Naciones Unidas en general, lo que deja amplio margen para
seguir mejorándolos;
49.2. La reforma del Consejo de Seguridad no deberá limitarse únicamente a
la cuestión del número de sus miembros, y deberá abordar cuestiones
sustantivas relacionadas con el orden del día del Consejo, sus métodos de
trabajo y el proceso de adopción de decisiones;
49.3. En los últimos años, el Consejo de Seguridad se ha apresurado
demasiado en algunos casos a amenazar con la acción coercitiva o a
autorizarla, mientras se muestra silencioso e inactivo en otros. Además,
el Consejo ha venido recurriendo cada vez más al Capítulo VII de la Carta
para amparar el análisis de cuestiones que no necesariamente plantean una
amenaza inmediata para la paz y la seguridad internacionales. El examen
cuidadoso de esas tendencias indica que el Consejo podría haber optado por
otras disposiciones para responder de forma más apropiada a casos
particulares. En lugar de invocar excesiva y apresuradamente el Capítulo
VII, deberá tratarse de utilizar de manera cabal las disposiciones de los
Capítulos VI y VIII para el arreglo pacífico de controversias. El Capítulo
VII deberá invocarse, según lo previsto, como medida de último recurso.
Lamentablemente, en algunos casos se ha recurrido con demasiada premura a
las disposiciones de los Artículos 41 y 42, cuando no se habían agotado
totalmente las demás opciones;
49.4. Las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad siguen siendo
una grave preocupación para los Países No Alineados. De conformidad con la
Carta de las Naciones Unidas, la opción de imponer sanciones sólo deberá
considerarse cuando se hayan agotado todos los medios de arreglo pacífico
de controversias en virtud del Capítulo VI de la Carta y se haya analizado
pormenorizadamente los efectos a corto y largo plazos de esas sanciones.
Las sanciones constituyen un instrumento contundente, cuyo uso plantea
interrogantes éticas fundamentales con respecto a la posibilidad de que
los sufrimientos que infligen a los grupos vulnerables en el país de que
se trate constituyan medios legítimos de ejercer presión. Los objetivos de
las sanciones no son castigar a la población ni tomar represalias contra
ésta. En este sentido, deberán definirse claramente los objetivos del
régimen de sanciones, especificar el plazo de la sanción impuesta,
fundamentada sobre bases jurídicas sostenibles, y levantarla tan pronto se
cumplan los objetivos. Las condiciones exigidas del Estado o parte
afectados por las sanciones deberán definirse claramente y ser objeto de
un examen periódico. Las sanciones sólo deberán imponerse cuando exista
una amenaza a la paz y la seguridad internacionales o se haya cometido un
acto de agresión, de conformidad con la Carta, y no se aplicarán
“preventivamente” en casos de simple violación del derecho internacional o
de los principios o normas internacionales. Las sanciones selectivas
podrían ser una opción mejor siempre que la población del Estado
seleccionado no sea víctima, directa ni indirectamente;
49.5. La transparencia, la franqueza y la coherencia son elementos
fundamentales que el Consejo de Seguridad debe respetar en todas sus
actividades, enfoques y procedimientos. Lamentablemente, el Consejo no ha
tenido en cuenta esos importantes factores en numerosas ocasiones. Entre
esos casos cabe mencionar la celebración de debates abiertos no
programados con notificaciones selectivas, la renuencia a celebrar debates
abiertos sobre algunas cuestiones de elevada importancia, las
restricciones a la participación en algunos de los debates abiertos y la
discriminación entre los miembros y los no miembros del Consejo, en
particular con respecto al orden de las intervenciones y el límite de
duración de éstas durante los debates abiertos, la no presentación de
informes especiales a la Asamblea General como se estipula en el Artículo
24 de la Carta, la presentación de informes anuales que siguen siendo
deficientes en cuanto a la información y el contenido analítico, y la
falta de parámetros mínimos para elaborar las evaluaciones mensuales por
las Presidencias del Consejo de Seguridad. El Consejo debe acatar las
disposiciones del Artículo 31 de la Carta, que permite a cualquier Estado
que no sea miembro del Consejo participar en los debates de los temas que
le afecten. Es preciso respetar rigurosamente el artículo 48 del
reglamento provisional del Consejo. Las reuniones a puertas cerradas y las
consultas oficiosas deberán mantenerse al mínimo y celebrarse a título
excepcional, como se estipula que sea; y
49.6. Los objetivos de la reforma del Consejo de Seguridad, que deben
analizarse de manera amplia, transparente y equilibrada, son los
siguientes:
a) asegurar que en el orden del día del Consejo se reflejen las
necesidades y los intereses de los países en desarrollo y los países
desarrollados por igual, de manera objetiva, racional, no selectiva y no
arbitraria;
b) velar por que la ampliación del Consejo, como órgano con la
responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad
internacionales, propicie un Consejo más democrático, más representativo,
más responsable y más eficaz;
c) democratizar el proceso de adopción de decisiones del Consejo, incluso
limitando y reduciendo el uso del veto con miras a su eliminación
definitiva y, en este contexto, el concepto de “autocontrol” voluntario es
insuficiente y no puede considerarse una opción. Otras opciones que
podrían considerarse son, entre otras:
• Limitar el ejercicio del derecho al veto con respecto a las medidas
adoptadas por el Consejo en virtud del Capítulo VII de la Carta;
• La posibilidad de anular el veto en el seno del Consejo mediante el voto
afirmativo de determinada cantidad de Estados Miembros, acorde con el
número de miembros de un Consejo ampliado;
• La posible anulación del veto por mayoría de dos tercios en la Asamblea
General con arreglo al procedimiento de Unidad para la Paz y con la
interpretación progresiva del Artículo 11 y el apartado 1) del Artículo 24
de la Carta;
d) asegurar que el reglamento del Consejo, que sigue siendo provisional
desde hace más de 50 años, se oficialice a fin de aumentar su
transparencia y nivel de rendición de cuentas.
50. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas anteriormente
y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
50.1. Pedir al Consejo que incremente el número de reuniones públicas, de
conformidad con los Artículos 31 y 32 de la Carta, y que esas reuniones
brinden oportunidades reales para tener en cuenta los criterios y las
contribuciones de todos los miembros de las Naciones Unidas, en particular
los países que no son miembros del Consejo, cuyos asuntos son objeto de
debate en ese órgano;
50.2. Pedir al Consejo de Seguridad que permita que las sesiones de
información a cargo de los Enviados o Representantes Especiales del
Secretario General y de la Secretaría de las Naciones Unidas, se celebren
en reuniones públicas, salvo en circunstancias excepcionales;
50.3. Pedir al Consejo que siga fortaleciendo su relación con la
Secretaría de las Naciones Unidas y con los países que aportan
contingentes, entre otras cosas, mediante una interacción sostenida,
periódica y oportuna. Las reuniones con los países que aportan
contingentes deberán celebrarse no sólo cuando se vayan a establecer los
mandatos, sino también durante su ejecución, cuando se analiza un cambio,
la renovación o la terminación del mandato de una misión, o cuando se
produce un rápido empeoramiento de la situación sobre el terreno. En este
contexto, el Grupo de Trabajo del Consejo sobre operaciones de
mantenimiento de la paz deberá incluir en sus deliberaciones, con más
frecuencia e intensidad, a los países que aportan contingentes,
especialmente en las etapas tempranas de la planificación de la misión;
50.4. Exhortar al Consejo de Seguridad a apoyar la primacía y el respeto
de la Carta en relación con sus funciones y poderes y reiterar que la
decisión del Consejo de Seguridad de iniciar debates oficiales u oficiosos
sobre la situación en cualquier Estado Miembro de las Naciones Unidas o
acerca de cualquier cuestión que no constituya una amenaza para la paz y
la seguridad internacionales, contraviene el Artículo 24 de Carta.
50.5. Pedir al Consejo que establezca sus órganos subsidiarios de
conformidad con la letra y el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas,
y que esos órganos funcionen de modo tal que proporcionen información
suficiente y oportuna sobre sus actividades a todos los miembros de las
Naciones Unidas;
50.6. Pedir al Consejo que evite acudir al Capítulo VII de la Carta como
pantalla para amparar el análisis de cuestiones que no necesariamente
suponen una amenaza inmediata a la paz y la seguridad internacionales, y
que utilice plenamente las disposiciones de otros Capítulos pertinentes,
cuando corresponda, en especial los Capítulos VI y VIII, antes de invocar
el Capítulo VII, que deberá ser una medida de último recurso, de ser
necesaria;
50.7. Oponerse a que el Consejo de Seguridad, mediante la imposición o la
prolongación de sanciones o su prórroga, intente tomar medidas contra
cualquier Estado con el pretexto o el fin de lograr los objetivos
políticos de uno o unos cuantos Estados, en lugar de actuar en interés
general de la comunidad internacional; e
50.8. Instar a los Países No Alineados, que son miembros del Consejo de
Seguridad , a que establezcan y defiendan, como consideren posible, las
posiciones y los objetivos mencionados anteriormente mientras sean
miembros del Consejo, y a tal fin, destacar la necesidad de revitalizar el
Grupo de Países No Alineados en el Consejo de Seguridad (Caucus), y
exhortar a los miembros del Grupo a que proporcionen información oportuna
y participen en consultas estrechas con los Países No Alineados, en
particular los países cuyos intereses y preocupaciones son objeto de
examen en el Consejo, así como a que mantengan al Movimiento continuamente
actualizado acerca de todos los acontecimientos y cuestiones pertinentes
de los que el Consejo se ocupa activamente.
F. Fortalecimiento del Consejo Económico y Social
51. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el papel del Consejo
Económico y Social como órgano principal para promover la cooperación
económica internacional, la coordinación, el examen de las políticas, el
diálogo sobre políticas y las recomendaciones sobre las cuestiones de
desarrollo económico y social así como para cumplir plenamente los
objetivos internacionales de desarrollo acordados en las grandes
conferencias y cumbres de las Naciones Unidas en las esferas económica
social y conexas, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio y
expresaron su determinación y compromiso de intensificar los esfuerzos
encaminados a ese fin.
G. Puesta en marcha del Consejo de Derechos Humanos
52. Al acoger con beneplácito el establecimiento del Consejo de Derechos
Humanos por los líderes de los Estados Miembros de las Naciones Unidas
durante la Cumbre Mundial de 2005, los Jefes de Estado o de Gobierno
destacaron que el Consejo debe tratar por igual los derechos civiles y
políticos y los derechos económicos, sociales y culturales, así como el
derecho al desarrollo. Destacaron además que el Consejo no debe permitir
los enfoques que provoquen confrontaciones, la explotación de los derechos
humanos con fines políticos, el señalamiento selectivo de determinados
países por consideraciones ajenas y la aplicación de un doble rasero en la
conducción de sus trabajos. A ese respecto, el Consejo debe respetar la
Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y las resoluciones
pertinentes de las Naciones Unidas.
53. Los Jefes de Estado o de Gobierno recalcaron la importancia de un
enfoque constructivo en la promoción y protección de todos los derechos
humanos y las libertades fundamentales y, en ese sentido, instaron al
Consejo de Derechos Humanos , recientemente establecido, a centrarse de
manera constructiva en el diálogo y la cooperación, el fomento de la
capacidad y la asistencia técnica a nivel internacional a fin de
garantizar la realización de todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales.
54. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron que el Movimiento de los
Países No Alineados deberá coordinar estrechamente su posición en las
esferas prioritarias siguientes:
a) Examen y racionalización de todos los mandatos existentes, los
procedimientos especiales, los órganos de expertos, el procedimiento
confidencial y las modalidades de consulta con las organizaciones no
gubernamentales (ONG) a fin de simplificar sus actividades y aumentar la
eficacia y eficiencia del mecanismo de derechos humanos; y
b) El Examen Periódico Universal que realizará el Consejo de Derechos
Humanos debe basarse en el informe y las informaciones presentados por el
Estado objeto de examen. También debe ser un mecanismo de cooperación
orientado a los resultados sobre la base de un diálogo interactivo, con la
plena participación del país pertinente y tomando en consideración sus
necesidades de fomento de la capacidad, y que ese mecanismo complemente, y
no duplique, la labor de los órganos creados en virtud de tratados,
teniendo en cuenta la necesidad de erradicar la selectividad, el doble
rasero y la politización en el examen de las cuestiones de derechos
humanos. Su objetivo deberá ser fortalecer la capacidad de los Estados
Miembros, previa solicitud, para cumplir sus obligaciones en materia de
promoción y protección de los derechos humanos. No deberá utilizarse como
mecanismo para coaccionar a los Estados y convertirlos en objeto de
resoluciones que obedezcan a motivos políticos contra el país de que se
trate.
c) La rápida adopción de un programa tipo para los períodos de sesiones
del Consejo de Derechos Humanos. Los temas del programa del Consejo deben
asignarse a cada uno de sus cuatro períodos de sesiones anuales de manera
equitativa y equilibrada, y de forma tal, además, que se permita la
participación efectiva de los países en desarrollo y las organizaciones no
gubernamentales. El programa del Consejo debe promover y fomentar el
desarrollo sostenible, mediante programas y asociaciones con los gobiernos.
Asimismo, debe fomentar la erradicación de la extrema pobreza y del hambre
y el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio. En este sentido, el
Consejo también debe acordar un programa, elaborado en el marco de los
instrumentos básicos sobre derechos humanos, que propicie la equiparación
del derecho al desarrollo con todos los otros derechos humanos y de las
libertades fundamentales.
d) Emprender con carácter de urgencia una reforma exhaustiva y coherente
de los órganos creados en virtud de tratados para garantizar la
periodicidad con que los Estados Partes deben presentar sus informes,
tomando en consideración la especificidad y singularidad de cada órgano.
Esta reforma deberá ser realizada en consulta plena con todos los Estados
Partes y con su aprobación.
e) Determinar los procedimientos para la presentación de los informes del
Consejo a la Asamblea General de las Naciones Unidas, con vista a la
aprobación universal de todos sus programas y actividades.
f) Asimismo, el Consejo debe además desarrollar sus relaciones con otras
entidades del sistema de las Naciones Unidas de conformidad con la
resolución 48/141 de la Asamblea General.
H. Actividades de consolidación de la paz después de los
conflictos y puesta en marcha de la Comisión de Consolidación de la Paz
55. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento con respecto a
las actividades de consolidación de la paz después de los conflictos de la
manera siguiente:
55.1. La aplicación del concepto de desarme, desmovilización,
reintegración y rehabilitación (DDRR) durante las operaciones de
mantenimiento de la paz y la reconstrucción después de los conflictos es
crucial. También es decisivo asignar el tiempo y los recursos requeridos
para reconstruir las sociedades asoladas por la guerra a fin de mantener
los niveles de paz y seguridad logrados y permitir la reintegración
significativa de los ex combatientes en la sociedad;
55.2. El Movimiento reafirmó la distinción establecida entre la asistencia
humanitaria y las operaciones de mantenimiento y de imposición de la paz,
así como las actividades operacionales, e insistió en que la asistencia
humanitaria está destinada a encarar las consecuencias, y no las causas,
del fenómeno. La asistencia humanitaria deberá mantenerse separada e
independiente de las actividades políticas o militares, y debe prestarse
de conformidad con los principios de humanidad, neutralidad e
imparcialidad, así como de los principios rectores contenidos en la
resolución 46/182 de la Asamblea General, de 12 de diciembre de 1991, la
legislación nacional y el derecho internacional humanitario; y
55.3. La labor de consolidación de la paz por parte de las Naciones Unidas
deberá continuar tras el cierre de las operaciones de mantenimiento de la
paz, y deberá llevarse a cabo de manera coherente, bien planificada,
coordinada y amplia, conjuntamente con otros instrumentos políticos,
socioeconómicos y de desarrollo, a fin de asegurar la transición sin
tropiezos hacia la paz y la seguridad duraderas.
56. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito el
establecimiento de la Comisión de Consolidación de la Paz, y tomaron nota
de su mandato esbozado en la resolución 60/180 de la Asamblea General.
Asimismo, tomaron nota de la puesta en marcha subsiguiente de una oficina
de apoyo a las operaciones de consolidación de la paz en la Secretaría de
las Naciones Unidas y, en espera de la decisión posterior de la Asamblea
General sobre su dotación de personal y sus funciones, reiteraron que, sin
perjuicio de las funciones y poderes de los demás órganos principales de
las Naciones Unidas en relación con las actividades de consolidación de la
paz después de los conflictos, debe encomendarse a la Asamblea General el
papel primordial en la formulación y ejecución de esas actividades y
políticas. Las acciones concertadas de los organismos internacionales son
esenciales para respaldar los programas nacionales de los Estados que
salen de conflictos, destinados a su reconstrucción y rehabilitación, con
miras a lograr el desarrollo económico y el progreso social. Los Jefes de
Estado o de Gobierno destacaron la importancia de fomentar las capacidades
y de que los propios países asuman la planificación y ejecución de las
actividades de consolidación de la paz después de los conflictos, y que
éstas se basen en los principios y propósitos de la Carta de las Naciones
Unidas y el derecho internacional.
57. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron que se espera que las
funciones y la estructura rectora previstas del fondo propuesto para la
consolidación de la paz, las cuales deberán ser examinadas y aprobadas por
la Asamblea General de conformidad con su resolución 60/180, se centren en
las actividades de fomento institucional y de las capacidades, a fin de
que el país objeto de examen pueda fortalecer la paz y el desarrollo
sostenible.
58. Los Jefes de Estado o de Gobierno alentaron a los Países No Alineados
que son miembros del Comité de Organización de la Comisión de
Consolidación de la Paz a asegurar que el reglamento y los métodos de
trabajo de la Comisión se utilicen para preservar el principio de
liderazgo y control nacional de las actividades de consolidación de la paz,
así como los propósitos fundamentales del establecimiento de la Comisión
con arreglo a las disposiciones pertinentes de la resolución 60/180 de la
Asamblea General. A este respecto acordaron crear un Grupo de Países (Caucus)
del MNOAL en el seno de la Comisión de Consolidación de la Paz, con miras
a coordinar las posiciones de los Países No Alineados en ese marco y a
mantener informado al Movimiento en cuanto a las actividades realizadas
por la Comisión.
I. Examen de los mandatos de los programas y las
actividades de las Naciones Unidas
59. Los Jefes de Estado o de Gobierno consideraron que la información
proporcionada por el Secretario General sobre el examen de los mandatos
era de índole informativa a fin de ayudar a los Estados Miembros a
examinar los mandatos de los programas y las actividades de las Naciones
Unidas, que datan de más de cinco años y no se han renovado desde entonces.
Recalcaron que el ejercicio deberá estar encaminado a fortalecer el
programa de trabajo de la Organización, a fin de que esté en mejores
condiciones de cumplir eficazmente sus mandatos, viejos y nuevos, y no a
reducir los gastos. Asimismo, pusieron de relieve la importancia de
evaluar la ejecución de los mandatos de la Organización, así como los
motivos de su ejecución parcial o su no ejecución, a fin de tomar una
decisión bien informada con respecto a cada mandato que se esté examinando.
También recalcaron que al examinar los mandatos deberá respetarse
plenamente los mandatos delicados desde el punto de vista político, y que,
antes de tomar cualquier decisión sobre los mandatos, se llegue a un
acuerdo en principio sobre la manera en que se analizarán. Los Jefes de
Estado o de Gobierno insistieron además en que dicho ejercicio deberá
adherirse al principio del examen individual, de modo que se aborde la
naturaleza política del tema, respetando, al propio tiempo, otras
gestiones pertinentes y paralelas emprendidas por la Asamblea General.
60. Los Jefes de Estado o de Gobierno rechazaron las gestiones de algunas
partes destinadas a integrar el Organismo de Obras Públicas y Socorro de
las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente
(OOPS) bajo el mandato del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados. Sostuvieron que los mandatos y objetivos de los dos
organismos diferían y que rechazaban completamente la mera intención de
fusionarlos, habida cuenta de la excepcional situación de larga data de
los refugiados palestinos. Los Jefes de Estado o de Gobierno afirmaron que
el OOPS, desde su establecimiento en virtud de la resolución 302 (IV) de
la Asamblea General, de 8 de diciembre de 1949, ha desempeñado un papel
esencial en el mejoramiento de la difícil situación de los refugiados
palestinos, y que su funcionamiento continuo es esencial para el bienestar
de los refugiados palestinos en toda la región, así como para la
estabilidad de la región en general, en espera de que se logre una
solución justa a la cuestión de los refugiados palestinos. En ese sentido,
afirmaron además que la cuestión decisiva del funcionamiento del OOPS
entraña no solamente la prestación de asistencia humanitaria vital a los
refugiados palestinos en todos los países de acogida, sino también una
dimensión política compleja. Por consiguiente, los Jefes de Estado o de
Gobierno reafirmaron su apoyo enérgico y permanente al mandato del OOPS
hasta que se logre una solución justa y duradera a la difícil situación de
los refugiados palestinos, de conformidad con la resolución 194 (III) de
la Asamblea General de 11 de diciembre de 1948.
61. Los Jefes de Estado o de Gobierno también rechazaron las propuestas
dirigidas a suspender programas de gran importancia para los países en
desarrollo, en particular el Programa ordinario de cooperación técnica.
J. Reforma de la Secretaría y la Administración de las
Naciones Unidas
62. Reconociendo que la reforma de las Naciones Unidas es un programa
colectivo de sus miembros, los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron
que debe escucharse y respetarse la voz de cada Estado Miembro durante el
proceso de reforma, independientemente de su nivel de contribuciones
aportadas al presupuesto de la Organización.
63. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en que los
objetivos de la reforma de la Secretaría de las Naciones Unidas y de su
administración, que deberán incluir la reforma de los sistemas de
administración de justicia y la gestión de los recursos humanos, son los
siguientes:
a) responder más eficazmente a las necesidades de los Estados Miembros;
b) continuar fortaleciendo y actualizando el papel, la capacidad, la
eficacia y la eficiencia de las Naciones Unidas, mejorando así su
desempeño a fin de realizar el pleno potencial de la Organización, de
conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones
Unidas;
c) asegurar un mayor nivel de rendición de cuentas de los funcionarios de
la Secretaría;
d) fortalecer el marco de rendición de cuentas de la Secretaría y las
medidas para su aplicación eficaz; y
e) velar por que el resultado final del proceso de reforma sea asegurar
que las Naciones Unidas puedan cumplir todos sus mandatos con mayor
eficacia y eficiencia.
64. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron que la reforma de la
Secretaría de las Naciones Unidas y de su administración no deberá:
a) modificar la naturaleza intergubernamental de los procesos de adopción
de decisiones, supervisión y vigilancia de la Organización;
b) ser un ejercicio encaminado a reducir los gastos de la Organización;
c) reducir los niveles presupuestarios de la Organización;
d) financiar más actividades con cargo a la reserva de recursos existentes
de la Organización; y
e) redefinir las funciones y los poderes de los principales órganos de la
Organización.
Las Naciones Unidas: Situación financiera y arreglos
financieros
65. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento con respecto a
la situación financiera y los arreglos financieros de las Naciones Unidas
de la manera siguiente:
65.1. El Movimiento seguía preocupado por la situación financiera de las
Naciones Unidas como resultado del incumplimiento por parte de algunos
Estados Miembros, en especial los principales Estados contribuyentes, de
la obligación de pagar las cuotas asignadas en su totalidad, de forma
oportuna y sin condiciones, de conformidad con la Carta y las resoluciones
pertinentes de la Asamblea General;
65.2. El Movimiento reiteró que sigue siendo crucial asegurar que todas
las decisiones relativas al establecimiento de prioridades de las Naciones
Unidas se adopten de manera inclusiva y transparente, y que la
Organización cuente con los recursos necesarios para ejecutar de manera
plena y eficaz todos los programas y las actividades encomendados, así
como con los recursos requeridos para garantizar la calidad de los
servicios necesarios para el funcionamiento de su mecanismo
intergubernamental. En este contexto, es motivo de preocupación para el
Movimiento el efecto negativo ocasionado por las medidas de recorte;
65.3. El principio de la capacidad de pago de los Estados Miembros debe
seguir siendo un criterio fundamental en el prorrateo de los gastos de la
Organización;
65.4. Es preciso adherirse a los principios generales que rigen la
financiación de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones
Unidas, establecidos en las resoluciones pertinentes de la Asamblea
General. En este contexto, deberá ponerse fin a la práctica continua de
los préstamos cruzados del Presupuesto para Operaciones de Mantenimiento
de la Paz al Presupuesto Ordinario de las Naciones Unidas, lo que provocó,
entre otras cosas, retraso en el reembolso a los países que contribuyen
con contingentes y equipo. Por una parte, deberá encontrarse un equilibrio
adecuado entre el nivel y la urgencia con que se financian las actividades
de mantenimiento de la paz y, por la otra, la disponibilidad de los
recursos necesarios para la ejecución plena, de todos los programas y las
actividades encomendados por la Asamblea General, en particular en las
esferas económica y social; y
65.5. Deberán mantenerse los procedimientos existentes de presentación de
informes sobre el ciclo presupuestario y de financiación, y fortalecer el
papel de los Estados Miembros en la evaluación de programas de la
Organización.
66. Los Jefes de Estado o de Gobierno rechazaron firmemente los intentos
de imponer condiciones al proceso de reforma, que repercutirían
negativamente en la atmósfera de confianza necesaria para las
negociaciones, deploraron la medida excepcional y sin precedente de
restringir al Secretario General a realizar gastos por un valor limitado a
un primer tramo de sólo el cincuenta por ciento del presupuesto de las
Naciones Unidas para 2006, y destacaron que esa medida había perjudicado
la ejecución de los programas en la Organización. Los Jefes de Estado o de
Gobierno lamentaron que algunos Estados miembros no pertenecientes al
Movimiento, no lograran adherirse a la decisión de consenso para levantar
el límite impuesto.
67. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas anteriormente
y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
67.1. Instar a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas que estén
en mora, en particular a los principales Estados contribuyentes, a que
procedan al pago de sus cuotas pendientes sin mayor dilación y a que
paguen sus cuotas futuras en su totalidad, de forma oportuna y sin imponer
condiciones previas, de conformidad con la Carta y las resoluciones
pertinentes de la Asamblea General, conscientes, al propio tiempo, de la
situación especial que enfrentan algunos países en desarrollo y que pone
en peligro la capacidad de pago de las cuotas asignadas.
Las Naciones Unidas: Operaciones de mantenimiento de la paz
68. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron los principios que rigen
las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas,
adoptados en la
XI Conferencia Ministerial del MNOAL, celebrada en El Cairo en 1994, y
reiteraron la posición del Movimiento respecto de las operaciones de
mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas adoptada en la Duodécima
Cumbre, celebrada en Durban en 1998, y que fue reiterada una vez más en la
XIII Cumbre, celebrada en Kuala Lumpur en 2003, y en la Décimo Cuarta
Conferencia Ministerial, celebrada en Durban en 2004.
69. Los Jefes de Estado o de Gobierno encomiaron la importante y
significativa contribución del Movimiento al mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales bajo los auspicios de las Naciones Unidas, y
señalaron que en estos momentos los Países No Alineados aportan más del
80% del personal de mantenimiento de la paz sobre el terreno. Los Jefes de
Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez y pertinencia de
las posiciones de principio del Movimiento con respecto a las operaciones
de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, de la manera siguiente:
69.1. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron que correspondía a las
Naciones Unidas la responsabilidad fundamental del mantenimiento de la paz
y la seguridad internacionales y que el papel de los arreglos regionales,
en ese sentido, deberá ajustarse al Capítulo VIII de la Carta y no deberá
en forma alguna sustituir el papel de las Naciones Unidas, ni evadir la
plena aplicación de los principios rectores de las operaciones de
mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas;
69.2. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron que en el
establecimiento de toda operación de mantenimiento de la paz o prórroga
del mandato de las operaciones existentes deberán respetarse estrictamente
los principios de la Carta de las Naciones Unidas, así como los principios
que han venido a regir esas operaciones y que se han convertido en sus
principios básicos, a saber, el consentimiento de las partes, el no uso de
la fuerza excepto en legítima defensa, y la imparcialidad. Los Jefes de
Estado o de Gobierno destacaron además que el respeto a los principios de
igualdad soberana, independencia política, integridad territorial de todos
los Estados y no injerencia en cuestiones que son esencialmente de su
jurisdicción interna, deberá mantenerse también en ese sentido.
69.3. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en que ,desde el
principio, deberá proporcionarse a las operaciones de mantenimiento de la
paz de las Naciones Unidas apoyo político, recursos humanos, financieros y
logísticos suficientes, y mandatos claramente definidos y viables;
69.4. Los Jefes de Estado o de Gobierno exhortaron al Consejo de Seguridad
a que, al establecer el mandato de una operación de mantenimiento de la
paz de las Naciones Unidas, autorice el número óptimo de efectivos a fin
de que puedan cumplir las tareas encomendadas;
69.5. Los Jefes de Estado o de Gobierno recalcaron que las operaciones de
mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas no deberán utilizarse como
substituto para encarar la génesis del conflicto, sino que deberán
abordarse de forma coherente, bien planeada, coordinada y exhaustiva,
junto con los demás instrumentos políticos, sociales, económicos y de
desarrollo. Sostuvieron además que las Naciones Unidas deberán examinar la
forma de continuar esta labor, sin interrupción, después de finalizadas
las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, a fin
de garantizar la transición sin tropiezos hacia la paz y la seguridad
duraderas.
69.6. Los Jefes de Estado o de Gobierno, al tiempo que reconocieron el
incremento de las operaciones de mantenimiento de la paz que requieren una
respuesta genuina y concertada de todos los miembros de las Naciones
Unidas, en particular de los países desarrollados, exhortaron a esos
países a participar en las operaciones de mantenimiento de la paz de las
Naciones Unidas y compartir la carga que ello entraña;
69.7. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que la financiación de
las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas con
cargo a contribuciones voluntarias, no deberá influir en las decisiones
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de establecer operaciones
de mantenimiento de la paz ni afectar sus mandatos;
69.8. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la importancia del
despliegue rápido y efectivo de las operaciones de mantenimiento de la paz
de las Naciones Unidas, e incluso de los refuerzos si fuesen necesarios;
69.9. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron que el Comité Especial
de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas es el
único foro de la Organización autorizado para examinar exhaustivamente
toda la cuestión de las operaciones de mantenimiento de la paz de las
Naciones Unidas en todos sus aspectos;
69.10. Los Jefes de Estado o de Gobierno exhortaron a la Secretaría de las
Naciones Unidas y a las partes interesadas a conceder máxima prioridad a
la seguridad y la protección del personal de mantenimiento de la paz de
las Naciones Unidas sobre el terreno, habida cuenta del empeoramiento de
la situación de seguridad reinante en muchas de las misiones. En este
contexto, condenaron en los términos más enérgicos el asesinato de
efectivos de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en diversas
misiones y expresaron su profundo pesar por el reciente asesinato de
miembros de la FPNUL en el Líbano;
69.11. Los Jefes de Estado o de Gobierno recalcaron que los países que
aportan tropas deberán participar temprana y plenamente en todos los
aspectos y etapas de las operaciones de mantenimiento de la paz de las
Naciones Unidas, e instaron a una interacción más frecuente y sustantiva
entre el Consejo de Seguridad, la Secretaría de las Naciones Unidas y los
países que aportan tropas. En ese sentido, solicitaron la aplicación plena
y efectiva de los mecanismos existentes establecidos en la Resolución 1353
(2001) del Consejo de Seguridad y la Nota del Presidente del Consejo de
Seguridad, de fecha 14 de enero de 2002 (S/2002/56);
69.12. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en que
cualquier invitación por parte de la Secretaría de las Naciones Unidas
para participar en las reuniones destinadas a establecer una nueva misión
de mantenimiento de la paz de la Organización o ampliar las ya existentes
debe ser transparente e incluir a todos los países que aportan
contingentes y fuerzas de policía;
69.13. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron la opinión de que debe
tenerse en cuenta el ulterior desarrollo de los mecanismos en el
párrafo 69.11 supra, con miras al logro de los objetivos de las
operaciones de mantenimiento de la paz;
69.14. Los Jefes de Estado o de Gobierno insistieron en la importancia
decisiva de que la adquisición de bienes y servicios para apoyar las
operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas sea oportuna,
eficiente, transparente y eficaz en función de los costos, y reiteraron el
criterio de que era preciso garantizar una mayor participación de los
Países No Alineados en las adquisiciones de las Naciones Unidas;
69.15. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron las enormes
contribuciones y sacrificios de los efectivos de mantenimiento de la paz y
destacaron que todo el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones
Unidas desempeña sus funciones de una manera que preserva la imagen, la
credibilidad, la imparcialidad y la integridad de las Naciones Unidas.
También subrayaron la importancia de mantener la política de tolerancia
cero al encarar todos los casos de explotación y abuso sexuales cometidos
por el personal de mantenimiento de la paz. En ese sentido, acogieron con
agrado la labor del Asesor Especial del Secretario General contra la
explotación y el abuso sexuales, y expresaron su apoyo a los progresos
obtenidos en esta cuestión hasta el momento;
69.16. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su apoyo a los
esfuerzos permanentes encaminados a fortalecer la capacidad de África para
las operaciones de mantenimiento de la paz;
69.17. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron al Secretario General a
que continuara su labor de conformidad con las resoluciones de la Asamblea
General a fin de encarar el actual desequilibrio en la representación
geográfica, y en la representación de los países que aportan contingentes
que no están representados y los insuficientemente representados, en
particular en las labores propias del cuadro orgánico y de dirección del
Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones
Unidas, así como en las misiones sobre el terreno. El Movimiento seguía
preocupado por la dotación de personal y la estructura del Departamento de
Operaciones de Mantenimiento de la Paz, en que los Países Miembros del
MNOAL están insuficientemente representados, en particular en las labores
propias del cuadro orgánico;
69.18. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron los progresos
logrados en la tramitación de las reclamaciones de reembolso a los países
que aportan contingentes, e instaron a la Secretaría a que continuara
avanzando en este sentido;
69.19. Los Jefes de Estado o de Gobierno insistieron nuevamente en que
todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas deben pagar las cuotas
asignadas en su totalidad, de forma oportuna y sin condiciones.
Reafirmaron la obligación de los Estados Miembros, con arreglo al Artículo
17 de la Carta de las Naciones Unidas, de sufragar los gastos de la
Organización en la proporción que determine la Asamblea General, teniendo
en cuenta la responsabilidad especial que incumbe a los Miembros
Permanentes del Consejo de Seguridad, como se indica en la resolución 1874
(S-IV) de la Asamblea General, de 27 de junio de 1963; y
69.20. Los Jefes de Estado o de Gobierno rindieron homenaje a la valentía
y dedicación del personal de mantenimiento de la paz de las Naciones
Unidas y a los que han perdido la vida al servicio de la paz.
Desarme y seguridad internacional
70. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y reiteraron las
posiciones de principios de larga data del Movimiento sobre desarme y
seguridad internacionales, incluidas las decisiones adoptadas en la XII
Cumbre celebrada en Durban en 1998, la XIII Cumbre celebrada en Kuala
Lumpur en 2003, la XIII Conferencia Ministerial celebrada en Cartagena en
2000, la XIV Conferencia Ministerial celebrada en Durban en 2004 y la
Conferencia Ministerial celebrada en Putrajaya, Malasia, en mayo de 2006.
71. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profunda preocupación
por la difícil y compleja situación imperante en materia de desarme y
seguridad internacional. En ese sentido, instaron a renovar los esfuerzos
con miras a salir del actual estancamiento y lograr el desarme y la no
proliferación nucleares en todos sus aspectos.
72. Al reafirmar la validez absoluta de la diplomacia multilateral en la
esfera del desarme y la no proliferación, los Jefes de Estado o de
Gobierno expresaron su decisión de promover el multilateralismo como
principio básico de las negociaciones en materia de desarme y no
proliferación y, en ese sentido, acogieron con beneplácito la aprobación
de la resolución 60/59 de la Asamblea General sobre la promoción del
multilateralismo en la esfera del desarme y la no proliferación.
73. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profunda preocupación
ante el hecho de que se recurriera cada vez más al unilateralismo y, en
este contexto, subrayaron que el multilateralismo y las soluciones
acordadas multilateralmente, de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas, constituyen el único método sostenible para hacer frente a las
cuestiones de desarme y seguridad internacionales.
74. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron las posiciones de
principio del Movimiento con respecto al desarme nuclear, que seguía
siendo su máxima prioridad, y sobre las cuestiones conexas de la no
proliferación nuclear en todos sus aspectos, y destacaron la importancia
de que la labor encaminada a la no proliferación se realizara
paralelamente a los esfuerzos simultáneos encaminados al desarme nuclear.
Asimismo, recalcaron su preocupación ante la amenaza que supone para la
humanidad la existencia permanente de las armas nucleares y su posible uso
o amenaza de uso. Asimismo reiteraron su profunda preocupación por el
lento avance hacia el desarme nuclear y la falta de progreso por parte de
los Estados poseedores de armas nucleares en la eliminación total de sus
arsenales nucleares. Destacaron la necesidad de que los Estados poseedores
de armas nucleares cumplieran el compromiso inequívoco que contrajeron en
2000 en lo tocante a conseguir la eliminación total de las armas nucleares
y, en este sentido, subrayaron la necesidad acuciante de comenzar las
negociaciones sin dilación.
75. Los Jefes de Estado o de Gobierno seguían profundamente preocupados
por las doctrinas de defensa estratégica de los Estados poseedores de
armas nucleares, incluido el “Concepto de Alianza Estratégica de la OTAN”,
que no sólo establece justificaciones para el uso o la amenaza del uso de
las armas nucleares, sino que sostiene conceptos injustificables sobre la
seguridad internacional basados en la promoción y el desarrollo de
alianzas militares y políticas de disuasión nuclear.
76. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron que el perfeccionamiento
de las armas nucleares existentes y el desarrollo de nuevos tipos de armas
nucleares previstos en la Revisión de la Postura Nuclear de los Estados
Unidos contravienen las garantías de seguridad proporcionadas por los
Estados poseedores de armas nucleares. Reafirmaron además que ese
perfeccionamiento, así como el desarrollo de nuevos tipos de esas armas
violan los compromisos contraídos por los Estados poseedores de armas
nucleares al momento de concertar el Tratado de prohibición completa de
los ensayos nucleares.
77. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron que el progreso en
materia de desarme nuclear y no proliferación en todos sus aspectos es
esencial para fortalecer la paz y la seguridad internacionales.
Reafirmaron que los esfuerzos en pro del desarme nuclear, los enfoques
mundiales y regionales y las medidas de fomento de la confianza se
complementan entre sí y, en la medida de lo posible, deben aplicarse
simultáneamente con miras a promover la paz y la seguridad a los niveles
regional e internacional.
78. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron la importancia y
pertinencia de la Comisión de Desarme de las Naciones Unidas como el único
órgano especializado de deliberación dentro del mecanismo multilateral de
desarme de las Naciones Unidas. Continuaron apoyando plenamente la labor
de la Comisión de Desarme de las Naciones Unidas, y exhortaron a los
Estados Miembros de las Naciones Unidas a que dieran muestra de la
voluntad política y la flexibilidad necesarias para llegar a un acuerdo
sobre las recomendaciones basadas en sus dos temas del programa durante el
ciclo en curso.
79. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron la importancia de la
Conferencia de Desarme como único órgano multilateral de negociación sobre
desarme, y reiteraron su llamamiento a la Conferencia de Desarme a que
acordara un programa de trabajo equilibrado y amplio mediante el
establecimiento, entre otras cosas, de un comité ad hoc sobre desarme
nuclear lo antes posible y como cuestión de máxima prioridad. Subrayaron
la necesidad de iniciar las negociaciones sobre un programa gradual para
la eliminación total de las armas nucleares dentro de un plazo determinado,
incluida una convención sobre armas nucleares. Los Jefes de Estado o de
Gobierno reafirmaron la importancia de la conclusión unánime de la Corte
Internacional de Justicia sobre la obligación de mantener de buena fe y
concluir las negociaciones relativas al desarme nuclear en todos sus
aspectos bajo un estricto y eficaz control internacional.
80. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su apoyo a la celebración
del cuarto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de
las Naciones Unidas dedicado al desarme (SSOD-IV) y reiteraron además su
profunda preocupación por la falta de consenso sobre las deliberaciones
para examinar los objetivos y el programa del cuarto período
extraordinario de sesiones de la Asamblea General dedicado al desarme.
Insistieron en la necesidad de volver a convocar al Grupo de Trabajo de
composición abierta para el cuarto período extraordinario de sesiones de
la Asamblea General dedicado al desarme en una fecha temprana,
preferiblemente en 2007, como encomendó la Asamblea General, con miras a
llegar a un acuerdo sobre los objetivos y el programa del cuarto período
extraordinario de sesiones de la Asamblea General dedicado al desarme,
incluida la posibilidad de establecer su comité preparatorio.
81. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron nuevamente a que se
celebrara una conferencia internacional para determinar los medios de
eliminar los peligros nucleares, a la brevedad posible, con el objetivo de
llegar a un acuerdo sobre un programa gradual destinado a la eliminación
total de las armas nucleares dentro de un plazo determinado, con miras a
eliminar todas las armas nucleares, prohibir su desarrollo, producción,
adquisición, ensayo, almacenamiento, transferencia, uso o amenaza de uso,
y a estipular su destrucción.
82. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que la eliminación total
de las armas nucleares era la única garantía absoluta contra el uso o la
amenaza del uso de esas armas y reafirmaron además que los países no
poseedores de armas nucleares deberían recibir garantías efectivas de los
países poseedores de armas nucleares contra el uso o la amenaza del uso de
esas armas. En espera de la eliminación total de las armas nucleares, los
Jefes de Estado o de Gobierno instaron a que, como cuestión prioritaria,
se creara un instrumento universal, incondicional y jurídicamente
vinculante sobre garantías de seguridad para los Estados no poseedores de
armas nucleares. Tomaron nota del establecimiento, en 1998, de un Comité
ad hoc sobre acuerdos internacionales eficaces para dar garantías a los
Estados no poseedores de armas nucleares contra el empleo o la amenaza del
empleo de armas nucleares en la Conferencia sobre Desarme, a fin de
negociar garantías de seguridad universales, incondicionales y
jurídicamente vinculantes a todos los Estados no poseedores de armas
nucleares.
83. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la importancia de lograr
la adhesión universal al Tratado de prohibición completa de los ensayos
nucleares, incluidos todos los Estados poseedores de armas nucleares, que,
entre otras cosas, deben contribuir al proceso de desarme nuclear. Los
Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron que para que se cumplieran
plenamente los objetivos del Tratado, sería esencial contar con el
compromiso permanente de todos los Estados signatarios, especialmente de
los Estados poseedores de armas nucleares, con vistas al desarme nuclear.
84. Los Jefes de Estado o de Gobierno, al señalar la entrada en vigor del
Tratado de Moscú de 2002 entre la Federación de Rusia y los Estados Unidos,
hicieron hincapié en que la reducción en el despliegue y en el estado
operacional no puede sustituir los recortes irreversibles ni la
eliminación total de las armas nucleares, y exhortaron a los Estados
Unidos y a la Federación de Rusia a aplicar los principios de
transparencia, irreversibilidad y verificabilidad a fin de reducir aún más
sus arsenales nucleares, tanto las ojivas como los sistemas vectores, con
arreglo al Tratado.
85. Los Jefes de Estado o de Gobierno siguieron expresando su preocupación
por las consecuencias negativas del desarrollo y el despliegue de los
sistemas de defensa contra proyectiles antibalísticos y la búsqueda de
tecnologías militares avanzadas que pueden ser desplegadas en el espacio
ultraterrestre que, entre otras cosas, han contribuido al continuo
empeoramiento del entorno internacional propicio para promover el desarme
y fortalecer la seguridad internacional. La abrogación del Tratado sobre
la limitación de los sistemas de proyectiles antibalísticos supone nuevos
retos para la estabilidad estratégica y la prevención de la carrera de
armamentos en el espacio ultraterrestre. Los Jefes de Estado o de Gobierno
seguían preocupados por el hecho de que la puesta en marcha de un sistema
nacional de defensa contra misiles podría desencadenar una carrera de
armamentos y el desarrollo ulterior de sistemas avanzados de misiles y un
aumento del número de armas nucleares.
86. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron el interés común de
toda la humanidad en la exploración y el uso del espacio ultraterrestre
con fines pacíficos, y destacaron que la prevención de la carrera de
armamentos en el espacio ultraterrestre evitaría un grave peligro para la
paz y la seguridad internacionales. Destacaron además la importancia
primordial de que se respeten estrictamente los acuerdos existentes sobre
limitación de armamentos y sobre desarme relativos al espacio
ultraterrestre, incluidos los acuerdos bilaterales, así como el régimen
jurídico vigente respecto de la utilización del espacio ultraterrestre.
También subrayaron la necesidad urgente de comenzar la labor sustantiva en
la Conferencia de Desarme sobre la prevención de una carrera de armamentos
en el espacio ultraterrestre.
87. Los Jefes de Estado o de Gobierno seguían convencidos de la necesidad
de contar con un enfoque negociado multilateralmente, universal, amplio,
transparente y no discriminatorio respecto de la cuestión de los misiles
en todos sus aspectos como una contribución a la paz y la seguridad
internacionales. Además, expresaron su apoyo a que se continuara
trabajando en las Naciones Unidas con miras a seguir estudiando la
cuestión de los misiles en todos sus aspectos. En ese sentido, hicieron
hincapié en la necesidad de mantener el tema en el programa de la Asamblea
General de las Naciones Unidas y en que, de conformidad con su resolución
59/67, se estableciera un Grupo de Expertos Gubernamentales sobre la
cuestión de los misiles en todos sus aspectos en 2007. En espera de que se
establezca ese mecanismo universal relacionado con los sistemas vectores
de armas de destrucción en masa, toda iniciativa encaminada a atender a
esas preocupaciones de forma eficaz, sostenible y cabal seguirá un proceso
inclusivo de negociaciones, en un foro en que todos los Estados puedan
participar en pie de igualdad. Además, subrayaron la importancia de que
las precupaciones de todos los Estados en materia de seguridad a los
niveles regional e internacional se tuvieran en cuenta en los enfoques
relativos a la cuestión de los misiles en todos sus aspectos.
88. Los Jefes de Estado o de Gobierno consideraron que el establecimiento
de las zonas libres de armas nucleares (ZLAN) creadas en virtud de los
tratados de Tlatelolco, Rarotonga, Bangkok y Pelindaba, y la condición de
Mongolia como país libre de armas nucleares, son pasos positivos y medidas
importantes encaminados a fortalecer el desarme nuclear y la no
proliferación en todo el mundo. Acogieron con beneplácito la firma del
Tratado sobre una zona libre de armas nucleares en Asia Central, en
Semipalatinsk, el 8 de septiembre de 2006, por los Ministros de Relaciones
Exteriores de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán,
y consideraron el establecimiento de esa zona una contribución eficaz al
fortalecimiento de la paz y la seguridad regional y mundial. Reiteraron
que, en el contexto de las ZLAN, es esencial que los Estados poseedores de
armas nucleares proporcionen a todos los Estados de la zona garantías
incondicionales contra el uso o la amenaza del uso de armas nucleares.
Instaron a los Estados a la firma de acuerdos libremente concertados entre
los Estados de la región en cuestión con miras a establecer nuevas ZLAN en
las regiones en que no existan, particularmente en Asia Central, de
conformidad con las disposiciones del Documento Final del primer período
extraordinario de sesiones de la Asamblea General dedicado al desarme (SSOD-I)
y los principios adoptados por la Comisión de Desarme de las Naciones
Unidas en 1999. Tomaron nota con satisfacción de la celebración de la
Primera Conferencia de Estados partes y signatarios de Tratados de Zonas
Libres de Armas Nucleares, celebrado en Tlatelolco, México, del 26 al 28
de abril de 2005 y, en este contexto, exhortaron a los Estados partes y
signatarios de Tratados sobre las ZLAN a que pusieran en práctica nuevas
formas de cooperación entre sí, sus órganos creados en virtud de tratados,
y demás Estados interesados.
89. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su apoyo al
establecimiento de una zona libre de todas las armas de destrucción en
masa en el Oriente Medio. A tal fin, reafirmaron la necesidad de
establecer, con prontitud, una zona libre de armas nucleares en el Oriente
Medio de conformidad con la resolución 487 (1981), y el párrafo 14 de la
resolución 687 (1991) del Consejo de Seguridad y las resoluciones
pertinentes de la Asamblea General aprobadas por consenso. Los Jefes de
Estado o de Gobierno exhortaron a todas las partes interesadas a que
tomaran medidas urgentes y prácticas encaminadas al cumplimiento de la
propuesta presentada por el Irán en 1974 con miras a establecer dicha zona
y, en espera de su establecimiento, exigieron a Israel, único país de la
región que no se ha adherido al Tratado sobre la no proliferación de las
armas nucleares (TNP), ni declarado su intención de hacerlo, que renuncie
a poseer armas nucleares, que se adhiera al TNP sin demora, que someta de
inmediato todas sus instalaciones nucleares al régimen de salvaguardias
totales del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de
conformidad con la resolución 487 (1981) del Consejo de Seguridad, y que
realice sus actividades nucleares conexas de conformidad con el régimen de
no proliferación. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron gran
preocupación por la capacidad nuclear que ha adquirido Israel, que
presupone una grave y permanente amenaza a la seguridad de los Estados
vecinos y de otros Estados, y condenaron a Israel por seguir desarrollando
y acumulando arsenales nucleares. Consideraron que no puede lograrse
estabilidad en una región en que se mantienen enormes desequilibrios en
cuanto a la capacidad militar, particularmente debido a la posesión de
armas nucleares, lo que permite que una parte amenace a sus vecinos, y a
la región. Acogieron con beneplácito además la iniciativa del Excmo. Sr.
Mohammed Hosni Mubarak, Presidente de la República Árabe de Egipto, sobre
el establecimiento de una zona libre de armas de destrucción en masa en el
Oriente Medio, y en este contexto, tuvieron en cuenta el proyecto de
resolución presentado el 29 de diciembre de 2003 al Consejo de Seguridad
por la República Árabe Siria, en nombre del Grupo de Estados Árabes,
relativa al establecimiento de una zona libre de armas de destrucción en
masa en el Oriente Medio. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron que
era preciso tomar las medidas necesarias en los diferentes foros
internacionales con miras al establecimiento de esta zona. Pidieron además
la prohibición total y completa de la transferencia a Israel de todo
equipo, información, material e instalaciones, recursos o dispositivos del
ámbito nuclear, así como la prestación de asistencia a ese país en el
campo científico y tecnológico relacionado con la esfera nuclear. Al
respecto, expresaron su grave preocupación por el hecho de que un Estado
poseedor de armas nucleares siga brindando acceso a sus instalaciones
nucleares a científicos israelíes. Este hecho podría tener repercusiones
negativas graves para la seguridad regional así como para la fiabilidad
del régimen mundial de no proliferación.
90. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron la importancia de
observar las normas ambientales en la preparación y la aplicación de los
acuerdos de desarme y limitación de armamentos. Reafirmaron que en los
foros internacionales de desarme se deberían tener plenamente en cuenta
las normas ambientales pertinentes al negociar los tratados y acuerdos
internacionales sobre desarme y que todos los Estados, mediante sus
acciones, deberían contribuir cabalmente a velar por que se cumplan esas
normas al aplicar los tratados y las convenciones en los cuales sean
partes.
91. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la importancia de las
actividades de las Naciones Unidas a nivel regional destinadas a
incrementar la estabilidad y la seguridad de sus Estados Miembros,
actividades que podrían promoverse de manera sustantiva mediante el
mantenimiento y la revitalización de los tres centros regionales para la
paz y el desarme.
92. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en el Tratado
sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP), al reafirmar el
conjunto de acuerdos de la Conferencia de 1995 de las Partes encargada del
examen y la prórroga del TNP y el Documento Final de la Conferencia de las
Partes del Año 2000 encargada del examen del TNP, expresaron su decepción
ante la incapacidad de la Conferencia de las Partes del Año 2005 encargada
del examen del TNP para adoptar recomendaciones sustantivas. Los Jefes de
Estado o de Gobierno reiteraron su llamamiento a todos los Estados partes
en el Tratado para que se comprometieran firmemente a aplicar todas las
disposiciones del Tratado y exhortaron a la plena aplicación de las 13
medidas prácticas destinadas a procurar de manera sistemática y progresiva
la aplicación del artículo VI del Tratado sobre la no proliferación, en
particular el compromiso inequívoco por parte de los Estados poseedores de
armas nucleares de lograr la eliminación total de sus arsenales nucleares
con miras al desarme nuclear. Asimismo, recordaron que en el Documento
Final de la Conferencia de las Partes del Año 2000 encargada del examen
del TNP se reiteró que las garantías de seguridad jurídicamente
vinculantes ofrecidas por los cinco Estados poseedores de armas nucleares
a los Estados partes en el Tratado que no las poseen reforzaban el régimen
de no proliferación de las armas nucleares, en espera de la eliminación
total de dichas armas. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron la
importancia de establecer órganos subsidiarios en las Comisiones
Principales de la Conferencia de las Partes del Año 2010 encargada del
examen del TNP a fin de deliberar acerca de las medidas prácticas
destinadas a procurar de manera sistemática y progresiva la eliminación de
las armas nucleares, considerar y recomendar propuestas sobre la
aplicación de la resolución sobre el Oriente Medio, aprobada por la
Conferencia de 1995 de las Partes encargada del examen y la prórroga del
Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares, y considerar las
garantías de seguridad. En este sentido, subrayaron la necesidad de que en
las reuniones del Comité Preparatorio se continúe asignando
específicamente tiempo para las deliberaciones sobre el desarme nuclear,
la aplicación de la resolución de 1995 sobre el Oriente Medio y las
garantías de seguridad. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron el
acuerdo de que la Conferencia de examen estará presidida por un
representante del Movimiento.
93. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en el TNP
pidieron a los Estados poseedores de armas nucleares que cumplieran sus
compromisos de no usar ni amenazar con usar armas nucleares contra Estados
no poseedores de dichas armas que son partes en el Tratado, ni contra las
zonas libres de armas nucleares, en ningún momento ni bajo ninguna
circunstancia, en espera de la conclusión de un instrumento jurídicamente
vinculante sobre garantías de seguridad.
94. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el derecho inalienable
de los países en desarrollo de participar en la investigación, la
producción y el uso de la energía nuclear con fines pacíficos sin
discriminación. Siguieron señalando con inquietud que persiste la
imposición de restricciones excesivas a las exportaciones de material,
equipo y tecnología para fines pacíficos con destino a los países en
desarrollo. Subrayaron una vez más que las preocupaciones con respecto a
la proliferación se abordan mejor mediante acuerdos negociados
multilateralmente, universales, amplios y no discriminatorios. Los
acuerdos de control de la no proliferación deberían ser transparentes y
abiertos a la participación de todos los Estados y debería garantizarse
que no impongan restricciones al acceso a los materiales, al equipo y a la
tecnología para fines pacíficos que requieren los países en desarrollo
para seguir desarrollándose. Al respecto, también expresaron su enérgico
rechazo a los intentos por cualquier Estado Miembro de utilizar el
programa de cooperación técnica del OIEA como herramienta para fines
políticos, en violación del Estatuto del OIEA.
95. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en el TNP
destacaron una vez más que nada en el Tratado deberá interpretarse en el
sentido de que afecte al derecho inalienable de todas las Partes en el
Tratado a desarrollar la investigación, producción y utilización de la
energía nuclear con fines pacíficos, sin discriminación y de conformidad
con los artículos I, II y III del Tratado. Los Jefes de Estado o de
Gobierno destacaron que ese derecho constituye uno de los objetivos
fundamentales del Tratado. En ese sentido, confirmaron que deberían
respetarse las opciones y la decisión de cada país en la esfera de la
utilización de la energía nuclear con fines pacíficos sin poner en peligro
sus políticas o los acuerdos y arreglos internacionales de cooperación
sobre la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos y sus
políticas sobre el ciclo del combustible.
96. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron en particular la
responsabilidad de los países desarrollados de apoyar la necesidad
legítima de energía nuclear de los países en desarrollo, permitiéndoles
participar en la mayor medida posible en la transferencia de equipo,
materiales e información científica y tecnológica en materia nuclear con
fines pacíficos de manera que obtengan los mayores beneficios y apliquen
los elementos pertinentes del desarrollo sostenible en sus actividades.
97. Los Jefes de Estado o de Gobierno, al hacer hincapié en la importancia
del papel positivo desempeñado por los Miembros del MNOAL en el OIEA,
destacaron la necesidad de que todos los miembros del OIEA respeten
estrictamente su Estatuto. Subrayaron que deberá evitarse toda presión o
injerencia indebida en las actividades del Organismo -especialmente en su
proceso de verificación- que pudieran poner en peligro la eficiencia y
credibilidad del Organismo. Reconocieron que el OIEA es la única autoridad
competente para verificar el cumplimiento de las obligaciones contraídas
en virtud de los acuerdos de salvaguardias respectivos de los Estados
Miembros. También reafirmaron que es preciso establecer una distinción
clara entre las obligaciones jurídicas de los Estados Miembros conforme a
sus respectivos acuerdos de salvaguardias y sus compromisos voluntarios, a
fin de asegurar que esos compromisos voluntarios no se conviertan en
obligaciones jurídicas en la esfera de las salvaguardias.
98. Los Jefes de Estado o de Gobierno felicitaron al OIEA y a su Director
General, Dr. Mohamed El Baradei, por habérseles otorgado el Premio Nobel
de la Paz de 2005. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su plena
confianza en la imparcialidad y profesionalidad del Organismo. Asimismo,
felicitaron al Organismo en ocasión de su quincuagésimo aniversario en
2007.
99. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron la inviolabilidad de las
actividades nucleares con fines pacíficos e indicaron que cualquier ataque
o amenaza de ataque contra las instalaciones nucleares con fines pacíficos,
en explotación o en construcción, supone un grave peligro para los seres
humanos y el medio ambiente, y constituye una grave violación del derecho
internacional, de los principios y los objetivos de la Carta de las
Naciones Unidas y del reglamento del OIEA. Los Jefes de Estado o de
Gobierno reconocieron la necesidad de contar con un instrumento amplio y
negociado multilateralmente, que prohíba los ataques o la amenaza de
ataques contra las instalaciones nucleares dedicadas a la utilización de
la energía nuclear con fines pacíficos.
100. Los Jefes de Estado o de Gobierno afirmaron la necesidad de
fortalecer los sistemas de seguridad y protección radiológica en las
instalaciones que utilizan materiales radiactivos, así como en las
instalaciones de gestión de desechos radiactivos y en el transporte seguro
de esos materiales. También reafirmaron la necesidad de fortalecer los
reglamentos internacionales existentes relativos a la seguridad
tecnológica y la seguridad física del transporte de esos materiales. Al
reiterar la necesidad de adoptar medidas adecuadas para impedir todo
vertimiento de desechos radiactivos o nucleares, instaron a la aplicación
eficaz del Código de Práctica sobre movimientos internacionales
transfronterizos de desechos radiactivos del OIEA, como forma de proteger
mejor a todos los Estados del vertimiento de desechos radiactivos en sus
territorios.
101. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron que la cuestión de la
proliferación debería resolverse por medios políticos y diplomáticos, y
que las medidas e iniciativas al respecto deberían adoptarse en el marco
del derecho internacional, las convenciones pertinentes y la Carta de las
Naciones Unidas, y contribuir a promover la paz, la seguridad y la
estabilidad internacionales.
102. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en la
Convención sobre las armas biológicas y toxínicas reafirmaron que debería
excluirse por completo la posibilidad de cualquier utilización de agentes
bacteriológicos (biológicos) y toxínicos como armas, a la vez que
expresaron la convicción de que dicha utililización produciría repudio en
la conciencia de la humanidad. Además, reconocieron la especial
importancia de fortalecer la Convención mediante negociaciones
multilaterales con miras a lograr un Protocolo jurídicamente vinculante y
la adhesión universal a la Convención. Asimismo, reiteraron su llamamiento
destinado a promover la cooperación internacional con fines pacíficos,
incluido el intercambio científico-técnico. Los Jefes de Estado o de
Gobierno subrayaron la necesidad de establecer una coordinación entre los
Estados Miembros del MNOAL partes en la Convención, y manifestaron su
compromiso de trabajar con miras al resultado exitoso de la Sexta
Conferencia de Examen, que se celebrará en Ginebra del 20 de noviembre al
8 de diciembre de 2006.
103. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en la
Convención sobre las Armas Químicas invitaron a todos los Estados que aún
no hubieran firmado o ratificado la Convención a que lo hicieran a la
brevedad con miras a su universalidad. Reiteraron su llamamiento a los
países desarrollados a fomentar la cooperación internacional mediante la
transferencia de tecnología, material y equipo con fines pacíficos en el
sector químico y eliminar todas y cada una de las restricciones
discriminatorias que contravienen la letra y el espíritu de la Convención.
Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron que la aplicación plena,
eficaz y no discriminatoria de las disposiciones relativas a la
cooperación internacional contribuyen a la universalidad de la Convención.
Asimismo, pidieron a los Estados que se habían declarado poseedores de
armas químicas, que procedieran a la destrucción de dichas armas a la
brevedad posible. Al tiempo que reconocieron los retos financieros y
técnicos para algunos Estados poseedores de estas armas, hicieron un
llamamiento a los Estados Partes que estén en condiciones de hacerlo, y
cuando se les solicite, a que ayuden a esos Estados poseedores a lograr la
eliminación total de las armas químicas.
104. Los Jefes de Estado o de Gobierno lamentaron las denuncias infundadas
de incumplimiento de los instrumentos pertinentes relativos a las armas de
destrucción en masa y exhortaron a los Estados Partes en tales
instrumentos que hacen esas denuncias a que respeten los procedimientos
establecidos en los mencionados instrumentos y proporcionen las pruebas
necesarias que fundamenten sus denuncias. Instaron a todos los Estados
Partes en los instrumentos internacionales respectivos a que cumplieran
plenamente y con transparencia las obligaciones contraídas en virtud de
esos instrumentos.
105. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su satisfacción por el
consenso alcanzado entre los Estados respecto de las medidas destinadas a
impedir que los terroristas adquieran armas de destrucción en masa.
Acogieron con beneplácito la aprobación por consenso de la resolución
60/78 de la Asamblea General titulada “Medidas para evitar la adquisición
por terroristas de armas de destrucción en masa” y subrayaron la necesidad
de hacer frente a esta amenaza contra la humanidad en el marco de las
Naciones Unidas y mediante la cooperación internacional. Al insistir en
que la forma más eficaz de impedir que los terroristas adquieran armas de
destrucción en masa es eliminando totalmente dichas armas, subrayaron la
necesidad urgente de lograr avances en la esfera del desarme y la no
proliferación, a fin de ayudar a mantener la paz y la seguridad
internacionales y contribuir a la labor mundial contra el terrorismo. Los
Jefes de Estado o de Gobierno instaron a todos los Estados Miembros a que
apoyaran los esfuerzos internacionales encaminados a evitar que los
terroristas adquieran armas de destrucción en masa y sus sistemas vectores.
Exhortaron también a todos los Estados Miembros a que adoptaran y
fortalecieran, según corresponda, medidas nacionales que impidan que los
terroristas obtengan armas de destrucción en masa, sus sistemas vectores y
los materiales y las tecnologías relacionadas con su fabricación.
106. Al tomar nota de la aprobación por el Consejo de Seguridad de las
resoluciones 1540 (2004) y 1673 (2006), los Jefes de Estado o de Gobierno
destacaron la necesidad de asegurar que ninguna medida adoptada por el
Consejo de Seguridad socave la Carta de las Naciones Unidas y los tratados
multilaterales vigentes sobre armas de destrucción en masa y de
organizaciones internacionales establecidas en este sentido, así como
tampoco el papel de la Asamblea General. Además, alertaron contra la
práctica continuada del Consejo de Seguridad de utilizar su autoridad para
definir los requisitos legislativos que deben cumplir los Estados Miembros
al aplicar las decisiones de ese órgano. En ese sentido, los Jefes de
Estado o de Gobierno destacaron la importancia de que la Asamblea General
encare de manera inclusiva la cuestión de la adquisición de armas de
destrucción en masa por agentes no estatales, teniendo en cuenta los
criterios de todos los Estados Miembros.
107. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el derecho soberano de
los Estados a adquirir, fabricar, exportar, importar y conservar armas
convencionales para su legítima defensa y necesidades de seguridad.
También expresaron su preocupación acerca de las medidas coercitivas
unilaterales, e hicieron hincapié en que no deberían imponerse
restricciones excesivas a la transferencia de dichas armas.
108. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron el desequilibrio
significativo que existe entre los países industrializados y los Países No
Alineados en cuanto a la producción, la posesión y el comercio de armas
convencionales, y exhortaron a la reducción significativa de la producción,
la posesión y el comercio de armas convencionales por los Estados
industrializados con miras a promover la paz y la seguridad a los niveles
internacional y regional.
109. Los Jefes de Estado o de Gobierno seguían profundamente preocupados
por la transferencia, fabricación y circulación ilícitas de armas pequeñas
y armas ligeras y su excesiva acumulación y difusión incontrolada en
muchas regiones del mundo. Reconocieron la necesidad de establecer y
mantener controles sobre la propiedad privada de las armas pequeñas.
Exhortaron a todos los Estados, en particular a los grandes productores, a
que aseguraran que el suministro de armas pequeñas y armas ligeras se
limite solamente a los gobiernos o a las entidades debidamente autorizadas
por éstos, y a que impusieran restricciones jurídicas que impidan el
comercio ilícito de armas pequeñas y armas ligeras. Los Jefes de Estado o
de Gobierno alentaron todas las iniciativas de los Estados encaminadas a
movilizar recursos y expertos, así como a prestar asistencia con miras a
fortalecer la plena aplicación del Programa de Acción de las Naciones
Unidas para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito de armas
pequeñas y ligeras en todos sus aspectos.
110. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron la importancia de la
pronta y plena aplicación del Programa de Acción y, en ese sentido,
destacaron que la asistencia y la cooperación internacionales son aspectos
esenciales de la aplicación cabal del Programa de Acción. Expresaron su
decepción por el hecho de que no se adoptó un documento final durante la
Conferencia encargada del examen de los avances en la aplicación del
Programa de Acción para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito
de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos, celebrada en Nueva York
del 26 de junio al 7 de julio de 2006. Reafirmaron la plena validez del
Programa de Acción y exhortaron a las delegaciones del MNOAL a coordinar
esfuerzos en las Naciones Unidas con miras a llegar a acuerdos respecto de
las actividades en la aplicación total del Programa de Acción. Llamaron a
que se aplique plenamente el Instrumento internacional que permita a los
Estados identificar y rastrear de forma oportuna y fidedigna las armas
pequeñas y ligeras, aprobado por la Asamblea General.
111. Los Jefes de Estado o de Gobierno continuaron deplorando el uso, en
violación del derecho internacional humanitario, de las minas
antipersonales en situaciones de conflicto destinadas a mutilar, matar y
aterrorizar a civiles inocentes, negarles el acceso a las tierras de
cultivo, ocasionar hambruna y obligarlos a huir de sus hogares, lo que a
la larga conduce a diezmar a la población e impedir el regreso de los
civiles a su lugar de residencia original. Exhortaron a todos los Estados
en condiciones de hacerlo a que prestaran la asistencia financiera,
técnica y humanitaria necesarias para las operaciones de remoción de minas
y la rehabilitación social y económica de las víctimas, así como a que
asegurararan el pleno acceso de los países afectados a material, equipo,
tecnología y recursos financieros para la remoción de minas.
112. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en la
Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y
transferencia de minas antipersonales y sobre su destrucción, invitaron a
los Estados que todavía no lo hubiesen hecho, a que consideraran la
posibilidad de adherirse a la Convención.
113. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su preocupación con
respecto a los restos explosivos de la segunda guerra mundial,
particularmente las minas terrestres que siguen ocasionando daños humanos
y materiales y obstruyendo los planes de desarrollo en algunos Países No
Alineados. Instaron a los Estados fundamentalmente responsables de haber
colocado esas minas y explosivos activos fuera de sus territorios durante
la segunda guerra mundial a que cooperaran con los países afectados y les
prestaran apoyo para la remoción de minas, incluido el intercambio de
información, mapas que indiquen la ubicación de las minas y los explosivos,
la asistencia técnica para la remoción de las minas, la financiación de
los gastos de la remoción, y la compensación por cualesquiera pérdidas
ocasionadas por la colocación de las minas.
114. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados Partes en la
Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas
convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos
indiscriminados y sus Protocolos, alentaron a los Estados a que se
adhirieran a la Convención y a su Protocolo Adicional sobre restos
explosivos de guerra.
115. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la importancia de la
relación simbiótica que existe entre el desarme y el desarrollo y el
importante papel que desempeña la seguridad en ese sentido, y expresaron
su preocupación por el aumento de los gastos militares a nivel mundial,
pues esos fondos podrían utilizarse para atender a las necesidades de
desarrollo. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié además en
la importancia de reducir los gastos militares, de conformidad con el
principio de la seguridad sin menoscabo con el nivel más bajo posible de
armamentos, e instaron a todos los Estados a dedicar los recursos así
liberados al desarrollo social y económico, en particular a la lucha
contra la pobreza. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su firme
apoyo a las medidas unilaterales, bilaterales, regionales y multilaterales
adoptadas por algunos gobiernos con miras a reducir los gastos militares,
las cuales contribuyen al fortalecimiento de la paz y la seguridad a los
niveles regional e internacional, y reconocieron que las medidas de
fomento de la confianza coadyuvaban a ese fin.
116. Los Jefes de Estado o de Gobierno encomiaron la labor permanente del
Grupo de Trabajo sobre Desarme del MNOAL, bajo la presidencia de
Indonesia, encargado de coordinar las cuestiones de interés común para el
Movimiento en la esfera del desarme y la no proliferación Alentaron a
todas las delegaciones de MNOAL a participar activamente en las reuniones
sobre desarme internacional con vistas a promover y cumplir los objetivos
del Movimiento.
117. Consecuentes con las posiciones de principio ya mencionadas y guiados
por éstas, y afirmando la necesidad de promover, defender y preservar esas
posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron:
117.1. Continuar trabajando en favor de las posiciones y prioridades del
Movimiento, según corresponda, en los foros internacionales pertinentes;
117.2. Encomendar al Buró de Coordinación del MNOAL emprender esfuerzos,
cuando proceda, para alcanzar los objetivos del Movimiento en el marco de
las reuniones de desarme y sobre la seguridad internacional.
Terrorismo
118. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron y destacaron la validez
y pertinencia de la posición de principio del Movimiento con respecto al
terrorismo de la manera siguiente:
118.1. Los actos de terrorismo son las violaciones más manifiestas del
derecho internacional, incluidos el derecho internacional humanitario y el
relativo a los derechos humanos, en particular el derecho a la vida, que
privan a las personas del pleno disfrute de los derechos humanos y las
libertades fundamentales, y tales actos ponen en peligro tanto la
integridad territorial y la estabilidad de los Estados, como la seguridad
nacional, regional e internacional, desestabilizan a gobiernos
legítimamente constituidos o el orden constitucional prevaleciente y la
unidad política de los Estados, afectan a la estabilidad de las naciones y
la base misma de las sociedades, además de acarrear consecuencias adversas
para el desarrollo económico y social y causar la destrucción de la
infraestructura física y económica de los Estados;
118.2. No se puede ni se debe vincular el terrorismo con religión,
nacionalidad, civilización o grupo étnico alguno, y no se debe hacer uso
de tales atribuciones para justificar el terrorismo o la aplicación de
medidas de lucha contra el terrorismo, incluidas, entre otras cosas, la
elaboración de perfiles de terroristas y la intrusión en la intimidad de
las personas;
118.3. Los actos criminales intencionales o realizados con el propósito de
provocar una situación de terror en la población en general, o de
aterrorizar a un grupo de personas o a determinadas personas, por
cualquier razón, dondequiera que se cometan, quienquiera que los perpetre,
contra quienquiera que se cometan, son, en cualquier circunstancia,
injustificables, sean cuales fueren las consideraciones o factores que
puedan invocarse para justificarlos;
118.4. El terrorismo no se deberá equiparar con la lucha legítima de los
pueblos bajo dominación colonial o foránea y ocupación extranjera por la
libre determinación y la liberación nacional. Se deberá seguir denunciando
el trato brutal a personas que permanecen bajo ocupación extranjera por
ser la forma más grave de terrorismo, y se deberá seguir condenando el uso
del poder del Estado para someter a la represión y la violencia a personas
que luchan contra la ocupación extranjera en ejercicio de su derecho
inalienable a la libre determinación. A este respecto y de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y las
resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, la lucha de los pueblos
bajo dominación colonial o foránea y ocupación extranjera por su libre
determinación y su liberación nacional no constituye un acto de
terrorismo;
118.5. El Movimiento reafirmó su posición de principio basada en el
derecho internacional y de conformidad con lo dispuesto en la resolución
46/51 de la Asamblea General, de 27 de enero de 1992, así como en otras
resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas sobre la legitimidad de la
lucha de los pueblos bajo dominación colonial o foránea y ocupación
extranjera por su liberación nacional y su libre determinación, que no
constituye un acto de terrorismo y, una vez más, exigió que se definiera
el terrorismo para diferenciarlo de la lucha legítima de los pueblos bajo
dominación colonial o foránea y ocupación extranjera por la libre
determinación y la liberación nacional.
119. Reconociendo el grave peligro y las amenazas que representan el
terrorismo y los actos de terrorismo para la comunidad internacional,
consecuentes con las posiciones de principio del Movimiento y guiados por
éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y promover esas
posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar, entre
otras, las medidas siguientes:
119.1. Condenar enérgica e inequívocamente el terrorismo por constituir un
delito, y rechazarlo en todas sus formas y manifestaciones, así como todos
los actos, métodos y prácticas de terrorismo dondequiera que se cometan,
quienquiera que los perpetre, contra quienquiera que se cometan, incluidos
aquellos en que los Estados están directa o indirectamente involucrados,
los cuales son injustificables, sean cuales fueren las consideraciones o
factores que puedan invocarse para justificarlos, y en este contexto,
reafirmar su apoyo a lo dispuesto en la resolución 46/51 de la Asamblea
General, de 27 de enero de 1992, y en otras resoluciones pertinentes de
las Naciones Unidas;
119.2. Resolver tomar medidas expeditas y eficaces para eliminar el
terrorismo internacional y, en este contexto, instar a todos los Estados,
de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, a que cumplan las
obligaciones contraídas en la lucha contra el terrorismo, en virtud del
derecho internacional y el derecho humanitario internacional, como por
ejemplo, enjuiciando o, cuando proceda, extraditando a los autores de
actos terroristas; impidiendo que se organicen, se instiguen o se
financien esos actos contra otros Estados desde dentro o fuera de sus
territorios o mediante organizaciones asentadas en sus territorios;
absteniéndose de organizar e instigar actos de terrorismo en el territorio
de otros Estados, de contribuir a tales actos, de financiarlos o de
participar en ellos; absteniéndose de alentar actividades dentro de sus
territorios encaminadas a la comisión de dichos actos; absteniéndose de
permitir el uso de sus territorios para actividades de planificación,
entrenamiento o financiación con vistas a esos actos; o absteniéndose de
suministrar armamento u otro tipo de armas que pudieran ser utilizadas en
actos terroristas en otros Estados;
119.3. Condenar el apoyo político, diplomático, moral o material al
terrorismo en cualquiera de sus formas y abstenerse de brindarlo y, en
este contexto, instar a todos los Estados, de conformidad con la Carta de
las Naciones Unidas y en cumplimiento de sus obligaciones con arreglo al
derecho internacional, a garantizar que los autores, organizadores o
patrocinadores de actos terroristas no utilicen de modo ilegítimo su
condición de refugiado o de cualquier otra condición jurídica, y que no se
reconozcan sus reivindicaciones de motivaciones políticas como causa para
denegar las solicitudes de extradición interpuestas contra ellos;
119.4. Instar a todos los Estados que aún no lo hayan hecho a considerar
la posibilidad de ratificar los trece convenios y protocolos
internacionales y de las Naciones Unidas, relativos a la lucha contra el
terrorismo, o adhrerirse a estos;
119.5. Observar y aplicar las disposiciones de todos los convenios
internacionales así como los instrumentos regionales y bilaterales
relacionados con el terrorismo, de los cuales sus países son partes,
teniendo en cuenta las recomendaciones del Documento Final de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre prevención del delito y justicia
penal, celebrado en El Cairo en 1995, y la Conferencia Internacional sobre
la lucha contra el terrorismo, celebrada en Riad, Arabia Saudita, en 2005;
119.6. Oponerse a las tentativas de equiparar con el terrorismo la lucha
legítima de los pueblos bajo dominación colonial o foránea y ocupación
extranjera por la libre determinación y la liberación nacional encaminadas
a prolongar impunemente la ocupación y la opresión de pueblos inocentes;
119.7. Exhortar además a todos los Estados a apoyar, en principio, la
convocación de una conferencia internacional bajo los auspicios de las
Naciones Unidas para definir el terrorismo, diferenciarlo de la lucha por
la liberación nacional y adoptar medidas exhaustivas y eficaces para la
acción concertada. Asimismo, denunciaron el maltrato a los pueblos que
permanecen bajo ocupación extranjera, como la forma más grave de
terrorismo. Condenaron el uso del poder del Estado para reprimir y aplicar
la violencia contra víctimas inocentes que luchan contra la ocupación
extranjera en ejercicio de su derecho inalienable a la libre determinación.
Pusieron de relieve la inviolabilidad de este derecho e instaron a que, en
esta época de mayor libertad y democracia, se permita que los pueblos bajo
dominación extranjera determinen libremente su destino. En este contexto,
reafirmaron también su apoyo a la resolución 46/51 de la Asamblea General,
de 27 de enero de 1992, así como a otras resoluciones pertinentes de las
Naciones Unidas, y a la posición de principio del Movimiento en el sentido
de que la lucha de los pueblos bajo dominación colonial o foránea y
ocupación extranjera por su libre determinación no constituye terrorismo;
119.8. Al reafirmar la posición de principio del Movimiento con respecto a
la lucha contra el terrorismo internacional y, a la luz de las iniciativas
anteriores y las consideraciones aprobadas por el MNOAL y de su convicción
de que la cooperación multilateral bajo los auspicios de las Naciones
Unidas es el medio más eficaz para combatir el terrorismo internacional,
los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su solicitud de que se
celebre una conferencia cumbre internacional bajo los auspicios de las
Naciones Unidas para formular una respuesta organizada conjunta de la
comunidad internacional al terrorismo en todas sus formas y
manifestaciones, y para determinar sus causas fundamentales;
119.9. Reiterar, además, la necesidad de concertar una convención
exhaustiva sobre la lucha contra el terrorismo internacional y, al
respecto, tomar nota de los progresos alcanzados en el Comité Especial
sobre terrorismo, creado en virtud de la resolución 51/210 referida a las
negociaciones para la elaboración de una convención general sobre el
terrorismo internacional, y exhortar a todos los Estados a cooperar en la
solución de los asuntos pendientes;
119.10. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de la adopción de
la Estrategia Global Contra el Terrorismo de las Naciones Unidas.
119.11. Apoyar la iniciativa presentada por Túnez con miras a la
elaboración consensuada, en el marco de las Naciones Unidas, de un código
internacional de conducta encaminado a fortalecer la coordinación y los
esfuerzos multilaterales para prevenir el terrorismo en todas sus formas y
manifestaciones, en cualquier parte que se cometa y quienquiera que lo
cometa, de conformidad con el derecho internacional y la Carta de las
Naciones Unidas, en espera de la concertación de una convención general
sobre el terrorismo internacional;
119.12. Celebrar reunión Ministerial del MNOAL sobre el tema del
terrorismo a más tardar en el primer semestre de 2009;
119.13. Apoyar los esfuerzos nacionales, regionales e internacionales y
las medidas para aplicar, según proceda, los instrumentos internacionales
jurídicamente vinculantes correspondientes, así como las resoluciones
pertinentes de las Naciones Unidas, incluidas la resolución 46/51 de la
Asamblea General y la resolución 1373 del Consejo de Seguridad, así como
acuerdos e instrumentos regionales relativos a la lucha contra el
terrorismo; fortalecer la cooperación con todos los Estados a ese respecto,
haciendo hincapié en que esa cooperación se debe desarrollar de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional
y los convenios internacionales pertinentes; y en este contexto, instar a
todos los órganos pertinentes de las Naciones Unidas a promover los medios
y procedimientos para apoyar y fortalecer esa cooperación;
119.14. Rechazar las acciones y medidas, el uso o la amenaza del uso de la
fuerza, en particular por las fuerzas armadas, que violan la Carta de las
Naciones Unidas y el derecho internacional, especialmente los convenios
internacionales pertinentes, que cualquier Estado imponga o intente
imponer contra cualquier país no alineado con el pretexto de combatir el
terrorismo o para tratar de conseguir sus objetivos políticos, incluso
catalogándolo directa o indirectamente de Estado que patrocina el
terrorismo. Los Jefes de Estado o de Gobierno pidieron a los comités de
sanciones del Consejo de Seguridad que perfeccionaran sus procedimientos
para la inclusión y eliminación de nombres de las listas, de manera que se
atienda a las preocupaciones sobre las garantías procesales y la
transparencia. Además, rechazan rotundamente el uso del término “eje del
mal” por cierto Estado para estigmatizar a otros Estados con el pretexto
de la lucha contra el terrorismo, así como la confección unilateral de
listas que acusan a los Estados de supuesto apoyo al terrorismo, que son
incompatibles con el derecho internacional y constituyen una forma de
terrorismo psicológico y político, y, en este contexto, pusieron de
relieve la necesidad de practicar la solidaridad con los países no
alineados que sean afectados por acciones y medidas de ese tipo; y
119.15. Proponer cambios cualitativos exhaustivos en las leyes y
legislaciones nacionales de los Países No Alineados con el fin de
tipificar como delito todos los actos de terrorismo, así como el apoyo, la
financiación o la instigación de actos de ese tipo.
Democracia
120. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron que la democracia es un
valor universal basado en la voluntad del pueblo, libremente expresada, de
determinar su propio régimen político, económico, social y cultural, y en
su plena participación en todos los aspectos de su vida. Reafirmaron que,
si bien todas las democracias tienen características comunes, no hay un
modelo único de democracia, y que ésta no es patrimonio de país o región
alguna; reafirmaron además la necesidad de respetar debidamente la
soberanía y el derecho a la libre determinación. Expresaron su convicción
de que la cooperación internacional para promover la democracia partiendo
del respeto de los principios refrendados en la Carta de las Naciones
Unidas, así como de los principios de transparencia, imparcialidad, no
selectividad y participación, puede contribuir a alcanzar el objetivo de
consolidar la democracia a nivel nacional e internacional.
121. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que la democracia, el
desarrollo y el respeto a todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales son conceptos interdependientes que se refuerzan mutuamente.
La comunidad internacional debe apoyar el fortalecimiento y la promoción
de la democracia, el desarrollo y el respecto de todos los derechos
humanos y las libertades fundamentales en el mundo entero, de conformidad
con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
122. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron el compromiso de los
líderes de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, como se reafirmó
en la Cumbre Mundial de 2005, y destacaron el importante papel que
desempeñan las Naciones Unidas en la promoción y el fortalecimiento de las
prácticas democráticas en los Estados Miembros que han procurado obtener
asistencia jurídica, técnica y financiera. Los Jefes de Estado o de
Gobierno tomaron nota de la puesta en funcionamiento del Fondo de las
Naciones Unidas para la Democracia.
123. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito la
venidera Conferencia Internacional de las Democracias Nuevas o Restauradas,
que se celebrará en Doha, Qatar, del 30 de octubre al 1ro. de noviembre de
2006,
e instaron a una participación activa en esta Conferencia.
124. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas y guiados
por éstas, y afirmando la necesidad de promover, defender y preservar esas
posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar, entre
otras, las medidas siguientes:
124.1. Trabajar aunadamente para promover la democracia y lograr procesos
políticos más abarcadores en que puedan participar realmente todos los
ciudadanos de todos los países, incluidos los que procuran voluntariamente
la asistencia de las Naciones Unidas;
124.2. Promover, sin dejar de reconocer la importancia de la promoción de
la democracia a nivel nacional, la democratización del sistema de
gobernanza internacional con vistas a incrementar la participación de los
países en desarrollo en la adopción de decisiones a nivel internacional; y
124.3. Combatir y condenar todo intento de uso indebido o el uso indebido
de la cooperación internacional por motivaciones políticas para promover
la democracia, incluida la marginación o la exclusión de los Países No
Alineados de participar plenamente y disfrutar de iguales oportunidades
para integrar los organismos intergubernamentales del sistema de las
Naciones Unidas.
Diálogo y cooperación Norte-Sur
125. Al reconocer la necesidad de una mayor interacción entre los líderes
del mundo en desarrollo y del mundo desarrollado, los Jefes de Estado o de
Gobierno acordaron adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
125.1. Crear, ampliar y profundizar una relación y una cooperación más
dinámicas con los países desarrollados e industrializados, en particular,
con el Grupo de los Ocho, que estén profundamente arraigadas en el respeto
mutuo, el beneficio mutuo, la responsabilidad compartida y diferenciada,
el compromiso y el diálogo constructivos, la amplia asociación y una
verdadera interdependencia, con miras a elaborar respuestas o iniciativas
adicionales sobre temas mundiales y propiciar una mayor comprensión entre
el Norte y el Sur;
125.2. Continuar celebrando Reuniones Ministeriales entre las Troikas del
MNOAL y la Unión Europea con miras a facilitar un intercambio transparente
y amplio sobre cuestiones de interés común que se abordarán en los
períodos ordinarios de sesiones de la Asamblea General;
125.3. Garantizar que las opiniones de los países en desarrollo se tengan
plenamente en cuenta antes de que los países desarrollados tomen
decisiones sobre las cuestiones pertinentes que los afectan a ellos y a la
comunidad internacional, que se podrían alcanzar, entre otras cosas,
institucionalizando los contactos establecidos entre los más altos líderes
de los países en desarrollo y desarrollados y, en este contexto, solicitar
al Presidente del Movimiento que coordine con el Presidente del Grupo de
los 77 y China para determinar medidas que pudieran contribuir al logro de
este objetivo; y
125.4. Instar a las venideras Cumbres anuales del Grupo de los Ocho a
tener en cuenta los intereses y las preocupaciones de los países en
desarrollo, y solicitar a la Presidencia del Movimiento que traslade esos
intereses y preocupaciones a los líderes del Grupo de los Ocho.
Función de las organizaciones regionales
126. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la importante función
que pueden desempeñar los acuerdos y organismos regionales, integrados por
países no alineados y otros países en desarrollo, en la promoción de la
paz y la seguridad regionales, así como en el desarrollo económico y
social mediante la cooperación entre los países de la región.
127. Los Jefes de Estado o de Gobierno solicitaron que se intensificara el
proceso de consultas, cooperación y coordinación entre las Naciones Unidas
y las organizaciones, los acuerdos o los organismos regionales y
subregionales, de conformidad con el Capítulo VIII de la Carta de las
Naciones Unidas, así como en relación con sus mandatos, alcance y
composición, lo que es de utilidad y puede contribuir al mantenimiento de
la paz y la seguridad internacionales.
128. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron la Declaración de las
Naciones Unidas sobre la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD),
y exhortaron a la comunidad internacional a reiterar el compromiso con
NEPAD y otras iniciativas conexas para África, tomando nota a este
respecto de los esfuerzos realizados por la Unión Africana y otras
comunidades económicas regionales en el ámbito de la integración económica,
así como los esfuerzos que está realizando la Unión Africana para que se
apliquen las disposiciones contenidas en la resolución 59/213 de la
Asamblea General, en la que se ponen de relieve ámbitos específicos que
requieren el apoyo del sistema de las Naciones Unidas a la Unión Africana
en las esferas social, económica, política, de la paz y la seguridad, y
ponen de manifiesto su pleno compromiso de seguir propugnando
constantemente la necesidad de proseguir el apoyo internacional
indispensable para enfrentar las necesidades especiales de África,
contenidas en la Declaración del Milenio y en el Documento Final de la
Cumbre Mundial de 2005.
CAPÍTULO II: CUESTIONES POLÍTICAS REGIONALES Y SUBREGIONALES
Oriente Medio: Proceso de paz
129. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron su apoyo al proceso de
paz en el Oriente Medio, sobre la base de las resoluciones 242, 338, 425,
1397 y 1515 del Consejo de Seguridad y del principio de territorio por paz.
Rechazaron los intentos de modificar el mandato del proceso de paz y,
rechazaron además, la imposición de medidas y planes unilaterales
dirigidos a que Israel, la Potencia ocupante, imponga una solución
unilateral ilegal. Hicieron hincapié en la necesidad de reanudar las
negociaciones directas y serias entre las partes con miras a alcanzar un
arreglo general, justo, duradero y pacífico, basado en las resoluciones
pertinentes de las Naciones Unidas y de acuerdo con las reglas y
principios del derecho internacional que ellas refrendan. A este respecto,
reiteraron la necesidad y la urgencia de poner fin a la prolongada e
ilegal ocupación israelí de todos los territorios árabes ocupados desde
1967. Reafirmaron además su inveterada posición de apoyo a la creación del
Estado palestino independiente en todo el Territorio Palestino ocupado por
Israel en 1967, incluida Jerusalén oriental como su capital.
130. En consecuencia, los Jefes de Estado o de Gobierno solicitaron a la
comunidad internacional que intensifique sus esfuerzos para reactivar el
proceso de paz y garantizar el respeto del derecho internacional,
incluidos el derecho internacional humanitario y el relativo a los
derechos humanos. Hicieron hincapié en la necesidad urgente de reanudar el
proceso de paz por todas las vías de negociación en el Oriente Medio con
miras al logro de una paz general y de la estabilidad regional. Además,
pusieron de relieve, en particular, las funciones y responsabilidades
asumidas por el Cuarteto y lo exhortaron a emprender esfuerzos y acciones
serios para lograr que se reanuden las negociaciones israelo-palestinas
encaminadas a la aplicación, honesta y satisfactoria, de la Hoja de Ruta
para lograr una solución biestatal permanente del conflicto
israelo-palestino. Exhortaron al Cuarteto a acudir al Consejo de Seguridad,
teniendo en cuenta su autoridad y responsabilidad, conforme a la Carta de
las Naciones Unidas, respecto del mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales. Reafirmaron su apoyo a la Iniciativa de Paz Árabe
aprobada en la XIV Cumbre Árabe, celebrada en Beirut en 2002, acogieron
con beneplácito la decisión de la reciente Cumbre Árabe, celebrada en
Jartum, de revitalizar la Iniciativa de Paz Árabe y, además, exhortaron a
intensificar los esfuerzos para alcanzar esa meta. Instaron al Consejo de
Seguridad a actuar también sobre la base de esta iniciativa, y en virtud
de sus propias resoluciones, para alcanzar una paz justa y general en el
Oriente Medio, en particular a la luz de las urgentes circunstancias y los
peligrosos acontecimientos que tienen lugar actualmente en la región.
Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén oriental
131. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron su adhesión a las
posiciones en cuanto a Palestina, aprobadas en la XIV Conferencia
Ministerial del MNOAL, celebrada en Durban en agosto de 2004, así como en
la Reunión Ministerial del MNOAL celebrada en Putrajaya en mayo de 2006,
como guía para los Países No Alineados en lo que respecta a la cuestión de
Palestina, y reafirmaron, además, su adhesión a las posiciones
establecidas en la Declaración sobre Palestina, aprobada en la XIII Cumbre
del MNOAL, celebrada en Kuala Lumpur en febrero de 2003.
132. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profundo pesar por la
falta de progreso en el tratamiento de los temas principales y el
seguimiento de las posiciones medulares en cuanto a la cuestión de
Palestina, y manifestaron además su profunda preocupación por los
recientes acontecimientos peligrosos y el grave deterioro de la situación.
Asimismo expresaron, en particular, su profunda preocupación por la
situación política, económica, social y humanitaria sumamente difícil en
que se encuentra el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén
oriental, como consecuencia de las continuas políticas y prácticas
ilegales de Israel, la Potencia ocupante. Condenaron la continua y
creciente campaña militar de Israel contra el pueblo palestino, mediante
la cual, la Potencia ocupante ha seguido perpetrando graves violaciones de
los derechos humanos y crímenes de guerra, que han sido notificados,
incluidos el asesinato y las lesiones causadas a civiles palestinos por el
uso excesivo e indiscriminado de la fuerza, así como la práctica incesante
de ejecuciones extrajudiciales, la vasta destrucción de propiedades,
infraestructura y de tierras agrícolas y el arresto y el encarcelamiento
de miles de palestinos, incluidos mujeres y niños. Demandaron que Israel,
la Potencia ocupante, ponga fin de inmediato a esas violaciones del
derecho internacional, incluidos el derecho internacional humanitario y el
relativo a los derechos humanos.
133. Los Jefes de Estado o de Gobierno condenaron la continua imposición
por parte de Israel del castigo colectivo contra el pueblo palestino,
incluidas, en particular, las duras restricciones al movimiento de
personas y bienes por medio de cierres y cientos de puestos de control,
algunos de los cuales se han convertido en estructuras parecidas a los
cruces fronterizos internacionales permanentes, incluso en Qalandiya y
Belén, en medio del Territorio Palestino Ocupado, lejos de la frontera (la
Línea Verde) de 1967. Recalcaron que tales prácticas ilegales de Israel,
de hecho, están estrangulando la economía y la sociedad palestinas, están
separando físicamente las partes norte, central y sur del Territorio
Palestino Ocupado y convirtiéndolas en zonas desarticuladas y aisladas, y
están socavando su integridad y contigüidad territoriales. En este
contexto, reiteraron su gran preocupación y enérgica condena por la
sostenida e intensa campaña israelí de colonialismo de asentamientos,
incluidas la confiscación de vastas extensiones de tierra y la
construcción y expansión de asentamientos ilegales, y condenaron las
intenciones de Israel de proceder a aplicar el peligroso e ilegal Plan E-1
dentro y alrededor de la Jerusalén oriental ocupada, así como sus
anunciados planes de anexión ilegal del Valle del Jordán. Además, pusieron
de relieve los peligros que plantean las continuas medidas unilaterales
del Gobierno israelí en el Territorio Palestino Ocupado, incluida
Jerusalén oriental, y expresaron su rechazo a las intenciones manifiestas
de ese Gobierno de seguir ejecutando planes unilaterales ilegales en la
Ribera Occidental. Reafirmaron que esos planes son ilegales, inaceptables
y no pueden cambiar el mandato del proceso de paz ni negar los derechos
inalienables del pueblo de Palestina.
134. En este sentido, los Jefes de Estado o de Gobierno también reiteraron
su condena a Israel por persistir en la construcción del Muro a través del
Territorio Palestino Ocupado, incluso dentro y alrededor de Jerusalén
oriental, en violación manifiesta del derecho internacional y haciendo
caso omiso de la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia,
de 9 de julio de 2004, y de la resolución ES-10/15 de la Asamblea General,
de 20 de julio de 2004. Expresaron su profunda preocupación por la
devastación física, económica y social que causa el Muro, que desmiembra
el territorio en varios cantones amurallados y aislados y separa la
Jerusalén oriental ocupada del resto del Territorio Palestino Ocupado. A
este respecto, reiteraron además que el Muro, una vez terminado, junto con
la campaña de asentamientos ilegales de Israel y la fortificación de sus
puestos de control ilegales, impedirá hacer realidad la solución biestatal.
Por tanto, hicieron hincapié en la urgencia y la obligación de que Israel,
-la Potencia ocupante-, los Estados Miembros y las Naciones Unidas
respeten y acaten la Opinión Consultiva y la resolución ES-10/15.
Expresaron, además, su decepción por la falta de progresos por parte de la
Secretaría de las Naciones Unidas en la creación del registro de los daños
y perjuicios ocasionados por el Muro, como se pide en la resolución
ES-10/15, y pidieron al Secretario General que hiciera todos los esfuerzos
necesarios a fin de acelerar el trámite de este asunto.
135. Los Jefes de Estado o de Gobierno, al tomar nota de la retirada de
las fuerzas de ocupación israelíes de Gaza -y del desmantelamiento de los
asentamientos allí- y de partes de la región septentrional de la Ribera
Occidental a finales de 2005, expresaron su alarma y profunda preocupación
por el agravamiento de la crisis económica, social y humanitaria en la
Franja de Gaza. Condenaron enérgicamente la continua y creciente agresión
militar de Israel contra la población civil palestina en la Franja de
Gaza, que ha ocasionado el asesinato y las lesiones de cientos de civiles,
incluidos mujeres y niños, y la destrucción deliberada y arbitraria de los
bienes y de la infraestructura vital de Palestina, y condenaron también la
incesante imposición por Israel de políticas ilegales y del castigo
colectivo contra el pueblo palestino, que acarrea una mayor privación
económica y social en Gaza. Recalcaron que tales acciones ilegales de la
Potencia ocupante constituyen graves violaciones del derecho internacional,
por ejemplo, los crímenes de guerra notificados, por los cuales sus
autores deben responder y comparecer ante la justicia. Los Jefes de Estado
o de Gobierno demandaron el cese inmediato de la agresión militar y el
castigo colectivo por parte de Israel contra el pueblo palestino y
pidieron el estricto cumplimiento por Israel de todas las obligaciones
jurídicas contraídas en virtud del derecho internacional, incluido el
Cuarto Convenio de Ginebra. Asimismo, exigieron la retirada de las fuerzas
de ocupación israelíes de la Franja de Gaza, que Israel cumpla su
responsabilidad de reparar todos los daños y perjuicios ocasionados a la
infraestructura de la Franja de Gaza, y la liberación inmediata de todos
los funcionarios palestinos electos arrestados por Israel, la Potencia
ocupante, desde el 28 de junio de 2006.
136. Los Jefes de Estado o de Gobierno solicitaron que el Cuarteto y toda
la comunidad internacional, en particular el Consejo de Seguridad,
intensifiquen con urgencia los esfuerzos, para hacer frente a la actual
crisis política y humanitaria, a fin de reanimar el proceso de paz y
reanudar las negociaciones entre ambas partes así como procurar que se
aplique de manera total y honesta la Hoja de Ruta con miras a poner fin a
la ocupación del Territorio Palestino que fuera ocupado en 1967, incluida
Jerusalén oriental, y poner en práctica, de esa manera, la solución
biestatal. Instaron al Cuarteto a acudir al Consejo de Seguridad, teniendo
en cuenta su autoridad y responsabilidad, conforme a la Carta de las
Naciones Unidas, respecto del mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales. También pusieron de relieve la importancia de las
decisiones de la reciente Cumbre Árabe, celebrada en Jartum, en especial
la exhortación a reactivar la Iniciativa de Paz Árabe, adoptada en Beirut
en 2002.
137. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su profunda preocupación
por la intensificación de las penurias del pueblo palestino a partir de
las elecciones al Consejo Legislativo Palestino de 25 de enero de 2006,
así como por el creciente aislamiento financiero y político impuesto a la
Autoridad Palestina por algunos miembros de la comunidad internacional a
raíz de las elecciones. Exhortaron a Israel, la Potencia ocupante, a
abstenerse de retener las transferencias por ingresos fiscales, adeudadas
a la Autoridad Palestina, lo que está exacerbando la crisis financiera de
la Autoridad. Rechazaron el castigo aplicado al pueblo palestino por la
elección democrática de sus representantes, y, por otro lado, reafirmaron
la necesidad de apoyar en toda circunstancia el derecho internacional, el
derecho humanitario internacional, incluido en particular, el Cuarto
Convenio de Ginebra, y los propósitos y principios de la Carta de las
Naciones Unidas con respecto a la cuestión de Palestina. Reafirmaron
además la responsabilidad permanente de las Naciones Unidas, en especial
la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, en cuanto a la cuestión de
Palestina mientras no se haya resuelto en todos sus aspectos basándose en
el derecho internacional, incluida una solución justa a la difícil
situación de los refugiados, de conformidad con la resolución 194 de la
Asamblea General. Exhortaron a las Naciones Unidas a no recompensar
posturas ilegales ni intransigencia y a aumentar sus esfuerzos con miras a
alcanzar un arreglo de paz biestatal justo, general y duradero, y a
realizar los derechos inalienables del pueblo palestino. Los Jefes de
Estado o de Gobierno reafirmaron además su compromiso con una solución
pacífica del conflicto israelo-palestino y con el derecho del pueblo
palestino a ejercer la libre determinación y la soberanía en su Estado
independiente de Palestina sobre la base de las fronteras de 1967, con
Jerusalén oriental como su capital.
138. Los Jefes de Estado o Gobierno expresaron su total apoyo a la
decisión de Costa Rica y El Salvador de trasladar sus misiones
diplomáticas de Jerusalén a Tel Aviv. Afirmaron todas las resoluciones del
Consejo de Seguridad y de la Asamblea General relativas a Jerusalén, que
confirman que ésta es parte integrante del Territorio Palestino Ocupado y
demandaron su aplicación, en especial las resoluciones 252 (1968), 465
(1980), 478 (1980), 1073 (1996) del Consejo de Seguridad y la resolución
223/51 de la Asamblea General, y consideraron que las medidas israelíes
encaminadas a alterar el carácter y condición jurídica, geográfica y
demográfica de Jerusalén, así como otras medidas, contrarias a esas
resoluciones, son nulas y sin validez.
139. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas
anteriormente y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender,
preservar y promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno
acordaron adoptar las medidas siguientes:
139.1 Continuar celebrando reuniones a nivel ministerial del Comité sobre
Palestina del MNOAL en el marco de las Reuniones Ministeriales del Buró de
Coordinación que tienen lugar al inicio de los periodos ordinarios de
sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como en
cualesquiera otras Reuniones Ministeriales del Movimiento, siempre que sea
necesario y de conformidad con los acontecimientos relacionados con esta
cuestión.
139.2. Sostener contactos y diálogos periódicos a nivel ministerial entre
la Delegación Ministerial sobre Palestina del MNOAL y los miembros del
Cuarteto, así como con el resto de los Miembros Permanentes del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, con miras a mejorar el papel que ha
desempeñado el MNOAL en los esfuerzos internacionales dirigidos al logro
de la solución de la Cuestión de Palestina y de una paz duradera en toda
la región.
139.3. Convocar un foro paralelo de la sociedad civil en 2007,
preferentemente en los locales de las Naciones Unidas, con vistas a
movilizar a la opinión pública internacional con respecto a esta cuestión
y así contribuir de manera sustancial al logro de una paz justa, duradera
y general en el Oriente Medio.
El Golán sirio ocupado
140. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que son nulas, sin
validez ni efecto jurídico, todas las medidas y acciones que Israel, la
Potencia ocupante, haya emprendido o podría emprender, como la decisión
ilegal, de 14 de diciembre de 1981, que pretende modificar la condición
jurídica, física y demográfica del Golán sirio ocupado, y su estructura
institucional, así como las medidas israelíes para aplicar su jurisdicción
y administración en esta zona. Reafirmaron también que todas estas medidas
y acciones, incluida la ilegalidad de las actividades de construcción y
expansión de asentamientos israelíes en el Golán sirio ocupado desde 1967,
constituyen una abierta violación del derecho internacional, los convenios
internacionales, la Carta y las decisiones de las Naciones Unidas, en
particular la resolución 497 (1981) del Consejo de Seguridad, el Cuarto
Convenio de Ginebra, relativo a la Protección de Personas Civiles en
Tiempo de Guerra, de 12 de agosto de 1949, y un desafío a la voluntad de
la comunidad internacional. Reiteraron la demanda del Movimiento de que
Israel cumpla lo dispuesto en la resolución 497 (1981) del Consejo de
Seguridad y se retire completamente del Golán sirio ocupado a las
fronteras del 4 de junio de 1967, en cumplimiento de las resoluciones 242
y 338 del Consejo de Seguridad, y que Israel se adhiera al mandato de
Madrid, basado en el principio de territorio por paz, que se considera en
su totalidad como un elemento primario y fundamental en el proceso de
negociación al que habrá que adherirse, incluido el inmediato inicio de la
demarcación de las fronteras del 4 de junio de 1967.
141. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el apoyo incondicional
del Movimiento y su solidaridad con la justa demanda y los derechos de
Siria de reinstaurar la plena soberanía de Siria en el Golán sirio ocupado,
basándose en el mandato de la Iniciativa de Paz Árabe, el Proceso de Paz
de Madrid, las resoluciones del Consejo de Seguridad y el principio de
territorio por paz. Exigieron nuevamente que Israel respete todos los
compromisos y las promesas que ha contraído, con miras a sentar las bases
para lograr progresos sustantivos en la vía de negociación sirio-israelí.
Territorios que permanecen ocupados en el sur del Líbano y la reciente
agresión israelí contra el Líbano
142. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su enérgica condena a la
despiadada agresión israelí contra el Líbano y las graves violaciones de
la integridad territorial y la soberanía libanesas por parte de Israel y,
en este sentido, atribuyeron a Israel plena responsabilidad por las
consecuencias de su agresión.
143. Los Jefes de Estado o de Gobierno manifestaron su solidaridad y apoyo
al Gobierno y el pueblo del Líbano, aclamaron su heroica resistencia a la
agresión israelí, y pusieron de relieve la importancia primordial de la
unidad y estabilidad nacional de ese país.
144. Haciendo hincapié en los principios del derecho internacional
humanitario, los Jefes de Estado o de Gobierno condenaron la agresión a
objetivos civiles dondequiera que ésta ocurra.
145. Los Jefes de Estado o de Gobierno condenaron enérgicamente, en
particular, los indiscriminados y generalizados ataques aéreos y
bombardeos perpetrados por Israel contra los civiles, la infraestructura
civil y los bienes privados de ciudades y pueblos libaneses, lo que
constituye una grave violación de los principios de la Carta de las
Naciones Unidas, del derecho internacional y el derecho internacional
humanitario, así como una patente y manifiesta violación de los derechos
humanos.
146. Los Jefes de Estado o de Gobierno manifestaron su firme convicción de
que no debe haber impunidad alguna para las violaciones del derecho
internacional y el derecho internacional humanitario y los derechos
humanos, y que Israel debe ser declarado responsable de los crímenes en
gran escala aparentemente cometidos por ese país. Además, Israel debe
entregar a las Naciones Unidas, sin más dilación, todos los mapas y la
información sobre la ubicación exacta de las minas terrestres y las
municiones en racimo que colocó en el Líbano, por cuanto esas minas y
municiones en racimo ocasionan numerosas muertes y terror entre la
población civil y el Ejército libanés, recientemente desplegado al sur del
río Litani.
147. Los Jefes de Estado o de Gobierno pidieron la estricta aplicación de
la
resolución 1701 (2006) del Consejo de Seguridad y, a ese respecto,
exigieron la inmediata y total cesación del fuego, el levantamiento total
del bloqueo aéreo, marítimo y terrestre impuesto por Israel contra los
territorios del Líbano, la completa retirada de las tropas israelíes del
Líbano, respetando plenamente la Línea Azul y la soberanía del Líbano en
tierra, mar y aire, y el compromiso de liberar a los detenidos y
prisioneros libaneses e israelíes por intermedio del Comité Internacional
de la Cruz Roja (CICR).
148. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito el
despliegue de las Fuerzas Armadas del Líbano en la región al sur del río
Litani, de suerte que no haya otra arma o autoridad que no sea la del
Estado libanés, como se estipula en el Documento de Reconciliación
Nacional de Taef, exhortaron a los Estados a acelerar su contribución al
Líbano, como se solicita en la resolución 1701 (2006) del Consejo de
Seguridad, y expresaron su gratitud a los Estados que han declarado su
intención de contribuir.
149. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su pleno apoyo al Plan
de Siete Puntos presentado por el Gobierno libanés, y recalcaron la
importancia del aporte de las Naciones Unidas a la solución de la cuestión
relativa a las Granjas de Sheba, de conformidad con la propuesta
mencionada en el citado Plan y con la resolución 1701 (2006) del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas, y pidieron a todas las partes
pertinentes que cooperaran con las Naciones Unidas en el logro de una
solución de esa cuestión, que proteja los derechos soberanos del Líbano en
esa zona.
150. Los Jefes de Estado o de Gobierno solicitaron una contribución
generosa a los actuales esfuerzos de socorro humanitario, e instaron a la
comunidad internacional a apoyar al Líbano a todos los niveles, incluso
organizando una Conferencia de Donantes que ayude al Líbano a enfrentar la
onerosa carga que acarrea la tragedia humana, social y económica, así como
a fortalecer la economía nacional libanesa.
151. Los Jefes de Estado o de Gobierno declararon a Israel responsable de
las pérdidas de vidas y del sufrimiento así como de la destrucción de los
bienes y la infraestructura en el Líbano, y demandaron a Israel que
indemnizara a la República del Líbano y a su pueblo por las pérdidas
sufridas como resultado de la agresión israelí.
152. Los Jefes de Estado o de Gobierno, teniendo en cuenta el fracaso de
otros medios, insistieron en la necesidad de solucionar el conflicto
árabe-israelí, sobre la base de las resoluciones pertinentes de las
Naciones Unidas y por conducto del Consejo de Seguridad, en una iniciativa
excepcional que conduzca al establecimiento de una paz justa, permanente y
general en el Oriente Medio, como solicitó la Liga Árabe.
África
Angola
153. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota con satisfacción del
progreso alcanzado en la consolidación del proceso de paz en Angola,
particularmente en el fortalecimiento de las instituciones democráticas y
del orden público, que son de importancia vital para la ampliación de la
unidad nacional, así como para el fomento de la estabilidad política,
económica y social del país.
154. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron a la comunidad
internacional, especialmente a las instituciones financieras
internacionales, a seguir apoyando al Gobierno de Angola en sus esfuerzos
por alcanzar la estabilidad macroeconómica. Asimismo reiteraron la
necesidad de seguir aplicando medidas a nivel internacional para potenciar
el crecimiento y el desarrollo económico del país.
Archipiélago de Chagos
155. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que el archipiélago de
Chagos, incluido Diego García, es parte integrante del territorio soberano
de la República de Mauricio. A este respecto, exhortaron nuevamente a la
antigua potencia colonial a procurar rápidamente un diálogo constructivo
con Mauricio con vistas a posibilitar que Mauricio ejerza su soberanía
sobre el archipiélago de Chagos.
Jamahiriya Árabe Libia
156. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron las posiciones
anteriores del Movimiento y reiteraron su profundo pesar por la condena
del ciudadano libio, Abdulbasit El-Magrahi, y exigieron su inmediata
liberación, en vista de que su condena obedecía a motivos políticos,
carecía de todo fundamento jurídico válido, como lo confirmaron los
observadores de las Naciones Unidas y un gran número de expertos jurídicos
internacionales. En este contexto, exhortaron a la comunidad internacional
y a las organizaciones defensoras de derechos humanos a ejercer presión
sobre los gobiernos pertinentes a fin de garantizar su liberación.
157. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito el
levantamiento de las sanciones unilaterales impuestas a Libia, y
reconocieron el derecho de ese país a recibir una indemnización por los
daños y perjuicios causados como consecuencia de esas sanciones.
Somalia
158. Los Jefes de Estado o de Gobierno encomiaron las gestiones de la
Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) con miras a la
reconciliación de Somalia, reunida en Nairobi, Kenya, que se tradujeron en
la creación de Instituciones Federales de Transición, y el papel de la
comunidad internacional para facilitar la reubicación del Gobierno en
territorio de Somalia, así como las gestiones del Presidente y del Primer
Ministro del Gobierno Federal de Transición de Somalia y del Presidente
del Parlamento Federal de Transición de Somalia, encaminadas a la
reconciliación y el diálogo, en particular, la firma de la Declaración de
Adén, que culminó en la celebración de la Primera Sesión del Parlamento
Federal de Transición en territorio de Somalia. Destacaron que la
situación en Somalia y el objetivo de estabilidad a largo plazo se pueden
abordar de manera más eficaz si la comunidad internacional y el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, en particular, desempeñan su papel,
incluido el proceso de reconstrucción de las instituciones nacionales de
Somalia. Instaron a la comunidad internacional a prestar asistencia a fin
de atender a las necesidades de financiación del Gobierno Federal de
Transición de Somalia para los programas de desarme, desmovilización y
rehabilitación, la reconstrucción y el desarrollo, así como el fomento de
la capacidad institucional. Consideraron que la intensa sequía, que ha
diezmado considerablemente el ganado y acarreado una hambruna generalizada
en Somalia, es motivo de grave preocupación.
159. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron la Declaración
Presidencial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de 15 de
marzo de 2006, que acogió con beneplácito la decisión de la Cumbre de la
Unión Africana (UA) sobre Somalia, de 25 de enero de 2006, incluido el
despliegue de una Misión de Apoyo de la IGAD, (IGASOM) seguido de una
Misión de Apoyo a la Paz de la UA. Acogieron con beneplácito, además, la
reunión consultiva de la IGAD y la comunidad internacional, celebrada en
Nairobi, Kenya, el 18 de abril de 2006, en la que se abordó el Plan de
Estabilización y Seguridad Nacional en Somalia, tal como lo había
solicitado el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Instaron al
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a conceder al Gobierno de
Somalia una exención del embargo de armas impuesto en virtud de la
resolución 733 (1992) del Consejo de Seguridad, habida cuenta de que para
el Gobierno de Somalia es importante crear fuerzas nacionales de seguridad
eficaces. Condenaron enérgicamente los recientes combates en Mogadishu, en
los que muchos civiles resultaron muertos, e hicieron hincapié en que
ninguna medida de violencia puede aliviar la difícil situación que
atraviesa el pueblo somalí, ni proporcionar estabilidad, paz o seguridad a
su país; y exigieron que se ponga fin de inmediato a todos los actos de
violencia en Somalia. No se debe permitir que actos de violencia
deliberados socaven el compromiso del Gobierno somalí de restablecer el
imperio de la ley en todo el país.
El Sudán
160. Los Jefes de Estado o de Gobierno encomiaron a la Unión Africana
(UA), la IGAD y los Amigos de la IGAD por su función y sus esfuerzos
indispensables, que han culminado en el logro de un Acuerdo General de Paz
en enero de 2005 en el Sudán, poniendo fin, por consiguiente, a una de las
guerras más prolongadas que han tenido lugar en el continente africano, y
contribuyendo así a la paz en la región. Acogieron con satisfacción la
firma, el 5 de mayo de 2006, del Acuerdo de Paz de Darfur en Abuja,
Nigeria, como paso de avance histórico hacia una paz duradera en Darfur,
y, encomiaron además el papel rector y los esfuerzos de la UA para
mantener la paz y la estabilidad en la región de Darfur. Por tanto,
expresaron la determinación del Movimiento de apoyar al Sudán, así como a
la UA y la IGAD en su empeño de mantener y fortalecer la paz en ese país,
e instaron a la comunidad internacional a proceder de igual manera.
161. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su compromiso con la
soberanía, la unidad, la independencia y la integridad territorial del
Sudán.
La región de los Grandes Lagos
162. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito los
esfuerzos realizados por los países de la región de los Grandes Lagos de
África con la finalidad de crear una estructura para alcanzar el
desarrollo sostenible, la paz duradera y la estabilidad en la región.
Asimismo, acogieron con beneplácito la aprobación en el año 2004 de la
Declaración de Dar es Salaam sobre la Paz, la Seguridad, la Democracia y
el Desarrollo. Reiteraron la importancia de seguir contando con el apoyo
de las Naciones Unidas y la comunidad internacional encaminado a convocar
la II Cumbre de la Conferencia de los Grandes Lagos en Nairobi, Kenya.
A este respecto, los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota con
satisfacción del desarrollo positivo alcanzado por Burundi y la República
Democrática del Congo y subrayaron el apoyo del Movimiento para completar
el proceso electoral en la RDC.
Sáhara Occidental
163. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron las posiciones
sostenidas anteriormente por el Movimiento de Países No Alineados acerca
de la cuestión del Sáhara Occidental.
164. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron todas las resoluciones
aprobadas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad sobre el
Sáhara Occidental. Reafirmaron la resolución 60/114 del Consejo de
Seguridad, aprobada sin votación, y reiteraron que, en consonancia con
esta resolución, continúan apoyando enérgicamente los esfuerzos del
Secretario General y su Enviado Personal para llegar a una solución
política mutualmente aceptable que prevea la libre determinación del
pueblo del Sáhara Occidental en el contexto de acuerdos compatibles con
los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y la
resolución 1514 (XV) de la AG, de 14 de diciembre de 1960, y les
felicitaron por sus extraordinarios esfuerzos.
165. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron a las partes y a los
Estados de la región a cooperar plenamente con el Secretario General y su
Enviado Personal y reiteraron la responsabilidad de las Naciones Unidas
respecto del pueblo del Sáhara Occidental.
Asia
Afganistán
166. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su compromiso con la
soberanía, la independencia, la integridad territorial y la unidad
nacional del Afganistán. Reconocieron que los desafíos que enfrenta la
República Islámica del Afganistán y su pueblo son enormes. Al reconocer la
interrelación existente entre los desafíos que enfrenta el Afganistán,
tomaron nota de que el progreso sostenible en materia de desarrollo,
seguridad y gobernanza se consolida mediante la influencia recíproca de
estos aspectos. Reconocieron, además, que el establecimiento de la paz y
la seguridad era esencial para que las actividades de reconstrucción,
rehabilitación y ayuda humanitaria tuvieran éxito en ese país.
167. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profunda preocupación
porque los grupos terroristas, incluidos los antiguos cuadros talibanes,
se estaban reagrupando en las partes meridional y oriental de Afganistán.
Asimismo causó preocupación el hecho de que los esfuerzos de la comunidad
internacional por combatir el terrorismo estaban siendo socavados por el
apoyo, la protección y el refugio que estas fuerzas de la
desestabilización continúan recibiendo.
168. En vista de esas circunstancias, acogieron con beneplácito la
celebración de elecciones parlamentarias y a los consejos provinciales el
18 de septiembre de 2005 y la subsiguiente formación de un gobierno
representativo, lo que llevó a término el Acuerdo de Bonn, de 5 de
diciembre de 2005.
169. Los Jefes de Estado o de Gobierno también recordaron la importancia
de la Declaración de Kabul sobre las relaciones de buena vecindad, de 22
de diciembre de 2002, en la que se reafirmó el compromiso de establecer
relaciones bilaterales constructivas y de apoyo, basadas en los principios
de integridad territorial, respeto mutuo, relaciones amistosas,
cooperación y no injerencia en los asuntos internos de los demás, y
tomaron nota de que la cooperación regional constituía un medio eficaz
para fomentar la seguridad y el desarrollo en el Afganistán.
170. Por consiguiente, los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron la
determinación del Movimiento de:
170.1. Apoyar a la República Islámica del Afganistán y a sus dirigentes en
la defensa y la preservación de su soberanía, independencia, integridad
territorial y unidad nacional, incluso eliminando las amenazas a la paz y
la seguridad de dicho país;
170.2. Contribuir a las actividades de reconstrucción, rehabilitación y
socorro humanitario en el Afganistán, teniendo presentes las medidas
concretas ya adoptadas por los Países No Alineados al respecto; y
170.3. Apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional de donantes,
incluidos los Países No Alineados, encaminados a garantizar la ejecución
exitosa de la Estrategia Provisional de Desarrollo Nacional del Afganistán
(iANDS) y del Pacto para el Afganistán, aprobados en Londres los días
31 de enero y 1º de febrero de 2006.
Iraq y Kuwait
171. Los Jefes de Estado o de Gobierno condenaron enérgicamente la grave
violación de los derechos humanos y el asesinato de nacionales de Iraq,
Kuwait y de otros terceros países por el antiguo régimen iraquí, haciendo
caso omiso de las disposiciones del derecho internacional y del derecho
internacional humanitario. Solicitaron que se adoptaran medidas o se
emprendieran acciones para presentar ante la justicia a los miembros del
antiguo régimen iraquí que son responsables de la comisión de delitos de
esa índole.
Iraq
172. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con agrado el progreso
logrado en la aplicación de los acuerdos del proceso político iraquí de
conformidad con la cronología estipulada en la resolución 1546 (2004) del
Consejo de Seguridad, en particular, el referendo sobre la Constitución,
del 15 de octubre de 2005, y las elecciones legislativas del 15 de
diciembre de 2005, que condujeron a la elección del nuevo Parlamento para
los próximos cuatro años. También acogieron con beneplcito al Presidente
electo del Iraq, al Primer Ministro y al Presidente de la nueva Asamblea
Nacional del país y expresaron su apoyo al nuevo Gobierno iraquí en su
empeño por lograr la seguridad, la estabilidad y la prosperidad del pueblo
iraquí y mantener la independencia, la soberanía y la integridad
territorial.
173. Los Jefes de Estado o de Gobierno condenaron todos los actos de
terrorismo perpetrados en el Iraq y reconocieron que esos actos, apoyados
por la delincuencia organizada, están dirigidos contra la infraestructura,
el sector de los servicios y todos los demás aspectos de la vida en el
Iraq, y que las víctimas de estos delitos suelen ser civiles y personas
inocentes de ese país. Deploraron los actos de terrorismo en todas sus
formas, encaminados a la sedición sectaria, y exhortaron a la comunidad
internacional y a todos los Estados, especialmente los de la región, a
brindar toda la asistencia posible al Gobierno iraquí en su empeño por
derrotar al terrorismo y eliminarlo.
174. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron que la Comisión de las
Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección (UNMOVIC) terminó
sus labores de desarme de armas de destrucción en masa en posesión del
anterior régimen iraquí. Además subrayaron que el Iraq entra ahora en una
nueva era, en circunstancias que exigen al Gobierno hacer uso de todos sus
recursos para la reconstrucción del Iraq y el bienestar de su pueblo.
También recalcaron que ha llegado el momento de pasar revista al mandato
de la UNMOVIC, de conformidad con las resoluciones 1546 (2004) y 1483
(2003) del Consejo de Seguridad, y cerrar definitivamente este capítulo,
como recomendó el Secretario General de las Naciones Unidas.
175. Los Jefes de Estado o de Gobierno exhortaron a todos los Estados a
cooperar y coordinar sus esfuerzos para combatir el comercio ilícito y el
tráfico de antigüedades iraquíes y devolver a los museos iraquíes las
obras de arte recuperadas.
176. Los Jefes de Estado o de Gobierno confirmaron su apoyo a la
reconstrucción del Iraq y saludaron los esfuerzos del Gobierno iraquí en
el proceso de reconstrucción. Exhortaron a todos los Estados y
organizaciones internacionales a prestar todo tipo de apoyo y ayuda para
satisfacer las necesidades del Iraq y facilitar las contribuciones y
actividades destinadas a reanimar sus entidades orgánicas, instituciones
económicas y la infraestructura. Por consiguiente, acogieron con
satisfacción el compromiso del Club de París de reducir sustancialmente
las deudas soberanas del Iraq, e instaron a otros acreedores a seguir el
ejemplo.
177. Los Jefes de Estado o de Gobierno afirmaron e hicieron valer su
determinación de respetar la soberanía de Iraq, y condenar toda
interferencia externa en los asuntos internos de ese país con
independencia de la excusa o el pretexto que se esgrima.
178. Los Jefes de Estado o de Gobierno recalcaron la necesidad de prestar
pleno apoyo al plan de reconciliación nacional del Excelentísimo Sr. Nouri
Al Maliki, Primer Ministro del Iraq, dirigido a fortalecer la unidad
nacional, establecer la seguridad con miras a poner fin a la violencia
reinante y garantizar la activa contribución y participación de los
diferentes grupos en este proceso, dentro del marco del mencionado plan.
En este contexto, subrayaron la importancia de que los líderes religiosos
del Iraq celebraran una reunión encaminada a alcanzar consenso para
fortalecer la unidad nacional iraquí, apoyaron las iniciativas presentadas
por Su Majestad el Rey Abdullah de Jordania y acogieron con satisfacción
la iniciativa de la Liga Árabe, del Secretario General de la OCI y del
Gobierno de la República Islámica del Irán a este respecto.
179. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en la importancia
de alcanzar la reconstrucción y el desarrollo económico del Iraq y
exhortaron a los Estados Miembros a reabrir las Embajadas en Baghdad y
ampliar la presencia diplomática en el Iraq.
Península de Corea
180. Reconociendo la importancia de garantizar una paz y seguridad
duraderas en la península de Corea en beneficio de la prosperidad común
del pueblo coreano, así como la paz y la seguridad del nordeste de Asia y
del resto del mundo, los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su apoyo
a los esfuerzos de reunificación de la península de Corea mediante las
legítimas aspiraciones y los esfuerzos concertados de su propio pueblo,
como se indica en la Declaración Conjunta Norte-Sur, emitida en las
históricas conversaciones de la Cumbre Norte-Sur, celebradas en Pyongyang
el 15 de junio de 2000.
181. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su deseo de que se
hiciera efectiva la desnuclearización de la península de Corea y se
siguiera apoyando la reanudación lo más pronto posible de las
Conversaciones entre las seis partes, haciendo hincapié en el papel vital
de estas últimas en el logro de una solución pacífica negociada de la
cuestión nuclear. A este respecto, expresaron además su apoyo a la
Declaración Conjunta de Principios sobre la desnuclearización de la
península de Corea, de 19 de septiembre de 2005, y a su aplicación
expedita y fiel.
Asia Sudoriental
182. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron el llamamiento a
resolver todas las controversias territoriales y de soberanía en el Mar de
China Meridional por medios pacíficos, sin recurrir a la fuerza o la
amenaza del uso de la fuerza o a ambas, e instaron a todas las partes a
ejercer la moderación con miras a crear un clima positivo para la ulterior
solución de todos los asuntos contenciosos. En este contexto, reafirmaron
su apoyo a los principios contenidos en la Declaración de ASEAN sobre el
Mar de China Meridional, de 1992, así como la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, y recalcaron la necesidad de que
todos los interesados procedieran a la plena aplicación de esos principios.
Asimismo, expresaron la esperanza de que todas las partes interesadas se
abstuvieran de realizar acciones que podrían socavar la paz, la
estabilidad, la credibilidad y la confianza en la región. Reafirmaron
además su respeto por la libertad de navegación marítima y aérea en el Mar
de China Meridional y su compromiso con ésta de conformidad con los
principios universalmente reconocidos del derecho internacional. Con este
fin acogieron con agrado los esfuerzos de la Asociación de Naciones del
Sudeste de Asia (ASEAN) y China para dar cumplimiento de manera eficaz a
la Declaración sobre la conducta de las partes en el Mar de China
Meridional, como paso importante para elaborar un Código de Conducta en el
Mar de China Meridional, lo que ayudaría a crear un entorno propicio al
mantenimiento de la paz internacional y la estabilidad en la región.
Acogieron con beneplácito, además, la contribución positiva de las
consultas bilaterales y multilaterales intergubernamentales en curso entre
las partes interesadas, las extensas consultas en el Diálogo ASEAN-China,
el intercambio periódico de opiniones en el Foro Regional de ASEAN y los
talleres oficiosos sobre la gestión de posibles conflictos en el Mar de
China Meridional y alentaron a continuarlos.
República Árabe Siria
183. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profunda preocupación
por la imposición de sanciones unilaterales contra la República Árabe
Siria por parte del Gobierno de los Estados Unidos, y consideraron que la
llamada “Ley sobre la responsabilidad de Siria” contraviene el derecho
internacional y constituye una violación de los propósitos y principios de
la Carta de las Naciones Unidas. Exhortaron al Gobierno de los Estados
Unidos a declarar dicha Ley nula y sin valor, y exhortaron además a ambos
países a dialogar sobre la base del respeto y el interés mutuo para bien
de las dos naciones y pueblos.
América Latina y el Caribe
Belice y Guatemala
184. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con agrado el hecho de
que el 7 de septiembre de 2005, Belice y Guatemala firmaron un nuevo
“Acuerdo sobre un marco de negociaciones y medidas de fomento de la
confianza”, que instaura el proceso para una nueva ronda de negociaciones
destinada a alcanzar una solución equitativa del diferendo territorial,
que sea general, definitiva, honorable y permanente. Tomaron nota de los
elementos importantes del Acuerdo, sobre todo, el papel clave del
Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la
nueva ronda de negociaciones al respecto. Expresaron su confianza en que
la ejecución eficaz del Acuerdo podría contribuir a la culminación de los
encomiables esfuerzos de las Partes con miras al arreglo pacífico de la
controversia territorial, e instaron a la comunidad internacional a
prestar apoyo y asistencia.
Cuba
185. Los Jefes de Estado o de Gobierno exhortaron nuevamente al Gobierno
de los Estados Unidos de América a poner fin al bloqueo económico,
comercial y financiero contra Cuba que, además de ser unilateral y
contrario a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional,
así como al principio de buena vecindad, causa grandes pérdidas materiales
y daños económicos al pueblo de Cuba. Instaron una vez más al estricto
cumplimiento de las resoluciones 47/19, 48/16, 49/9, 50/10, 51/17, 52/10,
53/4, 54/21, 55/20, 56/9, 57/11, 58/7, 59/11 y 60/12 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas. Expresaron su profunda preocupación por el
creciente carácter extraterritorial del embargo contra Cuba y rechazaron
el reforzamiento de las medidas adoptadas por el Gobierno de los Estados
Unidos para recrudecer el embargo, así como todas las demás medidas
recientes aplicadas a cabo por el gobierno de los Estados Unidos contra el
pueblo de Cuba. También instaron al Gobierno de los Estados Unidos a
devolver a la soberanía cubana el territorio actualmente ocupado por la
base naval de Guantánamo, y a poner fin a las transmisiones agresivas de
radio y televisión contra Cuba. Reiteraron que esas medidas constituyen
una violación de la soberanía de Cuba y una grave violación de los
derechos humanos de su pueblo.
Panamá
186. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron el firme apoyo y la
solidaridad ofrecidos por el Movimiento al pueblo y el Gobierno de Panamá
en su lucha por recuperar el Canal y ejercer una soberanía efectiva sobre
todo su territorio. En esta ocasión, los Jefes de Estado o de Gobierno
transmitieron al Gobierno de Panamá su reconocimiento por la explotación y
administración eficientes del Canal de Panamá bajo control panameño y
expresaron su apoyo a esa iniciativa que, en el ejercicio de la soberanía
y mediante el Referendo Nacional, promueve la construcción de un tercer
conjunto de esclusas a fin de aumentar la capacidad actual del Canal como
el recurso más importante para el desarrollo de la nación panameña y una
valiosa vía estratégica al servicio del comercio y de las comunicaciones a
escala mundial.
Venezuela
187. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su apoyo al Gobierno
Constitucional del Presidente Hugo Chávez Frías, quien resultó electo
democráticamente y ratificado por la mayoría del pueblo venezolano.
Reconocieron la imparcialidad y la fiabilidad probadas del poder electoral
constitucional para garantizar elecciones imparciales, transparentes y
fiables en diciembre de 2006. Consideraron con preocupación las políticas
agresivas del gobierno de los Estados Unidos contra Venezuela y
manifestaron el derecho inalienable del pueblo venezolano a determinar su
propia forma de gobierno y elegir su sistema económico, político y social,
libre de intervención extranjera, subversión, coerción y restricciones de
cualquier tipo.
188. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su preocupación por el
aumento de las acciones de los Estados Unidos de Norteamérica encaminadas
a afectar la estabilidad de Venezuela, incluido el reciente
establecimiento de una oficina para intensificar el espionaje y la
recopilación de material de inteligencia contra Venezuela y Cuba.
189. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su apoyo a la solicitud
de extradición interpuesta por la República Bolivariana de Venezuela ante
el Gobierno de los Estados Unidos para presentar ante la justicia a los
responsables del ataque terrorista contra una nave aérea de Cubana de
Aviación en octubre de 1976, que provocó la muerte de 73 civiles inocentes.
Al respecto rechazaron la protección ofrecida a individuos acusados de
perpetrar actos terroristas en Venezuela, lo que impide a las autoridades
venezolanas hacerlos comparecer ante la justicia.
Guyana y Venezuela
190. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota con satisfacción de
que las relaciones entre Guyana y Venezuela en los últimos años se
caracterizaron por la amistad y la buena voluntad. Reconocieron la
importancia del diálogo político y diplomático de alto nivel en curso para
facilitar un clima de comprensión entre ambos países y establecer las
bases para una cooperación bilateral mutuamente beneficiosa. En este
sentido, saludaron la reciente celebración en Georgetown de la IV Reunión
de la Comisión Bilateral de Alto Nivel Guyana-Venezuela, que dio nuevo
impulso al programa de cooperación bilateral.
191. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito el
compromiso inquebrantable de ambos países de proseguir los debates
dirigidos a lograr un arreglo pacífico de la controversia, bajo los
auspicios del Proceso de Buenos Oficios del Secretario General de las
Naciones Unidas y expresaron su apoyo a los continuos esfuerzos
encaminados a ese fin, de conformidad con el Convenio de Ginebra de 1966.
Honduras
192. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su pleno apoyo a los
esfuerzos del Gobierno de la República de Honduras por poner fin al boicot
impuesto por las compañías transnacionales al proceso público para la
licitación internacional de combustibles, que tiene lugar actualmente en
ese país.
Bolivia
193. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su invariable apoyo y
solidaridad al pueblo y el Gobierno de Bolivia, en momentos en que fuerzas
externas pretenden desintegrar el país, desestabilizar sus instituciones y
poner en peligro su democracia. Asimismo, manifestaron su firme apoyo al
proceso en curso en la República de Bolivia, dirigido a garantizar que
toda la población disfrute de una participación real y efectiva en los
asuntos del país sin ningún tipo de exclusión o discriminación, así como a
lograr el ejercicio de la soberanía plena sobre sus recursos naturales en
beneficio de todos los bolivianos.
CAPÍTULO III: ASUNTOS DE DESARROLLO, SOCIALES Y DE DERECHOS
HUMANOS
Introducción
194. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron suyas y reafirmaron todas
las posiciones del Grupo de los 77 y China, respecto de las cuestiones
relativas al desarrollo económico y social y otros temas conexos, como
figura en los documentos finales de la Segunda Cumbre del Sur, celebrada
en Doha, Qatar, del 12 al 16 de junio de 2005, la Reunión Ministerial
Anual del G-77 y China, celebrada en Nueva York en septiembre de 2005, así
como la Reunión Ministerial Extraordinaria del G-77 y China, celebrada en
Putrajaya, Malasia, el 29 de mayo de 2006. Igualmente, afirmaron el
compromiso del Movimiento de trabajar por la plena aplicación de las
decisiones y recomendaciones que figuran en esos documentos e instaron a
la comunidad internacional, incluidas las organizaciones financieras
internacionales así como los bancos regionales de desarrollo, a apoyar los
esfuerzos de los países en desarrollo para alcanzar ese objetivo.
195. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en que el
desarrollo económico y social debe continuar siendo el centro de las
deliberaciones en las Naciones Unidas, y que el logro de los objetivos de
desarrollo convenidos a nivel internacional, entre los que figuran los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), debe seguir siendo el marco
general de las Naciones Unidas. Hicieron hincapié además en la necesidad
de fortalecer y mejorar la alianza mundial para el desarrollo sobre la
base del reconocimiento de que los países asuman el liderazgo y el control
en cuanto a las estrategias de desarrollo, con vistas a la plena
aplicación de los resultados de las principales conferencias y cumbres de
las Naciones Unidas sobre cuestiones económicas, sociales y conexas.
También subrayaron la necesidad de fortalecer los mecanismos existentes y
establecer, cuando sea menester, mecanismos eficaces para examinar la
aplicación de los resultados de las principales conferencias y cumbres de
las Naciones Unidas sobre cuestiones sociales, económicas conexas y darle
seguimiento.
196. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron la necesidad de que la
comunidad internacional, en particular los países desarrollados, apoyaran
los esfuerzos de los países en desarrollo por lograr la plena aplicación
de todos los objetivos de desarrollo acordados a nivel internacional,
incluido los objetivos de desarrollo del Milenio, y en especial sus
esfuerzos en curso por reducir a la mitad en 2015 el número de personas
que viven en la pobreza y el hambre. Exhortaron además a la comunidad
internacional a que continuara apoyando los esfuerzos de los países en
desarrollo dirigidos a integrar los principios del desarrollo sostenible
en sus estrategias de desarrollo nacional y revertir la pérdida de
recursos ambientales, entre otras cosas mediante el cumplimiento en 2010
del objetivo relacionado con la biodiversidad.
197. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron que cada país tiene el
derecho soberano de determinar sus propias prioridades y estrategias de
desarrollo, y exhortaron a la comunidad internacional a rechazar
categóricamente cualquier condicionalidad para la prestación de asistencia
para el desarrollo.
198. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en la necesidad
de emprender acciones y adoptar medidas concretas a todos los niveles en
aras de la plena aplicación del Programa 21 y el Programa de Aplicación de
Johannesburgo, de conformidad con el principio de responsabilidades
comunes pero diferenciadas enunciado en el Principio 7 de la Declaración
de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Instaron además a la
aplicación temprana y plena del Plan estratégico de Bali para el apoyo
tecnológico y la creación de capacidad para los países en desarrollo.
199. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron que la creciente
interdependencia de las economías nacionales en un mundo globalizado y que
el surgimiento de regímenes reglamentados para las relaciones económicas
internacionales han significado que el espacio para la política económica
nacional, es decir, el ámbito para aplicar las políticas nacionales, en
especial en la esfera del comercio, las inversiones y el desarrollo
industrial, en la actualidad a menudo está determinado por las disciplinas,
los compromisos internacionales y las consideraciones del mercado mundial.
Corresponde a cada gobierno evaluar el equilibrio entre los beneficios de
aceptar las normas y los compromisos internacionales, y las limitaciones
que entraña la pérdida del espacio para la política y recalcaron que ello
es particularmente importante para los países en desarrollo, teniendo
presentes las metas y objetivos de desarrollo, que todos los países tomen
en consideración la necesidad de un equilibrio adecuado entre el espacio
de para la política nacional y las disciplinas y los compromisos
internacionales.
200. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron la necesidad de
estimular una mayor inversión directa, incluida la inversión extranjera,
en los países en desarrollo y los países con economías en transición a fin
de brindar apoyo a sus actividades de desarrollo. Instaron además a
realizar mayores inversiones para la ampliación de las instalaciones de
infraestructura en los países en desarrollo.
201. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito el
ofrecimiento del Estado de Qatar de acoger la celebración de la primera
Conferencia de seguimiento encargada de examinar la aplicación de los
resultados de la Conferencia Internacional sobre la financiación para el
desarrollo, que se celebrará en Doha entre 2008 y 2009.
Países menos adelantados, países en desarrollo sin litoral y
pequeños Estados insulares en desarrollo
202. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron las necesidades
especiales de los países menos adelantados (PMA), los pequeños Estados
insulares en desarrollo (SIDS), y los países en desarrollo sin litoral (LLDC)
en un nuevo marco mundial para la cooperación en el transporte de tránsito
de los países en desarrollo sin litoral y de tránsito, y reafirmaron la
necesidad de apoyo y asistencia continuos a sus esfuerzos, en particular
para alcanzar los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente,
incluidos los que figuran en la Declaración del Milenio, y el Programa de
Acción de Bruselas en favor de los PMA para el Decenio 2001 - 2010, la
Estrategia de Mauricio para la ulterior ejecución del Programa de Acción
de Barbados para el Desarrollo Sostenible de los SIDS, y el Programa de
Acción de Almaty.
203. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con agrado la celebración
de la Primera Cumbre de los países en desarrollo sin litoral, que tuvo
lugar el
14 de septiembre de 2006 en La Habana, y destacaron la necesidad de que la
comunidad internacional amplíe su cooperación con el fin de lograr la
plena aplicación de la declaración de los Jefes de Estado o de Gobierno de
los países en desarrollo sin litoral.
204. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en la necesidad
de continuar prestando especial atención a la situación de los países en
desarrollo que salen de una situación de conflicto, en particular los PMA,
con vistas a que puedan rehabilitar y reconstruir, según proceda, sus
infraestructuras políticas, sociales y económicas, y ayudarlos a alcanzar
sus objetivos de desarrollo.
Países en desarrollo de ingresos medios
205. Los Jefes de Estado o de Gobierno insistieron en la necesidad de
seguir respaldando los esfuerzos de los países en desarrollo de ingresos
medios por alcanzar el desarrollo mediante intervenciones en los foros
internacionales y multilaterales competentes, así como mediante acuerdos
bilaterales sobre medidas encaminadas a ayudarlos, para que, entre otras
cosas, puedan satisfacer sus necesidades financieras, técnicas y
tecnológicas.
Comercio
206. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron la importancia de
facilitar la adhesión a la Organización Mundial de Comercio (OMC) de todos
los países en desarrollo, en particular los PMA, así como de los países
con economías en transición, que soliciten ser miembros, de manera
compatible con sus criterios, conforme a su nivel de desarrollo y teniendo
presentes el párrafo 21 de la resolución 55/182 de la Asamblea General y
documentos ulteriores, e instaron a la aplicación eficaz y fiel de las
directrices de la OMC para la adhesión de los PMA a la organización.
207. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su grave preocupación
por el continuo estancamiento en las negociaciones en todas las esferas
del Programa de Trabajo de Doha, y a la vez señalaron que la suspensión de
las negociaciones demorará para los países en desarrollo el cumplimiento
de las promesas para el desarrollo de la Ronda de Doha y exhortaron a los
países desarrollados a que demuestren la flexibilidad y la voluntad
política necesarias para poner fin al actual punto muerto en las
negociaciones. Reafirmaron el compromiso contraído en la Ronda de
Negociaciones Comerciales de Doha y la decisión del Consejo General de la
Organización Mundial de Comercio de 1 de agosto de 2004 de cumplir con la
dimensión del desarrollo del Programa de Doha para el Desarrollo e
instaron a la conclusión exitosa y oportuna de la Ronda de Negociaciones
Comerciales de Doha con la realización más plena de las dimensiones del
desarrollo del Programa de Trabajo de Doha y subrayaron que la reanudación
de las negociaciones deberá llevar adelante el avance logrado.
208. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron la importancia de
responder plenamente a las preocupaciones presentadas por los países en
desarrollo en el
párrafo 8 del Plan de Acción de Doha, en especial, respecto de la
realización de todas las esferas del Programa de Trabajo de Doha, en
particular la agricultura, el acceso a los mercados de productos no
agrícolas, los servicios, las normas de los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS) así como el
trato especial y diferenciado, viable y adecuado, para los países en
desarrollo. También instaron a emprender acciones para acelerar los
trabajos referentes al mandato relacionado con el desarrollo en el Acuerdo
sobre los TRIPS y a las cuestiones de aplicación en la Declaración
Ministerial de Doha, en especial, que las normas de propiedad intelectual
de los TRIPS apoyen los objetivos del Convenio sobre la Diversidad
Biológica, así como los aspectos de los TRIPS y la salud pública
relacionados con el comercio.
209. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron la importante función
que desempeña la UNCTAD como centro de coordinación de las Naciones Unidas
para el tratamiento integrado del comercio y el desarrollo y las
cuestiones conexas en materia de finanzas, tecnología, inversión y
desarrollo sostenible. Se comprometieron a trabajar por el fortalecimiento
de la UNCTAD, a fin de mejorar su contribución en sus tres pilares
fundamentales, a saber, la búsqueda de consenso, la investigación y el
análisis de políticas y la asistencia técnica. Reiteraron además la
necesidad de poner en práctica las nuevas funciones previstas en el
mandato de UNCTAD XI en materia de espacio para la política y
responsabilidad empresarial, y de fortalecer la maquinaria
intergubernamental de la UNCTAD.
210. Consecuentes con las posiciones de principios mencionadas
anteriormente y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender,
preservar y promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno
acordaron adoptar las medidas siguientes:
210.1 Propiciar una posición común del G-77 y el MNOAL con el fin de
fortalecer el papel de la UNCTAD como organismo de Naciones Unidas
responsable del tratamiento integrado del comercio, el desarrollo y
asuntos conexos en la esfera de las finanzas, la tecnología, la inversión
y el desarrollo sostenible, especialmente en vista de su XII Conferencia.
210.2. Continuar promoviendo el rechazo a la imposición de medidas
económicas coercitivas unilaterales y la adopción de acciones concretas
contra estas en los diversos foros multilaterales en que participa el
MNOAL y el G-77.
Cooperación Sur-Sur
211. Reconociendo la creciente importancia del comercio y la cooperación
económica Sur-Sur, y el contexto cambiante de la interdependencia
Norte-Sur, y los términos de la participación, los Jefes de Estado o de
Gobierno instaron a realizar esfuerzos más enérgicos para intensificar y
afianzar la cooperación Sur-Sur, incluida la cooperación triangular,
teniendo presente que dicha cooperación no sustituye la cooperación
Norte-Sur.
212. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el papel de la
cooperación Sur-Sur en el contexto general del multilateralismo, como
proceso continuo y vital para hacer frente a los retos que enfrenta el
Sur, y como contribución valiosa al desarrollo, así como la necesidad de
fortalecerla aún más, en particular mediante el aumento de las capacidades
de las instituciones y las disposiciones que fomenten dicha cooperación.
213. Los Jefes de Estado o de Gobierno invitaron a todas las partes
interesadas a concluir la Tercera Ronda del Sistema mundial de
preferencias comerciales (SMPC) a la brevedad posible y alentaron a otros
países en desarrollo a que estudiaran la posibilidad de participar en el
SMPC.
214. Consecuentes con las posiciones de principio antes mencionadas y
guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover dichas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
214.1 Fortalecer las capacidades nacionales para aumentar la resistencia
individual y colectiva de los Países No Alineados, que podría alcanzarse
en particular ampliando, afianzando y enriqueciendo la cooperación Sur-Sur
en todas las esferas de relaciones entre ellos, especialmente mediante la
puesta en práctica de proyectos y programas concretos, la mancomunación de
recursos y el aprovechamiento de las contribuciones de personalidades e
instituciones eminentes del Sur. En este sentido, el Fondo del Sur para el
Desarrollo y la Asistencia Humanitaria, creado en la Segunda Cumbre del
Sur del Grupo de los 77 y China, podría contribuir sobremanera al logro de
las metas y objetivos de la cooperación Sur-Sur;
214.2 Estimular a los Estados Miembros a establecer acuerdos de
cooperación Sur-Sur, incluidos los acuerdos de cooperación sectorial y
otras asociaciones que fomenten la cooperación Sur-Sur
214.3 Promover, a título voluntario, acuerdos comerciales entre los países
en desarrollo como una herramienta para fortalecer la cooperación
económica Sur-Sur;
214.4 Promover y fortalecer la integración regional y subregional,
mediante agrupaciones y otras disposiciones de beneficio mutuo, la
complementariedad y la solidaridad entre los países en desarrollo, con
miras a facilitar y acelerar el crecimiento económico y el desarrollo de
sus economías;
214.5 Alentar al Centro para la Cooperación Técnica Sur-Sur del Movimiento
de Países No Alineados (CCTSS del MNOAL), de conformidad con su mandato, a
continuar organizando los programas de capacitación y aumento de
capacidades para los Países No Alineados, y en este sentido, instarlos
además a prestar la asistencia necesaria al Centro, a título voluntario,
con miras a alcanzar sus metas y objetivos establecidos;
214.6 Fortalecer la capacidad de los países en desarrollo para evaluar los
asuntos económicos internacionales, mediante el establecimiento de una red
de coordinación y cooperación del MNOAL entre los centros académicos
especializados de investigación y estudios económicos;
214.7 Reafirmaron la función central del Centro Sur como grupo de expertos
de los países del Sur, llamaron a los miembros del Movimiento a apoyar el
Centro y solicitaron a este establecer redes Sur-Sur entre las
instituciones pertinentes para facilitar el intercambio de programas,
académicos, etc.;
214.8 Estimular al Foro Empresarial de Cooperación Sur-Sur del MNOAL, de
conformidad con su mandato, a proseguir sus iniciativas encaminadas a
intensificar las relaciones comerciales Sur-Sur y, en este sentido, instar
además al sector empresarial de los Países No Alineados a participar en la
II Reunión del Foro Empresarial del MNOAL y la Reunión General del Consejo
Empresarial del MNOAL para la Cooperación Sur-Sur que se celebrará en mayo
de 2007 en La Habana, Cuba;
214.9 Instar a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a apoyar los
fondos internacionales para el desarrollo dirigidos a financiar la
aplicación de los proyectos de cooperación Sur-Sur, tales como el Fondo
Pérez Guerrero.
Migración internacional y desarrollo
215. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron la responsabilidad que
incumbe a los Gobiernos de salvaguardar y proteger los derechos de los
migrantes contra actos ilícitos y de violencia, especialmente actos de
discriminación racial y delitos perpetrados por motivos racistas o
xenófobos por individuos o grupos, y los instó a adoptar medidas más
estrictas en ese sentido.
216. Los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron promover y proteger
eficazmente los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos
los migrantes independientemente de su condición migratoria, especialmente
los de las mujeres y niños en conformidad con la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y los instrumentos internacionales de que sus
gobiernos son partes.
217. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron que el tráfico de
personas y el contrabando de migrantes continúan siendo un grave problema
para la humanidad y requieren una respuesta internacional concertada y, en
ese sentido, instaron a todos los Estados a adoptar medidas eficaces, a
hacerlas cumplir y a consolidarlas para prevenir, combatir y eliminar
todas las formas de tráfico de personas, a fin de contrarrestar la demanda
de víctimas del tráfico y brindarles protección, especialmente a las
mujeres y niños sujetos a trabajo forzado, explotación comercial o sexual,
violencia y abuso sexual.
218. Los Jefes de Estado o de Gobierno alentaron los esfuerzos de los
Estados Miembros y la comunidad internacional para promover un enfoque
equilibrado e integral orientado a la migración internacional y al
desarrollo, especialmente formando alianzas y garantizando la acción
coordinada para desarrollar capacidades, incluida la gestión migratoria.
219. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito la
decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de sostener un
Diálogo de alto nivel sobre la migración internacional y el desarrollo, en
septiembre de 2006, para analizar los aspectos multidimensionales de la
migración internacional y el desarrollo con el objetivo de determinar las
formas y medios para elevar al máximo sus beneficios para el desarrollo y
reducir al mínimo sus consecuencias negativas.
220. Los Jefes de Estado o de Gobierno, reconociendo el crítico vínculo
existente entre la migración internacional y el desarrollo, reiteraron la
importancia de las iniciativas eficaces dirigidas a promover una migración
sin riesgos y facilitar el libre movimiento de la fuerza de trabajo. En
este contexto hicieron hincapié en que la ronda de Doha para el desarrollo
debía culminar con una solución amplia de las preocupaciones expresadas
por los países en desarrollo, teniendo presentes sus intereses y objetivos
respecto de los efectos positivos de la migración de la fuerza de trabajo
tanto en los Estados de origen como en el Estados receptores.
221. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de las iniciativas
emprendidas a nivel regional e internacional por los Estados Miembros y
las organizaciones intergubernamentales regionales e internacionales
pertinentes a fin de promover el diálogo y la cooperación sobre la
migración internacional y el desarrollo, incluido su aporte a los
preparativos del Diálogo de alto nivel.
222. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en la necesidad
de que los países de destino de los migrantes aprueben políticas para
reducir el costo de transferencia de sus remesas a los países en
desarrollo sin parcialidad o discriminación.
223. Los Jefes de Estado o de Gobierno subrayaron además la necesidad de
que la comunidad internacional aborde las consecuencias negativas que
tiene para los esfuerzos de desarrollo de sus países de origen la
migración desde muchos países en desarrollo de personal altamente
calificado y con una educación superior.
Agua
224. Los Jefes de Estado o de Gobierno pusieron de relieve la necesidad de
prestar ayuda a los países en desarrollo en sus esfuerzos por preparar
planes de ordenación integrada y eficiencia de los recursos hídricos como
parte de sus estrategias nacionales de desarrollo y por proporcionar
acceso a agua potable segura y servicios básicos de saneamiento de
conformidad con la Declaración del Milenio y el Plan de Aplicación de las
Decisiones de Johannesburgo, en particular el objetivo de reducir a la
mitad para 2015 la proporción de la población que carezca de acceso a agua
potable o no pueda costearlo y que no tenga acceso a los servicios básicos
de saneamiento.
225. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en la necesidad
de intensificar las actividades de prevención de la contaminación del agua
con el fin de reducir los peligros para la salud y proteger los
ecosistemas introduciendo tecnologías de saneamiento y tratamiento de
aguas residuales industriales y domésticas de costo accesible, mitigando
los efectos de la contaminación del agua subterránea y estableciendo, a
nivel nacional, sistemas de vigilancia y regímenes jurídicos eficaces.
226. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron lo que fue acordado por
el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones
Unidas en noviembre de 2002, reconocieron la importancia del agua como
recurso natural vital y finito, que cumple una función económica, social y
ambiental, y reconocieron el derecho de todos al agua.
227. Los Jefes de Estado o de Gobierno recalcaron la necesidad de mejorar
la ordenación de los recursos hídricos y los conocimientos científicos
sobre el ciclo del agua mediante la cooperación en actividades conjuntas
de observación e investigación y, con tal fin, alentar y promover el
intercambio de conocimientos y prestar asistencia, en particular a los
países en desarrollo y los países con economías en transición, para el
aumento de capacidades y para la transferencia de tecnologías, incluidas
la teledetección y la tecnología de satélites, según las modalidades
convenidas de común acuerdo.
El Mar Muerto
228. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron preocupación por el
continuo deterioro y degradación del singular ecosistema del Mar Muerto, y
destacaron la importancia de trabajar progresivamente para revertir esa
catástrofe ecológica. Señalaron a la atención de la comunidad
internacional la necesidad de adoptar medidas internacionales para
proteger el Mar Muerto y prevenir una mayor degradación ambiental de su
ecosistema, mediante el otorgamiento de subvenciones en condiciones
favorables.
El Mar Caribe
229. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron preocupación por el
embarque continuo de desechos peligrosos por las aguas del Mar Caribe.
Reconociendo los esfuerzos de cooperación que realizan los Estados del
Caribe para promover una gestión integrada del Mar Caribe en el contexto
del desarrollo sostenible de los océanos y los mares, acogieron con
beneplácito la resolución 59/230 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas y la Declaración de Mauricio (enero de 2005). En este sentido
expresaron su apoyo a las iniciativas regionales dirigidas a lograr que se
declare el Mar Caribe “zona especial”, prometieron su apoyo para la
promoción del desarrollo sostenible de este grupo de países especialmente
vulnerables, para los que la cooperación internacional sigue siendo un
factor indispensable, y señalaron a la atención de la comunidad
internacional la necesidad de emprender acciones internacionales para que
se considere al Mar Caribe una zona especial en el marco del desarrollo
sostenible.
Energía
230. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron la necesidad de
diversificar el suministro de energía desarrollando tecnologías avanzadas
menos contaminantes, más eficientes, accesibles y económicas, en
particular las tecnologías para el aprovechamiento de los combustibles
fósiles y de las fuentes de energía renovables, incluidas las de energía
hidroeléctrica, transfiriéndolas a los países en desarrollo en condiciones
favorables mutuamente convenidas. Aumentar considerablemente, con carácter
urgente, la proporción de fuentes renovables de energía utilizadas en todo
el mundo con miras a acrecentar su contribución a la oferta total de
energía, reconociendo la importancia de los objetivos nacionales y
voluntarios así como de las iniciativas, en el caso de que estos existan,
y velando por que las políticas energéticas sirvan de apoyo a los
esfuerzos de los países en desarrollo para erradicar la pobreza, y evaluar
periódicamente los datos disponibles para examinar los progresos
realizados.
231. Los Jefes de Estado o de Gobierno hicieron hincapié en la necesidad
de acelerar el desarrollo, la difusión y el uso de tecnologías asequibles
y menos contaminantes de eficiencia energética y ahorro de energía, así
como la transferencia de esas tecnologías, en particular a los países en
desarrollo, en condiciones favorables mutuamente convenidas, incluidas las
concesionarias y preferenciales.
232. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de los retos para el
desarrollo que entraña el mercado internacional del petróleo para varios
Estados Miembros del Movimiento. Tomaron nota además de los diversos y
complejos factores desestabilizadores del mercado en el sector petrolero.
En este contexto, apoyaron los esfuerzos encaminados a mejorar el
funcionamiento, la transparencia e información sobre los mercados de la
energía respecto de la oferta y la demanda, con el objetivo de alcanzar
mayor estabilidad y previsibilidad en beneficio de los Estados productores
y consumidores. Acordaron aumentar la cooperación con miras a mejorar el
acceso a la energía, incluidas las fuentes energéticas alternativas por
parte de los países en desarrollo. Subrayaron la necesidad de aumentar la
colaboración Norte-Sur así como continuar la cooperación Sur-Sur como
parte de una estrategia a largo plazo hacia el desarrollo sostenible.
También destacaron el derecho soberano de los Estados sobre la gestión de
sus recursos energéticos.
233. Los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron organizar, en
coordinación con el G-77, una conferencia del Sur sobre el "Uso Racional
de la Energía Eléctrica”, así como sobre el uso de las fuentes de energía
alternativa para la generación de electricidad.
Derechos humanos y libertades fundamentales
234. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron la validez y
pertinencia de las posiciones de principio del Movimiento con respecto a
los derechos humanos y las libertades fundamentales de la manera siguiente:
234.1 Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron la considerable
importancia que atribuye el Movimiento a la promoción y protección de los
derechos humanos y los compromisos para cumplir las obligaciones de
promover el respeto universal, la observancia y la protección de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales para todos, de conformidad con
la Carta de las Naciones Unidas, otros instrumentos relativos a los
derechos humanos, según proceda, y el derecho internacional. Reafirmaron
además que todos los derechos humanos, en particular el derecho al
desarrollo, son universales, inalienables, indivisibles, interdependientes
e interrelacionados y que las cuestiones relativas a los derechos humanos
deben abordarse en el contexto mundial mediante un enfoque constructivo
basado en el diálogo, de manera justa y equitativa, con objetividad y
respeto por la soberanía nacional y la integridad territorial, la no
injerencia en los asuntos internos de los Estados, la imparcialidad, la no
selectividad y la transparencia como principios rectores, teniendo en
cuenta las particularidades políticas, históricas, sociales, religiosas y
culturales de cada país. En este sentido, reiteraron la consternación y
condena inequívoca del Movimiento por las flagrantes y sistemáticas
violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales y
porque se siguen creando situaciones que obstaculizan gravemente el pleno
disfrute de los derechos humanos, así como actos y actividades de
violencia que atentan contra su pleno disfrute;
234.2 Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron preocupación por el
hecho de que la difamación de religiones se justifica de manera errónea
con el pretexto de la libertad de expresión, haciendo caso omiso de las
restricciones claramente articuladas en los instrumentos pertinentes sobre
los derechos humanos, incluidos el párrafo 29 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos así como el párrafo 3 del Artículo 19 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y destacaron la necesidad
de que todos los Estados continúen realizando esfuerzos internacionales a
fin de aumentar el diálogo y ampliar el entendimiento entre civilizaciones,
culturas y religiones, haciendo hincapié en que los Estados, las
organizaciones regionales, las organizaciones no gubernamentales, las
entidades religiosas y los medios de prensa tienen que desempeñar un papel
importante en la promoción de la tolerancia, el respeto por la religión y
los credos; así como la libertad de profesarlos;
234.3 Los Jefes de Estado o de Gobierno afirmaron que, si bien es
necesario armonizar las directrices relativas al proceso para la
presentación de informes de los órganos creados en virtud de los tratados
de derechos humanos, se precisa desplegar mayores esfuerzos para
garantizar que su trabajo sea más eficaz, objetivo, transparente y
responsable, así como para asegurar una composición más equilibrada, de
conformidad con el principio de distribución geográfica equitativa,
equilibrio de género, así como para asegurar que los miembros propuestos
para desempeñarse en los órganos creados en virtud de tratados ejerzan sus
funciones a título personal, con gran moralidad, imparcialidad reconocida
y competencia en la esfera de los derechos humanos;
234.4 Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron preocupación por la
carencia y baja representación de los Países No Alineados en el personal
de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos (ACNUDH), teniendo presente la importancia capital de la
necesidad de adherirse al principio de distribución geográfica equitativa;
234.5 Reafirmaron que la Alta Comisionada debe rendir informes a la
Asamblea General, que es un órgano universal de las Naciones Unidas, sobre
las cuestiones relativas a los derechos humanos, según lo dispuesto por la
Asamblea General en su resolución 48/141 de diciembre de 1993;
234.6 Los Jefes de Estado o de Gobierno insistieron nuevamente en que se
deberá prohibir la explotación de los derechos humanos con fines políticos,
incluido el señalamiento selectivo de determinados países por
consideraciones no pertinentes, lo que es contrario a los Principios
Fundacionales del Movimiento y la Carta de las Naciones Unidas. Instaron a
que, durante el debate sobre los derechos humanos, se preste debida
atención a la cuestión de la pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la
inestabilidad y la ocupación extranjera, que engendran la exclusión social
y económica y la violación de la dignidad humana y de los derechos humanos,
que no pueden desligarse de todo examen adecuado relativo a los derechos
humanos;
234.7 Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que la democracia, la
buena gobernanza nacional e internacional, el desarrollo y el respeto de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales, en particular el
derecho al desarrollo, son interdependientes y se refuerzan mutuamente.
Adoptar, por cualquier motivo o consideración, medidas, reglas, políticas,
coercitivas, y unilaterales contra los países en desarrollo, constituye
una flagrante violación de los derechos básicos de sus poblaciones. Es
indipensable que los Estados promuevan los esfuerzos dirigidos a combatir
la pobreza extrema y estimulen la participación de los miembros más pobres
de la sociedad en los procesos de adopción de decisiones;
234.8 Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron su preocupación por
las flagrantes violaciones de los derechos humanos y las libertades
fundamentales, en particular el derecho a la vida y el derecho al
desarrollo, que resultan de acciones terroristas, incluidas las
perpetradas por potencias extranjeras ocupantes en los territorios
sometidos a ocupación extranjera, y reiteraron su condena a todos los
actos, métodos y prácticas de terrorismo en todas sus formas y
manifestaciones, de conformidad con las resoluciones pertinentes de las
Naciones Unidas;
234.9 Los Jefes de Estado o de Gobierno pusieron de relieve su
preocupación y consternación cada vez mayores ante el flagrante
menosprecio de las vidas humanas unido a una indiscriminada destrucción de
los bienes, como se observa en el territorio palestino ocupado y el Líbano.
Exhortaron al Consejo de Derechos Humanos a que cumpliera su mandato y
diera una respuesta apropiada a estas graves violaciones de los derechos
humanos y las libertades fundamentales;
234.10 Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el derecho de los
pueblos sometidos a dominación colonial o foránea u ocupación extranjera a
luchar por la liberación nacional y la libre determinación;
234.11 Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron la necesidad de que se
realicen esfuerzos encaminados a fortalecer y promover aún más el respeto
por los derechos humanos y las libertades fundamentales y a establecer
instituciones democráticas y políticas económicas racionales que respondan
a las necesidades del pueblo. En este contexto, reiteraron la necesidad de
equidad y transparencia en los sistemas financieros, monetarios y
comerciales internacionales; y de participación plena y efectiva de los
países en desarrollo en la adopción de decisiones y el establecimiento de
normas; y
234.12 Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito la
reciente elección de mujeres Jefas de Estado o de Gobierno, a saber las de
Chile, Jamaica y Liberia, y destacaron la importancia de la igualdad de
género en el sistema político de los Países No Alineados, de conformidad
plena con el Objetivo 3 de Desarrollo del Milenio “Promover la igualdad de
género y el empoderamiento de la mujer”.
235. Consecuentes con las posiciones de principio antes mencionadas y
guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender, preservar y
promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron
adoptar, entre otras, las medidas e iniciativas siguientes:
235.1 Promover y proteger todos los derechos humanos y libertades
fundamentales de todos los pueblos, en especial, el derecho al desarrollo,
y prever un marco eficaz para ello, incluidas las soluciones para reparar
las infracciones o violaciones de los derechos humanos y las libertades
fundamentales, de conformidad con los Principios Fundacionales del
Movimiento, la Carta de las Naciones Unidas y los instrumentos
internacionales de derechos humanos pertinentes atendiendo a las
obligaciones de los Estados independientemente de su sistema político,
económico y cultural;
235.2 Promover la democratización del sistema de gobernanza internacional
a fin de aumentar la participación eficaz de los países en desarrollo en
la adopción de decisiones en el ámbito internacional;
235.3 Instar a los países desarrollados a participar en asociaciones
eficaces como la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD) y
otras iniciativas similares junto con los países en desarrollo, en
particular los PMA, con vistas a la realización de su derecho al
desarrollo, incluido el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio;
235.4 Destacar la adhesión a los propósitos y principios de la Carta de
las Naciones Unidas y a los Principios Fundacionales del Movimiento, y
rechazan y condenan la selectividad y el doble rasero en la promoción y la
protección de los derechos humanos así como los intentos de explotar los
derechos humanos como pretexto para alcanzar fines políticos;
235.5 Fortalecer la presencia del Movimiento de Países No Alineados
promoviendo su posición en las deliberaciones que tienen lugar en los
principales foros internacionales, en particular el Consejo de Derechos
Humanos, el (ECOSOC) y la Tercera Comisión de la Asamblea General de las
Naciones Unidas como aporte al mejoramiento de la coordinación y
cooperación entre las mencionadas entidades de las Naciones Unidas para
promover y proteger todos los derechos humanos;
235.6 Actualizar e introducir en la Tercera Comisión de la Asamblea
General y en el Consejo de Derechos Humanos, según corresponda, proyectos
de resoluciones sobre las siguientes cuestiones: el derecho al desarrollo,
los derechos humanos y las medidas coercitivas unilaterales y el
mejoramiento de la cooperación internacional en el campo de los derechos
humanos, así como considerar la posibilidad de patrocinar otras
iniciativas que promuevan el respeto por las posiciones de principio del
Movimiento en esta esfera de la cooperación internacional;
235.7 Promover y proteger todos los derechos humanos, en especial el
derecho al desarrollo como un derecho universal e inalienable y como parte
integrante de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales;
235.8 Instar a todos los Estados a garantizar una mayor protección para
sus poblaciones en la lucha contra el terrorismo y el delito transnacional,
y en ese sentido, instar además a todos los Estados a que velen por que
sus leyes o legislaciones nacionales, especialmente en lo que concierne a
la lucha contra el terrorismo, no limiten los derechos individuales y que
no sean discriminatorias o xenófobas;
235.9 Esforzarse por una mayor aceptación, aplicación y realización del
derecho al desarrollo, a escala internacional, instar a todos los Estados
a emprender, a nivel nacional, la formulación de las políticas necesarias
y el establecimiento de las medidas requeridas para poner en práctica el
derecho al desarrollo como un derecho humano fundamental, e instar además
a todos los Estados a ampliar y afianzar la cooperación mutuamente
ventajosa para garantizar el desarrollo y eliminar los obstáculos al
desarrollo, en el contexto de la promoción de una cooperación
internacional eficaz para la realización del derecho al desarrollo,
teniendo presente que el progreso sostenido hacia la realización del
derecho al desarrollo requiere políticas de desarrollo eficaz en el plano
nacional, así como relaciones económicas equitativas y un entorno
favorable a escala internacional;
235.10 Instar al mecanismo de derechos humanos de las Naciones Unidas a
garantizar la aplicación del derecho al desarrollo como una prioridad,
entre otras cosas mediante la elaboración de un Convenio sobre el Derecho
al Desarrollo por el mecanismo pertinente, teniendo en cuenta las
recomendaciones de las iniciativas que correspondan;
235.11 Incorporar el derecho al desarrollo en los programas operacionales
y los objetivos de las Naciones Unidas y sus organismos especializados,
programas y fondos así como en las políticas y los objetivos de los
sistemas financieros internacionales y de comercio multilateral, teniendo
en cuenta, en este sentido, que los principios clave de las esferas
económicos, comercial, y financiera a nivel internacional, tales como la
equidad, la no discriminación, la transparencia, la responsabilidad, la
participación y la cooperación internacional, incluidas las asociaciones y
los compromisos, son indispensables para lograr el derecho al desarrollo y
prevenir el trato discriminatorio de los asuntos de interés para los
países en desarrollo por consideraciones políticas u otras de naturaleza
no económica;
235.12 Promover las posiciones comunes y mejorar la coordinación del
Movimiento en los foros intergubernamentales pertinentes, en especial la
Asamblea General y el Consejo Económico y Social así como el Consejo de
Derechos Humanos, con el objetivo de fortalecer la cooperación y la
coordinación internacionales en la promoción y protección de todos los
derechos humanos y las libertades fundamentales;
235.13 Alentar a las instituciones nacionales independientes de derechos
humanos a desempeñar un papel constructivo, sobre la base de la
imparcialidad y la objetividad, en la promoción y protección de todos los
derechos humanos y las libertades fundamentales en sus países, y solicitar,
en este contexto, a la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos que brinde mayor asistencia, previa
solicitud de los gobiernos interesados, para el establecimiento y
funcionamiento de las instituciones nacionales;
235.14 Exhortar a los Países No Alineados y la comunidad internacional a
apoyar el objetivo y funcionamiento eficaz del Consejo de Derechos Humanos
creado como órgano subsidiario de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, e insistir en la gran necesidad de asegurar que el trabajo del
Consejo esté desprovisto de toda politización, doble rasero y selectividad;
y
235.15 Defender y promover las posiciones del MNOAL en el contexto de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a ese fin:
• Continuar celebrando reuniones de Ministros de Trabajo del MNOAL en el
marco de cada Conferencia Internacional del Trabajo.
• Promover la transparencia y una participación más democrática de todos
los actores de los mecanismos y procedimientos de la OIT.
• Dar seguimiento y consolidar la labor del Grupo de Trabajo del MNOAL en
la OIT respecto de la reforma de los métodos de trabajo de la Comisión de
Aplicación de Normas y la ampliación del Comité de Libertad Sindical.
Racismo y discriminación racial, esclavitud y tráfico de
personas
236. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron su condena a todas las
formas de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia conexa,
incluidas las plataformas y actividades relacionadas con ellas, que
constituyen graves violaciones de los derechos humanos y las libertades
fundamentales y dificultan la igualdad de oportunidades. Recordaron a la
comunidad internacional mantener su reconocimiento de que la esclavitud y
el comercio de esclavos, incluso el comercio trasatlántico de esclavos,
son crímenes de lesa humanidad, y que los legados de la esclavitud, del
comercio de esclavos, del colonialismo, de la ocupación extranjera, de la
dominación foránea del genocidio y de otras formas de vasallaje se han
manifestado en la pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la exclusión
social y las disparidades económicas para el mundo en desarrollo.
237. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su gran preocupación por
los efectos negativos que entrañan la esclavitud y la trata de personas
para los derechos humanos y el desarrollo, así como por el aumento de la
vulnerabilidad de los Estados ante estos delitos. Asimismo, reafirmaron la
necesidad de trabajar mancomunadamente en la lucha contra la esclavitud y
la trata de personas.
238. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron que la esclavitud y la
trata de personas siguen constituyendo un gran reto para la humanidad y
requieren una respuesta internacional concertada. Para lograr ese objetivo,
instaron a todos los Estados a elaborar, aplicar y fortalecer medidas
eficaces para combatir y eliminar todas las formas de esclavitud y trata
de personas a fin de acabar con la demanda de víctimas de la trata y
protegerlas.
239. Los Jefes de Estado o de Gobierno invitaron a todos los Estados que
aún no lo hayan hecho a que consideren la posibilidad de ser partes en el
Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas,
especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Transnacional Organizada, y luego
de su entrada en vigor, a que apliquen el Protocolo de manera eficaz, en
especial mediante la incorporación de sus disposiciones a la legislación
nacional y el fortalecimiento de los sistemas de justicia penal.
Igualmente expresaron la decisión del Movimiento de fortalecer la
capacidad de las Naciones Unidas y de otras organizaciones internacionales
de prestar asistencia a los Estados Miembros que la soliciten para la
aplicación del Protocolo.
240. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron a todos los Estados,
individualmente y mediante la cooperación internacional, a aumentar los
esfuerzos para acabar con la trata de personas, entre otras cosas,
mediante su aporte activo para una asociación mundial contra la esclavitud
y la trata de personas en el siglo XXI, con el objetivo de mejorar la
coordinación e intercambio de información, especialmente para la
protección de los derechos de las víctimas de la trata de personas.
241. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su consternación ante
casos de prejuicios religiosos y culturales, la incomprensión,
intolerancia y discriminación por motivos de religión o credo o
diferencias de los sistemas de credos, que socavan el disfrute de todos
los derechos humanos y las libertades fundamentales y obstaculizan el
fomento de la cultura de paz. El pluralismo, la tolerancia y la
comprensión de la diversidad religiosa y cultural son aspectos esenciales
para la paz y la armonía. Las acciones que entrañan prejuicio,
discriminación, estereotipos y perfiles raciales, religiosos y sectarios
constituyen una afrenta a la dignidad humana y la igualdad, y no deberán
tolerarse. El respeto de la democracia y los derechos humanos y el fomento
de la comprensión y la tolerancia por los Gobiernos y entre las minorías,
son imprescindibles para la promoción y la protección de los derechos
humanos. Reafirmaron que los Estados tienen el deber de garantizar el
pleno disfrute de todos los derechos humanos y de las libertades
fundamentales sin discriminación y en plena igualdad ante la ley.
242. Al recordar la oposición del Movimiento a toda forma de racismo,
discriminación racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancia y
expresar profunda preocupación por el resurgimiento de formas
contemporáneas de esos delitos abominables en diversas partes del mundo,
los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de los progresos efectuados
por los Estados a escala nacional, regional e internacional, con especial
hincapié en un seguimiento amplio de la Conferencia Mundial contra el
Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de
Intolerancia y la aplicación de la Declaración y el Programa de Acción de
Durban. A este efecto, los Jefes de Estado o de Gobierno instaron al
Consejo de Derechos Humanos a emprender la formulación de normas
complementarias de la Convención Internacional sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación racial. También exhortaron a la
Asamblea General de las Naciones Unidas a que adoptara en su sexagésimo
primer período de sesiones una decisión respecto de la convocatoria de la
conferencia de examen de Durban.
Derecho internacional humanitario
243. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron a que se otorgue prioridad
al fomento del conocimiento, el respeto y cumplimiento de las obligaciones
contraídas en virtud del derecho internacional humanitario, en particular
de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos de 1977, y
alentaron a los Estados a considerar la posibilidad de ratificar los dos
Protocolos Adicionales de 1977 o adherirse a estos.
244. Los Jefes de Estado o de Gobierno exhortaron a todas las partes en
conflictos armados a cumplir sus obligaciones en virtud del derecho
internacional humanitario, entre otras cosas, mediante la prohibición de
utilizar a la población y a objetos civiles como blancos durante un
conflicto armado y el cumplimiento por las partes en un conflicto de
brindar protección general contra los peligros dimanantes de operaciones
militares a las instalaciones civiles, los hospitales y materiales de
socorro y los medios de transporte y distribución de estos materiales.
245. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron la condena del
Movimiento a los ataques cada vez más frecuentes contra la seguridad del
personal que cumple funciones humanitarias e instaron a los gobiernos de
los Estados Miembros de las Naciones Unidas a garantizar el respeto a la
protección del personal de las organizaciones humanitarias, de conformidad
con las normas pertinentes del derecho internacional. Los organismos
humanitarios y su personal deberán respetar las leyes de los países donde
trabajen y los principios de neutralidad y no injerencia, así como los
valores culturales, religiosos y de otra índole de la población de los
países donde operen.
246. Los Jefes de Estado o de Gobierno recordaron la protección que el
derecho internacional humanitario y los instrumentos de derechos humanos
pertinentes confieren a las personas capturadas en circunstancias de
conflicto armado internacional.
247. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas
anteriormente y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender,
preservar y promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno
acordaron adoptar, entre otras, las medidas siguientes:
247.1 Invitar a los Estados que aún no lo hayan hecho a considerar la
posibilidad de ratificar la Convención de La Haya de 1954 para la
protección de la propiedad cultural en caso de conflicto armado y sus dos
Protocolos Adicionales;
247.2 Instar a los Estados a cumplir cabalmente las disposiciones del
derecho internacional humanitario, en especial de conformidad con lo
estipulado en los Convenios de Ginebra, a fin de brindar protección y
ayuda a los civiles en los territorios ocupados, e instar además a la
comunidad internacional y las organizaciones pertinentes del sistema de
las Naciones Unidas a fortalecer la asistencia humanitaria a los civiles
sometidos a la ocupación extranjera; y
247.3 Hacer hincapié en que a todos los detenidos o personas capturadas en
actividades relacionadas con conflictos armados internacionales se deberá
dispensar un trato humano y respetuoso a su dignidad inherente conferida
en virtud del derecho internacional humanitario y de los instrumentos de
derechos humanos pertinentes.
Asistencia humanitaria
248. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que la prestación de
asistencia humanitaria no deberá politizarse y deberá respetar plenamente
los principios de humanidad, neutralidad e imparcialidad, como se enuncia
en la resolución 46/182 de la Asamblea General y su anexo que constituyen
los principios rectores de la coordinación de la asistencia humanitaria, e
hicieron hincapié en que todas las entidades humanitarias de las Naciones
Unidas y organizaciones asociadas deberán actuar en correspondencia con
sus respectivos mandatos, el derecho internacional humanitario y la
legislación nacional. Reafirmaron además que la soberanía, la integridad
territorial y la unidad nacional de los Estados deberá respetarse
plenamente de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. En este
contexto, subrayaron que la asistencia humanitaria deberá prestarse en
virtud del principio de solicitud y consentimiento del país afectado.
249. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron el compromiso del
Movimiento de aumentar la cooperación internacional a fin de prestar
asistencia humanitaria de plena conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas, y al respecto, reiteraron el rechazo del Movimiento al llamado
“derecho” de intervención humanitaria, que carece de fundamento en la
Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional.
250. Los Jefes de Estado o de Gobierno instaron a la comunidad
internacional a que brinde pleno apoyo, en particular recursos financieros,
a la asistencia humanitaria de emergencia a todos los niveles, y por ende,
acogieron con beneplácito el establecimiento del Fondo Central para la
Acción en caso de Emergencias de las Naciones Unidas (CERF) y destacaron
la necesidad de mantener el seguimiento, la supervisión y el examen, por
parte de la Asamblea General, de las actividades realizadas por el recién
establecido CERF, para velar por que éste funcione de conformidad con los
principios convenidos que figuran en las resoluciones pertinentes de las
Naciones Unidas, en particular la resolución 46/182 de la Asamblea General.
251. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su preocupación por el
sufrimiento humano y las consecuencias económicas provocados por la
reciente serie de desastres naturales en todo el mundo. Alentaron a la
comunidad internacional, las autoridades nacionales y las organizaciones
no gubernamentales a fomentar una colaboración más estrecha para responder
a los desastres naturales aumentando la preparación para casos de
emergencia y las medidas de gestión desastres, tales como los sistemas
regionales de alerta temprana sobre desastres y el intercambio de
información.
252. Los Jefes de Estado o de Gobierno alentaron nuevamente a los Estados
a cumplir sus compromisos relativos a la prestación de asistencia a los
países en desarrollo expuestos a desastres naturales y a los Estados
afectados por desastres que se encuentran en la fase de transición a una
recuperación física, social y económica sostenida, así como asistencia
para las actividades de reducción de los riesgos durante la recuperación
después de los desastres y para los procesos de rehabilitación.
Tecnología de la información y las comunicaciones
253. Los Jefes de Estado o de Gobierno acogieron con beneplácito la
participación de los Jefes de Estado o de Gobierno del Movimiento en la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) en su segunda
fase, celebrada en Túnez del 16 al 18 de noviembre de 2005, y subrayaron
la importancia del aporte de los Países No Alineados para que la Cumbre
alcanzara resultados orientados al desarrollo, el Compromiso de Túnez y la
plena aplicación del programa para la Sociedad de la Información, e
instaron a los Estados Miembros de las Naciones Unidas, los organismos
pertinentes del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones
intergubernamentales, así como a la sociedad civil, incluidos las
organizaciones no gubernamentales y el sector privado, a contribuir de
manera activa a la aplicación y el seguimiento de los resultados de las
fases de Ginebra y Túnez de la Cumbre, en especial, emprendiendo acciones,
conforme a lo dispuesto en los documentos finales de estos foros.
254. Los Jefes de Estado o de Gobierno encomiaron altamente a Malasia por
haber acogido la VI Conferencia de Ministros de Información de Países No
Alineados (COMINAC-VI), celebrada en Kuala Lumpur, Malasia, del 19 al 22
de noviembre de 2005, y por el documento final sustantivo allí adoptado, y
expresaron la determinación y el compromiso del Movimiento de aplicar
plenamente las decisiones y recomendaciones que figuran en él.
255. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su oposición a la
difusión de informes discriminatorios y distorsionados de los
acontecimientos que ocurren en los países en desarrollo. En tal sentido,
acogieron con satisfacción los esfuerzos por revitalizar las
Organizaciones de Radiodifusión de los Países no Alineados, como vía
eficaz para transmitir objetivamente al mundo los acontecimientos que
tienen lugar en los países en desarrollo. También tomaron nota, a este
respecto, de la valiosa experiencia de “La Nueva Televisión del Sur” (TELESUR).
256. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su apoyo al Programa de
Túnez para la Sociedad de la Información, en particular, su contenido en
materia de desarrollo y destacaron la importancia de la participación
eficaz de una representación equitativa y efectiva de los países en
desarrollo en la aplicación de los resultados del proceso de la CMSI,
incluidos el Foro para la Gobernanza de Internet y el Aumento de la
Cooperación.
257. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas
anteriormente y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender,
preservar y promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno
acordaron adoptar, entre otras, las medidas e iniciativas siguientes:
257.1 De conformidad con una de las recomendaciones de la VI Conferencia
de Ministros de Información de Países No Alineados (COMINAC-VI), celebrada
en Kuala Lumpur, Malasia, del 19 al 22 de noviembre de 2005, decidieron
aprobar el establecimiento así como el fortalecimiento y la consolidación
del funcionamiento de la Red de Noticias del Movimiento de Países No
Alineados (NNN), encabezado por Malasia.
257.2 Convocar a la VII Reunión de Ministros de Información del MNOAL (COMINAC
VII) en el primer semestre de 2008, que se celebrará en un País Miembro
del MNOAL que deberá determinarse sobre la base del principio de rotación
regional.
257.3 Invitar a los Países No Alineados a presentar propuestas para la
COMINAC VII con vistas a fortalecer la cooperación dentro del Movimiento
en la esfera de la tecnología de la información y las comunicaciones.
Adelanto de la mujer
258. Los Jefes de Estado o de Gobierno comprometieron nuevamente al
Movimiento con la aplicación de la Declaración y la Plataforma de Acción,
aprobadas en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer y apoyaron
plenamente los resultados del examen y evaluación quinquenal, que figuran
en el documento “Otras medidas e iniciativas” para aplicar la Declaración
y Plataforma de Acción de Beijing, aprobado durante el vigésimotercer
período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, celebrado en junio de 2000.
259. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su determinación de
eliminar todas las formas de discriminación y violencia contra la mujer y
la niña, especialmente en situaciones de conflicto armado y ocupación
extranjera, incluida la utilización sistemática del secuestro y la
violación, por las partes en el conflicto, como instrumento de guerra, así
como la trata y victimización de mujeres y niñas. Asimismo expresaron su
aversión por la persistencia de esos actos. Al respecto, exhortaron a los
Estados a adoptar las medidas necesarias contra los autores de tales actos
y velar por la adhesión al derecho internacional y la legislación nacional,
incluida la creación de leyes para la protección de la mujer y la niña en
situaciones de conflicto armado. Exhortaron además a los Estados, que no
lo hayan hecho, a trabajar con miras a ratificar la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer o
adherirse a ella, y alentaron a todos los Estados Miembros a considerar la
posibilidad de ratificar su Protocolo Facultativo o adherirse a éste.
260. Los Jefes de Estado o de Gobierno tomaron nota de que recientemente
se estableció en la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
la división a cargo del género, cuyo cometido es promover y proteger los
derechos humanos de la mujer en el contexto del Consejo de Derechos
Humanos. Si bien esta división se encuentra todavía en una fase de
constitución, los Jefes de Estado o de Gobierno advirtieron que sus
operaciones no deben entrar en conflicto con la actual asociación entre la
División para el Adelanto de la Mujer y la Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer. Los Jefes de Estado o de Gobierno
subrayaron que el mandato de la Comisión de la Condición Jurídica y Social
de la Mujer es amplio y abarca dimensiones sociales y económicas que
exceden los derechos humanos de la mujer.
261. Los Jefes de Estado o de Gobierno elogiaron altamente a Malasia por
haber acogido la Conferencia Ministerial del Movimiento de Países No
Alineados sobre el Adelanto de la Mujer, celebrada en Putrajaya, Malasia,
del 7 al 10 de mayo de 2005, celebraron el documento final sustantivo
aprobado, y expresaron la decisión y el compromiso del Movimiento de
aplicar cabalmente las decisiones y recomendaciones que figuran en él.
262. Consecuentes con las posiciones de principio mencionadas
anteriormente y guiados por éstas, y afirmando la necesidad de defender,
preservar y promover esas posiciones, los Jefes de Estado o de Gobierno
acordaron adoptar, entre otras, las medidas e iniciativas siguientes:
262.1 Celebrar en 2007 la Segunda Reunión Ministerial del MNOAL sobre el
Adelanto de la Mujer, que tendrá lugar en Guatemala.
262.2 Decidieron, según la recomendación de la Reunión Ministerial del
MNOAL sobre el Adelanto de la Mujer, celebrada en Putrajaya, Malasia, del
7 al 10 de mayo de 2005, brindar apoyo al establecimiento de un centro del
MNOAL sobre género y desarrollo, que estaría ubicado en Kuala Lumpur,
Malasia.
Poblaciones indígenas
263. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron su apoyo a la necesidad
de promover los derechos económicos, políticos y culturales de las
poblaciones indígenas y su compromiso de prestar especial atención a los
esfuerzos realizados a nivel nacional y multilateral para mejorar sus
condiciones de vida mediante la participación civil. Asimismo, ante la
apropiación y el uso indebido de los conocimientos tradicionales entre
indígenas, acordaron promover la defensa del patrimonio colectivo
biológico y cultural a fin de que las poblaciones indígenas puedan
disponer de instrumentos jurídicos referentes a la propiedad intelectual,
de suerte que sus conocimientos tradicionales queden protegidos contra el
uso inadecuado o sin autorización por parte de terceros.
Analfabetismo
264. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su profunda preocupación
por el hecho de que más de 113 millones de niños carecen de acceso a la
educación primaria, 877 millones de adultos son analfabetos y más de las
dos terceras partes de esos analfabetos se encuentran en el África
subsahariana, el Asia meridional y occidental, los Estados árabes y el
África septentrional. Si no se avanza a un ritmo acelerado hacia la
educación para todos, las metas acordadas nacional e internacionalmente
para la reducción de la pobreza no se cumplirán, y las desigualdades entre
los países y dentro de las sociedades aumentarían. Al respecto, reiteraron
el apoyo y el compromiso del Movimiento para cooperar en la consecución de
las metas del Decenio de las Naciones Unidas para la Alfabetización
(2003-2012).
265. En este contexto, los Jefes de Estado o de Gobierno decidieron
conceder atención prioritaria al desarrollo de mecanismos de cooperación
entre los Estados Miembros del MNOAL, así como al fortalecimiento de la
cooperación regional e internacional con el objetivo de hacer frente al
analfabetismo en forma eficaz y erradicarlo en cumplimiento del segundo
objetivo de desarrollo del Milenio trazado para el año 2015.
Salud, VIH/SIDA, Paludismo, Tuberculosis y otras enfermedades
transmisibles
266. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su preocupación por la
amenaza global que representa la propagación de epidemias, tales como VIH/SIDA,
paludismo, tuberculosis y otras enfermedades transmisibles. En este
contexto, instaron a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a los
niveles nacional, regional e internacional a que aumente su cooperación
para hacer frente y combatir estos flagelos.
267. Los Jefes de Estados o de Gobierno reconocieron que el VIH/SIDA
constituye una emergencia global y plantea uno de los retos mas
formidables para el desarrollo, el progreso y la estabilidad de sus
respectivas sociedades y del mundo en general, y que requiere una
respuesta mundial amplia y excepcional. Acogieron con beneplácito la
declaración política sobre el VIH/SIDA, aprobada el 2 de junio de 2006 por
la Reunión de alto nivel sobre VIH/SIDA de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, e instaron a los Estados Miembros de las Naciones Unidas
a ampliar de manera significativa sus esfuerzos con miras a alcanzar, para
2010, el objetivo de acceso universal a amplios programas de prevención,
tratamiento, cuidado y apoyo, y de esta manera, exhortaron a todos los
Estados, especialmente a los países desarrollados a que cumplan cabalmente
estos compromisos, e instaron a las organizaciones internacionales,
organizaciones no gubernamentales y al sector empresarial a que apoyen las
actividades nacionales en este sentido.
268. Los Jefes de Estado o de Gobierno reconocieron los logros de la
cooperación Sur-Sur en la lucha contra el VIH/SIDA y decidieron conceder
atención prioritaria al desarrollo de mecanismos de cooperación entre los
Estados Miembros del MNOAL, así como al fortalecimiento de la cooperación
regional e internacional para enfrentar con efectividad el VIH/SIDA en
cumplimiento de los ODM 6 y 8.
269. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron grave preocupación por
la grave amenaza que representa la propagación de la influenza aviar desde
que notificaron los primeros brotes importantes, lo que puede tener graves
repercusiones no sólo para la salud pública en todo el planeta mundial
sino también para la economía mundial. Asimismo reiteraron que resulta
imprescindible adoptar medidas concertadas a nivel nacional, regional e
internacional para enfrentar ese reto de manera eficaz y oportuna.
Delincuencia transnacional organizada
270. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron el compromiso del
Movimiento de coordinar sus esfuerzos y estrategias a escala nacional,
regional e internacional contra los delitos transnacionales y de elaborar
los métodos más eficaces para combatir delitos de esa naturaleza.
Reafirmaron que los esfuerzos internacionales contra los delitos
transnacionales deberán realizarse con el debido respeto por la soberanía
e integridad territorial de los Estados.
271. Los Jefes de Estado o de Gobierno reafirmaron que las actividades de
la delincuencia organizada afectan adversamente al desarrollo, la
estabilidad política y los valores sociales y culturales.
272. Los Jefes de Estado o de Gobierno reiteraron que la respuesta a la
amenaza que representa la delincuencia transnacional organizada requiere
una estrecha cooperación a nivel internacional. Han tenido lugar
importantes cambios en la estructura y la dinámica de los delitos
organizados a escala nacional e internacional, incluidas nuevas
manifestaciones de lavado de dinero y corrupción. Algunos territorios han
comenzado a utilizarse como puntos de tránsito de actividades de
delincuencia organizada, tales como el tráfico de drogas. Estos delitos
amenazan la integridad de los sectores financiero y comercial, ponen en
peligro la soberanía nacional y desconocen las fronteras nacionales.
273. Los Jefes de Estado o de Gobierno consideraron firmemente que las
amplias estrategias de prevención del delito deben abordar, entre otras
cosas, las causas básicas y los factores de riesgo relacionados con el
delito.
274. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron su preocupación sobre la
gravedad del tráfico de órganos humanos y la creciente participación de
grupos delictivos organizados en ese sentido.
275. Los Jefes de Estado o de Gobierno también expresaron su preocupación
por el aumento de la participación de grupos de la delincuencia organizada
en el tráfico de bienes culturales saqueados, robados o contrabandeados.
276. Consecuentes con las posiciones de principio antes mencionadas y
guiados por éstas, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron adoptar,
entre otras, las medidas siguientes:
276.1 Adoptar las medidas necesarias en el plano nacional e internacional
con miras a la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas contra
la Delincuencia Transnacional Organizada y los instrumentos
internacionales contra el tráfico ilícitos de drogas, según proceda;
276.2 Solicitar un nivel suficiente de asistencia y cooperación financiera
y técnica para que los países en desarrollo y los países con economías en
transición puedan aplicar esos tratados;
276.3 Fortalecer la cooperación y la asistencia técnica internacionales
para el aumento de capacidades en los países en desarrollo y los países
con economías en transición para cumplir de manera eficaz las obligaciones
establecidas en los instrumentos internacionales vigentes para la
prevención del delito; y
276.4 Adoptar otras medidas y fortalecer la cooperación internacional a
fin de prevenir, combatir, sancionar y erradicar más eficazmente toda
forma de delincuencia transnacional organizada, de conformidad con el
derecho internacional.
Tráfico de drogas
277. Los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron profunda preocupación
por el empeoramiento del problema del tráfico ilícito de drogas en el
mundo por su naturaleza transfronteriza e internacional, lo que constituye
una grave amenaza para toda la comunidad internacional. Reiteraron que se
deben adoptarse medidas eficaces para prevenir, combatir y erradicar el
tráfico ilícito armas pequeñas y ligeras, el cual esta vinculado con el
tráfico ilícito de drogas. Reconocieron que ningún Gobierno puede aspirar
a combatir con éxito esta amenaza por sí solo, dado que las organizaciones
delictivas vinculadas al tráfico de drogas operan de forma colectiva en el
territorio de varios países y multiplican las rutas de tráfico y métodos
de distribución.
278. Consecuentes con la citada posición, los Jefes de Estado o de
Gobierno reiteraron que el problema mundial de las drogas ilícitas sólo se
puede resolver de manera eficaz mediante la cooperación internacional y
sobre la base de los principios consagrados en la Carta de las Naciones
Unidas y el principio de responsabilidad compartida. Al respecto,
expresaron la determinación del Movimiento de hacer todo lo posible para
aumentar y fortalecer la cooperación entre todos los Estados en este
empeño común. Exhortaron a la comunidad internacional y las organizaciones
internacionales a prestar mayor atención a la lucha general contra esta
amenaza. En este contexto, los Jefes de Estado o de Gobierno expresaron
preocupación por la retirada de los recursos de la Naciones Unidas a
determinados países en desarrollo, sin tener en cuenta la vulnerabilidad
de estos países en la lucha contra el tráfico de drogas.
Corrupción
279. Los Jefes de Estado o de Gobierno destacaron que las prácticas
corruptas, que incluyen la falta de gobernanza corporativa internacional
sólida, el soborno, el lavado de dinero y la transferencia al exterior de
fondos y activos adquiridos ilícitamente, socavan la estabilidad política
y económica y la seguridad de las sociedades, socavan la justicia social y
ponen gravemente en peligro los esfuerzos de los países en desarrollo para
alcanzar el desarrollo sostenible. Reconocieron que la Convención de las
Naciones Unidas contra la Corrupción instituye normas aceptadas
universalmente para prevenir y combatir las prácticas corruptas, establece
el principio de recuperación y transferencia de activos de origen ilícito
y los mecanismos para la cooperación internacional a este respecto.
280. Consecuentes con las posiciones mencionadas anteriormente, los Jefes
de Estado o de Gobierno destacaron, en particular, la aplicación de las
disposiciones sobre la recuperación de activos que figuran en el Capítulo
V de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, que
estipula que los Estados Miembros restituyan los activos obtenidos
mediante la corrupción.