BUSH: PESADILLA
INTERMINABLE
Lisandro Otero
Las recientes declaraciones del ex
secretario del Tesoro Paul O´Neill, donde revela que desde su asunción
de la presidencia George W. Bush planificaba la invasión a Irak, han
creado un caos en la Casa Blanca. Ahora intentan perseguir a O´Neill
por haber violado la ley de protección de los secretos de Estado
confesando estas interioridades al periodista Ron Suskind. El ex
funcionario afirmó haber tenido en sus manos un documento de alta
confidencialidad en el cual se proyectaba el futuro de Irak tras el
derrocamiento de Hussein. Es fácil adivinar los móviles: papá Bush dejó
inconclusa esa aventura, las petroleras urgían el apoderamiento de los
segundos más vastos recursos de combustible del mundo. La necesidad de
una justificación creó la farsa de las armas de destrucción masiva.
Muchos opinan que el atentado del once
de septiembre fue una fabricación de los servicios secretos
estadounidenses para apoderarse del petróleo del Medio Oriente, sin el
cual Estados Unidos podría pasar a ser un país de segundo orden en
un lapso de un par de decenios. También fue una ficción interesada la
vinculación de Sadam Hussein con Al Quaeda, lo cual ha quedado
demostrado ya como una de las falacias políticas del siglo.
Es evidente que los altos cabecillas que
han ocupado la Casa Blanca mediante unas elecciones fraudulentas son
todos unos truhanes representantes de las grandes compañías petroleras.
Cheney de la Halliburton, Condoleezza de la Chevron, Rumsfeld de la
industria química Searle; Wolfowitz, el halcón mayor, ligado al
complejo industrial militar, Papa Bush conectado con los sauditas,
Richard Perle actuando a favor del traficante de armas Adnan Kashoggi.
Y ahora Bush osa hablar de impedir la entrada en Estados Unidos a los
corruptos. Si así fuera él no podría regresar a su propio país con
toda su delegación.
El expediente de Bush no puede ser más
aterrador. Se ha opuesto a la descontaminación del aire negándose a
suscribir el Protocolo de Kyoto. Ha eliminado los fondos para los
programas de educación a pobres y ha suprimido el entrenamiento
profesional de veinte mil nuevos maestros. Con el Acta Patriótica ha
violado los derechos constitucionales y las libertades civiles
ampliando las posibilidades de registros ilegales, supervisión
telefónica, arrestos sin habeas corpus, juicios militares por delitos
civiles, investigaciones de expedientes bancarios, médicos,
siquiátricos y estudiantiles, grabaciones telefónicas, pesquisas por
internet y encarcelamiento por sospecha. Un verdadero catálogo de
medidas draconianas empleadas por el totalitarismo nazi fascista.
Su política fiscal de disminución de
gravámenes ha favorecido solamente al cinco por ciento de la población
que posee los mayores recursos. Las grandes corporaciones financieras
están cotizando al erario público una mínima cantidad de impuestos.
Desde que asumió la presidencia se han perdido más de seis millones de
empleos, mayor número que las pérdidas acumuladas de once presidentes
anteriores.
Ahora el Instituto de Estudios
Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos
acaba de emitir un documento en el cual se califica a la invasión de
Irak como “una guerra preventiva inútil”. Al informar de este hecho
el periódico francés Le Monde consigna que el documento de 56 páginas,
suscrito por el especialista Jeffrey Record, señala como un gran error
haber mezclado la lucha antiterrorista y Al Quaeda con los esfuerzos
por deponer a Sadam Hussein. Considera el informe que existen
diferencias de peligrosidad entre ambos. El gobierno de Bush se ha
planteado metas irreales que lo condenan, según este informe, a una
búsqueda inalcanzable de seguridad absoluta y ha desviado recursos
necesarios a la protección del territorio nacional.
Pese a este catálogo pavoroso de errores
necios, putrefacción moral, agresividad insensata y autoritarismo
inhumano el pueblo estadounidense reelegirá muy probablemente a Bush.
Los medios de comunicación masiva se encuentran en manos de las
grandes corporaciones que favorecen a los republicanos y el gran
capital se siente muy cómodo con este gobierno que favorece sus
intereses, le reduce sus obligaciones y le amplia su panorama de
rapiña. El sencillo y crédulo norteamericano cree que la pandilla
petrolera de la Casa Blanca hace un buen gobierno porque así se lo
hacen creer con el bombardeo incesante de la prensa, la radio y la
televisión. El 2004 verá la prolongación de esta pesadilla para
consternación del resto de la humanidad.
gotli2002@yahoo.com