Non poteva mancare una sezione
dedicata alle lotte ed alle testimonianze provenienti dalla Colombia.
Questa incantevole terra, che avrebbe tutte le possibilità per far
vivere bene il suo popolo, è da anni martoriata dalla mancanza di
diritti umani a causa del suo status politico che la governa. Inganni,
complotti, interessi capitalistici, uso indiscriminato della violenza,
intimidazioni, corruzione sono elementi spesso oscurati dalle menzogne
usate dal presidente Uribe, per far apparire una realtà mistificata e
assolutamente differente da quella che, purtroppo, esiste in questa
terra.
PICCOLA STORIA DEI MOVIMENTI
OMAGGIO A JAIME BATEMAN
ULTIME NEWS DALLA COLOMBIA
Colombia comprometida (por su propio gobierno doblemente)
di
Bartolomé Clavero
Colombia ha presentado un informe por escrito a la octava sesión anual
del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas que
está celebrándose en Nueva York durante estos días, entre el 18 y el 29
de mayo. Aparte de exponer un panorama difícil de identificar, como está
demostrándose en la misma sesión del Foro, por quienes padecen las
actuales políticas del gobierno colombiano en materia indígena, se
aprovecha la ocasión para reafirmarse la posición contraria a la
Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Así se
argumenta: “A pesar de que esta Declaración no es una norma
jurídicamente vinculante para el Estado, ni constituye prueba alguna de
la conformación de disposiciones de naturaleza convencional o
consuetudinaria vinculantes para Colombia, se encontró que algunos
aspectos de esta Declaración entran en franca contradicción con el orden
jurídico interno colombiano, lo cual llevó al Estado colombiano a
abstenerse de votarla”. En la presentación oral del mismo informe
Colombia cambia espectacularmente de posición. Lo que dice el informe
escrito resume lo que se expuso ante la Asamblea General de Naciones
Unidas el 13 de septiembre de 2007 para justificarse la abstención de
Colombia en la votación de la Declaración que resultó apabullantemente
positiva. Colombia así se significó entre los Estados de su región,
Latinoamérica y el Caribe, los cuales apoyaron masivamente la
Declaración. Colombia quiere ahora dejar de significarse. El cambio de
posición ya se había anunciado recientemente en la Conferencia de Examen
de Durban celebrada en Ginebra entre el 20 y el 24 de abril. Ante este
foro, la Viceministra de Asuntos Multilaterales de la República de
Colombia se refirió a la Declaración en unos términos que, vistos los
antecedentes, resultaron realmente sorpresivos: “Deseo manifestar que
Colombia respalda este documento (la Declaración) y lo valora como una
importante hoja de ruta”. No es que fuera un pronunciamiento muy
preciso, pero bastó para producir la sorpresa desde luego.
En Nueva York cundía la expectativa respecto a la posición definitiva de
Colombia. ¿Va a mantener el rechazo reiterado en el informe o va a
confirmar un giro tan pronunciado y, en consecuencia, a precisar su
alcance? He aquí por fin lo que manifiesta el 18 de mayo la embajadora
de Colombia en las Naciones Unidas ante la abarrotada asamblea de
representantes indígenas y de Estados que asisten a la octava sesión del
Foro Permanente: “Mi delegación desea reiterar la decisión del Gobierno
de Colombia de expresar su apoyo unilateral a la Declaración de Naciones
Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, a su espíritu y a
los principios que inspiran su contenido”. La embajadora añade que su
gobierno ha enviado una nota al Secretario General de las Naciones
Unidas expresándole el consiguiente apoyo de Colombia “a los derechos
afirmativos y especiales de los pueblos indígenas, a la promoción de la
libre determinación y al respeto del pluralismo y de la diversidad
étnica y cultural”. Tampoco es que se precise mucho, pero el anuncio del
cambio se expresa de forma que parece ir en serio.
Precisiones se piden por supuesto. ¿Va Colombia a revisar todas las
leyes y todas las políticas que durante los últimos años han venido
atropellando y desmantelando los derechos de los pueblos indígenas? ¿Va
a adoptarse una política de devolución de las tierras sustraídas a
indígenas por la violencia política y a revisarse por tanto las
concesiones realizadas para la explotación de recursos dentro de las
mismas? ¿Va a adoptarse una política de seguridad que no discrimine a
indígenas y que no se aproveche para la ocupación militar y el
aprovechamiento económico de sus territorios? En fin, ¿va por fin el
actual gobierno de Colombia a cambiar de política en materia indígena?
La respuesta no resulta positiva. Ni siquiera se entiende que hayan de
cambiarse unas políticas que se tienen por adecuadas. Esta parte del
informe escrito de Colombia al Foro Permanente no se corrige en
absoluto. Tampoco se procede a corrección alguna de las razones que
antes motivaban el rechazo de la Declaración. Se mantienen completamente
con una función distinta ahora. ¿Qué pasa con la “franca contradicción
(de la Declaración) con el orden jurídico interno colombiano”,
comenzándose por la Constitución. Resulta que nada pues, según se le
explica a la asamblea del Foro Permanente, la Declaración deberá
entenderse en Colombia conforme a su sistema constitucional y jurídico.
Además, se insiste, “la Declaración no es una norma jurídicamente
vinculante para el Estado, ni constituye prueba alguna de la
conformación de disposiciones de naturaleza convencional o
consuetudinaria vinculantes para Colombia”. A Colombia le importa poco
que en el Foro Permanente se esté manifestando continuamente lo
contrario: que la Declaración es vinculante y que lo es su contenido
entero, no sólo su “espíritu y los principios que inspiran su
contenido”. Ya ha calificado Colombia su apoyo como unilateral, nada
conforme al
entendimiento de la comunidad internacional, la cual no admite que un
instrumento de derechos humanos pueda subordinarse al orden interno, ni
siquiera al constitucional.
Por parte de su actual gobierno, a Colombia se le puso en una posición
comprometida cuando se le significó con la abstención en la Asamblea
General. Se le vuelve a poner en un compromiso cuando se le hace cambiar
de posición de una forma tan ligera e inconsecuente. Por todo lo visto,
el gobierno colombiano piensa que el derecho internacional de los
derechos humanos no va en serio y que aún menos va a ir en serio el de
los derechos de los pueblos indígenas. Eso pretende. Intenta
sencillamente utilizar el derecho internacional para ocultar las
políticas internas.Es en vano. Colombia sigue quedando en evidencia ante
el Foro Permanente gracias a los representantes indígenas intervinientes
en sus sesiones. El gobierno de Colombia se llevó la ovación larga y
compacta que seguramente esperaba.
Bartolomé
Clavero es Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las
Cuestiones Indígenas
EL CAMINO DEL TRIUNFO
Informe presentado por Jaime Bateman a la VIII
Conferencia Nacional del M-19
Putumayo, agosto de 1982
Compañeros, colaboradores, compatriotas:
Han sido tres años de permanente accionar político militar, en donde
hemos recogido montones de experiencias y enseñanzas que son difíciles
de recoger en un documento de estas características, si tenemos en
cuenta además que las condiciones de represión han impedido mantener
unida a nuestra dirección nacional. Ahora nuestro deber es hacer el
intento de analizar nuestros errores y aciertos, mover el timón hacia
las rutas más correctas y transformar una vez más nuestras fallas en
experiencias.
Por una solución democrática, de justicia social y nacionalista.
En esta frase se resume uno de nuestros más importantes logros y ha sido
en el combate en donde hemos ido confirmando la justeza de nuestros
puntos programáticos, de nuestros objetivos políticos y de nuestra
principal herramienta de acercamiento del pueblo.
Con la operación Colombia, la del Cantón, dimos uno de los pasos
cruciales en la política de la organización, rompiendo el cerco de
sectarismo e ideologismo que nos mantenía atados a esquemas
prefabricados sin viabilidad posible.
A partir de allí y frente al tremendo esfuerzo del enemigo por destruir
la organización, vimos con mayor claridad la máxima de pasadas
reuniones: muy amplios en la política y duros en la guerra.
Está suficientemente claro que nuestro proyecto democrático, patriótico,
nacionalista, tomó forma y se transformó en bandera, no sólo en nuestra
organización, gracias a las amplias y profundas denuncias sobre el
sistema imperante en Colombia, sobre el verdadero carácter reaccionario
de la oligarquía, sobre la íntima participación de los monopolios, la
oligarquía y el ejército en un proyecto reaccionario sostenido sobre la
pobreza de nuestro pueblo, sobre el terror oficial, la tortura y la
cárcel. El desaforado afán de dominar nuestra industria, nuestras
finanzas, nuestras riquezas naturales, impone a la oligarquía y al
imperialismo un sistema de dominación que riñe con los principios
democráticos.
El aumento desproporcionado de la riqueza capitalista, implica el
aumento de las medidas de represión del movimiento popular, el aumento
de las medidas de control ideológico y de las políticas de división de
las organizaciones gremiales y políticas. Todo esto implica para las
organizaciones interesadas en un proyecto democrático, dejar
suficientemente aclarado que ello sólo es posible cuando se integren en
un solo movimiento la lucha política y la lucha armada. La lucha
reivindicativa y la lucha clandestina. La lucha por reivindicaciones
inmediatas y por objetivos a largo plazo.
La profunda y amplia represión contra nuestra organización, significó el
desenmascaramiento del sistema policíaco de nuestro país; el enemigo
pensó encontrar una organización aislada, pequeña y de cuadros y se
encontró con el movimiento popular que supo con altura y valentía
hacerle frente a las intenciones regresivas. Miles de personas fueron
encarceladas y torturadas. No era un nuevo estilo, no era una nueva
política, no era que los militares se habían vuelto malos, era la
continuación de la misma política practicada por otros Gobiernos pero a
otro nivel: porque también el nivel de respuesta y de enfrentamiento
había cambiado, se había profundizado, se había vuelto más del pueblo,
más ambicioso, más real.
La democracia representativa mostraba su verdadera condición. El
Gobierno del señor Turbay desde entonces ha afrontado duras críticas de
organizaciones internacionales que como la Comisión de Derechos Humanos
de la OEA y Amnistía Internacional, hacen decenas de recomendaciones
tendientes a lograr el verdadero respeto de los colombianos. Nuestras
posteriores acciones lo que hicieron fue reforzar, ampliar, consolidar
nuestro proyecto ante el mundo.
Especialmente la operación Democracia y Libertad, en donde la acción de
un puñado de hombres decididos, se transformó en la acción de todos los
colombianos, que durante dos meses vivieron el drama de un Gobierno
altanero, militarista, obligado a conversar con “asesinos, bandoleros y
subversivos”.
Gracias al manejo político de esta acción, se logró el conocimiento por
parte de todos los colombianos de los verdaderos objetivos del M 19: así
nos convertíamos en una verdadera alternativa política; la lucha pueblo
oligarquía dejaba de ser una ilusión de revolucionarios “cabeza
calientes”.
La iniciativa de acciones militares en el Caquetá, el 11 de enero de
1981, no hacía sino confirmar la seriedad y la consecuencia de nuestras
palabras con los hechos. Estábamos decididos a llevar esta lucha hasta
sus últimas consecuencias, siempre al lado del pueblo. El mito del M 19
urbano, quedaba roto, así como la pretendida propiedad de la lucha rural
a un proceso histórico ya superado, a una mentalidad de mantenerla en el
tiempo para propósitos electorales o de vanguardia inexistentes.
En este proceso se ha ido dibujando potencialmente, disperso, desunido e
inmaduro, el programa del futuro Movimiento Democrático y que derrotará
al actual sistema. En la práctica se ha demostrado que no es un
movimiento débil; que lo conforman organizaciones gremiales, partidos
políticos, incluidos sectores de los partidos tradicionales y
personalidades de gran arraigo popular; todavía no están dadas las
condiciones para su materialización; falta recorrer un duro camino. La
misma composición heterogénea hace que sus puntos de vista, aunque en lo
fundamental confluyan, las particularidades se muestran dispersas y
todavía los vicios de anteriores experiencias pululan. La desconfianza
en los partidos políticos llamados de la clase obrera, no sólo se oponen
a su conformación sino que la obstruyen por mezquinos apetitos
electorales. Por nuestra parte hemos mantenido una discreta posición
llamando constantemente a su conformación, pero conscientes de que ese
movimiento será sólido, unido y con perspectivas, en la medida en que la
lucha armada se transforme en el elemento fundamental del pueblo para la
consecución de sus principales reivindicaciones.
Lo que ha mantenido en alto la bandera de la lucha, la bandera de la
denuncia, la bandera de la dignidad, ha sido la permanente rebeldía de
nuestro pueblo que se ha expresado en sus acciones armadas, paros
cívicos, movilizaciones por la defensa de los derechos humanos, en los
foros por la paz, en las denuncias en el exterior; sin esa presencia
permanente, audaz, agresiva, heroica, hacia las masas, eminentemente
política de las acciones armadas, las cosas hubiesen sido de otro
tamaño; la derrota hubiera cundido, la desmoralización y el escepticismo
hubiesen tomado la vanguardia.
Con justicia nuestra Séptima Conferencia, cuando parecía que todo se
había acabado, llamaba a todas las fuerzas democráticas y
revolucionarias a conformar el más amplio frente democrático contra la
monopolización de la economía y contra la represión; igualmente a la más
firme campaña de lucha armada y no armada, legales e ilegales que
frustraran las aspiraciones de los gobernantes que luchaban por nuestra
rendición. La organización, para sorpresa de unos y felicidad de otros,
supo responder al llamado de la dirección de continuar el combate y
aumentar las acciones militares frente a la represión y a la tortura.
Dejarse confundir o amedrentar por el terror de los militares hubiera
sido sencillamente una franca actitud de traición a nuestros principios
democráticos y revolucionarios. Cientos de acciones se realizaron en los
períodos de mayor represión y tortura. Toda nuestra estructura urbana y
aun rural tuvo un recambio obligado que se realizó con pocos
traumatismos; nuestros oficiales presos fueron rápidamente reemplazados
por un mayor número de militantes. El periódico continuó su dura marcha
sin permitir bajo ninguna circunstancia su silencio que hubiese
significado el silencio de toda la organización. Nació nuestra radio
televisión “Venceremos” con emisiones semanales permanentes. Pero
definitivamente lo que no deja dormir a militares y oligarcas es la
transformación del M 19 de guerrilla en movimiento político. La
guerrilla puede ser destruida, pero las ideas, los programas, la
concepción nunca; seremos nosotros o serán otros; pero se harán realidad
porque se han convertido en carne de nuestro pueblo
Ya para esta época las responsabilidades de la organización son de otro
calibre. Las propuestas aparentemente de coyuntura, se han ido abriendo
camino, demostrando que la bandera de la democracia, la justicia social
y la paz, son banderas que tocan al centro del conflicto entre el pueblo
y la oligarquía; entre Imperialismo y Nación.
La democracia, bandera esencial del movimiento socialista, ha sido
recobrada por el pueblo después de su abandono sectario por considerarla
“burguesa” por parte de revolucionarios ortodoxos.
La democracia dejó de ser un epíteto para la demagogia o el sectarismo;
contenido que va a las entrañas de las desigualdades sociales, que toca
el fondo de nuestra dependencia al imperialismo, que se rebela contra el
dominio de unos pocos sobre la inmensa mayoría de la población; que
enaltece la lucha por la libertad, por la justicia y por la paz y que es
extraña a los Gobiernos oligárquicos, que es extraña al militarismo y a
la rapacidad de los Estados Unidos.
Y así se enfrentan la democracia del señor Turbay y sus acólitos, con la
democracia del pueblo; la amnistía del Gobierno con la amninistía de la
revolución; la paz de los oligarcas con la paz de los rebeldes; la
entrega a los grandes capitalistas, con las propuestas concretas de
nacionalización y renegociación de la explotación de nuestros recursos
naturales; la posición permanente de sumisión frente a los dictados de
los Estados Unidos en los organismos internacionales, frente a la línea
de independencia nacional, de no alineamiento y lucha por la paz. Así
las cosas, la lucha por la democracia, por la justicia social y la paz,
se transforma en un verdadero objetivo real, alcanzable, necesario.
La estrategia, ese camaleón que orienta nuestra actividad, deja de ser
un objetivo lejanamente-te alcanzable. De allí nuestro llamado a la paz,
al diálogo y a la búsqueda de soluciones concretas que se ha convertido
en el mayor reto que guerrilla alguna haya propuesto.
En esa forma y una vez más, han quedado al descubierto los verdaderos
intereses de la oligarquía, del ejército y del imperialismo. Ellos viven
de la explotación, del terror, de la tortura: por eso no han sido
suficientes los llamados al diálogo y a la paz; por eso no han sido
suficientes las acciones armadas; por eso no han sido suficientes las
denuncias y las movilizaciones. Con la toma de la Embajada de la
República Dominicana, hicimos un llamado a los dirigentes políticos a
dialogar: cada uno con diferentes excusas no fueron a ese diálogo,
repetimos la propuesta, ampliamos las invitaciones y tampoco asistieron.
Nosotros creemos que en cada llamado hemos ganado respeto y autoridad;
quien no asiste a una cita es porque no quiere o tiene miedo; unos no
asisten por razones obvias: otros porque le temen a la tortura y a la
cárcel; nosotros cumplimos con nuestro deber.
La respuesta del Gobierno consistió en un proyecto de amnistía
condicionado a la rendición de las guerrillas; los presos saldrían
libres si la guerrilla se entregaba. ¡Tamaña extorsión!!!!
Nosotros respondimos con las palabras del general Uribe: “Por eso
venimos hoy a deciros por última vez que nos deis la libertad para
exponer y defender nuestro derecho con el voto, con la pluma y con los
labios; de lo contrario nadie en el mundo tendrá poder bastante para
impedir que tengan la palabra de nuestros cañones y de nuestros fusiles.
No amenazo ni provoco; no hago sino predecir lo inevitable; no hago sino
advertiros que esto, que no es sino una simple petición pacífica en
favor de nuestro derecho, no implica debilidad otorgarla sino antes bien
fortaleza de espíritu; si la negáis se convertirá mañana en una demanda
a mano armada”.
La ley de amnistía impuesta al congreso, para vergüenza de sus
componentes, a base de amenazas sobre un supuesto golpe militar, la
derrotamos en el terreno militar. Sufrió de esta manera el Gobierno del
señor Turbay, su más estruendoso fracaso y ha sido nuestro triunfo
político más relevante.
Indiscutiblemente el surgimiento de la guerrilla rural en el Caquetá,
Putumayo y Huila, su activar permanente con objetivos políticos
claramente definidos, la concentración adecuada de esfuerzos humanos y
técnicos, además de las acciones de otras organizaciones armadas, fue
definitivamente el factor fundamental. Además ha mostrado a los sectores
golpistas que sus intenciones encontrarían fuerte resistencia.
Ya sabemos con absoluta seguridad que un golpe militar antes que atajar
la insurgencia guerrillera, la protesta popular, lo que hará será
ampliar el espacio político de resistencia, ampliar los objetivos de
lucha y la incorporación de contingentes populares a la lucha armada,
además de sectores del mismo ejército que no comparten las líneas de
militarización. Ceder a sus partes, conciliar con las pretensiones de
los militares reaccionarios, no conduce sino al fortalecimiento de sus
objetivos, al aumento de su agresividad y al golpeteo sin lucha del
movimiento popular. En consecuencia: nos oponemos a las propuestas de
treguas unilaterales que conllevan a la parálisis del movimiento
popular, a la entrega de los principios, a un injustificado intercambio
de seguridad, para colocar uno que otro voto; y en fin a darle la razón
a los militares sobre las causas de nuestro combate. Las treguas, por lo
general son producto de acuerdo entre las partes en conflicto, en donde
cada cual cede temporalmente en vías a buscar un acuerdo de mayor
calibre. Nosotros en repetidas ocasiones hemos dicho que estamos
dispuestos a suspender las acciones militares, siempre que se cumplan
ciertos requisitos, que en primer lugar favorezcan al movimiento popular
y que lo sintetizamos en la Propuesta de Paz del mes de julio; aún más,
dijimos que si se produce dicho proceso, estamos dispuestos a participar
en unas elecciones con nuestros propios candidatos.
Por iniciativa de Carlos Lleras Restrepo se nombró una Comisión de Paz
que entregaría al Gobierno en un plazo prudente, sugerencias para el
logro de la paz. La Comisión ha sido conformada por elementos que en
general comparten los criterios de los gobernantes excepción hecha de
Gerardo Molina. La organización no puso problemas a los nombres. El
problema no es de nombres sino de lo que se pretenda. La Comisión empezó
por negar nuestras propuestas, apareciendo como los verdaderos
promotores de la paz, actitud que refleja la prepotencia de los
proponentes.
La Comisión posteriormente hizo una propuesta de indulto a nuestra
organización.
La reforma del Artículo 28 de la Constitución, sobre la detención de las
personas, no es sino la tácita aceptación de la violación de los
derechos humanos en el país; la aceptación de que a las personas no se
les permite abogado, comida, etc. Ahora cursa una propuesta de rebaja de
penas; aun así seguimos pensando que debemos mantenernos a la
expectativa frente a cualquier Comisión de Paz. No nos olvidemos que su
misma existencia es un logro de nuestros esfuerzos, es un triunfo de
nuestra lucha.
La discusión sobre el accionar de nuestra organización, ha desatado
duras polémicas que cubren todo el panorama político del país. Es cierto
que nuestro desarrollo no ha sido el óptimo; hemos marchado
paralelamente entre la función política que es lo fundamental y la
actividad militar que representa uno de los medios para cumplir las
tareas políticas. En general venimos obteniendo la lucha integral bajo
las formas legales y clandestinas; la lucha reivindicativa y la lucha
por la conformación de una vanguardia política; pero siempre hemos
tenido como inicio el principio, y esto acondicionado a nuestro accionar
militar, de que todas estas formas de lucha se deben condicionar a los
objetivos políticos. Así hemos actuado en consecuencia, tal vez sin una
sistematización teórica completa; pero el rumbo de lo fundamental
creemos que lo tenemos bien ubicado; por eso no compartimos el criterio
de sectores que plantean que la lucha política es igual a la lucha
electoral. Estos sectores piensan que la política sólo es concebible en
la paz, desconociendo la historia de la humanidad y en concreto la
historia de nuestro país en donde la violencia ha sido un factor
preponderante.
En 76 años de vida independiente del siglo pasado hubo 8 guerras que se
extendieron por todo el país; 52 guerras locales y 3 cuartelazos. El
siglo XIX terminó y comenzó el siglo XX con una guerra llamada la Guerra
de los Mil Días. Y por último el período de la llamada violencia que
produjo más de 300.000 muertos.
La década del 60 comienza con fuertes agresiones del sistema contra
zonas campesinas que no cedieron a las pretensiones de dominio de la
oligarquía. Desde entonces y hasta ahora la lucha guerrillera ha sido
una constante en la lucha política colombiana.
Nosotros creemos que en Colombia, la democracia se consigue en la lucha,
en el combate. Para nosotros la política es: el arte de movilizar a las
masas, de organizar a las masas, de llamar a las masas al combate, a la
lucha por sus reivindicaciones, a la lucha por la unidad de los
explotados y los descontentos.
Gran servicio le hacemos a la oligarquía, sobre todo en estos momentos
al condenar la lucha armada revolucionaria. Incluso partidos llamados
revolucionarios, no han dudado al momento de llamarnos terroristas,
agentes del enemigo, etc., poniéndose en franca igualdad con las voces
de la oligarquía.
En estos momentos, ningún grupo político que se respete, puede negar la
lucha armada como una alternativa de poder; hoy después de un duro
batallar es el punto de referencia, de los que quieren realmente
solucionar los problemas del pueblo, o de los que quieren seguir
explotando, o de los que quieren seguir subsistiendo al amparo de un
superdiscurso revolucionario.
Nuestra lucha no ha sido sólo contra la oligarquía, contra el
Imperialismo; también ha sido contra una concepción que entiende la
lucha como un proceso armónico, sin saltos, sin contratiempos y que
cuantifica el desarrollo por la cantidad de frentes guerrilleros o por
la cantidad de discusiones teóricas que se elaboren o en la búsqueda de
programas geniales.
Nosotros no decimos que nuestra actividad ha sido certera; decimos que
en general ha sido certera. A nosotros nos ha tocado la difícil tarea de
plantear y replantear la lucha armada como metodología revolucionaria.
Hemos ido recogiendo, en base a nuestras fallas, el futuro de nuestro
accionar. Esto ha hecho que seamos impulsivos, que seamos ambiciosos,
que seamos obsesivos. Esto ha hecho posible que nos transformemos en un
movimiento político, en un ejército político que quiere el poder; y que
no sólo lo quiere sino que hace lo imposible por conseguirlo, que hace
lo imposible por convertirlo en un proyecto del pueblo.
Eso significa que la idea, el programa, nuestros objetivos, se
conviertan en la idea, el programa y los objetivos de millones de
personas; sólo allí resultará la organización a la que aspiramos.
Contamos con una organización eficaz en su práctica, eficiente en sus
planteamientos, consecuente con sus palabras.
Al M 19 lo han destruido muchas veces; nos han dado golpes certeros; han
golpeado nuestro aparato; miles de compañeros han pasado por la cárcel,
por la tortura, por la persecución permanente; más de 100 compañeros han
perdido la vida luchando por esto que hoy es grande; pero lo que nunca
podrá destruir el enemigo es el movimiento político, las ideas
políticas, la concepción política. Esto lo hemos hablado muchas veces:
el M 19 se ha duplicado, quintuplicado y si renace es gracias a su
proyecto político; a que se ha convertido en el proyecto de miles de
personas; es querido, asimilado y aceptado por el pueblo.
Para el enemigo también somos su principal preocupación; se nos
persigue, se nos insulta, se nos calumnia, se nos distorsiona, se nos
tortura, se nos encarcela y se nos asesina: Esto no es signo de
preocupación para la organización; al contrario; lo sospechoso sería que
nos adularan y nos trataran con consideración. En más de una ocasión
hemos jaqueado al Gobierno; en general hemos estado convocando a la
lucha y lo hemos logrado. La cuarta parte del ejército ha estado ocupada
en acciones de cerco y persecución de nuestras guerrillas en el Caquetá,
Putumayo y Huila.
Tres grandes operaciones se practicaron en los meses de enero a julio y
la última que comenzó en octubre ha ocupado noviembre, diciembre y
enero. Enormes combates se han dado y las bajas se cuentan en cientos.
Datos conservadores dan en estos últimos días en 200 el número de bajas
del Ejército y la Policía. Nuestra Fuerza Militar ha estado a la altura
y ha habido, por lo menos a nivel rural, un convencimiento exacto de su
función como fuerza política y como fuerza militar. Se comprobó que el
Ejército como estructura tiene que batallar allí donde nosotros
decidamos, allí donde las circunstancias nos favorezcan; por eso el
Comandante del Ejército tiene que trasladar su puesto de mando a Tres
Esquinas, para dirigir directamente las operaciones; la presencia de más
de 17.000 (diecisiete mil) soldados expresa la importancia que el
enemigo da a la lucha revolucionaria en el sur del país
1. Lo más positivo ha sido la justa combinación de nuestras aspiraciones
políticas con el quehacer militar. La amnistía turbayista fue derrotada
fundamentalmente por las operaciones militares realizadas en el sur del
país, por las acciones urbanas y rurales realizadas en el resto del país
y por el amplio movimiento de protesta a nivel nacional de tipo legal.
2. Hemos obligado al Ejército a pelear en el terreno escogido por
nosotros, demostrando además que se lucha a nivel militar contra una
estructura y no contra una representación geográfica. Nuestro desarrollo
lo condicionamos a la eficacia del combate y como producto de él debemos
ampliarnos en número y en espacio geográfico, pero tenemos que partir
del principio de concentrar nuestras fuerzas humanas y materiales.
Concentrar la experiencia y difundirla a nivel de masas. La guerrilla en
su etapa inicial, por ser débil, debe luchar por preservar sus fuerzas y
aumentarlas hasta lograr el equilibrio con el enemigo. En esas
condiciones rigen leyes militares que hay que tratar de cumplir, no
podemos ni superar ni quedarnos a la zaga.
3. Hemos logrado superar la etapa de los mandos colectivos y aunque con
tropiezos, el mando único ha funcionado, pero no deja de haber
inconsecuencia e incomprensión. Hemos logrado superar la etapa del
guerrillero andante sin perspectivas, sin plan y sin objetivo diferente
al de supervivir. La guerrilla, hemos dicho, es el germen del ejército
revolucionario, condición fundamental para la toma del poder.
La guerrilla, de por sí, nunca tiene posibilidad de triunfo a no ser que
se transforme en un ejército.
Así que toda nuestra actividad debe estar encaminada hacia ese fin.
Logramos ligarnos al movimiento de masas y aunque tímidamente hemos
logrado hacer de nuestra causa, la causa de toda la población. Los
miembros de la guerrilla deben ser el pueblo. La guerrilla debe ser una
guerrilla de masas; así hemos logrado mantener una doble estructura: la
regular y la irregular. Una, cada vez más centralizada, disciplinada,
más cuidadosa. La otra, encuadra en su zona de trabajo, de vivienda; al
frente de las reivindicaciones, de las necesidades del pueblo,
combatiendo irregularmente al enemigo.
Si hablamos de un ejército del pueblo, es obligatorio vincular a la
guerra al pueblo. Ese es el reto.
Aunque en esta etapa la estructura urbana no ha estado al nivel deseado,
ni ha combatido con la audacia e intensidad exigida, es necesario
destacar que su sola presencia en las labores políticas de masas ha
significado un valioso aporte. La guerrilla urbana ha aportado los
cuadros fundamentales para las diversas operaciones de magnitud
estratégica de la organización: de ahí su debilitamiento. Más de 200
compañeros han salido a cumplir labores que significan desvinculaciones
de sus sitios de trabajo, vivienda y estudio. Decenas de ellos se
encuentran hoy detenidos o han muerto heroicamente en combate; la fuerza
militar urbana por lo tanto ha demostrado su eficacia, su necesidad y
las posibilidades de desarrollo. Su papel en la propaganda armada, en el
hostigamiento, en el financiamiento de la organización, en el trabajo
político al interior de la clase obrera, barrios y estudiantes, lo
convierte en uno de los frentes estratégicos de la organización.
La labor de propaganda, a través del periódico y de radio televisión M
19 ha sido de vital importancia. Ellos han sido los encargados de
mantener permanentemente y sin descanso la voz de la organización,
durante la actividad o inactividad. Son los únicos órganos que nunca
descansan; en las peores condiciones nuestro periódico no ha dejado de
circular; al lado de esto no hay declaración o injuria o calumnia que no
haya sido respondida por los compañeros responsables. Igualmente, la
radio televisión ha cumplido y se ha convertido en tema obligado de la
teleaudiencia. Es de destacar que desde su funcionamiento ningún aparato
de radio televisión ha podido ser ubicado o detenido por el enemigo. La
importancia en el mundo actual en donde la radio y la televisión se
convierten en los mecanismos fundamentales de la propaganda, hacen que
aspiremos no sólo a ampliar su funcionamiento sino comenzar a transmitir
en radio de onda larga, que nos permitirá mayor cobertura y mayor
amplitud en el trabajo político. Los esfuerzos de la organización por
dotar a la Fuerza Militar con los instrumentos necesarios para enfrentar
al enemigo, se han transformado en verdaderas operaciones militares de
complejo manejo ya que es poca o ninguna la experiencia que teníamos en
ese campo; así poco a poco fueron ingresando un grupo de compañeros que
se han ido especializando en las tareas logísticas, no sólo para
conseguir el armamento en el mercado negro, sino trasladarlo al país y
de allí a los frentes de guerra
Existe también un grupo de compañeros que integran la Comisión Exterior
del M 19, encargada de la edición de boletines, información sobre la
situación en Colombia, denuncias concretas sobre las violaciones a los
derechos humanos, organización de los colombianos en el exterior y ayuda
a los asilados y perseguidos políticos. Pero su labor más importante es
la de ampliar y desarrollar las relaciones con organizaciones políticas
revolucionarias, con partidos democráticos, con gobiernos amigos. Este
trabajo va creando las condiciones para nuestro futuro accionar
diplomático, convirtiéndose en una tarea estratégica.
Pero todo no puede ser color de rosa: Se han cometido muchas fallas y
vamos a nombrar las más importantes.
En el cumplimiento del plan general contra la amnistía turbayista no
toda la organización actuó conforme a lo exigido. En primer lugar los
jefes de las columnas de Nariño y Chocó, que ni discutieron ni tuvieron
en cuenta el significado del momento en que se producía su llegada,
desvirtuaron el sentido y el objeto de dichas operaciones,
transformándolo en un claro triunfo para el enemigo. Aferrarse al
terreno, crear “condiciones políticas” donde no era inmediata-mente
posible ni necesario, desvirtuó el sentido de dichas operaciones que
iban en primer lugar a reforzar las bases estratégicas, especialmente
del sur del país. Este fue un duro revés para la organización,
afortunadamente superado en el combate en donde el Frente Sur fue un
factor fundamental. No podemos desconocer que los combates librados en
el Chocó especialmente y algunos en Nariño, fueron de tal magnitud que
el enemigo tuvo que reconocer el inmenso peligro que significaba para la
oligarquía dicha acción. No menos importante es la crítica a los
cuidados que la organización debe prestar a sus cuadros: La muerte del
comandante Elmer Marín y de “La Chiqui”, significó un duro golpe
político de la reacción. Esto, unido a la detención de Carlos Toledo y
del Comandante Uno, completaba un cuadro de opinión no muy favorable.
Sin embargo y aunque haya que repetir, las operaciones del sur, no sólo
nivelaron sino, superaron las aspiraciones de victoria del enemigo.
Pese a que hemos definido la actual etapa de desarrollo militar, como
una etapa de Defensa Activa, o sea la etapa en que nuestras fuerzas son
inferiores y en la que el enemigo domina el país y en la que nuestra
línea fundamental es la de preservar y aumentar nuestra fuerza,
utilizando la táctica de la sorpresa, de la permanente seguridad para
evitar el aniquilamiento y la maniobra para hostigar y aniquilar al
enemigo, no dejan de presentarse desviaciones, que es necesario
asimilar:
a) La subestimación del enemigo, producto del triunfalismo, de una mala
ubicación de las verdaderas capacidades del enemigo y el olvido del
momento político militar en que nos encontramos, comenzamos a ver sólo
las condiciones que nos favorecen a nosotros, como si la lucha no fuera
entre dos fuerzas y lo que es más grave, que nosotros no somos la más
fuerte. Eso nos sucedió cuando el Cantón; esperábamos una respuesta pero
no como la que utilizó el enemigo, 30 veces superior a la esperada; en
Nariño y Chocó igualmente. Y ahora con la llegada de las armas al
Caquetá subestimamos al enemigo y sobreestimamos nuestra fuerza;
creíamos que el enemigo no iba a penetrar en la zona, por lo menos en la
forma que lo hizo; nos olvidamos del valor estratégico que tenía el
armamento y no transformamos ese accionar en la prioridad uno, como era
conseguir a cualquier precio su distribución. Esa misma sobreestimación
ha llevado a crear ilusiones en la base campesina, sobre la posibilidad
inmediata de defender a la población de las incursiones del enemigo;
ahora está demostrado que el enemigo puede penetrar cuantas veces
quiera, hasta que nosotros hayamos creado las condiciones políticas,
militares y de experiencia. Es cierto que el enemigo tuvo cientos de
bajas; es cierto que no logró su objetivo; es cierto que las acciones
militares reforzaron el proyecto político de la organización; pero no es
menos cierto que la caída de más de 200 armas, creó un punto en contra
de nuestro proyecto.
b) Dejarnos asustar por el enemigo. En más de una ocasión se ha visto a
los compañeros correr sin objetivo, sin dirección y con psicosis
persecutoria. Ese es el otro extremo, el de pensar que contra el enemigo
no hay nada que hacer sino correr. Se llega a subestimar nuestra fuerza
en tal forma, que llegamos a retirarnos sin justificación, dañando los
planes, desmoralizando a los compañeros y dándole herramientas al
enemigo, que las transforma en política frente a las masas. Por lo
general estas retiradas desordenadas, producto del terror y de la
sobreestimación del enemigo, conducen a una retirada pasiva, a los
famosos campa-mentos, al ocio y a la pérdida del sentido de nuestra
lucha. Esto nos conduce a una actitud políticamente derrotista y
militarmente a la posibilidad de ser aniquilado.
c) La incomprensión de la acción militar como camino fundamental para la
concreción de nuestra política y que se traduce por un lado en la
tendencia a ocultar la organización, a ocultar nuestros propósitos, a
escondernos en las generalidades de la política o en los falsos
criterios unitarios y por otro en la ineficacia militar, en la
sustitución de la acción por el verbalismo trasnochado y que por lo
general infla sus verdaderas fuerzas, olvidándose que guerrillero que no
pelea no tiene derecho a llamarse guerrillero. Fuerza militar que no
pelea no puede llamarse Fuerza Militar. Hay oficiales que no representan
el cargo; hemos cometido el error de cuantificar el grado de nuestros
oficiales; o sea a tal cantidad de guerrilleros supone un teniente, un
capitán o un mayor, cuando el criterio debe ser más integral. Ejemplo:
un capitán representa un oficial que ha cumplido tantas campañas
militares, que tiene tal cantidad de gente, que sostiene tal trabajo
político, que ha recuperado determinada cantidad de armamento, etc.,
pero fundamentalmente y por la etapa en que vivimos, representa o debe
representar un nivel de comprensión frente al combate.
No preocuparnos que un teniente dirija 200 hombres si su nivel de
combate no es el requerido. Esta tendencia se expresa mayormente en la
ciudad, donde la búsqueda de acciones espectaculares de gran calibre, no
deja lugar al desarrollo de lo inferior a lo superior, de las pequeñas
acciones que nos acercan a las masas y a sus problemas, a la vinculación
a la fuerza militar de cientos de colombianos que aspiran a tener un
lugar en el M 19. El desarrollo desmesurado del territorio, que nos
amplía en el espacio, pero nos debilita en el combate. Seguimos creyendo
que lo importante es tener guerrilleros en todas partes y para lograrlo
dividimos nuestras fuerzas hasta convertirlas en grupos de agitación,
sin ninguna perspectiva de acción militar, ya que en ese accionar, la
guerrilla no puede defenderse a sí misma. El desarrollo se va dando en
la medida del crecimiento y consolidación de nuestra fuerza, en
experiencia, en técnica, en recuperación de armas, en triunfos
militares. De ahí sí con experiencia, con fuerza, podremos desarrollar
nuestra fuerza militar en los sitios que queramos, pero no antes. El
desarrollo hacia nuevas zonas, debe ser producto de la realidad, no del
cumplimiento cuantitativo de frentes que a la hora de la verdad no
cumplen su función por debilidad militar y debilidad en la concepción.
En vías a resolver éstos, creemos que la fuerza militar regular debe
evitar en lo posible cantidades grandes de gente desarmada, nunca
superior al 10%; y la incorporación de nuevos combatientes debe ser el
producto de la recuperación de armas en el combate. Ya no podemos
esperar más armas de afuera; ya llegó el momento de recuperar. Dentro de
esa concepción es necesario que cada columna cuente con grupos
especiales de hostigamiento, que permitan una retirada ordenada de
nuestras fuerzas, después de haber aniquilado al enemigo y recuperado
las armas. La Defensa Activa presupone golpear sólo cuando tenemos
seguridad del triunfo; primero recuperando pocas armas y después
cercando unidades enemigas para golpear en movimiento a sus unidades de
refuerzo. En conclusión podemos resumir: la forma político militar de
actuar ha sido correcta, pero debemos tener cuidado de caer en los
errores del pasado hacia actitudes pasivas, hacia la paralización de la
organización y hacia la pérdida de la mística revolucionaria. Debemos
crear hechos nuevos, vincularnos más hacia las masas, dinamizar la lucha
armada a incorporar a nuestras filas los mejores hombres del pueblo
Hemos pasado a la etapa de enfrentamiento directo con el ejército, que
presupone la liquidación de sus fuerzas para recuperar armas y
fortalecer cada vez más nuestras filas. El aumento en calidad y cantidad
de las acciones militares conduce políticamente al logro de los
siguientes objetivos: Inmediatos: colocar al país en una situación
indudable de guerra revolucionaria, dinamizando el proceso y dando un
salto de calidad en las acciones. Mediatos: forzar las negociaciones de
nuestra propuesta de Paz y tratar de obtener algún punto de nuestro
programa mínimo. Máximos: colocar al Gobierno en una situación de
colapso, supeditado lógicamente a la transformación de nuestra fuerza
guerrillera en Ejército Regular. No podemos supeditar el inicio de esta
etapa al hecho de contar o no con mayor apoyo político. Ya tenemos el
apoyo necesario para esta etapa. Lo que tenemos que tener claro es que
para ganar más masas debemos elevar en cantidad y calidad el nivel de
nuestras acciones. Debemos demostrar en los hechos que somos una
perspectiva real de éxito. Esto es posible sólo con la obtención de
triunfos militares serios. Necesitamos elaborar un plan político militar
ambicioso, que no pierda ningún detalle y nos ubique correctamente en el
espacio y en el tiempo. Pasados los últimos acontecimientos, cuestión
que ha creado mucha confusión al interior de la organización, es
necesario retrotraernos a lo que hemos llamado estrategia de poder de la
organización. Debemos mantener nuestra estrategia suficientemente
clarificada para no caer en el coyunturalismo, para no caer en las
políticas vacías. El M 19 como perspectiva de poder y de Gobierno debe
tener una meta clara hacia donde perfila su línea general de acción, su
dirección estratégica. Nosotros hemos ido obligando al Gobierno, gracias
a nuestras propuestas y a nuestras acciones a tomar medidas concretas en
relación con el movimiento guerrillero; nos hemos convertido en el
interlocutor obligado; en la fuerza que lógicamente es con la que hay
que dialogar. De allí el gran espacio que hemos logrado abrir, gracias a
nuestras acciones militares acompañadas de propuestas políticas; de la
acción del movimiento armado en general y de la participación del
movimiento popular y democrático del país.
Esta coyuntura como su nombre lo indica, es un momento determinado y
tiene que ver con la táctica, con los pasos que vamos dando hacia la
consecución de un objetivo a largo plazo. Hoy queremos volver allí,
porque si no la lucha se vuelve eso; lo que queríamos era que levantaran
el Estado de Sitio, que derogaran el Estatuto de Seguridad, quedando sin
banderas políticas, sin banderas de lucha, que aunque siempre lo hemos
manifestado, han sobresalido las más inmediatas, dejando lo fundamental
a un lado.
Ya ha quedado suficientemente probada la maniobra política que quiere
hacer Turbay con el levantamiento del Estado de Sitio; es inteligente y
audaz; porque le sale al paso a las pretensiones del Partido
Conservador, cuya bandera fundamental o por lo menos la más probable de
conseguir es la bandera de la paz. Él le ha quitado esa bandera al
futuro Presidente e intenta dejar al Partido Liberal como el partido de
la esperanza y de la paz; por lo menos eso pretende. La derrota de
López, destapa toda la olla podrida; el levantamiento del Estado de
Sitio estaba represado para no quitarle esa bandera, la más importante a
la campaña de López. El objetivo estratégico del M 19 es la toma del
poder para el pueblo, para lo cual tenemos que concientizar, agrupar,
unir a inmensas capas de la población. De allí nuestras tres grandes
líneas de acción de tipo estratégico: La unidad, las masas y las
armas...
Derribar el poder de la oligarquía implica no sólo tener claro el
problema de las armas, el problema de la lucha armada; es también
necesario contar con un gran movimiento de las masas, del pueblo de las
organizaciones gremiales y políticas que confluyen al cumplimiento de un
programa, que sustituya el actual estado de las cosas. Significa
convertir al movimiento revolucionario en función de una sola fuerza.
Nosotros caracterizamos al movimiento revolucionario en función de las
metas programáticas que nos hemos propuesto y que se resumen en el logro
de: Democracia, Justicia Social y Antiimperialismo. En consecuencia no
es sólo la clase obrera, el campesinado pobre y medio, los sectores
interesados. Es también la clase media urbana y rural; sectores de la
burguesía no monopolistas; inmensas capas de intelectuales, religiosos,
estudiantes, etc... De allí nuestras responsabilidades no sólo con la
izquierda, con la mal llamada izquierda, sino con el movimiento popular
que lógicamente no concuerda con todos los hechos, de la llamada
izquierda. Nuestra responsabilidad es con todo el pueblo, con todo el
movimiento democrático, con sus consignas concretas: antiimperialistas,
antimonopolistas, antioligárquicas; de libertades democráticas. En ese
sentido es como hay que plantear el problema del pueblo, de sus
vanguardias, de las personas interesadas en la revolución, el problema
central es la gente.
La unidad, significa tener un estilo de trabajo, un estilo en las
propuestas, un estilo en las acciones, en una actitud de comprensión de
las divergencias; de las cosas que inmediata-mente no unen sino que
separan. Es claro que la unidad no se va a dar porque nosotros la
queramos. Ya hemos probado la amarga verdad de las inmensas dificultades
que existen; no sólo en el movimiento revolucionario marxista leninista
y del mal llamado marxista leninista, sino también en el movimiento
democrático, inmaduro, disperso, sin voluntad de poder. La actitud
frente a la lucha armada es un factor obligado de controversia; la
actitud frente a los procesos electorales igualmente; la lucha por la
unidad sindical y las formas de oposición a los actuales regímenes
oligárquicos no trata de demostrar nuestra posición y la claridad que
pretendamos tener frente a estos puntos. Se trata de ubicarlos
correctamente y darle paso concreto a los posibles temas de unidad, a
los puntos de convergencia frente al enemigo común.
A nivel programático existen las condiciones para aglutinar dichas
fuerzas: la lucha antimonopólica, la lucha por la justicia social, la
lucha por las libertades democráticas, la lucha contra el imperialismo,
son temas obligados en el permanente trajinar político de oposición y en
donde estamos obligados a asumir iguales puntos de vista. En lo
substancial, en lo programático, existe en Colombia objetivamente este
movimiento. Millones de colombianos, no sólo comparten sino, están
dispuestos a participar para hacerlo realidad.
El repunte obtenido por el Nuevo Liberalismo, con todas las dificultades
por las que atravesó ese movimiento, es una prueba de ello. Por otra
parte la inmensa simpatía que ha despertado nuestra organización; la
expectativa que existe frente a un posible compromiso con el resto de
las organizaciones armadas, completa un campo de acción política para el
futuro de claras perspectivas de éxito. El uno es legal, se mueve en el
campo de las propuestas, de la lucha parlamentaria y de la movilización
de las masas. El otro, en el campo de las propuestas, de la lucha
clandestina, de la acción armada. Esta es una realidad; seríamos
unilaterales si dijéramos que el movimiento democrático legal está
representado únicamente por el Nuevo Liberalismo. Lo que decimos es que
el Nuevo Liberalismo se ha concretado, se ha materializado, es una
fuerza política joven, dinámica alrededor de la cual se han aglutinado
miles de personas. Existen es lógico, otras fuerzas, que por otras
razones han sufrido descalabros, sobre todo a nivel electoral.
Igualmente hay fuerzas, personalidades que no encuentran asidero en
ninguno de estos bloques pero son consecuentes en una lucha común contra
la oligarquía. Ya todos sabemos la situación en que se encuentra el
movimiento guerrillero. Potencialmente es la fuerza estratégica más
importante con que cuenta el movimiento revolucionario y democrático
colombiano. En general las principales organizaciones han mantenido las
estructuras y son un reto permanente al sistema; pero el grado de acción
militar, el grado de despertar al pueblo a la lucha y al combate, el
grado de participación en la política concreta, coyuntural, es desigual
y en algunos casos de total apatía. Las concepciones a su interior son
disímiles y no se encuentran dos organizaciones que compartan el mismo
techo. Aunque públicamente no se debaten en general estas
contradicciones, es un paso ya muy importante. Pero subterráneo existe
todo un vocabulario antiunitario, pesimista y sin perspectivas
concretas. Guerrilleros, en Colombia, se encuentran en todos los
lugares, en todos los parajes, en todas las ciudades grandes y pequeñas.
Datos conservadores calculan en más de cuatro mil (4.000) el número de
guerrilleros en armas y 10.000 más que estarían en perspectivas de
tomarlas y que participan activamente en labores logísticas y de apoyo
en general. Militarmente el Ejército colombiano no ha podido
destruirlos. Tampoco militarmente la guerrilla ha podido convertirse en
una alternativa frente al Ejército, columna vertebral que sostiene todo
el proyecto político de la oligarquía. Es sintomática la actitud del
movimiento guerrillero frente al actual Gobierno turbayista. No ha
habido una mejor coyuntura para el desarrollo del movimiento guerrillero
que ésta; todas su fuerzas se pusieron en tensión; a nuestra
organización le tocó mantener un activismo militar que demostró las
inmensas posibilidades con que cuenta, ya no sólo nuestra organización
sino todo el movimiento guerrillero en su conjunto. Las fallas políticas
y militares que nosotros podamos haber tenido, lo que hacen es reafirmar
la importancia estratégica que tiene el movimiento guerrillero. Todos
conocemos también el grado de sectarismo y dogmatismo que influye a la
guerrilla; pero nosotros no podemos perder de vista, que en este país
será necesario tarde o temprano La Unidad de las Organizaciones Armadas.
Esto no será un proceso fácil como nosotros infantilmente lo buscábamos;
será un duro proceso, en donde definitivamente lo que creará nuevas
condiciones será la dinámica que se le dé a la lucha, el ejemplo que se
le imponga y la actitud que atraiga y disponga. La unidad también tiene
relación con el movimiento político cristiano. Con los sectores
cristianos de este país que han venido demostrando un gran espíritu de
lucha, una altísima conciencia política y un gran deseo de entregarse a
la lucha por el pueblo. Camilo Torres con su ejemplo y con su doctrina,
abrió el campo de la religión que secularmente había estado aliado a los
sectores reaccionarios y retrógrados. La Iglesia no dejó por eso de ser
uno de los principales sostenes del actual estado de cosas. Pero surgió
la Iglesia de los pobres; la religión al servicio de los ricos deja de
ser hegemónica para dar paso a la insurgencia y al apostolado
revolucionario que integra la lucha por los intereses inmediatos de las
masas a una actitud religiosa activa en contra de los opresores. El
mito, utilizado ampliamente por la oligarquía, de que revolución es
igual a ateísmo y comunismo, quedó derrotado. Igualmente el sector de
los militares, que tímidamente se acercan a la revolución, progresistas
o no, de todos modos no nos enredamos con los apelativos, son aquéllos
que están dispuestos por diferentes motivos y en ciertas condiciones a
ayudar y colaborar con la revolución y en algunos casos y como
consecuencia de la actividad militar a plantear la posibilidad de
incorporarse a la lucha. Hasta ahora los militares que se han mostrado
más activos son los retirados del servicio y esto es natural. De todos
modos han pasado por la experiencia del servicio militar, de su
participación como gendarmes de la política de la oligarquía de inmenso
desprestigio, de las constantes frustraciones de los programas
oficiales, en fin de la participación de las Fuerzas Militares al lado
de las ambiciones del imperialismo norteamericano. Esto hace que tengan
una justa posición de rebeldía, no importa que su eficacia política al
interior del Ejército tenga la misma importancia. De todos modos deja
constancia de que el Ejército no está por fuera de las ideas
revolucionarias y de su influencia. Otra cosa es nuestra posición frente
al Ejército y el trabajo que a su interior hemos realizado, que es
bastante deficiente. Hemos ido ganando, es cierto, ganando un espacio
importante dentro de las Fuerzas Militares; se asciende o desciende
según la eficacia de nuestro accionar, según la justeza de nuestros
planteamientos. La verdad es que no hemos sabido manejar con la
suficiente claridad estos logros políticos. A veces es una actitud
ciertamente sectaria, pues pretendemos que estos sectores,
permanentemente monopolizados por la oligarquía, estén completamente de
acuerdo con nuestros proyectos y nuestros planes y nos desmoralizamos
frente a actitudes que toman. Grabarnos la consigna de que alianza es
igual a negociación, es de suprema importancia. Y no sólo a nivel de las
convergencias reales que han existido con cierto grupo de generales y
coroneles. Esta es una política nacional que debe ser reproducida con el
cabo del puesto; con el sargento de determinada guarnición; con el
teniente o el capitán a quien le irrita o le molesta el solo hecho de
tener que golpear al campesino. No veamos, porque sería terrible error,
a las Fuerzas Armadas como una mole de granito; allí hay seres humanos;
allí hay gente del pueblo. Ellos saben que las cosas que nosotros
decimos son ciertas, aunque no entiendan nuestros métodos; sin hacernos
ilusiones, debemos combatir por atraer sectores de las Fuerzas Militares
a la lucha del pueblo. Esto significa tener una actitud frente a los
detenidos, frente a los heridos, frente a las fuerzas que se sumen a
nuestro proyecto. Proponemos que esta reunión apruebe un Reglamento de
Ética Militar, de normas frente a las Fuerzas Armadas, que prohíba los
fusilamientos, los malos tratos y las venganzas sin contenido político
contra elementos de las Fuerzas Armadas. Igualmente normas de
comportamiento frente a los militares que son acusados de ser
abanderados de la tortura y el asesinato; o sea que nuestra actividad
militar frente a ellos, quede suficientemente aclarada para evitar
excesos o gracia. La segunda gran línea de acción y que está íntimamente
ligada al proceso de unidad, son Las Masas. Ya es suficientemente
conocido que la revolución sin las masas es un contrasentido. Las
grandes transformaciones sociales, económicas, políticas y militares a
que debe abocarse una revolución, son de tanta trascendencia, que es
imposible pensar en su concreción sin la participación de millones de
personas; y es todavía más difícil, porque no se trata solamente de
estar de acuerdo con la revolución, se trata de hacer la revolución; de
construir un proceso insurgente; de organizar un movimiento de tales
características, que primeramente doblegue al enemigo e inmediatamente
asuma las tareas de construcción de la nueva sociedad. Decir que
nosotros representamos a las masas, al pueblo, a los desposeí-dos, es
una verdad a medias. Los procesos históricos que ha vivido la humanidad,
nos dan la razón de nuestras esperanzas. Las ideas victoriosas de otras
revoluciones y la lucha que han enfrentado los pueblos americanos y el
nuestro propio, nos lo confirman. Quedarnos en el plano de los
poseedores de la verdad pero sin el pueblo, no es más que un cretinismo
político. En repetidas ocasiones nos hemos sentido realmente
representando esos intereses, realmente apoyados por el pueblo y lo que
es más importante, parte del pueblo. Pero no dejan de aparecer los
criterios e ideas, falsas ideas, que nos separan de lo esencial de
nuestra lucha, se pierde el sentido de la lucha, se pierde la esperanza
del triunfo. Hemos insistido en la necesidad de darle al pueblo la
posibilidad de participar en la lucha; mirar siempre hacia afuera, más
hacia afuera que hacia adentro. Las vanguardias serán siempre
necesarias; la organización partidaria será uno de los factores claves
para el triunfo, pero nunca podrá asumir la responsabilidad y el papel
de las masas. La vanguardia, por su claridad o aparente claridad, no
puede reemplazar a las masas. Su papel no es sólo el de llevar las
ideas, el de agitar las ideas, el de aclarar las ideas; es ante todo el
de hacer realidad esas ideas y convertirlas en fuerza material, en
lucha, en combate. Hemos cumplido parte de esta función; ya no es
posible seguir en el plano sólo de las declaraciones; es necesario pasar
a una nueva etapa en que todo el complejo de actividades nuestras se
ponga al servicio del pueblo. Esta reunión debe reelaborar lo que hemos
llamado la línea de masas. Debemos aclarar en primer lugar el tipo de
organización que necesitamos para el período, pensando fundamentalmente
en la eficacia de esta organización para convertir nuestra teoría en
realidad; que cuando hablemos de pueblo sean cientos de miles de
personas; que cuando digamos que las masas piensan de tal manera sea
realmente el sentimiento de millones de personas y no el sentir de un
grupito de intelectuales trasnocha-dos. Esta concepción de la
organización y de las masas se hace mucho más difícil si la relacionamos
con las formas de lucha de nuestro país y en nuestro caso está
determinado por un accionar clandestino, que nos limita tremendamente.
Pero nosotros hemos asumido esa responsabilidad y la seguiremos
asumiendo. Tenemos que hacer un tremendo esfuerzo para entender la
multiplicidad de formas que asume el accionar de las masas. El común
denominador es la lucha por sus intereses inmediatos, unidos a los
factores que van conduciendo al pueblo a una elevación de su nivel de
conciencia y su nivel de compromiso. A las masas no las podemos engañar;
a las masas tenemos que educarlas en la idea de que su definitiva
liberación sólo se producirá cuando el poder se encuentre en sus manos.
Pero tampoco podemos caer en la exposición fría de los planteamientos
estratégicos, sin una sólida práctica de consecución de objetivos
inmediatos, ni tampoco pretender que el pueblo en general va a alcanzar
o que es necesario que alcance un gran nivel ideológico para participar
en la revolución. Esa multiplicidad de formas de lucha, exige
multiplicidad de organizaciones, de frentes de lucha; exige comités
revolucionarios que vayan elevando la rebeldía y combatividad de las
masas; toda esa política debe irse enrumbando hacia objetivos únicos,
hacia caminos únicos, hacia una práctica única. Allí es donde el
programa democrático, popular y revolucionario juega un papel
fundamental. Allí es donde la política de Unidad entra a jugar su
principal función. Allí es donde nuestra concepción político militar
actúa como aglutinante, como activante, como organizador hacia la
consolidación y ampliación del proyecto de toma del poder.Aprendamos
además a delimitar los procesos, a saber dónde están las prioridades y
dónde los movimientos secundarios; sólo de las masas saldrán los
combatientes; solo de las masas saldrán los generales; sólo de las masas
saldrán las soluciones a la insuficiencia del aparato; aprendamos que a
nivel sindical, a nivel campesino, a nivel estudiantil, deben surgir
organizaciones de las masas diferenciadas, pero íntimamente ligadas, de
la actividad política; el nivel de organización de las masas por sus
intereses, es un nivel donde se concretiza la política de unidad de la
organización; es un nivel donde debe participar todo el pueblo, por las
cosas inmediatas, por el pan, por el trabajo, por la salud, por
salarios. Pero debe existir un nivel intermedio donde la actividad de
estos sectores se agrupe por reivindicaciones más generales, como es la
solidaridad con los obreros en conflicto, como es la lucha por la
defensa de los derechos humanos, por las libertades democráticas, contra
el alza del transporte, etc. Verdaderos comités donde participe todo el
mundo que esté contra el sistema y en contra de las injusticias. Allí es
donde debemos vivir, allí es donde debemos combatir pero no nosotros:
las masas, el pueblo. Aquí es donde aparece la tercera línea de acción
estratégica: Nada gana el pueblo luchando, combatiendo, muriéndose, si
estos esfuerzos no están dirigidos al logro de un objetivo general que
tiene que ser la toma del poder y la instauración de un Gobierno
democrático, popular y revolucionario. Nuestros comandos OPM; nuestros
Comandos de Lucha Local; las diversas unidades de la Fuerza Militar (FM)
deben tener muy claro que para llegar al poder, debemos ir generando ese
poder, creando ese poder, aspirando a ese poder. Debemos recoger las
experiencias de cuando recién iniciamos el trabajo de construcción de la
OPM. Esa fue una buena experiencia, sobre todo por lo que significó al
interior del movimiento de masas. Debemos volver al criterio de las
operaciones militares a nivel del sentir del pueblo, a nivel de las
reivindicaciones más sentidas de las masas. El accionar de los últimos
años aunque ha sido de gran importancia, no nos debe alejar de las
cuestiones aparentemente rutinarias o sin importancia; debemos impulsar
la reunión de las masas y su participación en las luchas cotidianas,
reivindicativas, intrascendentes, aparentemente sin importancia en las
luchas armadas generales.
Somos conscientes que no va a ser tan fácil superar una serie de vicios,
que van desde los compañeros que sin vocación de lucha abandonan el
trabajo de masas con diez mil excusas, para “no ser golpeados”, o los
que sin tener en cuenta la realidad del movimiento sindical, obrero
campesino, lo llevan a actos aventureros. Esto hace, en primer lugar,
que tengamos que fortalecer las direcciones OPM con cuadros no solamente
activos sino con experiencia, para mantener nuestra presencia, para
fortalecer el movimiento de masas y para colocarnos en un nivel de lucha
que active y se desarrolle. Las masas entenderán la eficacia e
importancia de la organización sólo cuando quede demostrado en la lucha
revolucionaria y cuando comprendan que es el mejor medio para movilizar
sus fuerzas y contribuyan a su lucha en el más alto grado. Estamos en un
momento político de mucha trascendencia. La oligarquía ha tomado la
iniciativa en muchos aspectos; ha creado una verdadera expectativa
frente al futuro y el pueblo está pendiente. Aunque hemos sufrido duros
golpes, aunque nuestra influencia y simpatía ha decaído por la falta de
acciones político militares, la verdad es que las condiciones generales
que justifican nuestra lucha se mantienen vigentes y aun su tendencia
general, como es la miseria del pueblo y la falta de libertades
políticas y gremiales, se mantiene. Sólo manteniendo una lucha política,
económica y militar por la democracia, lucha en la que seguramente nos
acompañarán sectores burgueses, podremos llegar al estrato anterior y
superarlo. Debemos confiar ciegamente en el poder, en la iniciativa e
inteligencia de nuestro pueblo. Ello ha sido demostrado en infinitas
ocasiones. Cuando todo lo creíamos perdido era el pueblo el que nos
ofrecía las salidas, era el pueblo el que nos empujaba y era el pueblo
el que nos llevaba las mejores esperanzas.
En ocasiones el exceso de confianza en la Fuerza Militar y la falta de
confianza en las masas populares nos han traído mayores desgracias,
porque nos separan del pueblo, nos colocan como elementos por encima del
pueblo, despreciamos los consejos de las bases y terminamos aislados,
sometidos al constante movimiento, a la apertura de nuevas zonas de
trabajo político, no porque hayamos avanzado sino porque por
circunstancias políticas de abandono de las masas, de aislamiento del
movimiento, tenemos que desocupar el amarradero en una franca posición
oportunista. Es un deber, es una necesidad regresar a los sitios de
trabajo político abandonados. Debemos afrontar junto con las masas los
rigores de la represión; sólo allí se forjará el nivel necesario para
que el pueblo afronte la revolución y el nivel necesario para contar con
combatientes decididos a las peores tareas.
A esa mentalidad oportunista de utilizar al pueblo y no hacerlo
partícipe debemos darle todo el tratamiento necesario para su
superación. Creemos que las masas deben ayudarnos a nosotros, cuando es
todo lo contrario. Llegamos a las masas, especialmente en el campo con
el criterio del judío errante, sin dejar bases, sin dejar organización;
en el mejor de los casos cumplimos con el deber de echarle un carretazo
o como dicen los guerrilleros “echar política”.
Pedimos la sal, la panela, las gallinas, un puerquito, comemos y con
toda seguridad pagamos y seguimos adelante, creyendo que hemos dejado
una base absolutamente a nuestro favor. Las masas por otro lado quedan
apenas iniciadas, con miles de dudas y esperanzas. Se expresa igualmente
y como tendencia a ampliar nuestra influencia política, no por medio de
una labor constante, tenaz, para la creación de los Comandos de Lucha
Local, para la creación de los comandos OPM, para la organización de
cooperativas y juntas de acción comunal, o sea el establecimiento del
poder de las masas, sino por la simple presencia del hombre armado que
produce simpatía, respeto o miedo. Entonces se renuncia a luchar
duramente al lado de las masas y las utilizamos para nuestros mezquinos
intereses. De allí se desprenden cientos de errores que en otras épocas
hemos tenido oportunidad de analizar, pero en concreto es una línea
oportunista que no genera poder y le da todas las ventajas al enemigo.
En muchas ocasiones hemos opinado que las acciones militares han sido
uno de los factores más importantes para acercarnos a las masas, ya que
nos convertimos en su esperanza real de liberación. Hemos hablado que en
el campo fuimos ganando fuerza en el control político de zonas; ahora
marcharemos hacia el control político militar. Esto exige toda una
estructuración política, toda una educación política, toda una
movilización de masas en defensa de sus intereses o sea y en conclusión
necesitamos una organización político militar que asuma la dirección del
accionar de las masas.
Las armas, tienen un significado estratégico cardinal; no se trata de
cualquier empresa, se trata nada menos que del enfrentamiento, y eso
debe ser muy claro, con la columna vertebral del sistema oligárquico que
es el Ejército.
Fijémonos en un ser humano: ¿cuál es su columna vertebral? Qué sucede
cuando ella es golpeada? ¿Qué sucede cuando ella es quebrada?,
sencillamente que todo el aparato del ser humano se paraliza. Así sucede
más o menos en la sociedad. La oligarquía sustenta su explotación, su
consolidación y desarrollo en base al sostén militar que la protege. Sin
este aparato militar la oligarquía no viviría un minuto; así vemos cómo
el aparato militar se encarga de toda la represión contra el pueblo, no
del pueblo en abstracto sino del pueblo en lucha. Entonces vigilan los
intereses de los ricos, sus casas, los edificios de los ricos, sus
empresas, sus clubes, en fin, todo el Estado que cumple la función de
explotación de esa oligarquía. Todo acto de rebeldía es aplastado; toda
voz de rebeldía es acallada, torturada y aun asesinada. De allí que los
que aspiran a derribar la oligarquía sin destruir la capacidad de
combate de las Fuerzas Armadas, están llamados al fracaso. Nosotros por
el contrario decimos que para el logro de los objetivos estratégicos o
sea la toma del poder, es necesario, inevitable, destruir esas fuerzas
que sirven de sostén a esas oligarquías
Es necesario crear una fuerza militar del pueblo, que no sólo se oponga
sino que esté en capacidad de liquidar las fuerzas del enemigo. Esta es
una verdad imposible de eludir; lo otro sería convivir con la
oligarquía. Si no estamos en capacidad de construir ese ejército, si no
estamos en capacidad de enfrentar dicho reto, nos veremos obligados a
cambiar de forma de acción, a aceptar las reglas de juego del enemigo y
esperar un momento propicio.De allí que para nosotros la lucha armada
tal como la hemos planteado no sea la solución coyuntural de los
problemas del pueblo. La lucha armada y su triunfo es la solución
definitiva de los problemas esenciales del pueblo.
En la solución de esta contradicción entre pueblo y oligarquía, nos
enfrentaremos a cientos de condiciones en que tendremos que saber con
mucha ingeniosidad afrontarlas, utilizando las tácticas apropiadas.
Estos últimos cuatro años han servido para esclarecernos estas ideas;
hemos estado enfrentados al Ejército, no porque hayamos querido sino,
porque es un enfrentamiento inevitable; porque no asumirlo sería crear
una mentalidad, frente a las arremetidas de la oligarquía, de sumisión y
de cobardía; ellos quieren liquidar las ansias de libertad y de justicia
de nuestro pueblo; nosotros los abanderados, junto las otras
organizaciones guerrilleras, del sentido más alto de la resistencia.
Ya el proceso ha echado a andar, no podemos quedarnos en la mitad del
camino; ya hemos demostrado hasta la saciedad nuestras intenciones y las
del enemigo; ahora toca profundizar el proceso y esto sólo se logra en
la medida que seamos más eficaces militarmente. Así, decíamos, en estos
cuatro años ha quedado plenamente demostrado cuál es el enemigo central,
contra el cual no podemos solo hacer manifiestos y proclamas; es
necesario enfrentar la fuerza a la fuerza, hasta que uno de los dos
desaparezca; no podemos eludir ese combate.
Algunos compañeros piensan que hay que esperar un golpe militar
revolucionario; otros piensan que hay que esperar el surgimiento de un
sector de militares revolucionarios que harían más fácil el acceso;
éstas, creemos son ilusiones que en el fondo lo que quieren es no asumir
la responsabilidad de crear un ejército de los pobres.
Nuestro enemigo claro, son las Fuerzas Militares; golpeando al Ejército
estamos destruyendo las bases de la oligarquía y de esa forma nos
transformamos en la fuerza más importante para el logro de la
revolución. De allí que los elementos de la Unidad y de las Masas tengan
especial significación, porque para derrotar ese Ejército debemos hacer
converger todo el pueblo; porque para destruir todo ese aparato debemos
movilizar todas las fuerzas del pueblo y porque en fin, la principal
fuerza de ese ejército revolucionario debe ser el pueblo. No es
cualquier ejército, es el ejército de los pobres, es el ejército del
pueblo.
Destruir el Ejército no significa matar todo el Ejército; destruir el
Ejército significa quitarle su voluntad de combate.
Las tropas de operaciones, se constituyen entonces en la fuerza más
importante del Ejército, de cualquier Ejército. Estas tropas de
operaciones que hemos visto combatir contra nosotros, en las zonas
guerrilleras y en las ciudades no es todo el Ejército, es la tercera
parte del Ejército. Esa es la fuerza fundamental contra la cual debemos
dar la batalla y destruirla; hasta que no lo logremos será imposible
destruir la voluntad de lucha del Ejército en general.
Es necesario que veamos este proceso de lucha, como lo que es, como un
proceso en movimiento, en desarrollo. De allí que las Fuerzas Armadas se
estén rearmando, se estén tecnificando, se estén fortaleciendo. La
compra de nuevas armas no es sino el proceso de hundimiento, porque esas
nuevas armas traerán nuevas complicaciones económicas al país y el
principal afectado será el pueblo. Para nosotros es el proceso
inevitable; es la dinámica que va tomando la lucha armada en el país. Y
no esperemos que esa tropa de operaciones se reduzca sino por el
contrario que aumente.
Algunos compañeros plantean que hay que ocupar espacios geográficos y
políticos en todo el país, para de esta forma pelear con el enemigo en
varios frentes y no permitir que se concentren y nos liquiden. O sea
crear frentes guerrilleros en todo el extenso territorio nacional. Esto
es una verdad: entre más frentes de resistencia tenga el Ejército,
mayores serán sus dificultades. Pero ¿qué sucede en la realidad?: que
esos frentes guerrilleros se han creado más con la mentalidad de hacer
política que con la intención de enfrentar y destruir al Ejército. Lo
que estos compañeros proponen, ya en la práctica está creado; existen en
el país según el Ejército, cinco zonas rojas, donde se presupone que
existen guerrillas. Las FARC dicen tener 17 frentes; el ELN 3 frentes;
el EPL 2 frentes; el M 19 tiene un frente guerrillero; más o menos
concuerda con el número del Ejército. Si la fundamentación de estos
frentes guerrilleros fuera combatir al Ejército, tendríamos en el país
25 frentes de guerra, que actuando implicaría tener prácticamente
derrotado al Ejército; tendríamos en el país 25 Caquetás; pero en la
realidad no es así; nosotros creemos que el Ejército ha logrado
controlar esos frentes y no son un peligro inmediato para el sistema; no
se trata de que existan o no; se trata de preguntar para qué existen,
con qué concepción, cuál es su objetivo.
El M 19 sostiene que estamos en lucha contra una estructura que es el
Ejército colombiano; esa estructura combatirá donde nosotros le demos la
pelea y no cualquier tipo de pelea. El Ejército está curado en salud de
los pequeños grupos guerrilleros, que golpean y desaparecen y vuelven a
aparecer a los seis meses; pareciera que el enemigo los hubiera
asimilado como parte de la institución; así no somos enemigos; así no
hacemos lucha revolucionaria; así nunca seremos esperanza de triunfo
para el pueblo.
Hemos definido que tenemos que destruir la columna vertebral de la
oligarquía que es el Ejército, para lo cual debemos crear otro ejército
que se le enfrente y lo destruya. Ese ejército debe ser un ejército de
los pobres. Un ejército popular; por lo tanto la guerra que
desarrollemos es una guerra del pueblo que debe lograr el poder e
instaurar un Gobierno democrático, popular y revolucionario. Desatado el
proceso de guerra, debemos mantener acosado al enemigo, con una
permanente ofensiva, que en la primera etapa será guerrillera y se
transformará en guerra de movimiento en la medida en que liquidemos sus
tropas y reforcemos las nuestras. Este proceso ofensivo nos llevará como
consecuencia de la adquisición de experiencia, moral, armas y nuevos
combatientes, a abrir nuevos frentes guerrilleros.
Las fuerzas regulares guerrilleras, estarán ayudadas en el logro de los
objetivos, por los Comandos de Lucha Local, donde participan en
operaciones fundamentalmente de hostigamiento, además por el movimiento
de masas de todo el país. Este proceso sólo será posible utilizando
nuestra propia fuerza, nuestro material técnico, nuestra experiencia,
nuestra moral, en un bloque de acero que cae sobre el enemigo con toda
su fuerza.
La concentración de tropas nos permite aniquilar al enemigo; la
descentralización significa hostigar y por lo tanto pérdida de material,
municiones, hombres, en fin pérdida de moral.
El hecho de dar combates concentrando todas nuestras fuerzas, no
significa dar combates en los cuales no estamos seguros que vamos a
ganar. Allí depende de la inteligencia de los mandos para lograr un buen
apoyo de la población, un conocimiento exacto del terreno y una
información concreta sobre el enemigo. Siempre debemos ubicar al enemigo
en desventaja para lo cual debemos maniobrar, disponiendo de tal forma
nuestras fuerzas para utilizar la sorpresa, la táctica de la emboscada,
los golpes de mano, distracción, provocación, etc.
Para poder llevar adelante un plan militar se necesita que los mandos
estén de acuerdo en la política general de la organización, en los
objetivos militares que se buscan, en la ubicación correcta de la
experiencia, en el estilo de trabajo con las masas y en la correcta
aplicación de la táctica militar. La unidad del mando es fundamental en
la aplicación del mando único. En todas las operaciones militares
siempre debe haber un mando único, que no debe transfor-marse,
lógicamente, en un mando solo; allí la acertada combinación de los
Estados Mayores como asesores del mando único. Para poder conservar las
fuerzas y realizar operaciones sin ser destruido necesitamos contar con
las medidas de seguridad que garanticen que nuestros planes, acciones,
movimientos, no sean conocidos por el enemigo.
Es necesario conservar el secreto y educar a las masas en este
principio; nadie debe saber más de lo necesario para realizar su
trabajo; la clandestinidad es el principal medio de protección. El apoyo
popular y la protección que las masas nos dan es el segundo aspecto más
importante para la conservación del poder de combate. Al enemigo tenemos
que caerle en el sitio y en el momento que nos convenga; atacar al
enemigo en condiciones de superioridad para nosotros; no atacarlo nunca
en sus fortificaciones, a menos que sea para atraer nuevas fuerzas de
refuerzo que nosotros podamos atacar y aniquilar en movimiento. El
enemigo es débil cuando se mueve, es fuerte cuando se fortifica. La
sorpresa entonces es uno de los grandes factores a favor nuestro.
Elaborar los planes y las órdenes de manera sencilla, clara y concreta;
los planes y las órdenes deben repetirse varias veces hasta que estemos
seguros de que han sido compren-didos. Estos son principios generales de
la guerra que no podemos eludir. Ahora, esta definición de que el
Ejército no es un espacio, de que el Ejército es una estructura de que
se sostiene por sus tropas de operaciones, y que esas tropas de
operaciones si logramos derrotarlas, se gana la guerra, determinan que
lo importante no es cubrir un territorio.
Debemos ubicar un escenario de la lucha donde nosotros tengamos todas
las ventajas, como es el apoyo de la población, el conocimiento del
terreno y una sólida base logística; eso es lo que nosotros hemos venido
tratando de hacer a partir de enero del 81 cuando iniciamos operaciones
en Curillo. No es que lo tuviéramos claramente definido; allí lo que
nosotros hemos dicho es que es necesario concentrar esfuerzos,
concentrar nuestros mejores cuadros y nuestras mejores armas. Lo hemos
ido logrando poco a poco, aunque hay un evidente retroceso pese a los
grandes éxitos logrados. Las operaciones militares de septiembre a
diciembre del Ejército contra nuestras fuerzas, demostró las desventajas
de tener disgrega-das estas fuerzas, además de que se demostró la falta
de unidad de doctrina militar.
Posteriormente hicimos todo lo contrario y violamos la mayoría de los
principios militares. Habrá que analizar miles de factores; hemos
logrado grandes victorias políticas y militares; sin embargo después de
más de un año de lucha armada, pareciera que volviéramos al principio o
sea a los errores que han acompañado al movimiento armado; pareciera que
no quisiéra-mos dar el paso central; pareciera que no quisiéramos asumir
una responsabilidad histórica de mayor ambición. El hecho de que
nuestras tropas estén regadas en un espacio de más de 100 mil
kilómetros. cuadrados, es la prueba más clara. Esa tendencia a dispersar
nuestras fuerzas, esa tendencia a no mantener la iniciativa, esa
tendencia nuestra a no estar pendiente de los detalles de la lucha
revolucionaria, sino que más bien vivimos en función de mantener la
guerrilla y no en desarrollarla. Eso, compañeros, estratégicamente, es
la pérdida de la fe y la esperanza en el triunfo y en concreto darle
paso a las tendencias derrotistas que plantean la inutilidad de la lucha
armada, la imposibilidad del triunfo revolucionario. En el aspecto
táctico significa la pérdida de la credibilidad de las masas en el
proyecto político del M 19, en la pérdida de confianza de nuestros
propios compañeros, en la desmoralización, en el desánimo, en las
pequeñas peleas internas, en fin en la pérdida de confianza en la
organiza-ción.
En los anteriores principios veíamos la importancia de no atacar al
enemigo en sus posiciones donde es fuerte, y más bien atacarlo en
movimiento donde es débil. Esto se debe convertir en un principio
táctico de la práctica operacional nuestra. Las experiencias abundan;
los compañeros tendrán que hacer una evaluación muy clara sobre estos
principios, para ver qué nos dicen y su confrontación con la práctica.
Esta discusión la hicimos antes de Curillo; después de Curillo hicimos
otra discusión y así antes de Mocoa; la seguimos después de Mocoa y se
mantienen los mismos errores; seguimos atacando posiciones enemigas con
gran desgaste de parque y hombres. Ya es hora de que nos acostumbremos a
que para atacar esas posiciones necesitamos bazucas, morteros, cañones,
gran cantidad de hombres para el desgaste y abundante munición. Casi
siempre hemos salido perdiendo de estos ataques, casi nunca se recupera
armamento. Esto significa que nuestros golpes centrales deben dirigirse
a las tropas en movimiento aniquilán-dolas y recuperando el armamento;
lo que quisimos hacer en Curillo; éste no era el objetivo central; era
el objetivo de distracción para que el Ejército viniera a reforzar sus
tropas y poder atacarlas en movimiento.
En Mocoa también, pero allí el objetivo era más político que otra cosa,
era un momento muy especial. Las operaciones que hicimos en julio
estaban encaminadas a dar golpes de distracción para atraerlos y
destruirlos. De lo anterior se desprende como línea táctica básica: el
cerco y sitio de las posiciones, como modo de atraer refuerzos del
enemigo y golpearlos en movimiento. No importa que ellos vengan de
dentro hacia afuera, como de fuera hacia adentro, es la única
justificación que se tiene en chequear una posición.
Desarrollar el arte de atraer al enemigo a las posiciones ventajosas
para la guerrilla o sea a la emboscada para aniquilarlo y recuperar
armamento es el reto. Atacar al enemigo por medio de la provocación
constante y siempre variada, seleccionando para ello objetivos que
obliguen al movimiento es nuestra obligación. Objetivos que inicialmente
hacían desplazar al enemigo, dejaron de atraer su atención. La guerrilla
no ha desarrollado el arte de la emboscada, el arte de la provocación.
Siempre lo hacemos en la misma forma, entonces no van a la trampa; se
necesita la imaginación: hoy será el asedio de un puesto; mañana será el
simple hecho de tomarse un bando manteniendo grandes fuerzas emboscadas;
otra vez será el secuestro de un hacendado, después será el paso de una
carretera, etc. Siempre cambiando para que caigan en la trampa.
Seguramente con el desarrollo de la guerra, estos objetivos que
provocaban antes movimiento, dejarán de producirlo. Cuando el enemigo
deje de moverse, cosa bastante difícil, porque siempre que tenga un
puesto con una tropa cercada, su obligación será ayudarla, nuestros
objetivos cambiarán; también significará que nuestras zonas han
aumentado como consecuencia del accionar militar y los combates serán
más regulares. Lo importante de la crítica a los compañeros que piensan
que debemos estar en todas partes, es aclararles el principio general de
que hay que evitar ser débiles en muchas partes y fuertes en ninguna.
Este principio implica la concentración de fuerzas, la movilidad de la
guerrilla y la determinación de un teatro de operaciones.
Ser fuertes en una parte, ojalá en dos o tres, significa una serie de
ventajas en vías de lograr el triunfo. Debemos concentrar nuestros
mejores cuadros militares, donde como consecuen-cia se concentra la
mejor experiencia y la mejor moral; debemos concentrar nuestras mejores
armas.
Muchos compañeros piensan que si abandonamos zonas campesinas vamos a
perder espacios políticos. Resolvamos este problema buscando nuevas
formas de organización que mantengan nuestra presencia; pero nosotros
tenemos que concentrar nuestras mejores armas en un solo sitio y de esta
manera tener mayor capacidad de aniquilamiento. El sentido de la
concentración, unido al criterio de la movilidad evita que al agruparnos
perdamos terreno o que al ganar terreno perdamos fuerza. Sólo con fuerza
es posible lograr triunfos militares. Si no aniquilamos al enemigo y
recuperamos armas, será imposible desarrollar la Fuerza Militar y por lo
tanto el proyecto político. Nosotros hemos perdido más armas de las que
hemos recuperado; hay una actitud que es política y militar de la
guerrilla: la de no recuperar armamento. Creemos que lo fundamental es
causarle bajas al enemigo y esto en lo esencial no es cierto; el enemigo
puede recuperar sus bajas con relativa facilidad; la guerra se gana en
la medida en que nosotros tengamos mayor fuerza, mayores contingentes
guerrilleros con gran experiencia y gran valentía. No se trata de un
soldado muerto; se trata de cuántas armas recuperamos: cada arma
recuperada significa un nuevo soldado de la revolución. De allí se
derivan cuestiones de gran contenido político; porque atacamos con
fuerza arrolladora, con todo nuestro potencial; pero una vez aniquilada
o rendida la tropa enemiga, nos convertimos en ayuda del caído,
recuperando el armamento, lo ayudamos, lo curamos, le explicamos; nada
de humillaciones, nada de vejaciones, nada de insultos. Y como
consecuencia de nuestra concepción lo soltamos, porque no nos interesan
los hombres muertos. Necesitamos armas. Otra cosa es el que no se rinde,
pero ése es otro problema. Es urgente que se riegue dentro de la tropa
enemiga el respeto y consideración que se tiene por el que se rinde. Esa
será para el futuro nuestra principal arma: la fuerza moral de la
guerrilla.
Por eso es fundamental tener normas de conducta y sancionar con fuerza
su violación; porque la violación significa el deterioro de nuestra
política; es lo que se llama la Etica Militar Revolucionaria, que
significa respetar los derechos del enemigo. Liberar a los soldados
detenidos después de un buen trato y de una explicación de nuestros
objetivos, es liberar la voz del ejemplo, la voz de la verdad.
Nosotros no necesitamos prisioneros a menos que sean oficiales y aun
así, a esos oficiales hay que darles toda la atención y respeto que
merece un ser humano. Eso implica que nosotros no podemos andar
fusilando al que nos dé la gana. Sólo en casos extremos y cuando se
demuestre que el individuo es un torturador, violador y asesino. De lo
contrario la guerrilla debe tener una actitud política frente al
enemigo. Repetimos: somos implacables durante el combate, lo que cae
sobre el enemigo es todo el odio concentrado contra la oligarquía.
Inmediatamente se compruebe que el enemigo está sin facultades morales
para resistir, nosotros nos convertimos en generosos. No actuar en esta
forma, es crear las condiciones para que el enemigo en el combate luche
hasta morir. Cambiemos las cosas. Ellos, el Ejército, guerrillero que
coge lo tortura y lo mata. ¿Somos nosotros iguales a ellos?
Cuál es la diferencia entonces entre un guerrillero y un oficial o un
soldado del Ejército burgués, si no es su voluntad de triunfo, su
voluntad de ayuda al desposeído, su fuerza moral revolucionaria, que le
impide mantener odios personales y sí odios de clase. La moral del
combatiente entonces se eleva en la medida que ve los triunfos: así
vemos cómo mucho de nuestro desarrollo en el campo es lento, no por la
falta de armas como dicen algunos compañeros; se vive pensando en el
próximo cargamento de armas que vendrá en otro avión.
La guerrilla debe tener un proceso natural de desarrollo. Desarrollo
significa la adquisición de experiencia militar como producto de la
práctica de aniquilamiento; desarrollo significa nuevas columnas que
nacen como consecuencia del combate militar, de los éxitos militares.
Así podremos hablar de nuevos frentes guerrilleros que nos garanticen el
combate permanente; nuevos frentes que nos garanticen triunfos
constantes y desarrollo continuo.
Regarse en el Caquetá, Putumayo, Cauca y parece que hasta en el Tolima
no es nuestra línea de acción militar. Ese es el proceder que venimos
criticando a la guerrilla colombiana. Abrirse tanto que sus tropas
quedan regadas en un gran espacio geográfico, donde es imposible cumplir
con el requerimiento de aniquilar las tropas enemigas.
Tenemos compañeros que regresar al principio: ser más modestos en esta
cuestión significa ser más activos.
La fuerza militar tiene un objetivo claro: Combatir, desarrollarse, y
aniquilar las fuerzas enemigas. Debemos contar con una infraestructura
político militar que desarrolle las otras actividades políticas y
militares a nivel de las masas; pero la fuerza militar debe cumplir su
misión.
¡CON EL PUEBLO!
¡CON LAS ARMAS!
¡AL PODER!
Carta abierta de James Petras a José Saramago. Sobre una bizarra amnesia
histórica
Estimado José Saramago:En días recientes, Colombia (infame por sus
escuadrones de la muerte patrocinados por el gobierno y por las matanzas
de campesinos) se ha convertido en el lugar favorito desde el que
algunos de los más conocidos intelectuales del mundo occidental han
dictado disertaciones morales... condenando a la Revolución Cubana
(Susan Sontag) y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (don
José Saramago). Permítame empezar aclarando que yo no tengo ninguna
objeción a la promoción de su último libro en cualquier parte del mundo,
pero no si ésta se involucra apuntando méritos a un régimen que es
responsable de miles de muertes y del desplazamiento de 2 millones de
campesinos. Como hombre autoproclamado de izquierdas, usted ha leído
bien y está versado en la política del mundo, particularmente en la de
América Latina donde usted frecuentemente ha estado de visita, ha
disertado, publicado y hablado con numerosos periodistas, intelectuales,
notables políticos y otros “fabricantes de opinión” Cuando usted habla,
interpreta y juzga a políticos, grupos políticos y países, lo hace con
base en su selección de los hechos y en opiniones que coinciden con sus
valores e intereses. Usted no habla desde la ignorancia, sino desde una
perspectiva ideológica desde la que hace sus juicios. Durante su visita
a Colombia, descartó a dos grupos guerrilleros, las FARC y el ELN: “En
Colombia no hay guerrilla, son bandas armadas simplemente”. Usted vino a
afirmar que ellos no son verdaderos comunistas porque, “se dedican a
secuestrar y asesinar, violando los derechos humanos”. Admite
generosamente que “quizás al principio fueran (comunistas) pero no
ahora”. Considera, entonces, que esta lucha de la guerrilla está sólo
justificada cuando “un país está ocupado por un invasor extranjero y el
pueblo se debe organizar para resistir”. Saramago, como usted bien
sabe, hay muchas condiciones bajo las que el pueblo se levanta para
derrocar a sus opresores: dictadores militares, regímenes civiles
asesinos, terratenientes y sus escuadrones de la muerte, etcétera. Mi
estimado José: usted recuerda ciertamente la resistencia armada contra
Franco, el exitoso derrocamiento de la dictadura portuguesa en 1974, así
como la resistencia de la guerrilla popular en Centroamérica a los
tiránicos “regímenes civiles “ en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. O
piensa usted que las guerrillas de Zapata, Farabundo Martí y Fidel
Castro eran mayormente “bandas armadas” porque no siguieron sus
preceptos de votar “en blanco”. Ellos no se rebelaron contra un invasor
extranjero (aunque había en abundancia capital, consejeros militares y
sofisticadas armas extranjeras). Me temo, Pepe, que su criterio político
negaría las grandes figuras y los hechos emancipadores del siglo XX.
Estos referentes revolucionarios continuarán ilustrando a millones de
personas en lucha contra los tiranos después de que sus entrevistas y
opiniones sean relegadas al cubo de la basura de la historia. Pero
dejemos por un momento a un lado su infortunada amnesia histórica.
Discutamos de las guerrillas en Colombia, en particular de las FARC.
Estas fueron formadas por 46 activistas campesinos en 1964, quienes,
después de numerosos esfuerzos por construir comunidades productivas
pacíficas, sufrieron persecución y fueron testigos de la destrucción de
sus cosechas, sus casas y sus ganados por parte del ejército, al tiempo
que eran asesinados sus familias, amigos y vecinos, todo ello bajo un
régimen civil electo, oligárquico y represivo, puede estar seguro, bajo
mando colombiano asesorado por fuerzas especiales norteamericanas.
¿Debieron ellos haber vertido cenizas en sus cabezas, esconderse en un
arbusto y esperar hasta las próximas elecciones para emitir un voto en
blanco? ¿Garantizaría usted sus vidas cuando fueran caminando hacia el
colegio electoral? Sí, usted concede que, al principio, las FARC
pudieron haber sido comunistas... ¿pero no después? Veinte años después
las FARC negociaron un acuerdo de paz con el entonces presidente
Betancourt, para que muchos de sus militantes y algunos de sus líderes
pudieran formar un partido, la Unión Patriótica, y pudieran competir en
las elecciones presidenciales y al congreso. Entre 1984-1989, más de 5
mil miembros y activistas electorales fueron asesinados por el ejército
colombiano, la policía y los escuadrones de la muerte, incluidos dos
candidatos presidenciales populares. Las FARC volvieron a la lucha
armada. Don José, ¿fue este el punto en que ellos dejaron de ser
comunistas? ¿Deben ellos volver a emitir “votos en blanco”? ¿Dónde,
desde el destierro? ¿Desde Lisboa? Está claro, Pepe, que las guerrillas
volvieron a las actividades armadas porque no había ninguna otra manera
para sobrevivir y continuar la lucha por lo que usted llama una
“democracia eficaz” y contra los “plutócratas económicos” a quién usted
condena verbalmente. Entre 1999-2001, las FARC estaban de acuerdo en
suspender la lucha armada guerrillera y seguir negociaciones, una vez
más, con el régimen de Pastrana. Insistieron en una zona
desmilitarizada, libre de las tropas paramilitares y militares. Lanzaron
un programa político de reforma agraria, control público nacional de
recursos estratégicos y de grandes obras públicas para generar trabajos.
Este programa fue puesto en la mesa de negociación y se convirtió en la
base para negociar un acuerdo de paz y justicia. Usted seguramente
recuerda esos días, sólo unos años han pasado... y sólo unos años antes
de que usted fuera honrado con el Premio Nobel. Pepe, usted recuerda
ciertamente que las FARC establecieron una serie de foros públicos y
talleres e invitaron a académicos, sindicalistas, granjeros y gente de
negocios para que presentaran documentos y propuestas. Pepe, usted
seguramente recuerda esas reformas, sobre todo la propuesta para
desmilitarizar el país, en ambos lados. Dr. Saramago, usted como un
escritor sabio y mundano sabe que las “bandas armadas” no convocan foros
ni escuchan y aceptan propuestas de una pluralidad de fuentes para hacer
de Colombia una democracia eficaz. El régimen de Pastrana abruptamente
rompió las negociaciones con el apoyo del gobierno norteamericano y
lanzó un ataque masivo en la zona desmilitarizada. ¿Debía la guerrilla y
sus partidarios campesinos haber respondido preparándose para emitir
“votos en blanco”? ¿Hubieran sobrevivido? ¿Era el punto en el qué, en su
opinión, las guerrillas se convirtieron en “bandas armadas de
secuestradores y asesinos”? Yo soy serio, Saramago. Quiero que usted me
dé su respuesta acerca de por qué la propuesta de las FARC para la
reforma agraria y la desmilitarización tiene el apoyo de millones de
campesinos, desposeídos y torturados por el gobierno colombiano que
usted se negó a nombrar, a la que usted oblicuamente llamó “la situación
en Colombia.” ¿Por qué semejante discreción cuando está hablando de un
gobierno terrorista como el del actual 'presidente' Uribe que ha lanzado
una política de tierra quemada a lo largo del país? José, ¿por qué el
silencio sobre Uribe? ¿Por qué no condena la masiva presencia
norteamericana en
Colombia, 3 mil millones de dólares en ayuda, 800 consejeros militares,
una docena de bases militares y varios miles de mercenarios pagados por
el Pentágono? ¿No cuenta eso como “invasión extranjera”, Pepe? ¿O
necesita usted 10 mil millones de dólares y 5 divisiones de marines para
llamarlo una ocupación militar norteamericana, para considerar a las
FARC y al ELN auténticos movimientos guerrilleros y no “bandas armadas”
de merodeadores y asesinos? Pepe, yo no lamento escribir a usted de esta
manera directa y atrevida... no sólo es debido a mi estilo sino a
consecuencia del enorme daño político que usted ha hecho. Los términos
que usted ha usado para calumniar a las guerrillas se hacen eco de la
retórica del Pentágono, de Uribe y del resto de la oligarquía
colombiana. Su idioma político que inhabilita a la guerrilla en Colombia
es empleado a lo largo de América Latina por las clases gobernantes
contra los movimientos populares. En Brasil, Paraguay y Bolivia, los
terratenientes describen a los trabajadores campesinos y movimientos de
los sin tierra como “vagabundos”, delincuentes y “bandas armadas.”
Saramago, ¿quién es el responsable original de esos términos; usted o
los terratenientes? Pepe, terminaré diciéndole lo que pienso. La
guerrilla –las FARC y el ELN– son hoy, y fueron siempre, guerrillas.
Están armados porque tienen que estarlo, porque Colombia necesita
cambios básicos y el sistema político no permite otros medios, incluidas
elecciones que se celebren sin terror ni intimidación. Usted tiene
derecho a opinar, pero las circunstancias, el contexto y la sustancia de
sus comentarios sólo pueden entenderse como elementos que fortalecen a
los líderes terroristas y a las fuerzas militares de Colombia. Usted
afirma ser comunista, pero hay muchos tipos de “comunistas” hoy:
aquellos que robaron el patrimonio público de Rusia y se volvieron
notables oligarcas; aquellos que colaboran con el brutal régimen
colonial norteamericano en Irak; aquellos que se han esforzado durante
cuarenta años en las fábricas, selvas y campos de Colombia para una
sociedad sin clases; y aquellos “comunistas” que temen al problema
(imperialismo) y temen la solución (revolución popular) y hacen de todo
ello una cuestión de preferencias personales.
Las ideas, como usted sabe, tienen consecuencias y sobre todo usted,
José, sabe que sus palabras son seguidas por millones de sus devotos
literarios. Piense antes de hablar de “bandas armadas” porque usted está
justificando el asesinato de miles de colombianos que han escogido tomar
el camino más difícil y peligroso hacia la emancipación de su país. En
el pasado reciente, hemos compartido opiniones y posiciones, pero de
aquí en adelante tomamos caminos divergentes. He perdido mi confianza en
usted. Usted ha defraudado mis esperanzas. Usted sigue su camino y yo
sigo el mío. Sin dolor ni pesares.
James Petras
Noche de lobos
di Ramón Jimeno
Poco antes de morir
en 1983, Jaime Bateman afirmó que la paz en Colombia no se conseguiría
solucionando el problema guerrillero sino solucionando los problemas del
pueblo colombiano. Pero en la práctica, el eje del Proceso de Paz de
Belisario Betancur giró sobre las condiciones de la reincorporación de
los rebeldes a la vida civil y los mecanismos que podían utilizar para
hacer política. En esas circunstancias el Proceso de Paz se convirtió en
un esfuerzo por solucionar el problema guerrillero y no en la
sustentación de la apertura política que canalizara esas expresiones
radicales del descontento social hacia la utilización de los mecanismos
democráticos.
Es discutible si existía o no en 1982 la necesidad de neutralizar el
movimiento rebelde nacionalista, que a pesar de tener en las cárceles a
sus principales dirigentes y a casi 500 militantes, representaba en esos
días una opción política novedosa. Lo que sí se puede afirmar es que el
Gobierno Betancur logró derrotar al M-19 en el terreno político, y que
en el Palacio de Justicia lo remató militarmente.
En la confrontación política legal, el M-19 no se consolidó como una
alternativa con propuestas, ni demostró tener mejor capacidad que los
partidos tradicionales para motivar a la población. Su discurso no tuvo
arrastre y se dejó envolver en los estériles debates que sus
experimentados contendores le planteaban. Que si entregaba las armas.
Que si podía hacer campamentos urbanos. Que si el ejército tenía derecho
a hostigarlos. Que si estaban en tregua o en cese al fuego. Que si podía
fundar una radiodifusora. Que si podían pedir contribuciones económicas.
Que si podía hacer un congreso. Que si el Diálogo Nacional era en la
plaza pública o en recintos cerrados. Fueron las fuerzas opositoras al
Proceso las que lograron definir su alcance, y no las fuerzas que en
primer lugar habían promovido su gestión.
En medio de esa dinámica la administración Betancur presentó al Congreso
un paquete de Reformas Políticas para modernizar el Estado, crear
“mejores y más amplias forma de participación política” y garantizar los
derechos de las minorías. Mientras tanto, el M-19 organizó Campamentos
de Paz, repartió leche en barrios populares y realizó concentraciones
donde repetía sus intenciones de hacer cambios políticos.
El M-19 había pedido un diálogo desde 1980. Pero cuando el Gobierno lo
concedió, resultó evidente que no tenía nada que ofrecerle al país
distinto a “lucha”. Es posible que la desaparición de Jaime Bateman
significara la pérdida de los que él denominó la “concepción
estratégica” del M-19. Bateman fue de los pocos miembros de la Dirección
Nacional que no fue hecho prisionero durante la administración de Turbay
Ayala (1978-1982). Lo anterior significa que vivió en su integridad el
proceso político de esos años sin las limitaciones obvias de la visión
del prisionero. Además desarrolló una serie de contactos en el exterior
a través de los cuales recibía informaciones y análisis de actores
centrales en procesos más dinámicos y agudos como los centroamericanos.
Su óptica política era amplia y –geopolíticamente- más realista.
Por mucha capacidad militar que desarrolle un movimiento de oposición
armada, tarde o temprano se encontrará con un Ejército –o con una fuerza
enemiga- que recibe auxilios indefinidamente. Así le ocurrió a la
revolución sandinista triunfante y a la guerrilla salvadoreña aún
enfrascada en esa lucha. Cada vez que la guerrilla da un paso militar
importante, el Ejército oficial recibe una inyección de ayuda que lo
equilibra frente a su enemigo. Ni Estados Unidos, ni los grupos locales
en el poder están dispuestos a correr el riesgo de perder el control.
Cuba fue bastante. Nicaragua es un exceso de tolerancia.
Es probable que Bateman haya entendido esto, y de allí que planteara la
idea del diálogo con el Gobierno, que no era otra cosa que un intento de
reconciliación nacional. Sin embargo, entre la posición de Bateman y sus
sucesores hay una diferencia marcante: los comandantes herederos sólo
vieron el diálogo como una instancia para demostrar la imposibilidad del
cambio por la vía de las negociaciones.
Debido a que el poder de negociación, militarmente hablando, depende del
poder militar según principios clásicos de la guerra, el problema radica
en que el M-19 no era propiamente una potencia militar en agosto de 1982
cuando Betancur asumió la presidencia. El M-19 no llegó al “Diálogo
Nacional” como resultado de su capacidad militar sino por los efectos
políticos de sus acciones.
De acuerdo a la concepción tradicional de la guerra, el M-19 tendría que
haber desarrollado su capacidad militar a un nivel tal que asestara
severos golpes al Ejército, el “tronco” del poder, en el lenguaje de
Bateman, o el comandante ‘Pablo’ . Ese desarrollo militar –de ocurrir-
se transformaría así en poder político al obligar al Ejército y al
bipartidismo a aceptar la necesidad de negociar. Rompería efectivamente
el monopolio oficial del uso de la fuerza y con ello la capacidad del
Estado para preservar el orden público.
De ahí la incansable insistencia de Bateman en lograr la unidad del
movimiento guerrillero. Se trataba de conseguir una mayor capacidad
militar que permitiera entrar a una negociación política con fuerza. Si
de ésta no surgía nada positivo, entonces de nuevo ahí estaría la
capacidad militar para “seguir la jodienda”, esto es, para volver al
terreno militar y confrontar al Ejército hasta llegar a una nueva
negociación o al enfrentamiento definitivo. Así lo planteó Bateman.
Para dialogar se necesitan, antes que dos partes, dos poderes. Éste es
un requisito esencial. Quienes debieron sentarse a dialogar con el M-19,
o con el movimiento guerrillero en su conjunto tendrían que haber sido
las otras fuerzas del país. Un diálogo efectivo habría podido ser entre
quienes detentaban el poder y quienes lo hubieran hecho tambalear por la
vía armada.
Un Diálogo Nacional surgido de estas circunstancias no se habría
convertido en unconfesionario público donde simplemente se reiteraba la
existencia de los problemas del país, ni mucho menos en una excusa para
lograr las condiciones de participación política de los grupos alzados
en armas, puesto que era de suponerse que su capacidad militar de hecho
habría logrado su incorporación al escenario legítimo.
En ese aspecto las Fuerzas Militares fueron más claras que el Gobierno
Civil: ¿Por qué otorgarle a los guerrilleros por la vía política lo que
no habían conseguido con la lucha armada? Y no es un argumento de la
derecha. Los sandinistas en Nicaragua utilizaron el mismo planteamiento
para negarse a dialogar con los “contras” durante varios años.
Si se considera válido el anterior argumento se puede entender la
ineficiencia del Diálogo: ¿Estaba el movimiento guerrillero colombiano,
(o el M-19 que fue el principal promotor) a la ofensiva militar en
agosto de 1982? ¿Le había asestado golpes fuertes al Ejército? ¿Había
hecho del Caquetá – de algotra región- un fortín militar impenetrable?
¿había asentado su autoridad alternativa en algún lugar del país?
En el terreno militar no caben interpretaciones. Lo que el M-19 había
logrado, como Bateman lo reconoció expresamente, fue asestarle golpes
políticos al Estado Colombiano por la vía armada. Pero no golpes
militares. La toma de la Embajada de la República Dominicana fue
importante políticamente, a pesar de que se hubiera logrado mediante una
acción armada. Las tomas temporales de Florencia, o de cualquier otro
poblado caen en la misma categoría. Tomarse un centro urbano para
abandonarlo cuando viene el Ejército oficial no se puede calificar como
un triunfo militar. Es obvio que las fuerzas oficiales no tienen la
capacidad para defender todos los puntos del país al mismo tiempo.
Precisamente una de las formas de medir la capacidad es en el
enfrentamiento de las fuerzas en combate. Si de allí resulta uno de los
ejércitos derrotado permitiendo que el otro ocupe y controle la zona en
disputa se empieza a hablar de un conflicto mayor. De un verdadero
enfrentamiento entre dos ejércitos y no entre un ejército y un grupo
guerrillero. Se empieza entonces a hablar de una guerra de posiciones de
la cual distaban mucho “los muchachos”, ocupados como estaban, en evadir
los continuos cercos militares.
En la lucha armada, el cuestionamiento del poder surge del
cuestionamiento de la capacidad del otro ejército. Es entonces cuando
sus dirigentes deben decidir si es el momento para dialogar, para ver si
llegan a una negociación que acorte la duración de la guerra. Tras una
derrota, un ejército o pierde definitivamente su voluntad de combate, o
se reorganiza, busca nuevas fuerzas y contraataca.
Esto se puede ver con el ejército oficial de El Salvador, a principios
de la década de los ochentas. Al no haber posibilidades de que la
guerrilla derrotara del todo a su oponente o viceversa, los insurgentes
decidieron invitar al diálogo. Y por esa misma razón el gobierno de El
Salvador y su aliado, los Estados Unidos, no tuvieron necesidad de
aceptarlo. Si las fuerzas militares de El Salvador estuvieran solas,
seguramente la fuerzas políticas aceptarían un diálogo para negociar el
poder, o de lo contrario seguiría la guerra hasta que alguien resultara
vencido. Pero como la posibilidad de una derrota militar definitiva no
existe, tampoco existe la necesidad de negociar en un diálogo. Lo que
implica que un diálogo en esas condiciones no tiene como fin la
negociación de los principios esenciales del Estado que se defiende o
del que se pretende instaurar. No es una conversación para llegar a un
acuerdo sobre la forma de gobierno, sino sobre las condiciones de la
guerra. En el caso colombiano la capacidad ofensiva de la guerrilla
distaba mucho de llegar siquiera al nivel de equiparar al Ejército
oficial. Por consiguiente, del diálogo no se podía esperar demasiado.
Mientras la guerrilla siga dando golpes para retirarse enseguida porque
no tiene capacidad de resistir la reacción de su enemigo no se puede
afirmar que esté en capacidad negociadora, militarmente hablando. De
allí que no se pueda concluir que el Diálogo surgió a partir del avance
ofensivo del movimiento guerrillero. No hay hechos militares para
sostener esa afirmación. Lo que sí existía era una importante presencia
política de la guerrilla que le aumentaba sus proporciones. Desde ese
punto de vista, el diálogo para el poder civil tenía una justificación
clara. Se trataba de restarle imagen y espacio a los insurgentes.
Al respecto, el expresidente Turbay Ayala y las fuerzas que lo
acompañaron fueron más prácticas, negándose siempre a un proceso de paz
al cual no estaban literalmente forzados. Durante su administración los
grupos rebeldes fueron colocados a la defensiva militar luego de los
golpes del Ejército. Como prueba, Turbay presentó un historial de
consejos verbales de guerra que arrojaron cerca de 500 guerrilleros
prisioneros, incluyendo la plana mayor del M-19 e importantes miembros
de otras organizaciones. Si podía golpearlos en lo militar, el espacio
político era secundario. Pero entonces se plantea otro interrogante: ¿Si
no fue la fuerza militar de la guerrilla la que llevó a Betancur a abrir
un Proceso de Paz entonces, ¿qué fue?
Desde los años sesentas Belisario Betancur marcó un tono distinto al de
sus colegas del Partido Conservador. Fue notorio en 1965 cuando protestó
la invasión norteamericana a la República Dominicana. Después, en 1970,
lanzó su candidatura presidencial como disidente de su partido y del
Frente Nacional. Es el hombre que se identificaría con la consigna del
“Cambio cambio cambio”, y que a pesar de eso surgió como candidato
oficial del conservadurismo en 1978 y 1982, porque servía para unir las
dos fracciones en que se encontraba su Partido. Político de grandes
dotes, Betancur logró en 1982 un 30% más de los votos esperados por la
maquinaria electoral del Partido Conservador.
Betancur contrastó –a simple nivel del estilo- con los dos gobiernos que
le precedieron, el de López Michelsen (1974-1978) y el Turbay
(1978-1982) ambos aislados del colombiano común y con cierta dosis de
prepotencia.
No se puede negar que las acciones que las acciones del M-19 habían
despertado en muchos sectores de la población una sensación de capacidad
de respuesta frente a esos dos últimos regímenes liberales. A Betancur y
a los dirigentes colombianos eso les preocupaba. No eran las acciones
militares lo importante, sino la capacidad de expresar mediante acciones
armadas un sentimiento de rechazo generalizado a esas formas de
gobernar. El M-19 hacía resaltar lo que sabía que la clase dirigente no
lograba esconder: el desgaste del liderazgo bipartidista, su carencia de
iniciativas. Gobernaban básicamente por la inercia del Frente Nacional,
sin fuerzas de oposición que los retaran o los estimularan.
Betancur triunfó electoralmente precisamente porque fue más sensible a
ese sentir nacional y recogió esa opinión. Puso en marcha un estilo de
gobierno populista, poco visto desde la dictadura del General Rojas
Pinilla (1953-1957) y que se expresó no solamente en la actitud frente a
la guerrilla sino en todo su programa de gobierno. Si se observa el
conjunto de las acciones de la administración Betancur, se puede
concluir que las radicalizaciones entre los sectores y gremios que se
dieron no surgieron exclusivamente por su política de paz –o por la
respuesta del movimiento guerrillero-, sino por la confluencia de ésta
con otras políticas que molestaron a las fuerzas establecidas del
bipartidismo, aferrados al “autoritarismo excluyente”, según la
definición del profesor norteamericano Bruce Bagley.
Una de las mayores sorpresas que dio Betancur y que motivó severas
radicalizaciones en su contra, fue su política exterior. El país de
bolsillo de la política estadounidense en América Latina súbitamente se
convirtió en uno de los más tercermundistas. Betancur creó e impulsó el
Grupo Contadora para buscar soluciones negociadas al conflicto
centroamericano. Formalizó el ingreso al Movimiento de Países No
Alineados y replanteó la posición de Colombia frente a Argentina luego
del respaldo que a nombre de los colombianos le dio Turbay Ayala a
Inglaterra en la guerra de las Malvinas.
Este viraje en la política exterior tuvo efectos y costos. Para el
Proceso de Paz tuvo un efecto a corto plazo: La simpatía de la cual
gozaban los grupos guerrilleros colombianos en el exterior, tanto a
nivel de Gobiernos como entre sus fuerzas progresistas (especialmente en
México, Francia, Cuba y Nicaragua) se redujo al mínimo aceptable. ¿Cómo
podían México, Nicaragua o Cuba darle algún tipo de respaldo a grupos
guerrilleros de Colombia cuando el presidente de este país estaba
asumiendo una política infinitamente más importante para sus intereses
regionales?
En el frente interno, Betancur provocó sacudidas parecidas. El
saneamiento del sector financiero y la protección parcial a la industria
nacional fueron innovaciones importantes. Por un lado, Betancur
restringió las importaciones fortaleciendo a ésta última. También tomó
acciones concretas contra varios grupos financieros –entre ellos el
grancolombiano de Jaime Michelsen-, acusados de dolosas maniobras que
perjudicaron a terceros.
Hay que recordar también que Betancur removió inicialmente a una parte
de los mandos militares radicales cuando éstos pasaron de hacerle
oposición ´soterrada´ a hacerla en forma abierta y pública. Por lo menos
en sus discursos y al inicio de su mandato, redujo la participación de
los militares en la política civil. Que fuera incapaz de controlarlos es
un problema diferente.
Aún en una rama independiente del ejecutivo el cambio fue notorio.
Concretamente, en el ejercicio de la Procuraduría General de la Nación.
Del Procurador Guillermo González Charry (1978-1982), que convalidó tosa
las conductas del gobierno Turbay Ayala y que inclusive fue acusado de
indelicadezas para beneficio personal, se pasó a un Procurador crítico,
Carlos Jiménez Gómez, escogido por la Cámara de Representantes, de la
terna presentada por el Presidente.
Finalmente, y aunque a otro nivel, hay que anotar la recuperación de un
mínimo de identidad nacional que produjo el nacionalismo populista de
Betancur; sus coloquios televisivos en lenguaje para las masas; los
aguardientes que reemplazaron el whisky; la promoción de los cigarrillos
colombianos en vez de los extranjeros; las tertulias culturales en
Palacio en vez de las recepciones de traje largo y smoking.
Si no se suman los anteriores factores, se cae en la trampa de
adjudicarle la culpa de la radicalización social durante ese período
exclusivamente al Proceso de Paz, o a la actitud del movimiento
guerrillero, o a los militares, o a los turbayistas, cuando realmente
existió un proceso integral (si no un proyecto integral) que afectó los
nervios del poder tradicional colombiano.
Este breve recuento de unos aspectos de la administración Betancur no
busca exaltarlo sino valorar algunas de sus políticas en el contexto de
las que habían sido las tradicionales del bipartidismo. Si no se tomara
ese espectro quedarían incompletas muchas explicaciones, en especial la
reacción de las fuerzas conservadoras, que escogieron como objetivo
fácil de ataque al proceso de paz. Fue en este terreno donde mejor
pudieron confrontar al Presidente. Betancur mismo ya se había
responsabilizado por lo que sucediera aunque la situación estuviere
fuera de su manejo político, como aconteció durante la toma del Palacio
de Justicia.
Muchos políticos y dirigentes de los dos partidos tradicionales
sintieron amenazados sus intereses por el Proceso de Paz: el intento de
legalizar a los guerrilleros podría haber dado como resultado el
rompimiento de la hegemonía bipartidista, premiando a los grupos que
llegaron al escenario político por las armas y no mediante el clásico
proselitismo civil.
Si en los terrenos descritos atrás fue clara la política de Betancur,
las aireadas relaciones que despertó en sus copartidarios también lo
fueron. La mayoría no comprendió su proyecto y el servicio que de todas
formas le prestó al bipartidismo, al revitalizarlos sin que surgieran
movimientos de oposición importantes.
Después de Betancur, la derecha colombiana se delineó más nítidamente,
incorporando incluso a los militares. Éstos, tras el gobierno de Turbay
Ayala que los colocó en el primer plano de la sociedad civil,
continuaron en lugar de prominencia. Actuaron por su propia cuenta
utilizando herramientas políticas como cualquier partido. Se hicieron
grandes auto-homenajes de solidaridad; informaron y prepararon a la
prensa según sus propios intereses; promovieron declaraciones gremiales
y hasta organizaron el desconocimiento del máximo tribunal de Justicia
Civil (el Consejo de Estado) cuando éste condenó en 1985 al Ministro de
Defensa –General Miguel Vega Uribe- por torturas cometidas bajo su
jurisdicción siendo comandante en Bogotá de la XIII Brigada.
En esas circunstancias bastaba con azuzar al Ejército, la “primera rueda
suelta” del fenómeno, para que iniciara su acción de saboteo sicológico
y militar. Al mismo tiempo, la inmadurez política de varios de los
grupos comprometidos en el Proceso facilitó esta perspectiva. Y también
la forma como Betancur quiso manejar las fuerzas militares hizo que los
enemigos, no de la paz sino de su Proceso, se fortalecieran dentro de
esta institución.
El Ejército fue el aliado natural de los políticos anti-paz y en general
de los militaristas atrincherados en los medios de comunicación. Los
generales sólo necesitaron un poco de respaldo de empresarios y de la
alta dirección política para convencerse que el problema era en ese
momento con Betancur y no con la clase política en su conjunto.
Al inicio del mandato de Betancur y hasta la salida del General
Landazábal como Ministro de Defensa en diciembre de 1983, la institución
armada sentía que había sido dejada de lado en un tema en el cual ellos
eran los expertos, no sólo por su información de inteligencia, sino por
su experiencia en la confrontación directa con los grupos rebeldes.
Un General describió la primera reunión de Betancur con el alto mando,
en julio de 1982, antes de posesionarse. Como ya es tradicional con los
Presidentes electos, todos los Generales de la República se presentan
para exponerle la situación de orden público. Y lo hicieron en el orden
y con la preparación y documentación típica de las Fuerzas Militares
para esos eventos. Al concluir la presentación, Betancur, en un gesto
que los militares interpretaron como un desplante, tomó la palabra no
para comentar, controvertir o siquiera agradecer la información, sino
para limitarse brevemente a asegurarles que él estaba comprometido con
unos cambios, y que en sus planes contemplaba ofrecerle a la guerrilla
la amnistía e iniciar un diálogo.
Los Generales le insistieron en que el objetivo de la guerrilla, de
todos y cada uno de los grupos, no era otro distinto al de la toma del
poder total, y que esto hacía irrealizable su incorporación gradual y
pacífica a la vida civil. Le reiteraron a Betancur que la amnistía y el
Proceso en su conjunto sería aprovechado por los insurgentes para ganar
más adeptos, para descansar de las fuertes campañas de 1979-1982 –en las
que fueron duramente golpeados-, para divulgar ampliamente sus doctrina
y para rearmarse. Además insistieron en el carácter internacional de la
lucha guerrillera. Ninguno de los argumentos alteró la posición de
Presidente electo ni le motivó comentarios adicionales.
Sin quererlo tal vez, Betancur reforzó en el Ejército a los mandos que
habrían de oponérsele, en vez de fortalecer a quienes tenían una visión
coincidente con su tesis de los factores objetivos de la subversión. Lo
hizo nombrando –o permitiendo que se nombrara- a los oficiales menos
afines a sus tesis en los cargos de mayor importancia. Se impuso la
línea abierta a la guerra sucia, a la tortura, a las actividades
para-militares.
Betancur actuó como si la tradicional unidad de mando de la institución
armada significara unidad de criterios. Una cosa es el respeto al mando,
a las órdenes y a la jerarquía, y otra es creer que dentro de los
militares no hay distintas interpretaciones de lo que debe ser y hacer
una institución frente a los fenómenos específicos del país, y tan
ligado a ellos, como el de la subversión.
Cuando el Presidente emprendió su Proceso en contra de las advertencias
de los mandos militares, les asestó a éstos un golpe político. La
institución se sintió atacada en su conjunto. Y reaccionó como un
cuerpo. Los sectores que hubieran podido ser afines al plan quedaron
huérfanos. Su jefe natural debió haber sido el propio Betancur, pero
éste no supo, o no quiso asumir el liderazgo. Prefirió continuar con la
tradición de los Presidentes colombianos que siempre han dejado que las
purgas internas, los ascensos y el poder, se resuelvan en el seno de las
propias Fuerzas Armadas sin interferencia de los civiles.
Pero como el Proceso de Paz estaba directamente relacionado con las
Fuerzas Militares, la falta de control político sobre esa institución
fue decisiva para alienarlas del Proceso y Betancur pagó las
consecuencias.
En las filas de combate, donde realmente se desarrolla la dinámica de
guerra, donde se viven las campañas y la muerte ronda sin una mística
profunda que sirva como aliviadora, se extendió un sentimiento de
frustración. Los soldados no querían combatir. Era entendible. Sus
enemigos, los guerrilleros recibían reconocimientos del Poder Civil. Se
entrevistaba el presidente Betancur con el M-19 en España, y los
dirigentes subversivos aparecían en las primeras planas de los diarios y
los medios de comunicación. La tropa no quería combatir y era lógico.
Primero, porque el Poder Civil no la había tomado en cuenta para definir
la política. Segundo, porque la guerrilla aparecía como triunfadora.
Tercero, porque estaban convencidos del fracaso del Proceso de Paz desde
su nacimiento. Los Generales más expresivos (¿o explosivos?)
aprovecharon esta situación para colocarse ante sus tropas como los
defensores del orgullo militar.
Si los militares fueron poco afectos a Betancur y sus políticas desde
los primeros días del régimen, nada consolidó tanto su desamor como el
informe del Procurador General sobre los escuadrones de la muerte (el
MAS en particular) en el que se implicaba a sesenta militares. La
anti-política de paz, al interior de la institución más sensible al
Proceso, quedó definitivamente conformada. No valió el desayuno en el
Palacio Presidencial en el que Betancur intentó atenuar los cargos,
asegurando que si ellos no eran culpables no tenían de qué preocuparse,
y repitiendo que de todas formas el informe no pasaba ni pasaría de ser
un informe. Los militares, sin siquiera agradecerle al Presidente el
gesto de invitarlos, se retiraron sin decir una sola palabra.
A partir de entonces el comportamiento de los militares se radicalizó.
Empezaron a provocar tensiones con su presencia en las reuniones de las
Comisiones de Paz con la guerrilla, amparándose en el cumplimiento de
sus obligaciones constitucionales. Sucedió en 1985, en los alrededores
de la población de Florida al igual que cuando una columna del M-19
intercambió disparos con el Goes mientras se dirigían a firmar el
Acuerdo de Cese al Fuego y Diálogo Nacional en Corinto. Los militares
hostigaban al M-19 al tiempo que los escuadrones de la muerte asesinaban
a amnistiados como Carlos Toledo Plata y otros. Finalmente, en una carta
del Ministro de Defensa –General Matamoros-, los militares esclarecieron
su posición: El mando militar no suspendería sus operaciones en ninguna
parte del territorio nacional ya que el Proceso de Paz no estaba
amparado bajo preceptos constitucionales.
Enseguida se inició la ofensiva militar que le devolvió el ánimo y la
moral de combate a las filas de soldados. El Ejército asumió la defensa
de su institución, protegiendo a los acusados de acciones ilícitas como
si fueran el alma de las Fuerzas militares, como sucedió cuando el
Consejo de Estado condenó al Ministro Vega Uribe por torturas. La
impotencia del Presidente fue tal, que sólo pudo ratificar al General en
su cargo. Destituirlo habría sido una provocación demasiado severa. Así,
sin una autoridad civil que los llamara al orden y les hiciera cumplir
con las reglas del servicio, los mandos consolidaron su proceder
independiente de la política de Betancur.
De las acciones militares pasaron a las políticas. Algunos altos mandos
se reunieron con los dirigentes políticos incondicionales a ellos, se
aliaron con gremios, lanzaron campañas de acción político-militar, de
propaganda sicológica, y comprometieron a los medios más influyentes.
Los militares entendieron que necesitaban moverse dentro de la política
civil para imponer su política en el terreno militar. Y así lo hicieron.
Iniciaron actividades como organizar a los hacendados del Huila para
protestar por la difícil situación creada por los guerrilleros con el
cese al fuego; lanzaron la tesis del proselitismo armado de las FARC;
hicieron periódicos descubrimientos de arsenales de guerra de los
distintos grupos para demostrarle a la opinión pública que éstos se
preparaban para la guerra y no para la paz; acusaron de todo secuestro a
grupos guerrilleros... e iniciaron una intensa campaña para homenajear
públicamente a los Generales en reconocimiento de su propia política.
Betancur no intentó alterar esa dinámica. Se mantuvo al margen de la
lucha por el poder dentro del ejército, alejándose de la posibilidad de
influenciar el ascenso o la salida de algunos cuadros antes de que se
produjera una crisis mayor. Sólo cuando su Ministro de Defensa
Landazábal –ya listo para el retiro- lo contradijo en público, actuó
formalizando su retiro de las Fuerzas Armadas.
Pero tampoco aprovechó la mini-crisis para influir en el nombramiento de
los nuevos mandos. Retiró algunos oficiales que sólo estaban
interpretando el malestar de la institución, mientras los verdaderos
opositores de Betancur se afianzaron en las posiciones vacantes.
En el otro extremo de la ecuación, se sumó la forma como asumió el
Proceso de Paz el M-19. En el terreno político abierto no pudo competir
ni con los viejos partidos, ni con los medios de comunicación.
En el diálogo y en la confrontación cara a cara con la opinión pública,
sus líderes guerrilleros tampoco lograron consolidarse. Es cierto que
reclutaron a muchos jóvenes en sus campamentos urbanos, pero en la
instancia política global no ofrecieron nada diferente a la posibilidad
de irse “pa’l monte” cuando el M-19 volviera a la lucha armada abierta.
Durante su período de semi-legalidad, el M-19 se dedicó a las
actividades sociales con la dirigencia colombiana. Realizó innumerables
charlas con los ministros y altos funcionarios; recorrió los cocteles de
la burguesía bogotana en una especie de presentación en sociedad. Era un
espectáculo, para decir lo menos, inverosímil, luego de las pilatunas
del Bateman en el Cantón Norte, en la Embajada de la República
Dominicana y en el Caquetá. Pero como quehacer político no impresionaba.
Tampoco fue suficiente motivo para irse a la guerra, el que a los
líderes del M-19 no se les permitiera hacer manifestaciones políticas en
las calles, o que fueran sujeto de persecuciones y atentados, o que el
Ejército siguiera haciendo lo que se supone debía hacer. ¿Había que ir
al monte para resolver el problema de la participación de la guerrilla
en la política legal?
El desprestigio del M-19 avanzó a la par del Proceso de Paz, ayudado en
gran parte por la incansable campaña que le decretaron los medios de
comunicación. Esta combinación de factores creó las condiciones para que
fuera golpeado sin que reaccionara el país. No bastaba audacia para
lograr un nuevo espacio político institucional. La audacia era sólo un
ingrediente en el sancocho de la revolución y Bateman no alcanzó a
perfeccionar una receta para Colombia.
No se puede culpar a la derecha, a los militares, a los escuadrones de
la muerte, a la gran prensa, o a las vacilaciones de Betancur. Los
movimientos que hacen oposición armada no pueden justificar los
resultados de su propia política por la reacción que generan.
Por supuesto, los militantes del M-19 aseguran que no esperaban que
durante el Proceso el país se polarizara tanto. Pero no actuaron
eficazmente para neutralizar la reacción. Con los medios de comunicación
les sucedió lo mismo. No podía esperarse que la prensa oficial fuera la
tribuna abierta de la guerrilla legal. La ausencia de medios para hacer
su campaña tampoco es una justificación. En este terreno un ejemplo de
cómo un movimiento opositor lograba cuestionar el poder tradicional lo
dio la Anapo. Rojas Pinilla logró en 1970 una movilización masiva con
todos los factores en su contra. La Anapo fue un movimiento que se gestó
durante el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1979), que recogió
ese gran sentimiento contra el Frente Nacional, y logró llevarlo al
terreno tradicional de la política colombiana, la plaza pública, y
después de las elecciones, done obtuvo una votación casi igual a la del
candidato oficial. Si bien la Anapo no tuvo el contenido programático
que una academia de ciencias políticas desearía, dio lecciones sobre
capacidad de movilización.
La nueva guerrilla que pretendió beber en las fuentes del anapismo
sufrió un proceso curioso. Logró por medio de las acciones armadas
insertarse en el escenario nacional. Pero una vez en éste, siguió
pensando que la razón de estar allí era seguir con las armas. Su
creencia de que le habían jugado sucio durante el Proceso de Paz los
llevó a volver a la óptica militarista. Rotos formalmente los Acuerdos
de Cese al Fuego y Diálogo Nacional, pretendieron volver a las acciones
netamente militares, a las de propaganda armada, y finalmente a las
político-militares como el asalto al Palacio de Justicia.
En resumen, las dos fuerzas que más promovieron la dinámica del Proceso
de Paz, el M-19 y el Gobierno Betancur, adolecieron de una capacidad
real de llevar a cabo los propósitos que los movían.
Cuando el Gobierno Betancur perdió su esfuerzo por legalizar al M-19, el
Ejército ganó la partida y quedó como única alternativa someter a esa
guerrilla por la fuerza. Después de haber enfocado toda su energía
durante cinco meses (desde junio hasta noviembre de 1985) para
desprestigiar a las Fuerzas Armadas, el M-19 se le colocó de frente,
pensando que su triunfo sería político. Entrar al Palacio de Justicia
para juzgar al Presidente, era colocarse de rojo frente al toro y sin
burladero. Creer que la Rama Jurisdiccional o cualquier otra entidad
habría sido respetada en esas circunstancias por el Gobierno o los
militares fue desconocer la profundidad de las heridas que abrió el
Proceso de Paz y su manejo por las partes involucradas.
En el asalto al Palacio de Justicia se dieron cita tres pasiones que se
sintieron frustradas por los resultados de una política que no benefició
a ninguno de los actores. Perdió el Gobierno, perdió el Ejército que se
impuso, perdió el M-19 que gestó la situación.
¿Y?
¿Qué pasa cuando en el país mueren violentamente once de los 23
magistrados de la Corte Suprema de Justicia, cuatro Magistrados
Auxiliares, y dieciséis abogados auxiliares? ¿Qué pasa cuando con ellos
mueren el administrador del edificio, tres conductores, dos celadores,
una ascensorista y desaparecen todos los empleados de la cafetería y
tres visitantes? ¿Qué sucede cuando 35 guerrilleros irrumpen por la
fuerza en la sede del tercer poder público y la fuerza pública irrumpe
tras ellos con la anuencia del poder Ejecutivo, sin mediar esfuerzos
civilizados por impedir una masacre? ¿Qué sucede en un país donde los
miembros de la Corte Suprema de Justicia y sus colaboradores no son
respetados ni siquiera en calidad de rehenes, ni por la subversión ni
por las autoridades legales?
La respuesta a esos interrogantes es una sola. Cuando en un país se
puede asesinar a la justicia, se puede asesinar a cualquiera. A todo el
mundo. Las instituciones, al enfrentarse al reto que les planteó la
guerrilla, dieron una respuesta que las devaluó. Perdieron autoridad y
permitieron que la cohesión nacional sufriera un grave golpe.
Demostraron una debilidad frente a las crisis, que son el reflejo de
años de descuido y decadencia. Una debilidad que sólo pudieron superar
por la fuerza, contrariando los principios del Estado de Derecho. Cuando
el Estado es el primero en romper las reglas del juego frente a los
asociados que las respetan y que están encargados de hacerlas respetar,
el principio de Estado, la razón de Estado, empieza a desvanecerse y se
abre una batalla para reconstruir esas instituciones debilitadas. Como
se abre el juego en un casino en el que todos los que compren fichas
tienen armas para jugar, en la política colombiana todos han comprado
armas para jugar, pero son fuego.
El país se encontró en esos dos días de noviembre con un poder ejecutivo
tan débil políticamente que para subsistir como gobierno tuvo que
sacrificar la vida de los funcionarios de la Corte. Se encontró con una
Fuerzas militares tan desorientadas frente a su pequeño enemigo que
prefirió romper las reglas del servicio. Se encontró con una justicia
tan desvalorizada que ni sus ruegos ni sus órdenes sirvieron para salir
del campo de batalla entre los extremos armados de la política nacional:
el Ejército y la guerrilla.
Comprobó también que los representantes de las instituciones se sienten
amenazados por una minoría armada y aventurera, frente a la cual sólo
pueden responder con el exterminio. Dieron esa señal y la guerra sucia
empezó a galopar por el país. Mostraron que ante la amenaza subversiva
es mejor auto-defenderse que acudir a la Fuerza Pública para que
defienda al ciudadano.
En resumen se demostró que quienes están dirigiendo los destinos de la
Nación, perdieron su capacidad de actuar de acuerdo a los principios de
la Constitución, abriendo un abanico de opciones en las que se corre el
riesgo de pasar por un intenso período de caos y violencia antes de
volver a reconstruir los principios que debían regir la convivencia en
una sociedad democrática de fin de milenio.
REVISTA REFLEJOS N° 16
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REFLEJOS N° 13
SCARICA
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RIVISTA REFLEJOS Nº 11
Cuando el jefe del M-19 Carlos Pizarro
desertó de las Farc y se largó por la selva una madrugada de 1973, dejó
un papelito que decía: "Ya vuelvo". Nunca volvió. Después de combatir en
ciudades y montes durante 19 años, se desmovilizó con su gente en enero
de 1990. Un sicario lo asesinó tres meses después. Igual suerte corrieron unos 80
militantes del antiguo M-19, entre ellos 40 de los 52 dirigentes que el
movimiento tuvo. Sumados a los que perecieron con las armas en la mano,
los pocos jefes sobrevivientes calculan hoy que murieron cerca de 400
miembros durante los 17 años de vida de este grupo que nació como una
"guerrilla chévere" y terminó provocando una de las peores tragedias de
la historia nacional: el asalto al Palacio de Justicia. Pizarro, el M-19 y la violencia
política en Colombia fueron tema de una semana de reflexiones en la Casa
América-Cataluña de Barcelona. Allí quedó en evidencia que el país ha
sacrificado a millones de compatriotas en un baño de sangre que, en el
mejor de los casos, lleva 61 años (desde el 9 de abril de 1948) y, en
términos más realistas, no ha parado desde hace dos siglos. A los que
tomaron las armas hay que sumar sus víctimas directas. Y a ellas, otras
víctimas: las viudas, los huérfanos, los desplazados, los perseguidos
injustamente, los que acabaron sumidos en la miseria...
La violencia solo nos ha dejado dolor
y más violencia, hasta bordear el exterminio. Fueron exterminados los
gaitanistas, los antiguos guerrilleros liberales, los 3.000 militantes
de la UP y buena parte de los que lucharon con ellos o contra ellos. Un
instituto calcula que el 14 por ciento de los desmovilizados de los años
90 -más de 700- terminaron abaleados en una esquina o en la puerta de su
casa. Otros políticos cayeron en una tarima, como Luis Carlos Galán; un
aeropuerto, como Bernardo Jaramillo; un andén, como Álvaro Gómez
Hurtado; una calle, como Fernando Landazábal, o un semáforo, como Manuel
Cepeda Vargas. El narcotráfico exacerbó la violencia
al dotar de armas más mortíferas a guerrilla y autodefensas. También el
Gobierno mata mejor ahora. Una de las peores consecuencias de la
estrategia guerrillera de combinar todas las formas de lucha -las
legales y las ilegales- es que el Establecimiento aprendió rápido y
ahora combate con la Constitución en una mano y, en la otra, las
ejecuciones extrajudiciales y las masacres paramilitares. El lento y doloroso repaso del fracaso
de las armas en nuestra historia, tal como se hizo en Barcelona esta
semana, conduce a una conclusión: el remedio no es más de lo mismo, sino
un esfuerzo de todos los sectores, con la indispensable ayuda de
organismos internacionales, por crear un país más justo y pacífico.
No podemos seguir sacrificando
colombianos valiosos que, equivocados o no, buscan una patria mejor en
esta larga guerra.
ESQUIRLAS. 1) Busque y vea en YouTube
el reciente debate del senador Gustavo Petro sobre el tenebroso DAS de
este Gobierno. Escalofría. 2) Además de absolver a los amigos de Uribe,
el Procurador ahora persigue a sus contradictores. Acusar a un viejo
líder del Moir como Jorge Enrique Robledo de cooperar con las Farc es
como decir que la 'Chiva' Cortés espía para Millonarios. 3) Que se
preparen para las retaliaciones quienes, como él, denunciaron los
negocios de Tom y Jerry y el TLC. 4) Es gigantesca ironía que entre los
absueltos por el Procurador figuren los altos funcionarios que, según la
Corte, incurrieron en cohecho para reelegir a Uribe; y entre los
investigados, gente que arriesga su vida por la paz. 5) ¿Qué opinan
ahora los del Polo que votaron por este Procurador? 6) ¿Hasta cuándo
seguirá produciendo el computador de 'Raúl Reyes' información oportuna
para los afanes del Gobierno? 7) Recomiendo ver, sin prejuicios, los
documentales de Hollman Morris sobre recuperación de rehenes.
por ABP Colombia/
El escándalo de los teléfonos chuzados son solo la punta del Isberg y
que por estos dias la prensa se ocupa; el DAS ha asesinado, ha
desaparecido, ha torturado o después de torturar ha matado y los
cadáveres los han desaparecido, tengo problemas en la conjugación de los
verbos y es que esos delitos como los verbos para conjugarlos se dan en
todos los tiempos y mas en este gobierno de Uribe que les ha puesto
la calles vacías para cometer cuanto crimen se les antoje.
Los verbos asesinar, torturar, desaparecer, chuzar, robar... hay que
conjugarlos en todos los tiempos y tendremos una definición del
DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE inSEGURIDAD… DAS
Uno de los asaltos mas espectaculares que se han dado en el País ocurrió
en la Ciudad de Pasto, en Octubre de 1987, un carro que transportaba
valores llevaba una gran suma de dinero para pagar a los trabajadores
del Ministerio de Obras Públicas y fue interceptado a bala por unos
asaltantes que mataron al conductor del vehículo y se llevaron el
millonario botín que junto con las armas utilizadas las enviaron con una
empresa de transportes que llevaba paquetes recomendados a otras
ciudades del País; la dirección del destinatario era de la oficina del
DAS de Popayán y los remitentes otros agentes del DAS y que fueron
quienes asaltaron el vehículo de valores. El botín salió de Pasto en
medio del mayor operativo de seguridad que luego del cinematógrafico
asalto se montó en todas las salidas de la ciudad. Estos agentes se
habian ganado la confianza de sus jefes por ser “martillos” término que
en las agencias del Estado le dan a quien asesina hasta por gusto y los
utilizan para las Operaciones “Limpieza”
Estos agentes del DAS eran los que inventaron una nueva palabra: el
Atrancón que quería decir atraco y trancón de vehículos, modalidad de
montar retenes para despojar de sus pertenencias a los pasajeros de los
vehículos que en esas vias del Sur se movilizaban. Había agentes del
Das que trabajaban en la Presidencia de la República y pedian permisos
para ir a participar de semejantes asaltos con los que asolaron las vias
de los departametnos de Cauca, Valle y Nariño en los años 80s, 90s…
El asesinato de Carlos Pizarro a bordo de un avión se lo adjudicó Carlos
Castaño, pero, investigaciones que en su día se hiceron determinaron que
la autoría intelectual del magnicidio correspondió al general Maza
Márquez Director del DAS y quien también participó fisicamente en todo
el inter criminis, ya que se encargó hasta de colocar el arma en el
baño del avión donde se asesinó a Pizarro, el sicario fue un “préstamo”
que hizo un oficial del Ejército.
La investigación con todos los detalles se la entregaron a Antonio
Navarro y a Vera Grave, quienes determinaron ocultar a los autores del
magnicidio ya que habian hecho con un Pacto de Silencios con la
oficilaidad del Ejército y la Policia. El general Maza Márquez era
general de la Policía. Además el general había admitido en las filas
del DAS a muchos ex militantes del M.
El DAS participó en la matanza de militantes de la Unión Patriòtica, de
sindicalistas y periodistas opositores, aportó rutas de desplazamiento
de otros candidatos que en 1990 fueron asesinados y con semejante
Curriculum Vitae se ha encargado de diseñar las campañas presidenciales
de Uribe a sangre y fuego con sus socios paramilitares encargados de la
intimidación.
Hasta 1990 funcionaba en el Ecuador una central de inteligencia similar
en funciones al DAS colombiano; agentes de esa entidad detuvieron en
Quito a los hermanos Restrepo (de origen colombiano) a quienes
torturaron y asesinaron; se hicieron las investigaciones y se descubrió
a los agentes responsables y a pesar de que los agentes actuaron por
fuera de la entidad, la Central de Inteligencia cesó en sus funciones y
su director se suicidó ante el peso de haber sido director de una
entidad que amparaba al par de asesinos.
Qué pensaran nuestros hermanos del Continente
Bollettino di informazione del 25/06/2009 - CLAMORI
DALLA COLOMBIA!
11/06 - CONDANNATI DUE EX CONGRESSISTI PER CORRUZIONE
Il 3 giugno scorso la Sala Penale della Corte Suprema
di Giustizia della Colombia ha condannato due dirigenti politici,
Teodolindo Avendaño e Iván Díaz Mateus, che erano accusati di
corruzione, offerta dal governo Uribe per favorire l'approvazione
della riforma costituzionale che ha reso possibile la rielezione
presidenziale nel 2006.
Avendaño, l'ex rappresentante alla Camera per il
Dipartimento del Valle, è stato condannato a otto anni di carcere per
i crimini di corruzione ed arricchimento illecito, mentre a Díaz
Mateus sono stati comminati sei anni di prigione per concussione. Nel
primo caso, la Corte ha determinato che l'ex parlamentare ha ricevuto
incentivi economici per assentarsi nella sessione del Congresso in cui
si sarebbe svolta la votazione principale del progetto di rielezione
presidenziale; Avendaño, infatti, si opponeva al progetto, ed il suo
ritiro dalle votazioni ha favorito l'approvazione della riforma
costituzionale in funzione della rielezione.
La condanna contro Díaz Mateus è dovuta al crimine di
concussione (pressione su un funzionario pubblico), in quanto complice
nel tentare di convincere illecitamente la ex congressista Yidis
Medina (da cui il nome dello scandalo, “Yidispolitica”) a votare a
favore del progetto di rielezione presidenziale. Nonostante Medina
avesse annunciato che avrebbe votato contro nella Prima Commisione
della Camera del Congresso, dove il suo voto era decisivo, all'ultimo
momento ha mutato la sua decisione in favore del presidente Uribe, e
dopo qualche tempo ha rivelato di averlo fatto perché era stata
corrotta da un funzionario del governo. Di tale corruzione Medina ha
accusato l'allora ministro colombiano della Protezione Sociale, Diego
Palacio, e l'attuale ambasciatore colombiano in Italia, Sabas Pretelt
de la Vega , altro losco figuro coinvolto in numerosi processi e
scandali, che all'epoca dei fatti era ministro degli Interni e della
Giustizia. Mentre il Congresso colombiano è in procinto di approvare
un nuovo progetto di legge per proporre un referendum che garantisca
la possibilità al presidente Uribe di essere rieletto per la seconda
volta, si conferma il quadro criminale che era già stato tratteggiato
all'epoca dell'esplosione dello scandalo: il presidente si è garantito
la rieleggibilità con la corruzione e l'inganno. Un altro scandalo,
quello della “parapolitica”, dimostra invece le pressioni dei
paramilitari sui civili per garantire i voti alla cricca presidenziale
con le minacce, le intimidazioni, gli atti terroristici. E per il
partito di Uribe votano anche i morti, o la stessa persona vota più
volte, secondo il copione classico dei luoghi ad altissima
infiltrazione mafiosa. Dunque il governo Uribe è illegale, in quanto
ha ottenuto con la corruzione la possibilità di candidarsi, ed è
illegittimo, perché ha ottenuto la maggioranza dei voti (in un paese
in cui l'astensionismo si attesta intorno al sessanta percento) grazie
a minacce paramilitari. In questo bel quadro di “democrazia” il
presidente Àlvaro Uribe continua imperterrito nel suo ruolo, senza
accennare minimamente alla possibilità di dimissioni per i continui
scandali che lo coinvolgono, e senza che la cosiddetta comunità
internazionale dica alcunché.
13/06 - MANCUSO, EX CAPO PARAMILITARE: “CONNESSIONI FRA
AUC E MILITARI PIU' SCANDALOSE DI QUELLE CON I POLITICI”
Il capo paramilitare Salvatore Mancuso, dal carcere
statunitense dove è recluso da quando è stato estradato dalla
Colombia, avverte il presidente Álvaro Uribe che le prove sul
coinvolgimento dei militari colombiani con le /Autodefensas Unidas de
Colombia/ (AUC), il più grande e crudele gruppo paramilitare del paese
che oggi perpetua con altri nomi le sue attività terroristiche dopo il
cosiddetto processo di “smobilitazione”, “sarà più doloroso e
traumatico” di quello della “parapolitica”.
In una lettera inviata da Mancuso da un carcere di
Washington al presidente Uribe, comandante in capo delle Forze Armate
della Colombia, l'ex capo paramilitare afferma che “diventa sempre più
difficile dissimulare i vincoli delle Forze Armate, della polizia e
dell’/intelligence/ con i diversi attori del conflitto”. “Ogni volta
di più l'evidenza, l'efficacia e la dimensione fuori dal comune degli
atti metterà in luce ciò che è inoccultabile”. Salvatore Mancuso ha
inoltre affermato che “inizialmente questi vincoli potranno essere
mostrati come casi isolati che non mettono in gioco la responsabilità
delle istituzioni militari, ma alla fine sarà evidente che tutto
questo non è sorto da decisioni individuali, ma piuttosto da una
politica di Stato”. Mancuso, appartenente all'omonimo clan che ha
profonde radici nella 'ndrangheta calabrese, ha avuto sempre rapporti
preferenziali col presidente Uribe, al quale ha persino regalato
alcuni macchinari agricoli; Uribe gli ha lungamente garantito
l'impunità, salvo poi concedere agli Stati Uniti la sua estradizione
affinché non vuotasse il sacco. L'ex capo paramilitare non ha gradito,
e, nonostante le minacce pervenute in Colombia ai suoi familiari più
stretti, inizia a raccontare gli inestricabili rapporti fra militari,
politici e paramilitari colombiani.
Mancuso parla esplicitamente di “politica di Stato”: ed
infatti è evidente la strategia complessiva del terrorismo di uno
stato che usa i paramilitari come arma contro la popolazione per
ottenere vantaggi elettorali, e sfollare contadini per consegnare le
loro terre alle multinazionali, garantendo a queste la sistematica
eliminazione fisica dei sindacalisti ed al governo l'eliminazione
degli oppositori politici. Mancuso deve essere rimpatriato, raccontare
quelle verità tanto scomode al regime e poi essere castigato
esemplarmente dalla giustizia popolare, unica vera garante nei
confronti delle vittime e delle loro famiglie ormai asfissiate dal
feroce cappio dell’impunità. E ad Uribe, stessa sorte.
14/06 - CONDANNATI DUE EX CONGRESSISTI PER CORRUZIONE
Il 3 giugno scorso la Sala Penale della Corte Suprema
di Giustizia della Colombia ha condannato due dirigenti politici,
Teodolindo Avendaño e Iván Díaz Mateus, che erano accusati di
corruzione, offerta dal governo Uribe per favorire l'approvazione
della riforma costituzionale che ha reso possibile la rielezione
presidenziale nel 2006.
Avendaño, l'ex rappresentante alla Camera per il
Dipartimento del Valle, è stato condannato a otto anni di carcere per
i crimini di corruzione ed arricchimento illecito, mentre a Díaz
Mateus sono stati comminati sei anni di prigione per concussione. Nel
primo caso, la Corte ha determinato che l'ex parlamentare ha ricevuto
incentivi economici per assentarsi nella sessione del Congresso in cui
si sarebbe svolta la votazione principale del progetto di rielezione
presidenziale; Avendaño, infatti, si opponeva al progetto, ed il suo
ritiro dalle votazioni ha favorito l'approvazione della riforma
costituzionale in funzione della rielezione. La condanna contro Díaz
Mateus è dovuta al crimine di concussione (pressione su un funzionario
pubblico), in quanto complice nel tentare di convincere illecitamente
la ex congressista Yidis Medina (da cui il nome dello scandalo, “Yidispolitica”)
a votare a favore del progetto di rielezione presidenziale. Nonostante
Medina avesse annunciato che avrebbe votato contro nella Prima
Commisione della Camera del Congresso, dove il suo voto era decisivo,
all'ultimo momento ha mutato la sua decisione in favore del presidente
Uribe, e dopo qualche tempo ha rivelato di averlo fatto perché era
stata corrotta da un funzionario del governo. Di tale corruzione
Medina ha accusato l'allora ministro colombiano della Protezione
Sociale, Diego Palacio, e l'attuale ambasciatore colombiano in Italia,
Sabas Pretelt de la Vega , altro losco figuro coinvolto in numerosi
processi e scandali, che all'epoca dei fatti era ministro degli
Interni e della Giustizia. Mentre il Congresso colombiano è in
procinto di approvare un nuovo progetto di legge per proporre un
referendum che garantisca la possibilità al presidente Uribe di essere
rieletto per la seconda volta, si conferma il quadro criminale che era
già stato tratteggiato all'epoca dell'esplosione dello scandalo: il
presidente si è garantito la rieleggibilità con la corruzione e
l'inganno. Un altro scandalo, quello della “parapolitica”, dimostra
invece le pressioni dei paramilitari sui civili per garantire i voti
alla cricca presidenziale con le minacce, le intimidazioni, gli atti
terroristici. E per il partito di Uribe votano anche i morti, o la
stessa persona vota più volte, secondo il copione classico dei luoghi
ad altissima infiltrazione mafiosa. Dunque il governo Uribe è
illegale, in quanto ha ottenuto con la corruzione la possibilità di
candidarsi, ed è illegittimo, perché ha ottenuto la maggioranza dei
voti (in un paese in cui l'astensionismo si attesta intorno al
sessanta percento) grazie a minacce paramilitari. In questo bel quadro
di “democrazia” il presidente Àlvaro Uribe continua imperterrito nel
suo ruolo, senza accennare minimamente alla possibilità di dimissioni
per i continui scandali che lo coinvolgono, e senza che la cosiddetta
comunità internazionale dica alcunché.
17/06 - IL CONGRESSO COLOMBIANO VUOLE RIESUMARE LE
PARAMILITARI “COOPERATIVE /CONVIVIR/”
Il massimo organo legislativo colombiano, nido di
paramilitari dal colletto bianco, corrotti, trasformisti della
politica e fedeli rappresentanti/servitori degli interessi
dell’oligarchia e dell’imperialismo, sta discutendo un disegno di
legge che, qualora passasse, riesumerebbe le famigerate “cooperative”
di sicurezza privata “/Convivir/”.
Va rammentato che le /Convivir/, create a partire
dall’11 febbraio 1994 con l’emanazione del decreto 356 sotto il
governo dell’ultra-liberista César Gaviria, furono false cooperative
che permisero la legalizzazione dei gruppi paramilitari e degli
apparati armati dei cartelli narcotrafficanti, con il pretesto della
difesa dei proprietari terrieri dalla guerriglia. Il disegno di legge
è il risultato di tre iniziative accorpate in un solo progetto: la
prima proviene dalla Superintendenza della Vigilanza, la seconda è del
senatore del Partito Uribista Luis Elmer Arenas, e la terza è della ex
ministra della Difesa Marta Lucia Ramírez. Questo percorso al
Congresso è organico alla politica del regime fatta di impunità e
sdoganamenti dei paramilitari di Stato, al fine di reinserirli non
nella tanto predicata e cosiddetta “vita civile”, ma in apparati
privati di sicurezza che, con un manto di legalità, svolgano molti di
quei compiti propri della guerra sporca di Uribe contro il popolo
colombiano. Questo sciagurato disegno di legge, già di per sé offesa
imperdonabile nei confronti delle decine e decine di migliaia di
familiari delle vittime del terrorismo di Stato, contempla anche
l’appalto al settore privato dei servizi di vigilanza -tra gli altri-
di carceri, aeroporti ed alti rappresentanti stranieri, nonché la
possibilità per le imprese di avere veri e propri dipartimenti privati
di sicurezza. Uribe, che a suo tempo fu il principale promotore delle
paramilitari /Convivir/, attraverso i suoi lustrascarpe parlamentari
cerca disperatamente di diversificare il “portafolio armato” a
disposizione del regime. In una fase in cui il buco fiscale è alle
stelle, la crisi e la recessione si fanno sentire pesantemente e le
forze armate sono alla corda per l’incessante agire guerrigliero e gli
interminabili scandali che le lacerano, è un imperativo. Ma ancora più
imperativo, per il movimento rivoluzionario e popolare colombiano, è
buttarlo giù e castigare dovutamente lui e la sua cosca mafiosa che
hanno usurpato la sovranità del popolo imponendo la dittatura del
terrore e del narco-paramilitarismo.
19/06 - INQUISITI GLI AUTORI MATERIALI DELL'OMICIDIO DI
MILITANTE DELL'UNION PATRIOTICA
Il 16 giugno scorso la magistratura colombiana ha
accusato John Jairo Foronda (alias “Tetón”, catturato il 7 gennaio
2009) e Luis Alberto Bohórquez Saldarriaga di essere gli autori
materiali dell'omicidio di Carlos Alfonso Tobón Zapata, portavoce del
Sindacato della Colcarburos (Sintracolcarburos), membro del Sindacato
Unico dei Lavoratori dell'Industria del Cemento (Sutimac) e dell'Unión
Patriótica, ucciso all'età di 26 anni con 6 coltellate da alcuni
sicari. L'imputazione è di omicidio con fini terroristi.
All'epoca dei fatti Bohórquez e Foronda erano agli
ordini di Alonso de Jesús Baquero Aguilar, alias “Vladimir”,
addestrato da Yair Klein (ex militare e mercenario israeliano giunto
in Colombia per istruire gli “eserciti privati del narcotraffico”), e
tristemente famoso perché autore di alcune fra le più sanguinose
mattanze perpetrate da paramilitari nel Magdalena Medio, Santander e
Antioquia. Il gruppo paramilitare “Morte ai Rivoluzionari del
Nordest”, a cui faceva capo Baquero Aguilar, era agli ordini di Fidel
Castaño, e risulta essere uno dei più agguerriti massacratori della
Unión Patriótica, movimento politico sorto a metà degli anni ‘80 come
proposta dell'insorgenza colombiana per una soluzione politica del
conflitto, annegata nel sangue con un vero e proprio genocidio,
attraverso l'eliminazione fisica di quasi tutti i suoi dirigenti e di
migliaia di militanti. L'undici novembre del 1988, ad esempio, nel
municipio di Segovia (Dipartimento di Antioquia), sotto la direzione
di “Vladimir” vennero assassinate 43 persone e ferite 45, coinvolgendo
nel massacro anche donne, bambini e anziani, allo scopo di eliminare i
militanti della UP vincitori delle elezioni del marzo del 1988. Ad
oltre vent'anni dai fatti spuntano i nomi degli esecutori materiali di
alcuni omicidi del massacro dell'UP; eppure, nonostante le connessioni
ormai acclarate fra politici e paramilitari, riassunte dalla formula
del cosiddetto “scandalo della parapolitica”, le complicità dirette e
indirette con i più alti gradi della politica non hanno ancora portato
alla caduta di un governo illegale e illegittimo, tenuto a stento in
piedi dall’imperialismo. Ma se la verità giudiziaria ha i tempi così
lunghi, le dichiarazioni dei protagonisti stessi chiariscono il quadro
generale del marciume politico-criminale dell’/establishment/
colombiano: nel suo libro “Le mie confessioni”, il defunto leader
narco-paramilitare Carlos Castaño, fratello di Fidel, afferma che “la
base sociale delle AUC considera [Álvaro Uribe] il suo candidato
presidenziale”, “l'uomo più vicino alla nostra ideologia e filosofia”.
Del resto, il carattere narco-paramilitare di Uribe è cosa nota.
21/06- RELATORE SPECIALE DELL’ONU: “ESECUZIONI
EXTRAGIUDIZIARIE SONO UNA PRATICA SISTEMATICA”
Dopo dieci giorni (8-18/06) passati in Colombia ad
incontrare un centinaio di testimoni, vittime e sopravvissuti, il
Relatore Speciale delle Nazioni Unite per le esecuzioni
extragiudiziarie, Philip Alston, ha diffuso una propria dichiarazione
che é caduta sulla credibilitá del governo Uribe come un immenso,
pesante macigno.
Nonostante le maldestre arrampicate sugli specchi del
presidente narco-paramilitare, del comandante dell’Esercito e dei
comandanti della II, IV e VII divisione dello stesso, che si sono
riuniti con Alston per cercare di convincerlo dei presunti “passi in
avanti” fatti in materia di diritti umani dalle Forze Armate
colombiane, diverse verità sono state messe a fuoco e ribadite in modo
incontrovertibile. Il primo: i cosiddetti “falsi positivi”, come
riconosce il Relatore dell’ONU, sono in realtà “/omicidi premeditati e
a sangue freddo di civili, commessi a fini di lucro/” dai militari,
sempre alla ricerca di licenze e ricompense elargite in cambio di
cadaveri di giovani civili spacciati per guerriglieri uccisi in
combattimento. Il secondo: Alston chiarisce che si tratta non di casi
isolati, ma di “/pratiche sistematiche/”, e che “/la spiegazione
prediletta da molti nel governo -e cioè che le mattanze sono state
realizzate su piccola scala da poche ‘mele marce’- è insostenibile/”,
ed aggiunge che “/le quantità stesse di casi, la loro distribuzione
geografica e la diversità delle unità militari coinvolte, indicano che
/(gli omicidi)/ sono stati compiuti da un numero significativo di
elementi dell’esercito/”. Il terzo: l’apparato statale in generale, e
quello militare in particolare, giocano allo ‘scarica-barili’ ed al
contempo avvolgono questo agghiacciante fenomeno (certamente di
vecchia data) nel solito manto d’impunità. Come confermato da Alston,
“/i giudici militari ignorano i dettami della Corte Costituzionale e
fanno tutto ciò che è in loro potere per impedire il trasferimento dei
casi chiari di violazione dei diritti umani al sistema della giustizia
ordinaria/”, e “/dilungano o ostruiscono il trasferimento
d’informazione, risolvono i conflitti di giurisdizione ogni volta che
ne hanno l’opportunità e ricorrono abitualmente alle tattiche di
dilazione/”. Inoltre, come riconosciuto dal Relatore Speciale,
persiste gravemente il problema delle minacce e degli assassinii dei
difensori dei diritti umani, la cui stigmatizzazione da parte di alti
funzionari governativi ha criticato poiché crea un ambiente propizio
alla persecuzione ai loro danni. Infine, Alston ha fatto un plauso al
disegno di legge (“/Ley de Victimas/”) sul risarcimento alle vittime
dei crimini commessi da militari, poliziotti, ecc. Disegno di legge
pieno di lacune, ma che avrebbe lanciato un messaggio. Il carnefice
Uribe, tuttavia, è intervenuto in prima persona per bloccarne
l’approvazione al Congresso, perché secondo costui “era impagabile e
sarebbe diventata un colpo per la Sicurezza Democratica ” (sic!) nella
misura in cui avrebbe dato “agli agenti dello Stato, poliziotti e
soldati, lo stesso trattamento che si da ai terroristi”. Uribe mente
spudoratamente ancora una volta: i suoi soldati e poliziotti, la cui
sorte dimentica cronicamente quando vengono catturati come prigionieri
di guerra dall’insorgenza, sono protagonisti in prima linea del
terrorismo di Stato, e come terroristi e macellai vanno trattati.
23/06 - FORMULATE ACCUSE CONTRO ‘DIEGO VECINO' PER
OLTRE 600 SFOLLAMENTI FORZATI
Il procuratore dell’Unità Nazionale di Giustizia e Pace
ha formulato le sue accuse contro Edward Cobos Téllez, alias ‘Diego
Vecino', ex capo paramilitare del ‘/Bloque Héroes de los Montes de
María/', contestandogli 663 sfollamenti forzati, 11 omicidi, 7
sequestri e 450 furti aggravati, in seguito all'incursione nel
quartiere di Mampujan nella piccola città di María La Baja
(Dipartimento di Bolívar), avvenuta fra il dieci e l'undici marzo del
2000.
Nell'udienza preliminare, mentre la Procura aveva
esposto le argomentazioni a sostegno di queste accuse, il paramilitare
si era dichiarato colpevole del delitto di associazione a delinquere
aggravata.‘Diego Vecino' è anche accusato di porto d'armi illegale, di
uso esclusivo delle Forze Armate, e uso di uniformi ed insegne delle
stesse. Téllez ha riconosciuto davanti alla Corte Suprema di Giustizia
che l'obiettivo delle AUC, i paramilitari colombiani, era di creare un
progetto politico a livello locale, regionale e nazionale, e che i
leader di questa organizzazione illegale hanno dato il loro appoggio a
dirigenti politici della costa atlantica e di altre zone del paese. Ha
affermato di aver conosciuto, fra gli altri, il senatore Alvaro García
Romero ed il rappresentante alla Camera Eric Morris Taboada,
attualmente detenuti nel carcere La Picota a Bogotá, per lo scandalo
della “parapolitica” (relativo proprio ai rapporti fra politici e
paramilitari). L'ex capo paramilitare ha riferito di aver tenuto
diverse riunioni con dirigenti politici dei dipartimenti di Sucre e
Córdoba e capi delle AUC, fra i quali Carlos Castaño Gil, in immobili
di proprietà di quest'ultimo. Proseguono dunque le rivelazioni di
rapporti fra militari, politici e paramilitari, delineando un quadro
sempre più preciso che tiene insieme i macellai paramilitari -che
hanno svolto e svolgono tuttora il lavoro sporco (minacce, sfollamenti
forzati, barbare uccisioni di contadini, oppositori sociali e
sindacalisti), il piano militare, che contribuisce con i mezzi tecnici
e logistici, oltre che partecipando direttamente alle azioni a
supporto dei /paracos/, ed il piano politico, che gestisce le
strategie complessive in chiave ultrareazionaria ed è coinvolto in
questo progetto a tutti i livelli, fino ai più alti gradi della
politica nazionale, ivi compreso il narco-presidente Uribe, comandante
in capo delle Forze Armate Colombiane.
25/06 - ANCORA UN DURO COLPO DELLE FARC ALLA ‘SEGURIDAD
DEMOCRATICA’ DI URIBE: 7 MILITARI MORTI E VARI FERITI
Negli ultimi giorni i media dell’oligarchia colombiana
non hanno potuto fare a meno di rendere conto, all’opinione pubblica
nazionale ed internazionale, di un altro duro colpo inferto dalla
guerriglia delle FARC-EP al gigantesco -e costosissimo- apparato
militare della ‘/Seguridad Democrática/’ di Uribe.
Secondo versioni ufficiali, quando le Forze Speciali
della Polizia Nazionale (le stesse che hanno ammazzato a bastonate
diversi manifestanti negli ultimi anni, “rei” soltanto di esprimere in
piazza il proprio dissenso) stavano perseguendo un comandante
insorgente nei pressi del municipio di Timba, non lontano da Cali,
sono state ricevute da un’imboscata guerrigliera a colpi d’artiglieria
leggera. Le FARC-EP non hanno ancora diffuso comunicati ufficiali, ma
i caduti della Polizia -7 morti, tra cui 1 ufficiale, e 4 feriti-
potrebbero essere molti di più. Di fronte a quest’ennesima debacle dei
cosiddetti “uomini d’acciaio” del terrorismo di Stato, propinata dal
Fronte ‘Manuel Cepeda Vargas’ (così denominato in onore al senatore e
direttore del giornale Voz, assassinato da agenti dello Stato il 9
agosto 1994 nell’ambito del genocidio politico dell’Unión Patriotica),
lo smacco degli alti comandi militari è quantomeno imbarazzante. In
loro aiuto è subito intervenuto un altro ufficiale della Polizia,
presente nell’area degli scontri, secondo cui sarebbero morti anche 25
guerriglieri, tra cui il comandante ‘Enano’. Le fonti di questo ligio
ufficiale sarebbero dei non meglio precisati contadini del posto, che
a suo dire avrebbero “visto i guerriglieri portare via a dorso dei
muli i 25 cadaveri”. Oltre al fatto che la Polizia non ha inseguito
questa improponibile colonna di quadrupedi (facilmente rilevabili
dall’aviazione) per attaccare i presunti guerriglieri sopravvissuti,
le istituzioni militari non hanno lo straccio di una prova: non un
cadavere, non un’immagine, niente di niente! E, poveretta, la Polizia
questa volta non ha neanche fatto in tempo ad adescare giovani
qualunque, da attirare con l’inganno per poi ucciderli a sangue freddo
in modo da presentarne alla stampa i corpi, spacciati per combattenti
fariani... La verità è che il regime si arrampica sugli specchi, e
cerca maldestramente di spacciare per vittoria quella che è stata una
sonora batosta.
El conflicto laboral de Telecom
Cuando se pierde con sello y la
contraparte gana con cara
Los damnificados con la liquidación de
Telecom siguen haciendo sus reclamos.
Los damnificados con la liquidación de Telecom
exigen no ser tratados como delincuentes, después de haber perdido
su derecho a la jubilación.
Mireya Beltrán es sólo una de los 650 ex
trabajadores de la liquidada Telecom, que perdieron su derecho a la
pensión, pese a haber firmado un preacuerdo que les salvaguardaba el
beneficio, y hoy exigen una rectificación por parte de la ministra
de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, María del
Rosario Guerra, al referirse respecto a la supuesta actividad
delictiva que ejercían.
Según la titular de la cartera, existe un grupo
de ex empleados, abogados y jueces de regiones apartadas del país
que se están haciendo al patrimonio de la antigua empresa, por
cuanto los afectados solicitan un trato más digno de parte de los
representantes del Ejecutivo, frente a lo que, consideran, ha sido
la derogación de derechos ya adquiridos por ellos, que siguen sin
serles reconocidos.
Para Mireya Beltrán, no pueden pasarse por alto
las amenazas y las persecuciones de las que ha sido objeto en su
casa de Villavicencio, Meta, pues insiste en que han estado
relacionadas con su apoyo a la candidatura de Gustavo Petro al
Senado de la República en 2006.
Admite, así mismo, lo paradójico que suena el que
tales acciones hayan coincidido con las denuncias que formuló en
contra del Gobierno Nacional, en cabeza de su ex copartidario,
Álvaro Uribe Vélez, y que han sido archivadas en la Comisión de
Acusación de la Cámara de Representantes.
Varios hombres habrían irrumpido en su
departamento de la capital del Meta, por su decidida actitud de
defensa frente a quienes han ignorado el acuerdo existente entre la
desaparecida firma y algunos de los ex trabajadores de la empresa,
liquidada hace seis años.
La señora Beltrán recordó que entre el 6 y el 30
de marzo de 2003 le respondieron afirmativamente al acuerdo
propuesto por el Patrimonio Autónomo de Remanentes de Telecom, PAR,
el día 14 del mismo mes, pese a que ese hecho fue desconocido por el
mismo agente liquidador de entonces y que ha sido ratificado por el
que ejerce esta tarea en la actualidad.
Sin embargo, ha habido conceptos de autoridades
que respaldan esa postura, como lo expresa la misma directiva
expedida por Telecom antes de llegar su fin, hace seis años, y que
hizo parte de los documentos analizados por la Contraloría General
de la República, en los que expresa su preocupación por el manejo de
una liquidación que mantendría vigentes sus compromisos antes de
entrar en este proceso.
"El plan va dirigido a los Empleados de Telecom a
nivel Nacional pertenecientes a Regímenes especiales y a los cargos
de excepción que se encuentren hasta siete años de cumplir los
requisitos para la pensión", se leía en la directiva, pese a que
hubo muchas personas que no fueron acogidas por lo beneficios
anunciados en este parágrafo.
Para Mieya Beltrán, el hecho de que el Estado
haya dejado de responder con más de seis centenas de
responsabilidades pensionales individuales, constituye la evidencia
de su falta de compromiso con un acuerdo ya adquirido y que sólo ha
sido cumplido de manera parcial.
"La población objetivo recomendada son 1.557
trabajadores, de los cuales el 75 por ciento se pensionarían en los
siguientes dos años. Son 1.293 trabajadores que se encuentran en
régimen especial y 264 en cargos de excepción", advierte la orden
impartida por Telecom, previo a su liquidación, y aún así son poco
más de 900 los pensionados bajo estos condicionantes.
El mismo Ministerio Público advirtió que, pese a
las transformaciones de la empresa, no podrían olvidarse los
compromisos adquiridos por el agente liquidador, por cuanto la
denunciante exigió la mayor diligencia para dilucidar el tema. Sin
embargo, el caso de Mireya Beltrán, quien aceptó el acuerdo a sólo
once días después de abierto el plazo (la mitad del tiempo), ha sido
ignorado por las autoridades, a pocos días de que la Corte
Constitucional determine si se ajusta o no a la Carta Política el
tema de las pensiones anticipadas. A parte del convenio entre los
intervinientes, ya suscrito, existe un fallo del Consejo de Estado
que le da viabilidad a este pacto, que para la señora Beltrán
constituye un precedente de constitucionalidad de su convenio, que
no sólo le ha valido la desidia de los sectores oficialistas, sino
que le ha significado un desmejoramiento de su salud y la
desestabilización de su núcleo familiar. A sabiendas de que es víctima de una enfermedad
tan destructiva como el lupus y, teniendo en cuenta las continuas
agresiones de las que ha sido objeto su familia, Mireya Beltrán
sigue exigiendo su derecho, pese a la directiva 004 de 2006, del
magistrado José Alfredo Escobar Araújo, relacionada con la tesis
jurídica que deberían emplear los jueces frente al tema, que para
ella ha impedido el pago de su pensión. El caso, que ya fue tramitado ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, pretende que se hagan efectivos
los beneficios adquiridos por los trabajadores de la empresa de
telefonía fija, una lucha que ha sido liderada por esta mujer,
víctima de una enfermedad terminal, que apoyó la primera reelección
presidencial, y que además considera inminente el que se produzca un
atentado contra su vida.
UN S.O.S. PARA COLOMBIA
SEÑORES
CORTE PENAL INTERNACIONAL
COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
ES URGENTE LA INTERVENCION DE ESTOS ORGANISMOS EN
COLOMBIA LA ILEGITIMIDAD DE ESTE GOBIERNO ES LO MAS DURO QUE
NOS HA DADO A LA PARTE MORAL, DE VALORES POR LO CONSIGUIENTE A LA DIGNIDAD DE LA HUMANIDAD A LESSIONADO A LA ECONOMIA DE CADA RINCON DE COLOMBIA CON LA JUSTIFICACION QUE MATABAN POR QUE ERAN GUERRILLEROS O TENIAN UN PENSAMIENTO DIFERENTE A
ELLOS ESO SON LAS CONFESIONES DE CADA UNO DE LOS
PARAMILITARES PERO ESTA CONFESION DE HERNAN GIRALDO QUE MATO NIÑOS INDEFENSOS.
MAURICIO PIMIENTO
EXSENADOR DE LA REPUBLICA QUE EN NOVIEMBRE DEL 2006
DEFENDIENDO AL MAGISTRADO ALFREDO ESCOBAR ARAUJO DEL CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA
AHORA LE APLICAN UNA SENTENCIA POR PARAMILITARISMO DE
SIETE AÑOS
CUANDO LLAMO A UNAS MADRES CABEZA DE FAMILIA DE
TELECOM EN LIQUIDACION, QUE NOSOTRAS ERAMOS FRAUDALENTAS Y QUE LOS
EMPLEADOS DE TELECOM ERAMOS FRAUDALENTOS, Y QUE POR ESO SE TOMARON
ESAS MEDIDAS.
NO ME ALEGRO PERO ESO DEJA LA EXPERIENCIA PARA
RECORDAR UNA FRASE BIBLICA
"EL QUE ES HUMILLADO
SERA ENALTECIDO Y EL QUE ES ENALTECIDO SERA HUMILLADO"
ESTO SUCCEDIO EN LA COMISION PRIMERA CONSTITUCIONAL
DEL SENADO DE LA REPUBLICA EN NOVIEMBRE DEL 2006.
POR ESO HAGO UN LLAMADO DE SOS DE EMERGENCIA POR QUE
NO HAYA MAS SANGRE EN NUESTRO PAIS
POR LA CONTINUA VIOLACION DE NUESTROS DERECHOS DE
QUIENES NUESTRAS MANOS NO FUERON MANCHADAS CON SANGRE Y QUE FUERON
ELLOS MISMOS LOS QUE COMO ESTE SENADOR LOS QUE FIRMARON LA
LIQUIDACION DE
TELECOM
Y DE MUCHAS EMPRESAS DEL ESTADO DE COLOMBIA Y CON SUS VOTOS Y CAMPAÑA ELECTORAL AYUDARON A SUBIR
AL PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ
MIENTRAS LA POBLACION DE COLOMBIA SE ESTA MURIENDO DE
DESEMPLEO Y LO NIÑOS DE DESNUTRICION.
NECESITAMOS URGENTE LA PROTECCION A NUESTROS DERECHOS
CONSTITUCIONALES
EN EL DEPARTAMENTO DE MAGDALENA
Ex para Hernán Giraldo reconoció asesinato de niños
EL ASESINATO de un número no precisado de niños, en
el área de influencia del bloque Resistencia Tayrona, fue reconocido
ayer por el desmovilizado jefe paramilitar Hernán Giraldo, alias El
Patrón.
La revelación la hizo en desarrollo de la reanudación
de las diligencias de versión libre, ante fiscales especializados de
Justicia y Paz, en Barranquilla.
Alias El Patrón, explicó que luego de la
desmovilización del bloque Resistencia Tayrona, y después de
reunirse con varios miembros de esta organización armada al margen
de la ley recluidos en las cárceles de la capital del departamento
del Atlántico, tuvo conocimiento de que en los operativos
adelantados por las autodefensas en el departamento del Magdalena,
fueron asesinados un número no precisado de niños.
Sin embargo, Giraldo Serna no profundizó en el tema
mientras tuvo el uso de la palabra en la audiencia.
Ante la Fiscal especializada de Justicia y Paz,
Zeneida López, el ex desmovilizado paramilitar también aseguró que
los miembros de las autodefensas que desarrollaban labores de
inteligencia identificaban a aquellos campesinos que se convertían
en informantes de los organismos de seguridad del Estado, y que se
los declaraba "enemigos de la Autodefensa", procediendo a
asesinarlos.
Alias El Patrón, quien está solicitado en extradición
por Estados Unidos para que responda por cargos de narcotráfico,
tenía el control militar de esa zona de la Costa Caribe, y según ha
dicho en varias oportunidades, contaba con gran influencia entre las
poblaciones campesinas ubicadas en esa zona del Magdalena.
La entrega de El Patrón a Estados Unidos está
suspendida por decisión del Gobierno Nacional, condicionada a que
siga colaborando con el proceso de paz que se adelanta con las
autodefensas.
Giraldo estará hoy en Bogotá rindiendo declaración en
el proceso que se le sigue al ex congresista Mauricio Pimiento,
dentro del proceso que se le sigue por el escándalo de la
parapolítica.
Giraldo se desmovilizó en 2006 junto con 1.200
miembros de su grupo Resistencia Tayrona, en la Quebrada El Sol,
sector de Guachaca.
Para-políticos
Grabaciones confirman que la
relaciones de varios congresistas con los paramilitares eran mucho
más cercanas de lo que hasta ahora se conoce.
Mucho se ha hablado sobre políticos
que han terminado salpicados por el escándalo de la para-política.
Gracias a las investigaciones de la Corte Suprema, la Fiscalía
General y los medios de comunicación, la opinión pública ha conocido
algunos detalles de ese matrimonio que durante años tuvieron algunos
sectores de la clase política y miembros de las AUC. Es aún poco lo
que se sabe sobre la cotidianidad de esa relación políticos-paras.
SEMANA revela algunas grabaciones de conversaciones e interceptación
de correos electrónicos hechas por agencias del Estado, que son una
pequeña muestra de cómo eran esos vínculos non sanctos.
"De pronto me están grabando"
1 Aparte de la conversación entre la entonces congresista Eleonora
Pineda y el jefe de prensa de las AUC, Fernando Soto, el 10 de abril
de 2005.
"Hay unos intereses. El senador Vargas le interesa es su Presidencia;
el senador Pardo, lo mismo; la Gina tiene sus intereses; el otro,
todo el mundo aquí es una locura. El problema del Congreso de la
República desafortunadamente son intereses personales... Gina es una
niña de ciudad que no conoce absolutamente nada y está decidiendo la
paz del país a punta de escritorio. Qué perversa, pobrecita,
quisiera yo que cogiera un carro…".
_______________________________
2 Aparte de la conversación que sostuvieron en abril de 2005 la
entonces congresista Eleonora Pineda y Fernando Soto.
"De pronto me están grabando. Como
ahora lo graban todo... Imagínate que yo ayer hice una encuesta uno
por uno. En este momento hay mucha gente de segundo renglón porque
hay mucha gente que no quiere caminarle a esto. Yo le dije al
Ministro: usted va a dejar caer ese proyecto y, es más, yo estoy
esperando la llegada del Presidente porque hay que hablar. Zulema me
acompañó. Me acompañó con el Ministro y la vieja muy metida, y con
el primer vicepresidente, Carlos Alberto Zuluaga. Me dijo que esto
sí hay que manejarlo con mucha prudencia".
_______________________________
3 Aparte de la conversación entre Eleonora Pineda y Fernando Soto en
la que la entonces congresista le hace un completo reporte de sus
reuniones políticas y le pide al jefe de prensa de las AUC que les
comunique a los jefes paramilitares algunas conclusiones de sus
encuentros.
"Nos reunimos como 10 parlamentarios, todos del Partido Conservador
y yo era la única liberal uribista. Les dije gánense ustedes esto,
que se lo gane el partido, que el partido sea quien diga, que sea el
partido Conservador quien diga: vamos a redireccionar esto… entonces
ahí se las dejé. Hoy en la plenaria de la Cámara quedaron de sentar
una posición y yo creo que eso es importante. Cuéntale a 'Ernesto' (Báez)…"
_______________________________
Eleonora Pineda llama a 'Jorge 40' y hace varias gestiones ante el
jefe paramilitar para que éste reciba a algunos políticos.
ELEONORA PINEDA: Jorge, mira hombre, molestándote porque ¿te
acuerdas que yo te había comentado que este señor, el tocayo tuyo
que canta...
JORGE 40: Ajá.
ELEONORA PINEDA: Ese señor me tiene enloquecida, es más, me lloró
por teléfono, llorando pero a moco tendido, y entonces no sé si tú
podrás el lunes atender a ese señor.
JORGE 40: No hay ningún problema, con gusto.
ELEONRA PINEDA: Y otro es aquel que es el de, el hijo que por qué no
se casó conmigo antes, te acuerdas que es por el Magdalena, que es
loquito, que gobierna allá.
JORGE 40: Sí, correcto, es decir al goberna que si quiere venir
mañana a la hora de almuerzo.
ELEONORA PINEDA: Ah, bueno, yo lo contacto enseguida.
***
"Ella es la candidata de Vecino"
En agosto de 2005, el jefe paramilitar de Sucre, Rodrigo Mercado,
alias 'Cadena', conversa con alias el 'Gordo' sobre diferentes temas
de política, entre ellos el respaldo a la entonces congresista
Muriel Benito Revollo, hoy detenida.
EL GORDO: ¿No se ha enterado de lo de ayer?
CADENA: No.
EL GORDO: Una reunión que hicimos acá, carajo. Una integración de
casi 3.500 personas por ahí.
CADENA: ¿Cómo es que se llama el muchacho?
EL GORDO: Piter Cantillo, el dique. ¿Muri es del grupo suyo?
CADENA: No, ya no. ¿Ella no va para el Senado?
EL GORDO: No sabemos para qué, eso es lo que queremos que el grupo...
CADENA: Ella es la candidata de 'Vecino'. ¿Para dónde irá ella, para
el Senado?
EL GORDO: No sabemos, me imagino que será para el Senado. O otra vez
repetir a la Cámara, ¿esa no fue la que llevamos a la Cámara la otra
vez, cuando Merlano?
CADENA: Sí, pero es que ella no puede ir a buscar votos allá a
Bolívar, no le sirve.
EL GORDO: Sí le sirven, para cuando es para Senado es nacional.
CADENA: Para Senado sí, pero para la Cámara no.
EL GORDO: Ah, entonces ¿será que va para el Senado?... Lo que
queremos es que usted lidere, que no se comprometa allá nadie... La
'Gata' le estaba dando creo que 20 ó 30 millones de pesos...
CADENA: Espera, yo mañana te confirmo todo, ¿oíste?
EL GORDO: Bueno, y teníamos pensado ir el miércoles para allá a
hablar con usted. Anoche lo estuvieron llamando estos Vargas de aquí
de Cartagena, los políticos estos y él ahí...
***
"Los votos los maneja usted"
En junio de 2005, Rodrigo Mercado Peluffo, alias 'Cadena', llamó a
uno de sus hombres de confianza y conversan sobre varios asuntos,
entre ellos mencionan a la senadora Zulema Jattin.
CADENA: Bueno, mire ¿Y cómo va la vaina en Bogotá?
HOMBRE: ¿Sobre lo del médico?
CADENA: Ajá.
HOMBRE: Eso está bien y sigue bien, pero me preocupa una cosa. Que
ese viejo loco se puso a meter a Zulema Jattín que para que Zulema
le hiciera la vuelta, prometiéndole que le iba a poner toda la
votación de Coveñas. Yo no he hablado con él todavía, no le he dicho
nada, voy a hablar en la tarde. Le iba a poner toda la votación,
entonces Zulema Jattin habló o va a hablar directamente con el
Procurador, con Maya Villazón. Quiere decir que eso va a costar
mucha más plata y va a ser más difícil.
CADENA: Entonces deje que lo saquen a él porque él sabrá qué
votación va a poner.
HOMBRE: Ah no, es que él está más loco, pero más loca está Zulema.
Es que los votos los maneja usted, no los maneja él.
NN1 (HOMBRE): Chao, bueno jefe estamos hablando.
***
"El doctor Visbal quiere conversar con usted"
En febrero de 2005, Salvatore Mancuso recibió una llamada de Edward
Cobos, alias 'Diego Vecino', para coordinar una reunión con el
entonces embajador de Colombia en Canadá, y hoy senador, Jorge
Visbal.
DIEGO VECINO: Aló señor, buenas tardes.
MANCUSO: Buenas tardes 'Vecino', ¿qué ha habido?
DIEGO VECINO: Señor, lo siguiente: es que tengo por aquí una visita
muy importante y ellos traen un mensaje del señor embajador del
Canadá, el doctor Jorge Visbal.
MANCUSO: Sí señor.
DIEGO VECINO: El doctor Jorge Visbal está en este momento en Sucre,
en Corozal, mañana en la mañana tiene una reunión con el amigo 22,
con Wili, en El Meridiano de Montería. El doctor Visbal quiere
conversar con usted personalmente porque tiene algo muy importante
que comentarle.
MANCUSO: Con el mayor de los gustos yo voy.
***
"Si aprueban la ley, coronamos, y si no la aprueban, también
coronamos"
En mayo de 2005, uno de los hombres de confianza del jefe
paramilitar Edward Cobos, alias 'Diego Vecino' llamó al senador
Mauricio Pimiento, hoy detenido e investigado por la Corte Suprema.
Hablaron de una reunión entre el político y el jefe paramilitar y la
aprobación de la Ley de Justicia y Paz. El senador Pimiento le
expresó al paramilitar su inquietud porque había sido publicada la
foto de 'Vecino' en El Tiempo.
MAURICIO PIMIENTO: Aló.
HOMBRE: Mauricio, ¿doctor Mauricio Pimiento?
MAURICIO PIMIENTO: Aló, qué hubo, cuéntame.
HOMBRE: ¿Cómo está la vaina hombre?
MAURICIO PIMIENTO: Hombre, no joda, ¿dónde andas perdido, hombre?
HOMBRE: Como la rata, metido en mi guarida.
MAURICIO PIMIENTO: ¿viste El Tiempo ayer?
HOMBRE: Sí.
MAURICIO PIMIENTO: Y en el noticiero de anoche también lo levantaron
como media hora en Caracol.
HOMBRE: Mierda.
MAURICIO PIMIENTO: Punto por punto, la gente chichando ahí en el
pueblo ese y salió con la foto de color anoche... Yo lo fui a
visitar allá.
HOMBRE: Hombre y la moral mía era que usted subiera para arriba,
hombre.
MAURICIO PIMIENTO: Es que eso no es así. Eso se da es acá en la
sede.
HOMBRE: Pero ¿cómo así?
MAURICIO PIMIENTO: Pero no por nada sino porque, no joda, eso que
tiene uno que pedir permiso para pasar como 10 cadenas.
HOMBRE: Ajá.
MAURICIO PIMIENTO: Entonces yo hablé con él fue acá en la sede.
HOMBRE: Oye, ¿y esta vaina cómo ha estado hombre?
MAURICIO PIMIENTO: Está bien. Hoy están aprobando la ley, ¿no ha
visto la televisión?
HOMBRE: Sí.
MAURICIO PIMIENTO: Si la aprueban, coronamos, y si no la aprueban,
también coronamos.
HOMBRE: Mierda, pero ¿cómo coronamos?
MAURICIO PIMIENTO: Yo hablé con él el día ese. Si aprueban esa ley,
lo que es esos manes no se desmovilizan y ya.
HOMBRE: Ajá.
MAURICIO PIMIENTO: Ah, por ahí está es el alcalde de Arroyo Hondo.
HOMBRE: Sí
MAURICIO PIMIENTO: Le estamos ayudando por Bogotá.
HOMBRE: No, hombre. Eso es mejor que quede como corregimiento. Eso
es más chiquito que Verruga.
MAURICIO PIMIENTO: Sí.
HOMBRE: Hombre, eso no paga, mejor que quede como corregimiento.
Mejor ese millón setecientos que le viene a él, mejor que le quede a
Calamar para que me mande unas mariquitas mejor.
MAURICIO PIMIENTO: Tú si eres la mierda, y qué más, cuéntame.
***
"Por qué no lo traes acá calladito"
En agosto de 2005, el jefe paramilitar desparecido Rodrigo Mercado
Peluffo, alias 'Cadena', habla con uno de sus hombres sobre política
y coordina la visita del senador Jorge Merlano, hoy detenido e
investigado por la Fiscalía.
EDUARDO: Mire, viejo, llamó tu hermano que se había hablado con
Simanca, ¿oíste?
CADENA: Ajá.
EDUARDO: Que qué tipazo eras tú, dijo el gobernador.
CADENA: ¿Cómo?
EDUARDO: Merlano quiere ir donde usted, el senador de Miami.
CADENA: Bueno, por qué no lo traes acá calladito.
ES CONVENIENTE ESCUCHAR
DETENIDAMENTE ESTOS AUDIOS Y VIDEOS
ESTA GRABACION SE TOMA DE LA W de JULIO SANCHEZ CRISTO,
ESCUCHE ATENTAMENTE ESTOS AUDIOS, PERO EN
ESPECIAL, LOS 1 Y EL 2 DEL LINK. Y EN EL LINK GRANDE SE ENCUENTRAN LOS
VIDEOS DONDE SALVATORE
MANCUSO INICIA SU PROCESO POLITICO.
EN EL AUDIO NUMERO 1 ES
IMPORTANTE COMO EXCUSA AL PRESIDENTE Y DICE "QUE SE IDENTIFICA
IDEOLOGICAMENTE CON EL PRESIDENTE URIBE" y POR ESO LO APOYA POLITICAMENTE
POR IDENTIFICARSE CON LA SEGURIDAD DEMOCRATICA Y LE DIJO A SUS
HOMBRES QUE LO APOYARAN. EL SEÑOR MANCUSO
SE DECLARA COMO UNA FUERZA BELIGERANTE Y ESTO ES LO QUE QUIERE
EL PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ PEDIR AL CONGRESO
DE LA REPUBLICA APROBAR EL FAMOSO
PROYECTO DE SEDICION SIMPLE PARA LOS
19.000 DESMOVILIZADOS, QUE EL GOBIERNO INCUMPLIO EN LA SEGURIDAD
DE LAS REGIONES SEGUN
MANCUSO,
estos audios son 13 de
mayo del 2007 y del 19 de Junio del 2007.
2.http://www.wradio.com.co/realarchi.asp?id=441966
Campesinos sin Tierra /
Trailer
Nuevo capítulo de la
serie documental Refugiados en su propio suelo.
LA OFICINA EN WASHINGTON PARA ASUNTOS
LATINOAMERICANOS
Promoviendo los Derechos Humanos, la Democracia, y la
Justicia Social y Económica en Latinoamérica
12 de enero de 2009
Washington, DC
La decisión del presidente
de los Estados Unidos George W. Bush de otorgar la Medalla
Presidencial de la Libertad al presidente colombiano
Álvaro Uribe es otro ejemplo más de la indiferencia
demostrada por el gobierno de Bush ante graves problemas
de derechos humanos en su afán por apoyar
incondicionalmente a gobiernos que considera aliados
estratégicos, señalaron hoy siete organizaciones no
gubernamentales.
Las organizaciones incluyen
Human Rights Watch, Amnesty International-USA, Center for
International Policy, Human Rights First, Latin America
Working Group, Refugees International y la Oficina en
Washington para Asuntos Latinoamericanos.
Bush hará entrega de esta
distinción a Uribe durante una ceremonia que tendrá lugar
en la Casa Blanca el martes 13 de enero de 2009.
"El gobierno de Bush ha
ignorado sistemáticamente las graves violaciones de los
derechos humanos que se producen en Colombia", señalaron
las organizaciones. "Haber elegido a Uribe para recibir
este premio simplemente empaña aún más la reputación del
gobierno de Bush en la región sobre cuestiones de derechos
humanos".
Las organizaciones indicaron
que el Presidente Uribe ha tomado medidas e implementado
políticas perjudiciales para los derechos humanos en
Colombia en reiteradas oportunidades.
Durante el mandato del
Presidente Uribe, han aumentado significativamente las
denuncias de ejecuciones extrajudiciales de civiles
atribuidas al Ejército colombiano. Si bien su gobierno ha
enfrentado firmemente a las abusivas guerrillas de
izquierda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), Uribe no ha adoptado una postura
igualmente clara respecto de los grupos paramilitares
vinculados al narcotráfico, cuyas prácticas son tan
abusivas como las de las guerrillas, y que han masacrado,
violado y desplazado por la fuerza a miles de colombianos
durante las últimas décadas. Graves problemas en el
proceso de desmovilización desarrollado durante el
gobierno de Uribe han permitido que muchos de estos grupos,
usando nuevos nombres, puedan continuar cometiendo abusos.
Las agresiones verbales del presidente contra los
defensores de derechos humanos en su país han sido
frecuentes y preocupantes. Asimismo, en numerosas
oportunidades Uribe ha obstaculizado intentos por
quebrantar la influencia de los paramilitares en el
sistema político, por ejemplo, mediante acusaciones
infundadas contra los magistrados de la Corte Suprema que
han iniciado investigaciones contra más de 70 miembros del
Congreso colombiano por sus vínculos con los paramilitares.
Entrevista exclusiva "Todos tenemos que
pedir perdón": ´Mellizo Mejía´
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El ex jefe paramilitar revela que cuando
llegó a Arauca ya la guerra paramilitar había empezado
y por eso no sólo él, sino Policía, Ejército y
políticos deben reparar a las víctimas. Anunció que
entrega más de 15 mil millones en bienes y que está
listo para irse a EE.UU.
Verdad Abierta:
¿Qué pueden esperar las
víctimas después de que sea extraditado?
Miguel Ángel Mejía: Yo desde un
principio he puesto todo mi empeño para responderle a
las víctimas. Y no lo quiero decir yo, que lo diga la
misma gente araucana si eso es mentira. He sido el
postulado que ha entregado más plata. Hoy voy a
entregar más o menos 15 mil millones de pesos más, en
propiedades a nombre mío. Tenía otras y me tocó hacer
una cantidad de papeleos para ponerlas a nombre mío
para que no pase eso y las vamos a entregar hoy.
La decisión mía es total con la verdad, con la
reparación, por encima del que sea, si la Fuerza
Pública tiene que ver con esto, y tiene que ver,
porque esto no fue una guerra inventada por mí, cuando
yo llegué al departamento de Arauca, la guerra ya
existía. En ese departamento no había Estado, de modo
que nosotros nos metimos en esa zona manejando lo que
el Estado no era capaz de hacer.
Tengo que seguir colaborando con la Ley de Justicia y
Paz, voy a dejar un abogado aquí y será más difícil,
porque esto no ha sido fácil por la forma cómo me
tienen prácticamente incomunicado de mis hombres, pero
ahora vamos para adelante con eso.
V.A: Usted dice que el gobierno tiene
que pedir perdón, ¿Por qué tiene que pedir perdón?
M.A.M: Sí, porque los políticos, el
Ejército, la Policía, son parte del Estado y ellos
tuvieron parte en esa guerra. Yo creo que no solo le
tienen que pedir perdón a la gente de Arauca, sino a
todo Colombia, igual que hacemos nosotros, y tienen
que reparar a las víctimas.
V.A: ¿Qué pueden esperar las víctimas
de los 500 hombres del Bloque Vencedores de Arauca que
usted comandó ?
M.A.M: Es difícil, a mi me ha costado
un trabajo muy difícil para convencer a los muchachos
que colaboren con la Fiscalía porque no creen en la
ley de Justicia y Paz. Cuando yo me desmovilicé
entregué un listado de 120 personas, en este momento
quedan únicamente rindiendo versión 20 o 17. ¿Por qué
no los postulan? Tienes que postular la gente para que
confiese, hasta el momento se han ido cerca de 90
desmovilizados.
¿Cómo vamos a saber la verdad si la gente no colabora
con eso?, ¿Cómo los dejan salir? Si salen, salen para
sus casas, y para qué se van a quedar pagando una pena
que no está cobijada por Justicia y Paz. Eran miembros
de autodefensa que deben estar acusados, el ex
comandante los puso en el listado.
La verdad no la tengo solamente yo. La verdad la
tenemos todos los que pertenecimos a las autodefensas
en el departamento de Arauca y no solo fueron 500,
fueron más de 2.000 hombres, gente que en la época en
que nos desmovilizamos no existía.
V.A.: ¿Cuál es su versión sobre las
acusaciones que lanzó el Inpec hace algunos días?
M.A.M.: Yo creo que la fuga es algo
imposible, porque usted está viendo, en este momento,
a mí cada vez que me sacan, me sacan con más de 100
hombres y una llave no sirve para nada. Aparte de eso,
en la cárcel de Cómbita yo no mantengo esposado, yo
mantengo suelto, entonces yo no le veo ninguna lógica
a eso.
El abogado fue una sola vez a visitarme únicamente a
mí, a ofrecer sus servicios para manejarme los
procesos de Cúcuta, de Justicia y Paz, yo le dije que
no lo necesitaba y nunca más me volví a ver con él;
después de cuatro meses volvió sin autorización mía,
pero el ya estaba anotado, de modo que las llaves, no
se necesitan, ni sirven para nada.
V.A: ¿Entonces asegura que ese
abogado no lo representa?
M.A.M: Él a mí no me lleva ningún proceso, por ahí
visitó como unas 8 veces la portería de Cómbita para
que lo recibiera y yo me negué siempre, hasta que uno
de los comandantes de ahí, un muchacho, me preguntó si
lo quería atender, yo lo anoté porque con tanta
insistencia de pronto necesitaba hablar con migo de
algo muy urgente, y lo urgente es que le diera trabajo.
Ahora, si el cometió el delito, por qué me lo están
clavando a mí, si es que yo no he cometido ningún
delito, unas llaves en Combita se consiguen de la
forma más fácil, eso allá lo puede conseguir
cualquiera.
V.A: ¿Considera que existe algún
interés en acelerar su extradición a Estados Unidos?
M.A.M: Sí, lo de las llaves fue como
el viernes de la semana pasada y se publicó en los
medios solo el día de mi versión; lo mismo pasó la vez
pasada con la fuga de 'Don Diego', decían que organicé
una presunta fuga con 'Don Diego', cuando con ese
señor es prácticamente imposible, porque lo cuidaba
mucha gente de la Dijin, dicen que me iba a volar de
la Picota con él, también en esos días había versión,
entonces se complicó la cosa.
Ahora la prensa dice o la Dijin dice que yo le di de
baja al hijo de 'Cuco Vanoy'. También eso es falso, si
fuera así por qué me visitó en Combita. El hijo de 'Cuco
Vanoy' está registrado en visitas de familia. Yo le
mandé un abogado a 'Cuco', y el me mandó una carta
diciéndome, que no me preocupara por eso, porque el
sabe que no tengo nada que ver, entonces sí hay gente
detrás de mí con ganas de perjudicarme.
Si la intención es la extradición, pues yo he sido una
persona que toda la vida he sabido que tengo que ir a
responder en los Estados Unidos y voy a responder. No
hemos hecho ninguna apelación a la extradición porque
siempre lo lógico es poner trabas para demorarla. En
este momento la orden de mi abogado es que no ponga
ninguna traba. En este momento le pido al gobierno que
si está interesado en extraditarme tiene toda la
capacidad para hacerlo, que me extradite.
V.A: ¿Cree que las personas que se
están viendo perjudicadas con sus declaraciones en
versión libre están interfiriendo con el proceso de
Justicia y Paz?
M.A.M: Puede ser posible, aquí se ha
golpeado al ejército, a la policía, al DAS, al
Gobernador de Arauca (Julio Acosta Bernal), eso no es
mi culpa, es decir, eso fue el accionar paramilitar de
Arauca; ley de Justicia y Paz yo no la inventé, aquí
dice Verdad, Justicia y Reparación, de modo que yo
estoy tratando es la verdad, y lo que yo he hecho con
los muchachos, con ex combatientes poniéndole abogados,
poniéndole de mi parte para que ellos puedan todos
contar con la verdad y no les dé miedo
Nosotros somos los que tenemos que pedirle perdón a
las víctimas, y yo estoy dispuesto a esto; pero yo
también pienso que esta guerra no fue únicamente mía,
esta guerra fue parte del Estado también. El Estado
también tiene que pedir perdón, el Gobierno tiene que
pedir perdón, tiene que pedir perdón la Policía porque
también participó en estas cosas, el Ejército tiene
que reparar, ellos también, no solamente yo, yo estoy
dispuesto a reparar en todo sentido hasta que me lo
permitan. Y si yo me voy para Estados Unidos, que
tengo que ir a responder allá, haré lo posible por
seguir reparando a las víctimas, ese es mi interés.
V.A: ¿Tiene sospechas sobre personas
concretas que puedan estar motivando ese supuesto
complot que usted señala?
M.A.M: Yo no tengo ni me interesa.
Ahora, si hay gente detrás de eso pues esto es muy
fácil, el que tiene la última palabra es el Presidente
y yo estoy listo para irme, mañana mismo si quieren
extradítenme. Es decir, yo tengo que cumplir con la
extradición y desde mucho antes yo fui uno de los
comandantes que muchas veces hicimos reuniones y
dijimos vámonos para los Estados Unidos que tarde o
temprano tenemos que ir a responder allá. Yo sé que mi
problema lo arreglo en Estados Unidos. |
HONORABLES GARANTES DE DERECHOS HUMANOS
CORTE PENAL INTERNACIONAL
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
PARLAMENTO EUROPEO
ONGS NACIONALES
ONGS INTERNACIONALES
Asunto: DENUNCIA
IMPUNIDAD e INSEGURIDAD
JURIDICA EN COLOMBIA
LES SOLICITO UN CLAMOR QUE
ESTO NO SE QUEDE EN LA IMPUNIDAD. NECESITAMOS ES LA
JUSTICIA PRONTO, Y NO CUANDO NOS HAYAMOS MUERTO DE LA
INJUSTICIA DE ESTE GOBIERNO.
ESTIMADOS SEÑORES GARANTES DE DERECHOS
HUMANOS.
Colombia, es un País que necesitan mucho de
su intervención en vista que el poder ejecutivo en cabeza
del PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ, ha
tomado injerencia en todos los poderes, con el fin querer
penetrar en la JUSTICIA, para que los fallos que están en su
contra y en la de su familia queden en la impunidad, con
esto no mas se muestra una ilegitimidad de un gobierno que
llegó comprando todo.
En Colombia hay un organismo que es el
encargado de adelantar las investigaciones contra el
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA, y contra algunos
funcionarios que tienen el fuero, que es la COMISION DE
ACUSACIONES DE LA CAMARA DE REPRESENTANTES; y el dia de ayer
en el noticiero NOTICIAS UNO LA RED INDEPENDIENTE, informa,
cómo el secretario de esta COMISION, se encuentra en un
consejo comunal del SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPUBLICA "El
secretario de la Comisión de Acusaciones de la Cámara,
encargada de investigar al presidente, estuvo ayer en la
primera fila del Consejo Comunitario...
Llegó el momento de Top Secret, la vida
secreta de los famosos. SIN LICENCIA PARA CONCILIAR. En
los últimos días los amigos del presidente han Top Secret
Julio 13
Video:
El secretario de la Comisión de Acusaciones
de la Cámara, encargada de investigar al presidente,
estuvo ayer en la primera fila del Consejo Comunitario...
Llegó el momento de Top Secret, la vida secreta de los
famosos".
http://link.brightcove.com/services/link/bcpid1659866379/bctid1664437104.
En este video se encuentra la prueba documental de esta
denuncia.
POR ESO NO HAY GARANTIAS EN
COLOMBIA, Y EL SEÑOR PRESIDENTE Y TODO SU EQUIPO SE PUEDEN
REIR DE NOSOTROS LOS COLOMBIANOS ANTE LOS TRIBUNALES CON
UNOS FALLOS DE INJUSTICIA.
1. Para las elecciones del 2002, Llegó
con los votos de los Políticos que se encuentran vinculados
con PARAMILITARISMO, y se encuentran en la cárcel, por que
siempre han sido de su coalición en el CONGRESO DE LA
REPUBLICA, para la aprobación de sus proyectos e injusticias.
2. Compró la reelección, con el voto a
una REPRESENTANTE A LA CAMARA YIDIS MEDINA, con promesas
para su región y personales, que luego le incumplió y debido
a eso, la REPRESENTANTE YIDIS MEDINA, lo confiesa.
3. El mismo secretario privado de palacio
"Bernardo Moreno", confirma que le dice A YIDIS MEDINA que
no saque el Libro, El procurador general, Edgardo Maya,
asumió la investigación en contra del secretario general de
la Presidencia para analizar las conductas que se derivan de
su posible participación en la gestión adelantada ante Etesa
para la vinculación de César Guzmán, Maryuri Mejía Padilla
(prima de Medina) y José Agustín Quecho. El funcionario ha
manifestado que se reunió una vez con la ex representante en
febrero de este año para hablar, según él, sobre el libro
que la condenada Medina iba a sacar acerca del escándalo".
4. También Las declaraciones de algunos
jefes desmovilizados que manifiestan que ayudaron y
participaron en su campaña para que fuera elegido como
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA. Pagina 75 del libro de las
pesadillas del DAS.
La manera como nos trata a
nosotros los ex trabajadores negándonos cualquier tipo de
reclamación en nuestros justos derechos LABORALES, caso
concreto "TELECOM Y MADRES CABEZAS DE FAMILIA Y
PADRES CABEZA DE FAMILIA Y DISCAPACITADOS, Y ALGUNOS DE
FUERO SINDICAL".
En COLOMBIA, liquidó todas las empresas y los
hospitales y entidades del rango nacional con GRUPOS
ARMADOS DEL ESTADO, como estilo la época de HITLER
que se ensañó contra los judíos.
Por que algunos HONESTOS LÍDERES SINDICALES,
no le han callado nada desde la época de las bananeras,
entonces por eso se debe la persecución que ha ejercido.
5.¿Porque?, ¿el Señor PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA ALVARO URIBE VELEZ, no solicita investigacion
contra ALFREDO ESCOBAR ARAUJO MAGISTRADO DEL CONSEJO
SUEPERIOR DE LA JUDICATURA, MOSTRANDO LOS MEDIOS DE
COMUNICACION PRUEBAS SOBRE PRESUNTOS NEXOS CON LA MAFIA
CALABREA ITALIANA Y HACIENDO FAVORCITOS JUDICIALES A LOS
DE ESTA?.
6. LA PARTICIPACION EN POLITICA DE SU
ASESOR PRESIDENCIAL JOSE OBDULIO GAVIRIA A TRAVES DE LA
FUNDACION PRIMERO COLOMBIA, PARTIDO DEL PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA (PARTIDO POLITICO, PRIMERO COLOMBIA).